lunes, 30 de mayo de 2016

FELONÍA ACUERDISTA: PFLUGER Y LA NEO-FSSPX CONTRA MONS. LEFEBVRE




"Monseñor Lefebvre dijo que si nos daban la misa el problema se terminaba; hoy es lo mismo, la crisis no ha terminado, al contrario, comienza a ser más fuerte, Monseñor ponía dos condiciones: que nos dejaran hacer los seminarios, prioratos, escuelas, y una cierta independencia de los obispos locales, una posibilidad de actuar, de vivir. Y esto está garantizado con la prelatura personal”.

P. Niklaus Pfluger, en conferencia en Canadá, 19 de mayo de 2016 (ver acá)






“Resumí al Cardenal Ratzinger toda esta situación, le dije: Eminencia, aunque nos concedan un obispo, aunque nos concedan determinada autonomía con relación a los obispos, aunque nos concedan toda la liturgia de 1962, nos concedan de seguir con los seminarios y la Fraternidad tal como lo hacemos ahora, nosotros no podríamos colaborar, es imposible, imposible, porque trabajamos en dos dimensiones diametralmente opuestas: Uds. trabajan en la descristianización de la sociedad, de la persona humana y de la Iglesia y nosotros trabajamos en la cristianización, no podemos entendernos. Ud. acaba de decirme que la sociedad no debe ser cristiana, que no puede ser cristiana, que es contra su naturaleza, acaba de querer probarme que NSJ no puede y no debe reinar en las sociedades y quiere probarme que la conciencia humana es libre frente a NSJ. Que es necesario dejarles la libertad y un espacio social autónomo como Ud. dice, es la descristianización, y bien, nosotros, estamos a favor de la cristianización, no podemos entendernos y esto les aseguro es el resumen, no se puede seguir a esta gente.”

Mons. Lefebvre, conferencia en Econe durante el retiro sacerdotal del 4 de Septiembre de 1987.


"Todo sacerdote que quiere permanecer católico tiene el estricto deber de separarse de esta Iglesia conciliar, mientras ella no recupere la tradición del Magisterio de la Iglesia y de la fe católica"

Mons. Lefebvre, Itinerario Espiritual", 1990.

sábado, 28 de mayo de 2016

LA FSSPX LISTA PARA RENDIRSE ANTE ROMA MODERNISTA Y APÓSTATA: CONFERENCIA DEL P. PFLUGER EN LEWIS (CANADA), 19 DE MAYO DE 2016

Fuente (Extracto)

