ECLESIAVACANTISMO
ENTRE
DOS EXTREMOS
Estrechamente
vinculada con el sedevacantismo, existe
una postura llamada (impropiamente) “eclesiavacantismo”, según la cual esa organización que todo el mundo
llama “Iglesia Católica” no es tal, sino que es otra sociedad denominada
“iglesia conciliar”[1],
hallándose la Iglesia Católica reducida, en la actualidad, a un pusillux grex (pequeño rebaño)
integrado solamente por los tradicionalistas en abierta oposición a la “iglesia
conciliar”. La “iglesia conciliar” no sólo ocupa la Iglesia Católica, sino que la sustituye,
reemplaza o suplanta. Como
los protestantes más radicales, los eclesiavacantistas
llegan a identificar “esa organización religiosa mundial dirigida desde el
Vaticano” con la Sinagoga de Satanás, la iglesia del Anticristo, al Contra
Iglesia o la mujer de Apocalipsis 17 y 18.
En
el otro extremo (dentro del conjunto de los que pueden ser llamados
tradicionalistas) se sitúa Mons. Fellay y los demás acuerdistas de la FSSPX,
que rechazan la idea de que la “iglesia conciliar” sea algo más que un mal
espíritu en la Iglesia Católica: "hay
también todo un organismo y este organismo por un lado debemos confesarlo como
santo y por el otro nos escandaliza” (…) La nuestra es la Iglesia católica. No
tenemos otra. No hay otra. El buen Dios permite que esté enferma. (…) La
enfermedad es la enfermedad, pero esta no es la Iglesia. Ella está en la
Iglesia, pero [la Iglesia] sigue siendo lo que es (…)
Por supuesto que hay que luchar contra la enfermedad. Pero esta Iglesia enferma
es la Iglesia fundada por Nuestro Señor. Es ella la que tiene las promesas de
vida eterna. Es ella que tiene las promesas que las puertas del infierno no prevalecerán
sobre ella." [2] "En la medida en que se
produjo un "cambio de orientación” desde el Vaticano II, hablamos de
iglesia conciliar. Se quiere designar por ésta, no una cosa o una substancia
distinta de otra, sino un nuevo espíritu que se introdujo en el interior de la
Iglesia al momento del concilio Vaticano II y que pone obstáculo al fin de la
Iglesia, es decir, a la Tradición de su fe y su moral. (...) Por lo tanto no
hay dos Iglesias; solamente hay, en el seno de la Iglesia, una tendencia
antagónica que combate la Iglesia del interior, que procura neutralizarla en su
provecho, impidiendo la realización de su fin." [3]
Entre
ambas posiciones extremas hay un justo medio: las dos iglesias se encuentran
estrechamente entrelazadas, como el trigo y la cizaña del Evangelio.
Compartiendo la misma causa material, se distinguen pero no existen separadas. Se puede
decir que la “iglesia conciliar” es como un tumor maligno dentro de la Iglesia
Católica. En la Jerarquía hay herejes formales y herejes materiales.
Los fieles no tradicionalistas son, en general, herejes materiales conducidos
al error y mantenidos en el error por los Pastores que profesan, con o sin
culpa, los errores conciliares. Esta posición
ha sido explicada por los Dominicos de
Avrillé en el artículo titulado “Una Jerarquía para dos iglesias”[4] y
por Mons. Tissier de Mallerais en su artículo “¿Existe
una Iglesia Conciliar?”.[5]
UN
EQUÍVOCO
Los
términos que no admiten más que un sentido se denominan unívocos. Lo contrario
sucede con los términos que en filosofía se denominan equívocos y análogos. Por
ejemplo, la palabra "banco" es equívoca porque puede significar un
tipo de asiento, una mesa de trabajo, una empresa que realiza operaciones
financieras, el edificio donde esa empresa funciona, un establecimiento médico
de almacenamiento orgánico, un grupo de peces; una elevación de arena o tierra
del fondo del mar, de un río o lago, cercana a la superficie; etc.
La
expresión “iglesia conciliar” no es unívoca porque admite diversos sentidos:
Según
un primer sentido, la "iglesia conciliar" es
la organización de la religión conciliar que coexiste con la Iglesia
Católica en el mismo sujeto (explicación de los Dominicos
de Avrillé y de Mons. Tissier). La “iglesia conciliar” es la
cizaña en el campo de trigo. En esta acepción, se suele hablar de "secta
conciliar" como expresión sinónima de "iglesia conciliar".
