El año 2012, Mons. Fellay anunció: “Ha
habido idas y venidas, diálogos, cartas y protestas, pero regresamos al punto
de partida” (Sermón de ordenaciones, Ecône, 29 de
junio de 2012).
Después del ardid del “punto de partida” del 2012, nos
enteramos que la FSSPX obtuvo jurisdicción para juzgar a sus propios sacerdotes
en algunos casos; jurisdicción para escuchar confesiones; aprobación para
ordenar sacerdotes; perdió un obispo y dos superiores de distrito y algunas
comunidades religiosas antiguamente aliadas; obtuvo el respaldo de obispos y
cardenales modernistas (p. ej. Schneider y Brandmuller); se reunió
personalmente con el papa en Roma; apoyó el acuerdo traidor que ha estado sobre
la mesa durante años; trató de calmar el nerviosismo de los fieles afirmando
que tal gesto no podía ser en modo alguno una trampa; etc., etc.
Y en su mayoría, los incautos (clero y laicos) se lo
tragaron todo, anzuelo, línea y plomada.
Ahora viene la última crisis sobre los matrimonios
diocesanos regulados en las capillas de la FSSPX (que sujetan al clero y a los
laicos al control e influencia diocesanos). En Francia, se niegan los
matrimonios por algunos sacerdotes de la FSSPX cuando las parejas rechazan la
delegación diocesana; Menzingen ha tenido que actuar silenciosamente sobre los
jefes de los sacerdotes locales para evitar la oposición, y obtener estas
delegaciones para todos estos matrimonios a nivel de Distrito (de este modo su sacerdote
de la FSSPX puede mirarle a los ojos y decirle que él “no ha recibido
instrucción alguna a este respecto de sus superiores”).
Sin embargo, la discordia continúa creciendo, por lo
que Mons. Fellay regresó a su discurso del día de ordenaciones: “es como en el
juego de la oca. Casi llegábamos al final y hemos caído de la casilla: regreso
a la casilla de inicio. He aquí que todo se ha venido abajo, es necesario
recomenzar de cero” (Mons. Fellay durante el almuerzo después de las
ordenaciones, Ecône, 29 de junio de 2017).
Cuando Mons. Fellay dice que regresamos al punto de
partida, mejor afirme su sombrero: significa o que el acuerdo ya casi
está listo o que está a punto de decapitar a aquellos que se
han atrevido a arriesgar su pescuezo.
“Si me engañas una vez, es tu culpa; si me engañas dos veces,
es mi culpa”.
Mons. Williamson ha observado que la crisis en la
FSSPX es parecida en todos sus aspectos a la crisis de la Iglesia después del
Vaticano II.
Un aspecto de esa analogía que no debe perderse de
vista es éste:
Si se dijo de la Iglesia después del concilio que
fue traicionada por aquellos que debieron defenderla, ciertamente lo mismo se
aplica al destino de la FSSPX y a todos los que creen que hemos “regresado al
punto de partida”.
Pero como leí en algún sitio recientemente (no
recuerdo la cita, pero la observación no es mía), sólo regresaremos al punto de
partida cuando Menzingen rechace la jurisdicción ordinaria para la confesión,
cuando rechace las directrices pastorales para los matrimonios; revoque la
Declaración del Capítulo General de 2012; reafirme que no puede haber acuerdo
con Roma hasta que ésta recobre la Fe; reinstale a Mons. Williamson y a los que
fueron expulsados; etc., etc., etc.
Si usted realmente cree que la FSSPX ha regresado al
punto de partida en el proceso de ralliement, usted es un incauto.
Así como la crisis en la Iglesia no puede ser sanada
hasta que Roma renuncie a las falsas doctrinas del Vaticano II y recupere su Tradición,
tampoco puede superarse la crisis de la FSSPX hasta que ésta vuelva sobre sus pasos,
deseche todas sus posiciones de compromiso y reabrace la Tradición.
Pero cualquier persona debe ser capaz de ver que
esto no está cerca de suceder, sino todo lo contrario: todo el impulso en
Menzingen se dirige a la dirección opuesta.
¿Regreso al punto de partida?
Ellos hablan a gente capaz de creer esos cuentos de hadas.
Ellos hablan a gente capaz de creer esos cuentos de hadas.