"Es idealista pensar que, hasta que Roma se convierta, no vamos a colaborar... Monseñor (Lefebvre) ponía dos condiciones: que nos dejaran hacer los seminarios, prioratos, escuelas, y una cierta independencia de los obispos locales, una posibilidad de actuar, de vivir. Y esto está garantizado con la prelatura personal... no debemos juzgar, lo que debemos hacer es continuar fieles... Entonces, por favor paren esa discusión estéril, inútil, estúpida de juzgar al papa, al superior general"
Primera observación: Ni la Fraternidad ni la Iglesia son una democracia. Hay una autoridad. Y respecto a cómo actuar en esta crisis, cómo hacer, por ejemplo, con Roma, o cómo organizar el apostolado, por supuesto hay muchas opiniones, eso siempre ha estado permitido; pero ¿cuál es la correcta? ¿Por qué Mons. Williamson tiene razón? ¿Por qué no Mons. Tissier? ¿Por qué no el P. Couture? Esto está en el dominio de la opinión, pero hay un jefe. Para la Iglesia es el papa, para nosotros es Mons. Fellay.
Segunda observación: Es muy peligroso hacer como los protestantes: hacer de su propio juicio, de su propio análisis, experiencia tal vez, la regla. Y finalmente creer que mi propia opinión es la verdad. En la Iglesia, no es la opinión personal la que cuenta. No hay que olvidar esto jamás.
Para comprender un poco la situación de la Fraternidad, hay que volver a la raíz, a la fundación de la Fraternidad, ¿qué quiso hacer Monseñor Lefebvre? ¿Cuál era su idea? ¿Por qué fundó esta Fraternidad?
En los estatutos él escribió que... el fundó la Fraternidad en 1970, entonces estaba verdaderamente en la plena crisis. Era el final del concilio, y la finalidad de la Fraternidad es el sacerdocio y todo lo que se relaciona a éste. El sacerdocio es el misterio de la Redención, es precisamente este espíritu misionero de Nuestro Señor. Él fundó la Iglesia para difundir la gracia de la Redención. Monseñor Lefebvre dijo que sólo había una solución para la crisis, él dijo que no era necesario un nuevo camino, un nuevo medio, no son necesarias las reformas, comisiones, papeles, concilio, sínodos, no; se necesita el mismo medio de siempre, y es la misa, los sacramentos, la santificación, y con eso se restaura la Iglesia.
Y eso pasó. Monseñor nunca cambió sobre este punto. Pero Monseñor nunca habló de un manual, un compendio de cómo hay que hacer con Roma en los estatutos. Con la santificación del sacerdote, una generación de sacerdotes santos ¿qué se da? Sacerdotes que van a todas partes… y también los sacerdotes modernos pueden encontrar la fe de siempre.
Una primera fase en la historia de la Fraternidad fue desde su fundación hasta las consagraciones en 1988. Hay fundaciones por todas partes, Monseñor recorrió el mundo entero para predicar, y en ese tiempo también había una agresividad de la Iglesia moderna contra la misa. Pronto hubo vocaciones por todas partes y vino la persecución por parte de la Iglesia, “el seminario salvaje”… Y por supuesto la denuncia de los errores del concilio. Hubo tres puntos que se hicieron el centro de nuestro combate: la misa, conservar la misa y rechazar esa misa protestante, la nueva misa; el concilio con esas ideas de la libertad, la Iglesia cae en una trampa creando un nuevo camino, una nueva teología, un nuevo catecismo, una nueva misa, una nueva predicación, el hombre se convierte en el centro en lugar de Dios. Y el tercer punto es la nueva teología.
Entonces con las Consagraciones comienza una nueva etapa. Casi no había contactos con Roma. Fue una consolidación, hubo muchas fundaciones, mucha vitalidad, mucha energía.
Hubo una nueva fase que comenzó en el año 2000. Con el Papa Juan Pablo II. Roma busca una solución para la Tradición, esa Tradición que se extiende. Es Dios quien juzga las intenciones, no nos toca a nosotros, pero hay un acercamiento, hay una nueva mirada para la Fraternidad en especial y para la Tradición en general. Y comienzan las discusiones, las negociaciones. Pero la respuesta de Mons. Fellay era: no tenemos confianza. Pues Roma había intentado hacer entrar la Tradición al sistema moderno, al concilio, a las reformas postconciliares. Necesitamos seguridad. Y por eso establecimos una política para arreglar estos contactos, para llegar a una solución canónica estable. Y todos en la Tradición estaban de acuerdo que era normal reencontrar una situación normal. Nosotros fuimos sacados injustamente. Nosotros estamos dentro de la Iglesia, pero en la visión, la consciencia, el concepto del mundo, de la Iglesia moderna, nosotros estábamos excomulgados, entonces es normal encontrar una situación donde la Tradición tenga su justo lugar en la Iglesia, y que la Iglesia regrese a su verdadera tradición.
Entonces la pregunta era cómo estar seguros de no caer en una trampa y por eso el Superior General señaló tres etapas: Que Roma liberalice la Misa para todos los sacerdotes que quieran decirla; que Roma retire el decreto de excomunión; y como dijo Mons. Lefebvre, hay que presentar a la Roma moderna, a la Roma conciliar, como decíamos en esa época, lo que es la Tradición. ¿Quién le explica a Roma si no lo hacemos nosotros? Entonces por eso la tercera etapa eran las discusiones doctrinales.
En el Capítulo de 2006 nadie se imaginaba que Roma permitiría estas cosas. Nadie se imaginaba que el Papa Benedicto XVI favoreciera la misa antigua. Pero que él retirara la excomunión, que haya tolerado la muy inteligente entrevista de Mons. Williamson sobre los judíos que fue en la misma fecha, que haya tolerado la oposición en su contra, porque tuvo ese gesto de retirar la excomunión. Que Roma, con esa teología, con ese espíritu de Asís y del concilio, hablara con nosotros en el mismo nivel, que hizo rugir a los obispos liberales, que Roma estableciera una comisión para discutir con la Tradición…