Conforme
a un segundo sentido, la "Iglesia conciliar" es la Iglesia
Católica tal y como es actualmente, esto es, decayendo o corrompiéndose (en sus
aspectos humanos) por obra de los modernistas que controlan la Iglesia desde el
Concilio Vaticano II. La “Iglesia conciliar” es el sembradío de
trigo con cizaña. En esta acepción, lo opuesto a “Iglesia conciliar” no es
“Iglesia Católica” sino “Iglesia preconciliar”.
Estos dos primeros sentidos de la expresión
"iglesia conciliar" no se excluyen recíprocamente, pero sí excluyen a
los dos siguientes.
En un
tercer sentido, la "iglesia conciliar" es esa
sociedad que el común de la gente identifica erradamente con la Iglesia
Católica. La sociedad a cuya cabeza actualmente está Francisco y que es
conocida en todas partes como "Iglesia Católica", ya no es católica.
Ni la Jerarquía ni los feligreses que, por pertenecer a esta organización, se
dicen católicos son tales, sino que son herejes conciliares. La verdadera
Iglesia Católica existe reducida a dimensiones domésticas e individuales, al
estar compuesta solamente por los grupos tradicionalistas separados de Roma,
dispersos por el mundo. La “iglesia conciliar” es la cizaña
separada del trigo. En esta acepción, se suele hablar de
"secta conciliar" como expresión sinónima de "iglesia
conciliar". Este tercer sentido excluye a los otros tres, es
sostenido por muchos sedevacantistas, e inclina al sedevacantismo y al cisma.
Según un
cuarto sentido, la "iglesia conciliar" es únicamente
un mal espíritu (liberal y modernista) existente en la Iglesia Católica. La
“iglesia conciliar” es un defecto o enfermedad en el trigo. Esto es lo que
sostienen Mons. Fellay, el P. Gleize y los acuerdistas en general. Este cuarto
sentido excluye a los otros tres.
Cabe notar que, en las acepciones primera y
tercera, a la organización o secta conciliar se le llama “iglesia”
impropiamente, como cuando hablamos de “iglesia anglicana”, de “iglesia
luterana”, etc. En la cuarta acepción, el término "iglesia" también
es aplicado de modo analógico.
ECLESIAVACANTISMO
Y MAGISTERIO DE LA IGLESIA
¿Hasta
dónde puede avanzar la herejía en la Iglesia? ¿Hasta qué grado puede disminuir
su visibilidad? ¿Cuáles son los límites precisos del daño que puede recibir la
Iglesia en cuanto a las notas de unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad?
Estas con cuestiones ciertamente arduas.
Ahora
bien, los eclesiavacantistas de
todos los grados tienen la
carga de la prueba en cuanto a que, pese al hecho de que la falsa y herética
iglesia conciliar reemplaza, sustituye o suplanta a la Iglesia Católica en todo
el mundo -conforme a lo que ellos nos dicen- y pese a la extrema pequeñez e
insignificancia a la que -según ellos- ha quedado reducida ésta; las puertas
infernales no han prevalecido, de modo que la Iglesia sigue siendo
indefectible, visible, y continúa conservando las notas de unidad, santidad,
catolicidad y apostolicidad.
Según
los eclesivacantistas más extremos, el triunfo del
modernismo desde el Vaticano II, hace que la Iglesia actualmente se encuentre
sin Papa, sin Obispos, sin Sacerdotes o con apenas un puñado de ellos no
contaminados con los errores modernos, y con el número de sus fieles tan mermado,
que no pasaría de algunos cientos o -con suerte- de unos pocos miles. Sin
embargo, decir eso equivale a afirmar esto otro: que las puertas del infierno
prevalecieron contra la Iglesia, porque, según
el Magisterio infalible, la Iglesia Católica no puede decaer hasta un grado tal
que llegue a ser un ínfimo remanente de fieles católicos dispersos por el
mundo, sin Papa y sin Obispos. En efecto, de conformidad al Concilio Vaticano
I, está excluida la posibilidad de que la Iglesia quede reducida hasta tales extremos,
pues ese concilio definió que, por institución del mismo Cristo, el Papa tendrá
perpetuos sucesores, y que perpetuamente
habrá Obispos subordinados a éste:
"Doctrina de la Iglesia.
