Papas Vivientes
La Iglesia precisa Papas
vivientes, aunque sean malos.
Exterminar a la Iglesia
no podrán, aunque estén locos.
El 29 de Enero de 1949 el
Papa Pío XII hizo las siguientes observaciones acerca de la importancia del
Papa: “Si alguna vez algún día – puramente hipotéticamente hablando – Roma
material fuera a colapsar; si alguna vez esta basílica Vaticana, símbolo de la
única y una victoriosa Iglesia Católica, fuera a enterrar debajo de sus ruinas
los tesoros históricos y las tumbas sagradas que ella encierra, aún entonces la
Iglesia de ninguna manera estaría demolida o dividida. La promesa de Cristo a
Pedro todavía sería juzgada verdadera, el Papado duraría para siempre, como la
Iglesia, una e indestructible, estando cimentada en el Papa viviente en ese
entonces”.
Dado que estas palabras
son doctrina clásica de la Iglesia (solamente se agregó el subrayado), yaciendo
como lo hacen en las propias palabras de Nuestro Señor (Mt.XVI,16–18), entonces
es pequeña cosa extraña si, continuamente desde 1962 cuando los Papas vivientes
devinieron Conciliares, millones sobre millones de Católicos han sido
impulsados a devenir asimismo Conciliar y liberal. La única salida al problema
que los sedevacantistas pueden ver es negar que los Papas Conciliares hayan
sido Papas siquiera, lo cual puede parecer de sentido común, pero para la mayoría
de los Católicos parece aún de más sentido común que la Iglesia diseñada por
Dios para yacer sobre el Papa viviente no puede haber existido por el último
medio siglo (1962–2014) sin uno.
Es fácil de ver como la
declinación de la civilización Cristiana desde el apogeo en la Edad Media ha
llevado a la presente corrupción de los Papas vivientes. Es fácil de ver como
Dios puede haber permitido esta espantosa corrupción para castigar esa
espantosa declinación. Lo que es menos fácil de ver es como la Iglesia puede
aún vivir cuando los Papas vivientes sobre los cuales ella está cimentada están
convencidos que el liberalis mo, la guerra a Dios, es católico. En las propias
palabras de Nuestro Señor, Un árbol bueno no puede llevar frutos malos, ni un
árbol malo frutos buenos (Mt.VII,18).
Pero, un árbol mitad
bueno mitad malo puede producir frutos mitad buenos mitad malos. Ahora bien,
tomada en su totalidad, una mezcla de bueno y malo es mala, pero eso no
significa que tomada parte por parte, las partes buenas de la mezcla sean tan
malas como sus partes malas. Cáncer en el hígado me matará, pero eso no
significa que yo tenga cáncer en los pulmones. Ahora bien, ningún hombre de
Iglesia viviente, no más que cualquier hombre vivo, es enteramente bueno o
enteramente malo. Todos somos una mezcla fluctuante hasta el día que morimos.
Entonces, ¿puede haber existido alguna vez un Papa viviente cuyos frutos fueron
enteramente malignos? La respuesta sólo puede ser, no. En cuyo caso, la Iglesia
católica puede haber vivido a medias por los últimos 50 años de los frutos bue
nos a medias de los Papas Conciliares con una vida a medias, permitida por Dios
para purificar Su Iglesia, pero que El nunca permitiría que fuera tan lejos
como para matar a Su Iglesia.
Así por ejemplo, Paulo VI
lloró por la falta de vocaciones. Benedicto XVI ansiaba la Tradición. Aún el
Papa Francisco seguramente pretende llevar los hombres a Dios cuando él
arrastra a Dios hacia abajo hacia los hombres. Entonces, los Papas Conciliares
están terriblemente equivocados en sus ideas, fatalmente ambiguos en la Fe
donde ellos necesitan ser absolutamente sin ambigüedad. La Iglesia ha estado y
está muriendo por debajo de ellos, pero cualesquieran sean las partes en ellos
que aún están siendo buenas, han permitido a la Iglesia continuar y ellos han
sido necesarios como las cabezas vivientes para continuar el cuerpo de la
Iglesia viviente, tal como Pío XII dijo. Entonces no temamos que a ellos se les
permitirá exterminar a la Iglesia, pero por nuestra parte luchemos contra su
liberalismo con dientes y uñas, y recemos para su retorno a la cordura católica
porque sí que los precisamos para la vida de nuestra Iglesia.
Kyrie eleison.