A continuación publicados el texto íntegro de
la Declaración del 24° Capítulo General de la rama tradicionalista de la Orden
de los Caballeros de Nuestra Señora,
o Militia Sanctae Mariae.
La Orden fue fundada en 1945, y en quedó
erigida canónicamente en Chartres en 1965; luego en Alemania, en Suiza, en
Portugal y en España.
Al sobrevenir el Vaticano II, y a fin de
mantenerse fieles a la Tradición, un grupo de sus Caballeros se separó para
formar, en 1970, una Fraternidad Caballeresca y, en 1989, la rama tradicionalista
de la Orden.
Los Caballeros de la rama tradicionalista gozaron
del apoyo de Mons. Lefebvre. Sus constituciones fueron aprobadas por Mons. Tissier.
Hasta ahora estaban estrechamente vinculados
a la FSSPX.
ORDEN DE CABALLEROS DE
SANTA MARÍA
OBSERVANCIA DE LOS
SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y MARÍA
“Puede recuperarse uno
de todo el resto; jamás de sacrificar los principios.” Mons. Freppel
Declaración
del XXIV Capítulo General
23
de julio de 2017
La
defensa de la Fe
Cualesquiera
hayan sido las peripecias, la idea de un reconocimiento romano de la
Fraternidad San Pío X ha avanzado en los últimos tiempos: negociaciones,
declaraciones, confesiones, matrimonios, de lo que se sigue notablemente la
reacción de los decanos y superiores religiosos.
1°- Estado de necesidad:
resulta bien claro que, estando Roma dominada por los neomodernistas, la
defensa de la Fe y la Tradición hoy no se hace posible sin apoyarse en el « estado de necesidad » creado por las
graves faltas doctrinales y pastorales de la jerarquía y los papas conciliares
y post-conciliares. Sería efectivamente imposible seguir defendiéndolas dejando
de combatir los errores de la Iglesia conciliar. En otras palabras, no recurrir
a la « jurisdicción de suplencia »
que confiere caso por caso el Derecho Canónico en « estado de necesidad » para someterse a la jurisdicción ordinaria
concedida por la Santa Sede, nos dejaría en tal estado de dependencia de la
jerarquía conciliar que, en la práctica, resultaría imposible seguir librando
contra ella el combate de la Fe. Esto sería contrario a la Regla de los
caballeros de Santa María, « guardianes
de la Tradición » (I, 12; III, 8), que les impone « defender la Fe » (XVIII, 1 y 3 en particular).
2°- Rechazo del acuerdo:
En el caso de las confesiones y, posteriormente, de los matrimonios, hubo – y
esto incluso antes de un reconocimiento canónico formal de la Fraternidad San
Pío X – un abandono parcial y progresivo de la noción de estado de necesidad,
sobre la que se apoyara todo el combate por la Fe de Mons. Lefebvre. El hecho
de que la Fraternidad acepte una prelatura personal o reconocimiento canónico,
manifestaría públicamente que se somete a la jerarquía neo-modernista, consiente
ser considerada « en plena comunión » con ella, aprueba su nuevo magisterio, su
nuevo catecismo, su nuevo Derecho Canónico, y se entrega a la « jurisdicción ordinaria » concedida
por la Santa Sede. Bien dice Mons. Lefebvre en su Itinerario Espiritual: “Es,
pues, un deber estricto de todo sacerdote que quiera permanecer católico, separarse
de esta Iglesia conciliar hasta tanto vuelva ésta a la tradición del Magisterio
de la Iglesia y de la Fe católica”. ¿Por qué rechazar esta exhortación? Por
otro lado, aunque se asegurara a la Fraternidad San Pío X una relativa
autonomía y eventuales garantías, muy inciertas, entraría así en el pluralismo
conciliar, convirtiéndose la Tradición en una « posibilidad » entre las otras.
La Fraternidad franquearía entonces un umbral
de ruptura que los caballeros de Santa María rechazarán cruzar con ella,
debiendo defender a la Santa Iglesia Católica contra todas las sectas, herejías
y errores denunciados por los papas, en particular contra la secta modernista
que ocupa Roma en la actualidad (Cfr. Regla I, 4; III, 8).
3°- Recurso a « obispos
plenamente católicos »: Ya que todo cristiano necesita
vivir bajo la dirección de un obispo para «
hacer obra de Iglesia » en general – y particularmente para las confirmaciones,
ordenaciones y consagraciones –, guardamos plena confianza en la Providencia
que, entre todos los obispos salidos de Mons. Lefebvre, nos conservará siempre
pastores incapaces de traicionar su vocación, de « aliarse » a la Roma
conciliar y de poner la gracia de su episcopado entre las manos de un sucesor
de Pedro que diste de ser « perfectamente católico ». Así, los caballeros de
Santa María continuarán, según sus Constituciones (preámbulo § 5), « apelando
al ministerio del clero que permanece
fiel », es decir, no aliado oficialmente con la jerarquía neo-modernista,
al de los « obispos plenamente
católicos, sin ningún compromiso con el error ». En su Itinerario
espiritual, Mons. Lefebvre recuerda este principio en toda su simplicidad: « Sólo una cosa es necesaria para la continuación
de la Iglesia católica: obispos plenamente católicos, sin ningún compromiso con
el error, que funden seminarios católicos [...] ». No precisa « obispos de la Fraternidad San Pío X »:
dice en términos generales « obispos
plenamente católicos », así como dijo «
un sucesor de Pedro perfectamente católico » (29 de agosto de 1987).
¡Santa María, líbranos
del perjurio!