1) La perennidad del Primado está
definida explícita y directamente en el Concilio Vaticano (D 1824s). [D 1825 Canon.
Si alguno, pues, dijere que no es de institución de Cristo mismo, es decir, de
derecho divino, que el bienaventurado Pedro tenga perpetuos sucesores en el
primado sobre la Iglesia universal... sea anatema. Nota del blog].
2) La perennidad de la Iglesia está
definida explícita, pero indirectamente, en el mismo Concilio (D 1821 1824s).
3) La perennidad de la Jerarquía la
definió implícitamente el Concilio Vaticano I. En efecto, definió
explícitamente la perennidad del Primado (D 1824s). Es así que también definió
que es propio del Primado el tener subordinados a él y gobernar a los
Pastores u Obispos de la Iglesia universal (D 1827-1831). Luego siempre habrá
Pastores u Obispos subordinados al Primado. Esto mismo se enseña explícitamente
en la introducción a la Constitución de la Iglesia (D 1821)."[6]
ALGUNAS
OBJECIONES
1.- Las palabras de Nuestro Señor en Lc
18, 8: "cuando el Hijo
del Hombre venga, ¿hallará fe en la tierra?" Pues bien: hoy ya prácticamente
no queda fe en el mundo. Se calcula que los fieles tradicionalistas serían, en
el mejor de los casos, el 0,01 %, aproximadamente, en el total de los fieles católicos.[7] El
restante 99,99 % ha perdido la fe al profesar la herejía conciliar, dejando de
pertenecer a la verdadera Iglesia. Por eso lo que el común de la gente llama
“Iglesia Católica” no es más que una gran secta acatólica, y la verdadera
Iglesia sobrevive en los que están fuera de esa “iglesia conciliar”.
Respuesta: Existe -explica Mons. Tissier
de Mallerais- una “masa de
católicos conciliares por costumbre, conformismo o comodidad, que tienen una
pertenencia puramente material a la iglesia conciliar”.[8]
Pero para quedar excluido de la Iglesia, no basta la herejía material, sino que
la herejía debe ser formal.[9] Luego,
la inmensa mayoría de los que se dicen católicos, pese a su herejía material,
mantienen la fe católica y siguen formando parte de la Iglesia Católica.
2.- El mismo Mons. Tissier dice en ese
artículo lo siguiente: “Y junto a esta iglesia conciliar vulgar, ¿qué queda
de la iglesia católica? respondemos que, incluso reducida a un número modesto,
la parte sana de sus fieles y tal vez a un solo Obispo fiel, como podría ser,
según el padre Emmanuel, la iglesia del fin de los tiempos, la Iglesia Católica
sigue siendo la Iglesia Católica”. Pues bien, ese es el estado de la
Iglesia en la actualidad. La Iglesia sigue existiendo sólo en el pusillux grex tradicionalista, no en la estructura
oficial o “iglesia conciliar”.
Respuesta:
En ese estudio Mons. Tissier sostiene que la iglesia conciliar y la Iglesia
Católica coexisten en el mismo sujeto, por eso en la frase citada por el
objetante se dice “junto a” (à côté). Nota: el P. Emmanuel, al menos en la obra
"El
Drama del Fin de los Tiempos", no dice que la Iglesia pudiera
llegar a tener, alguna vez, un solo Obispo fiel (ver la cita del Vaticano I,
arriba).
3.- Las conocidas palabras del Cardenal
Pie en su Discurso para la Recepción de las Reliquias de San Emiliano, Obispo
de Nantes, de 8-11-1859: ..."a
medida que el mundo se aproxima de su fin (…) La Iglesia, sociedad sin duda
siempre visible, será reducida cada vez más a proporciones individuales y domésticas”. Eso es lo que presenciamos hoy. La
verdadera Iglesia es la que se encuentra actualmente reducida a esas proporciones individuales y
domésticas, la que está
integrada exclusivamente por los tradicionalistas en conflicto con la “iglesia
conciliar”, la impostora que aparenta ser la verdadera Iglesia Católica.
Respuesta:
El Card. Pie habla de un grave retroceso de la Iglesia, no de que habrá una
suplantación, sustitución o reemplazo de la Iglesia Católica por otra
organización.
