Queridos
amigos,
¡Cuánto
esperaba poder escribirles personalmente a cada uno de ustedes al final de este
año! Pero la falta de tiempo no me permite hacerlo, de ahí estas palabras
impresas.
Como
el 2019 está llegando a su fin, quiero hacerles saber mi profunda gratitud por
su ayuda y apoyo durante la triste crisis que provocó mi salida apresurada del
Colegio San Miguel con la Hna. María Salomé. Durante esos días difíciles y
durante las semanas y meses siguientes, nos habéis proporcionado apoyo
espiritual, material, logístico y financiero de un modo totalmente sorprendente
y no sorprendente: sorprendente por su generosidad y constancia, no
sorprendente porque era el camino que se esperaba de los corazones
profundamente unidos al Sagrado Corazón de Nuestro Señor por la divina caridad,
y de los verdaderos hijos de María Inmaculada. Que su recompensa será
proporcional a su generosidad es incuestionable, y rezamos diaria y
fervientemente a Nuestra Señora y a San José por la salvación de sus queridas
almas y la salvación de sus seres queridos en retribución a su caridad.
Para
beneficio de aquellos de ustedes que no han oído hablar de nosotros desde
abril, resumiré brevemente el desarrollo de los acontecimientos después de que
dejamos la escuela.
El
Padre King nos había asegurado en las últimas horas de nuestra estancia en el
colegio San Miguel que nos llevaría "en santuario" a Southport
(Merseyside) y, de hecho, lo había organizado todo para nosotros. Fervorosos
feligreses de su Misión de San Gregorio, padres de una familia numerosa,
aceptaron muy generosamente alojarnos en las habitaciones desocupadas por sus
hijos mayores y cuidarnos, lo que hicieron con la mayor caridad, día tras día,
durante tres meses. Mientras tanto, la Hermana María Salomé, que es ciudadana
tailandesa, solicitaba un visado francés de larga estancia, ya que, desde el
principio, esperábamos poder entrar en la Sociedad de los Apóstoles de Jesús y
María (SAJM), erigida por Mons. Faure, con el fin de continuar simplemente
nuestra vida de Hermanas Oblatas al servicio de los sacerdotes fieles a los
fines que Mons. Lefebvre había dado a la SSPX.
Decidimos
que la Hermana debería intentar solicitar la ciudadanía británica, ya que ella
calificó para ello después de once años pasados en el Reino Unido. Con un pasaporte británico, ella podría
viajar a Francia y permanecer allí por períodos prolongados. Era hora de que
nos mudáramos de la casa de nuestros benefactores, ya que no sabíamos cuánto
tiempo llevaría el proceso de naturalización. Por lo tanto, alquilamos un piso
a unas pocas calles de distancia: era muy tranquilo y apartado, y el
propietario demostró ser un caballero muy fiable y servicial.
El
1 de junio nos convertimos oficialmente en novicias de la SAJM. Hemos
conservado los estatutos tal como fueron redactados para las Hermanas Oblatas
de la SSPX por Mons. Lefebvre, con un par de modificaciones. En particular,
ahora llevamos un delantal azul en todo momento, excepto en el momento de la
oración. Esto fue el fruto de mucha reflexión y oración sobre la manera en que
debemos distinguirnos de las Hermanas Oblatas de la SSPX. El
delantal azul nos recuerda constantemente que nuestra vocación es servir a los
sacerdotes como lo hizo Nuestra Señora, y que tenemos que revestirnos de sus
virtudes si queremos servir bien. Mons. Lefebvre insistió en la espiritualidad
mariana de las Hermanas Oblatas en sus estatutos; en particular, es notable que
haya hecho del rezo diario de las quince decenas del Rosario una práctica muy
recomendada para nosotros.
El
24 de junio la larga solicitud de naturalización estaba lista, y en el plazo de
cinco semanas después de enviarla, la naturalización fue concedida! Nuestra gratitud hacia Dios Todopoderoso fue
indescriptible.
No
sin un poco de aprensión por parte de la Hermana porque iba a ser una
experiencia totalmente nueva para ella, y no sin tristeza para ambas al tener
que cortar nuestros lazos con la inolvidable comunidad de la Misión de San
Gregorio, la Hermana María Salomé y yo dejamos nuestro santuario de Southport
respectivamente en septiembre y octubre para unirnos al seminario SAJM en
Avrillé (Maine-et-Loire, Francia) que está bajo el liderazgo de nuestro
Superior General, S. E. Mons. Faure.
Como
el edificio del seminario es demasiado pequeño para alojarnos, hemos sido
invitadas -¡otra vez!- por generosos fieles a vivir bajo su acogedor techo, a
pocos minutos en coche del seminario donde vamos diariamente para la Santa
Misa, el trabajo y el Rosario. La proximidad del convento de los dominicos es,
por supuesto, una ventaja añadida a nuestra ya increíblemente bendecida vida.
La impresionante liturgia navideña (maitines, misa solemne y laudes) en el
convento, que duró desde las 21:30 hasta las 02:00, permanecerá impresa en
nuestras almas por mucho tiempo.
La
siguiente -y esperamos que la última- etapa de nuestras andanzas será entrar en
el nuevo edificio del seminario, cuando el Dios Todopoderoso lo considere
oportuno. Sólo entonces podremos considerar la acogida de vocaciones para la
hermosa vida de las Hermanas Oblatas. ¿Podemos confiar esta intención a sus
buenas oraciones?
A
cada uno de ustedes les deseamos, desde el fondo de nuestros corazones
profundamente agradecidos, una feliz Navidad y todas las bendiciones para sus
hogares en la Fiesta de la Epifanía. ¡Que Nuestra Señora los guarde bajo su
protección maternal!
Unidos
en la oración y la adoración a Nuestro Salvador recién nacido,
Hna. Mary-Elizabeth