4.- La frase de Nuestra Señora de la
Salette: “Roma perderá la fe y
se convertirá en la sede del Anticristo”.
Respuesta: 1° Ante todo hay que decir
que las revelaciones privadas, en teología, no se consideran como
“lugares teológicos”, esto es, como “fuentes del conocimiento teológico, ya sea
para descubrir, ya sea para juzgar de lo hallado, y como categorías de
argumentos o domicilios y sedes de los argumentos para probar y refutar.”[10] 2°
Esa frase no está en la redacción original de 1851, por lo que puede tenerse
como dudosa.[11]
3° Aunque la frase sea auténtica, la interpretación que hacen de ella los eclesiavacantistas no es la única concebible.[12]
4° La Santa Sede no puede desviarse tanto como para que llegue a ser, alguna
vez, la sede del Anticristo (ver arriba las citas del Magisterio Infalible del
Concilio Vaticano I).
5.- Las palabras del Exorcismo de León
XIII: “Donde la Sede de San
Pedro y Cátedra de la Verdad y la Luz para las naciones está establecida,
pusieron el trono de su abominación y de su impiedad, para que golpeado el
Pastor, puedan dispersar la grey”.
Respuesta: a) "Donde": la Santa Sede está establecida en la ciudad de Roma, y es perfectamente posible establecer en esa misma ciudad el trono de maldad referido, para desde él atacar al Romano Pontífice. b) De esas palabras no se puede
inferir que ese trono haya reemplazado,
suplantado o sustituido a
la Santa Sede.
6.- “La
religión del concilio Vaticano II es una religión específicamente distinta e
incluso opuesta a la religión católica. Es imposible que la religión
conciliar esté dentro de la Iglesia Católica, es imposible que ambas religiones
subsistan juntas en un mismo sujeto, en una misma organización. Luego, la
“iglesia conciliar” y la Iglesia Católica existen separadas.”
Respuesta: 1° El error de este
razonamiento está en tomar como equivalentes o sinónimos los términos religión e iglesia (ambos, además, no unívocos). En
sentido muy amplio, “iglesia” es la organización de los que profesan alguna de
las “religiones cristianas”. Ahora bien, se puede profesar la falsa religión
conciliar sin culpa, incurriendo en herejía sólo material, y dado que los
bautizados que incurren en herejía únicamente material no dejan de pertenecer a
la Iglesia, se puede profesar la religión conciliar sin dejar de ser católico,
estando, de este modo, “la religión conciliar dentro de la Iglesia católica”. 2°
Además, San Pío X, calificó a los modernistas de “organización clandestina”[13] que
se oculta “en el seno y gremio mismo de la Iglesia.”[14]
7.- Objeción desde el extremo opuesto: "Si sigo con su lógica, debo
concluir que la Iglesia conciliar existe como una secta cismática, formalmente
otra que la Iglesia católica. Por lo tanto: todos sus miembros son, a lo menos,
materialmente cismáticos, comprendiendo a todos los ralliés; ellos están fuera
de la Iglesia; no podemos darle los sacramentos a menos que hayan abjurado
públicamente; los papas conciliares son antipapas"...[15]
Respuesta:
1° Que la Iglesia conciliar
exista como una secta cismática, formalmente otra que la Iglesia católica, no impide que coexista con ésta en
el mismo sujeto, que las dos tengan la misma causa material. 2° El católico que
se hace materialmente
cismático, no queda, por eso,
fuera de la Iglesia, sino que para ello es necesario que incurra en cisma
formal.
8.- Estas palabras de Mons. Lefebvre: “De ahora en adelante, es a la
iglesia conciliar a quien hay que obedecer y ser fiel, ya no a la Iglesia
Católica. (…) Nosotros estamos suspendidos a divinis por la iglesia conciliar,
y para la iglesia conciliar, de la cual nosotros no queremos formar parte. Esta
iglesia conciliar es una iglesia cismática, porque ella rompe con la Iglesia
católica de siempre. Tiene sus nuevos dogmas, su nuevo sacerdocio, sus nuevas
instituciones, su nuevo culto (…) La iglesia que afirma semejantes errores, es
a la vez cismática y herética. Esta iglesia conciliar no es, por lo tanto,
católica. En la medida en que el papa, los obispos, sacerdotes o fieles se
adhieran a esta nueva iglesia, ellos se separan de la Iglesia católica. La
iglesia de hoy no es la verdadera Iglesia más que en la medida que ella
continúe en unidad con la Iglesia de ayer y de siempre”.[16]
Respuesta: Dice Mons. Tissier[17] que Mons. Lefebvre “parece admitir la
transmutación de la Iglesia católica en la iglesia conciliar. (…) El texto de
Monseñor Lefebvre debe ser entendido con esta precisión: es en la medida que
los conciliares se adhieren exclusivamente a los fines profanadores
mencionados, que ellos salen de la Iglesia católica. Y de esta medida, nosotros
no somos jueces.”
9.- Las palabras de Mons. Lefebvre en la
famosa Declaración del 21 de noviembre de 1974:“Nos adherimos de todo
corazón, con toda el alma a la Roma católica, guardiana de la Fe católica y de
las tradiciones necesarias para el mantenimiento de esa Fe, a la Roma eterna,
maestra de sabiduría y de verdad. En cambio, nos negamos (como nos hemos negado
siempre) a seguir la Roma de tendencia neomodernista y neoprotestante, que se
manifestó claramente en el Concilio Vaticano II, y después del Concilio, en
todas la reformas que de él surgieron.” Luego,
hay dos Romas, la Iglesia Católica y la “iglesia conciliar”, y existen
separadas.
Respuesta: Mons. Lefebvre distingue ambas Romas o iglesias, pero no las
considera comoexistiendo separadas la
una de la otra. Por eso dice más adelante en la misma declaración, que “ninguna autoridad, ni siquiera la
más elevada Jerarquía, puede obligarnos a abandonar o disminuir nuestra Fe
católica”. En estas palabras hay un reconocimiento de la autoridad de la
Jerarquía oficial. Y agrega: “¿No
es eso lo que hoy en día nos repite el Santo Padre? Y si manifestase cierta
contradicción en sus palabras y en sus actos así como en los actos de los
dicasterios, entonces optamos por lo que siempre se ha enseñado y hacemos oídos
sordos a las novedades destructoras de la Iglesia (…) proseguimos nuestra obra
(…) persuadidos de que podemos rendir mejor servicio a la Santa Iglesia
Católica, al Sumo Pontífice y a las generaciones futuras.” Reconoce acá al Papa en cuanto tal
y a los dicasterios romanos como formando parte de la Iglesia.
10.- Estas otras palabras de Mons.
Lefebvre: “Yo digo: Roma ha
perdido la fe, queridos amigos. Roma está en la apostasía. ¡No estoy
hablando palabras vacías! ¡Esa es la verdad! ¡Roma está en la apostasía! Ya no
podemos tener confianza en esa gente. ¡Ellos abandonaron la Iglesia! ¡Ellos
abandonaron la Iglesia! Es cierto, cierto. No podemos entendernos. Es eso, les
aseguro, es la síntesis. No podemos seguir a esa gente. Verdaderamente
nos enfrentamos a gente que ya no tiene el espíritu católico, que ya no tienen
el espíritu católico. Es la abominación, verdaderamente la abominación. Podemos
decir que estas personas que ocupan Roma actualmente son anticristos.”[18]
Respuesta:
Si Mons. Lefebvre realmente hubiera juzgado que Roma se encuentra fuera de la
Iglesia, ni habría firmado el protocolo de acuerdo con Roma ocho meses después
(mayo de 1988), ni habría dicho, al poco tiempo, estas otras palabras, entre
muchos otros ejemplos posibles: (…)
“suponiendo que de aquí a un determinado tiempo Roma haga un llamado, que
quiera volver a vernos, reanudar el diálogo, en ese momento sería yo quien
impondría las condiciones.” (…)[19]
“Durante los últimos contactos que tuve en Roma, varias veces quise
sondear sus intenciones, medir si verdaderamente había un cambio verdadero. (…)
Si fui a discutir en Roma es porque yo quería ver si podía llegar a un acuerdo
con las autoridades de la Iglesia” (…)[20]
11.- Lo dicho por Mons. Lefebvre en el
retiro de 9-9-1989: “Creo
que es necesario convencerse de esto: ustedes representan de verdad la Iglesia
Católica. No que no haya Iglesia fuera de nosotros; no se trata de eso. Pero
este último tiempo, se nos ha dicho que era necesario que la Tradición entrase
en la Iglesia visible. Pienso que se comete allí un error muy, muy grave.
¿Dónde está la Iglesia visible? La Iglesia visible se reconoce por las señales
que siempre ha dado para su visibilidad: es una, santa, católica y apostólica.
Les pregunto: ¿dónde están las verdaderas notas de la Iglesia? ¿Están más en la
Iglesia oficial (no se trata de la Iglesia visible, se trata de la Iglesia
oficial) o en nosotros, en lo que representamos, lo que somos? Queda claro que
somos nosotros quienes conservamos la unidad de la fe, que desapareció de la
Iglesia oficial.(…) ¿Dónde está la unidad de la fe en Roma? ¿Dónde está la
unidad de la fe en el mundo? Está en nosotros, quienes la conservamos. (…)
Ahora bien, esta unidad de la fe en todo el mundo no existe ya, no hay pues más
de catolicidad prácticamente. (…) No hay más catolicidad. ¿La apostolicidad?
Rompieron con el pasado. Si hicieron algo bien, es eso. (…) La apostolicidad:
nosotros estamos unidos a los Apóstoles por la autoridad. (…) En cuanto a la
apostolicidad de la fe, creemos la misma fe que los Apóstoles. No cambiamos
nada y no queremos cambiar nada. Y luego, la santidad. (…) Todo eso pone de manifiesto que
somos nosotros quienes tenemos las notas de la Iglesia visible. Si hay aún
una visibilidad de la Iglesia hoy, es gracias a ustedes. Estas señales no se
encuentran ya en los otros. No hay ya en ellos la unidad de la fe; ahora
bien es la fe la que es la base de toda visibilidad de la Iglesia. (…) Es la
Iglesia oficial la que nos rechaza; pero no somos nosotros quienes rechazamos
la Iglesia, bien lejos de eso. Al contrario, siempre estamos unidos a la
Iglesia Romana e incluso al Papa por supuesto, al sucesor de Pedro (…)”.[21] Luego, si las notas no existen más
en lo que la gente llama “Iglesia Católica”, la cual, en realidad, es la
“iglesia conciliar” impostora; y sí existen esas notas en nosotros los
tradicionalistas; resulta que esa supuesta “Iglesia Católica” no es tal, y que
nosotros los tradicionalistas somos la verdadera Iglesia Católica.
Respuesta: 1° Mons. Lefebvre también
dice ahí: “No que no haya
Iglesia fuera de nosotros”. Es decir, las notas subsisten fuera del
tradicionalismo. ¿Dónde? En la estructura oficial -¿dónde si no?- aunque muy
disminuidas por causa del modernismo. 2° Dice también: (las notas de la
Iglesia) “Están ¿más en la
Iglesia oficial o en nosotros (…)? La
pregunta es un reconocimiento de que las notas están en la Iglesia
oficial y en nosotros, aunque de modo desigual: menos la Iglesia
oficial y más en
nosotros. 3° Y por eso hacia el final agrega: “Es
la Iglesia oficial la que nos rechaza; pero no somos nosotros quienes
rechazamos la Iglesia, bien lejos de eso. Al contrario, siempre estamos unidos
a la Iglesia Romana e incluso al Papa por supuesto, al sucesor de Pedro”.
12.-
Otras citas de Mons. Lefebvre que algunos interpretan en sentido eclesiavacantista:
a)
“Que no se equivoquen, no se trata de un desacuerdo entre Monseñor Lefebvre y
el Papa Pablo VI. Se trata de la incompatibilidad radical entre la Iglesia
Católica y la Iglesia conciliar, representando la misa de Pablo VI el símbolo y
el programa de la Iglesia conciliar.”[22]
b) “Todos aquellos que cooperan a la
aplicación de esta alteración, los que aceptan y se adhieren a esta nueva
iglesia conciliar como la designó Su Excelencia Monseñor Benelli en la carta
que me dirigió en nombre del Santo Padre, el 25 de junio pasado, entran en
cisma.”[23]
c)
“Debemos reunirnos en todas partes donde haya grupos de cristianos que todavía
creen en la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, en su realeza, y que tienen
el amor en su corazón, el amor que la Santísima Virgen tiene por su Hijo Jesús.
Pues bien, aquellos que tienen este amor, son ellos los que son la Iglesia. Son
ellos. No son los que destruyen el reino de Nuestro Señor. ¡Esto hay que
decirlo abiertamente! Somos nosotros quienes somos la Iglesia católica. Son
ellos los que se separan de la Iglesia católica. No somos nosotros los que
hacemos cisma.”[24]
d)
“Yo creo que nosotros estamos en la Iglesia, y que nosotros somos los que
estamos en la Iglesia y que somos los verdaderos hijos de la Iglesia; y que los
otros no lo son. Ellos no lo son porque el liberalismo no es hijo de la
Iglesia, el liberalismo está contra la iglesia, el liberalismo es la
destrucción de la Iglesia. En este sentido ellos no pueden decirse hijos de la
Iglesia. Nosotros podemos decirnos hijos de la Iglesia porque continuamos la doctrina
de la Iglesia, nosotros mantenemos toda la verdad de la Iglesia, integralmente,
tal como la Iglesia la enseñó siempre.”[25]
e)
“El cardenal Ratzinger se esfuerza una vez más en dogmatizar el Vaticano II.
Nos enfrentamos a personas que no tienen ninguna noción de la Verdad. Estaremos
cada vez más forzados a actuar considerando esta nueva iglesia conciliar como
ya no católica.”[26]
f)
“Son ellos que hacen otra iglesia. (…) El cardenal nos lo ha recordado no sé
cuántas veces: ¡No hay más que una Iglesia!... ¡No es necesario hacer una
Iglesia paralela! Entonces esta iglesia, evidentemente, es la iglesia del
concilio. (…) Entonces son ellos que hacen una iglesia paralela, no nosotros”.[27]
g) “Evidentemente nosotros estamos contra la
iglesia conciliar que es prácticamente cismática, incluso si ellos no lo
aceptan. En la práctica, es una iglesia virtualmente excomulgada, porque es una
iglesia modernista.”[28]
h)
“Meterse al interior de la Iglesia ¿qué quiere decir? Y por principio, ¿de qué
Iglesia hablamos? Si es de la Iglesia conciliar, haría falta que nosotros, que
hemos luchado contra ella durante veinte años porque queremos a la Iglesia
Católica, entremos en esta iglesia conciliar supuestamente para volverla
católica. Es una ilusión total. (…) Fideliter. ¿No
teme que a la larga y cuando Dios le haya llamado a Sí, poco a poco la
separación se acentúe y que se tenga la impresión de una Iglesia paralela a lo
que algunos llaman la “Iglesia visible”?Monseñor. Esta historia de la
Iglesia visible de Dom Gérard y M. Madiran es infantil. Es increíble que se
pueda hablar de Iglesia visible para designar a la Iglesia conciliar por
oposición a la Iglesia católica que intentamos representar y continuar. Yo no
digo que somos la Iglesia católica. No lo he dicho nunca. Nadie puede
reprocharme de haber querido nunca considerarme un papa. Pero representamos
verdaderamente a la Iglesia católica tal como era en todo tiempo puesto que
continuamos lo que ella siempre ha hecho. Somos nosotros los que posemos las
notas de la Iglesia visible: la unidad, catolicidad, apostolicidad, santidad.
Es esto lo que constituye la Iglesia visible.”[29]
i)
“Este concilio representa, tanto a los ojos de las autoridades romanas como a
los nuestros, una nueva iglesia que ellos llaman “la iglesia conciliar”. (…)
Todos lo que cooperan en la aplicación de esta alteración, aceptan y se
adhieren a esta nueva iglesia conciliar (…) entran en el cisma.”[30]
Respuesta: el pensamiento de Mons.
Lefebvre acerca de la Iglesia está expresado en términos muy precisos en su
último libro, “Itinerario Espiritual” (1990). Cita esclarecedora del capítulo
8, “La Iglesia”: “Así como el
Israel del Antiguo Testamento tuvo una historia muy turbulenta por sus
continuas infidelidades con Dios, muchas veces debidas a sus jefes y a sus
levitas, así también la Iglesia militante en este mundo conoce sin cesar
períodos de pruebas por causa de la infidelidad de sus clérigos, por sus
compromisos con el mundo. Cuanto de más arriba vienen los escándalos, tantos
más desastres provocan. Cierto
es que la Iglesia en sí misma conserva toda su santidad y sus fuentes de
santificación, pero la ocupación de sus instituciones por papas infieles, y por
obispos apóstatas, arruina la fe de los clérigos y de los fieles, esteriliza
los instrumentos de la gracia, favorece los asaltos de todas las potencias del
Infierno, que parecen triunfar. Esta apostasía convierte a estos miembros en
adúlteros, en cismáticos opuestos a toda tradición, en ruptura con el pasado de
la Iglesia y, por lo tanto, con la Iglesia de hoy, en la medida en que
permanece fiel a la Iglesia de Nuestro Señor. (…) Cuanto más ultrajada está
la Iglesia, tanto más debemos aferrarnos a Ella, en cuerpo y alma, y
esforzarnos por defenderla y asegurarle su continuidad, valiéndonos de sus
tesoros de santidad para reconstruir la Cristiandad”.
Un sacerdote de la SAJM
EDICIÓN DE JUNIO DE 2019
[1] “Monseñor Giovanni Benelli utilizó esta
expresión en una carta escrita de parte del papa a Monseñor Lefebvre: (Si los
seminaristas de Ecône) tienen buena
voluntad y están preparados seriamente para un ministerio presbiteral en la
verdadera fidelidad a la iglesia conciliar, nos encargaremos de encontrar
inmediatamente la mejor solución para ellos.” Cita de Mons. Tissier de
Mallerais en este texto: http://nonpossumus-vcr.blogspot.com/2014/02/boletin-de-los-dominicos-de-avrille.html
[2]
Mons. Fellay citado por el P. Gleize acá: http://nonpossumus-vcr.blogspot.com/2014/02/estudio-del-padre-gleize-sobre-la.html
[3] P.
Gleize en el mismo documento.
[6] Sacrae Theologiae Summa, por los Padres de
la Compañía de Jesús, B.A.C., 1955, trat. III, "De la Iglesia de
Jesucristo", págs. 595-596
[7]
Según el Anuario Pontificio 2019, hay 1.313.000.000 católicos en el mundo. El
0.01% de esa cifra es 131.600 https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2019/03/06/pres.html
[8] Mons.
Tissier de Mallerais en su artículo “¿Existe una Iglesia Conciliar?” http://nonpossumus-vcr.blogspot.com/2014/02/boletin-de-los-dominicos-de-avrille.html
[9] "Bien
se puede decir que es sentencia unánime entre los católicos, que los herejes
formales y manifiestos no son miembros del cuerpo de la Iglesia." (Sacrae
Theologiae Summa, B.A.C., 1955, Trat. III, "De la Iglesia de
Jesucristo", p. 847)
[10] Sacrae Theologiae Summa, BAC,
1955, Tomo I, pág. 20.
[11] http://nonpossumus-vcr.blogspot.com/2014/11/descubrimiento-del-secreto-de-la-salette.html
[12] Idem
nota anterior.
[13] Motu
proprio Sacrorum Antistitum, San Pío X, 1-9-1910 https://w2.vatican.va/content/pius-x/la/motu_proprio/documents/hf_p-x_motu-proprio_19100901_sacrorum-antistitum.html
[14] Encíclica
Pascendi, 8-9-1907 http://w2.vatican.va/content/pius-x/es/encyclicals/documents/hf_p-x_enc_19070908_pascendi-dominici-gregis.html
[15]
Entrevista al Padre Gleize publicada por DICI el 7-6-2013 http://nonpossumus-vcr.blogspot.com/2014/02/entrevista-al-p-gleize-sobre-la-iglesia.html#more
[16] Carta de Mons. Lefebvre en Le Sel
de la Terre 36.
[18] Conferencia
en Ecône, 4-9-1987.
[19] Fideliter
n° 66, 1988.
[20] Fideliter
68, 1989.
[21] Retiro
Sacerdotal en Ecône, 9-9-1988, Fideliter 66.
[22] Nota
preliminar de Mons. Lefebvre, 12-7-1976.
[23] Declaración
a Le Figaro, 4-8-1976.
[24] Homilía
en Ecône, 28-8-1976.
[25] Conferencia
en Ecône, 21-12-1984.
[26] Carta
a Jean Madiran, 29-1-1986.
[27] Conferencia
en Ecône, 9-6-1988.
[28] Fideliter
70, 1989.
[29] Idem
nota anterior.
[30] "Un
Obispo Habla", págs. 97 y 98.