El Papa quería una solución para la Tradición y allí comienzan los problemas en la Fraternidad y esto comienza con la publicación sin permiso del intercambio de cartas entre el consejo general y los obispos y entonces se comprendió que ya no había unidad en la Fraternidad, hay opiniones diferentes, y desgraciadamente esto demostró una falta del espíritu de Iglesia, una falta de respeto a la autoridad, la autoridad es el Papa. Si el Superior no puede decir “lo hacemos así”, es el fin de la Iglesia.
Pero esto comenzó en los años 2009 y eso era muy personal, todos esos sacerdotes que nos dejaron son sacerdotes que o tienen el carácter difícil, o que no pueden obedecer, pero en todo caso se basan en un juicio personal, un juicio subjetivo: “soy yo quien encuentro que el superior general es liberal y actúa contra la fe y no obedezco porque encuentro que es contra la fe”. Son más protestantes que los modernistas, “soy yo quien comprendo, soy yo quien juzgo”.
En 2011 Roma nos propuso un texto: la supuesta “Declaración Doctrinal” y no la pudimos aceptar pues era la aceptación del concilio, la interpretación de la Roma actual sobre el concilio, pero la cuestión era cómo responder a Roma. Mons. Fellay dudó mucho. Porque estas gentes que intervinieron en 2012, Roma pensó que había sedevacantistas en la Fraternidad, que piensan que porque el Papa es modernista, progresista y liberal, no podemos hablar, y si hablamos con el aceptamos sus ideas. Cuando vio lo que Roma piensa de nosotros, que no somos católicos porque no aceptamos al papa, el magisterio; Mons. Fellay pensó que si nos condenan porque somos católicos está bien, es como a Mons. Lefebvre, pero si nos condenan porque somos sedevacantistas, no está bien.
Y luego en 2012, en junio, Roma nos propuso un texto que no pudimos aceptar.
Fue el final de todas estas negociaciones, luego el Papa renunció, y con el Papa Francisco pensamos que era modernista, era el fin.
Y fue justamente este Papa que está fuera de toda categoría, que hace cosas, entrevistas, escándalos, todo lo que quieran, pero fue el que dijo “ustedes son católicos”. Entonces verdaderamente hay una nueva situación y creo que no hay que tratar de comprender, de catalogar. Para este papa la doctrina no es tan importante. Tenemos el mismo bautismo, no hay problema. Él tal vez ve en nosotros una Fraternidad que es misionera, que no es rica, creo que este papa detesta esta Iglesia rica, de funcionarios, de edificios, de oficina, el ve las almas, las periferias, él dice ser pobre para los pobres.
Está claro que es el papa quien quiere la regularización, es verdaderamente Roma, ¿por qué? tal vez porque hay una Providencia. Es justamente este papa modernista, progresista, todo lo que quieran, que es gentil.
Monseñor Fellay se encontró con el Papa y con Mons. Pozzo, y éste ya firmó una carta donde dice que no es necesario aceptar el concilio. Podemos continuar discutiendo, cuestionándolo.
Es idealista pensar que, hasta que Roma se convierta, no vamos a colaborar, no, siempre ha habido escándalos, herejías problemas, dificultades.
Hay que comprender que hay una Providencia, no podemos saber todo, arreglar todo, este papa no es un papa de doctrina. Ya no es Benedicto XVI, ya no es Pio XII, donde todo está arreglado, todo es claro, y ante todo debemos comprender, y creo que es una explicación, nos planteamos la pregunta de por qué de repente en Roma favorecen tanto a la Tradición. De repente ya no hay que aceptar el concilio, nos dan una prelatura, la confusión es tan… total, ya no somos los únicos que dicen que hay un problema en Roma. Hay tanto desorden: el último Sínodo, la última exhortación, está el Prefecto de la Fe que tuvo que decir que el papa no es un hereje. Yo diría que es más sabio para los conservadores decir que no todo lo que viene de Roma es perfecto, justo, correcto e infalible, y además ahora ya no somos los únicos que decimos que hay un problema en Roma: todo mundo lo ve. Entonces es más fácil para estas personas decirlo. El papa nos da jurisdicción y no hay ni una sola reacción. Mons. Pozzo dice en una entrevista que Nostra Aetate no es dogmática y no hubo reacción. Y esto muestra que hay tanto trastorno en la Iglesia, ya no hay autoridad.
Monseñor Lefebvre dijo que si nos daban la misa el problema se terminaba; hoy es lo mismo, la crisis no ha terminado, al contrario, comienza a ser más fuerte, Monseñor ponía dos condiciones: que nos dejaran hacer los seminarios, prioratos, escuelas, y una cierta independencia de los obispos locales, una posibilidad de actuar, de vivir. Y esto está garantizado con la prelatura personal.

No sabemos el futuro, no debemos juzgar, lo que debemos hacer es continuar fieles.  Si tenemos fe podemos todo. 
Hay gente que dice que Roma es apóstata, que hay que conservar este grupo, esta pequeña capilla, pero si estamos en la Iglesia hay que tener preocupación por las almas. ¿Qué será de esas almas? Decir esto no es católico. Dios ha dado su vida para salvar las almas. 

Entonces, por favor paren esa discusión estéril, inútil, estúpida de juzgar al papa, al superior general, de pensar que la salvación de Roma y de todo el mundo depende de mi posición contra el superior general. No caigan en esta trampa. Continuemos viviendo cristianamente, Dios dará la victoria. No está en nosotros, no está en ustedes. Vivimos un momento histórico maravilloso. La oración, la fidelidad, cumplir el deber, el trabajo realizado cristianamente es lo que Dios necesita. Es nuestra colaboración.


***


RESPUESTA DE MONS. LEFEBVRE AL P. PLUGER: "todo sacerdote que quiere permanecer católico tiene el estricto deber de separarse de esta Iglesia conciliar, mientras ella no recupere la tradición del Magisterio de la Iglesia y de la fe católica" (Itinerario Espiritual", 1990).

jueves, 26 de mayo de 2016

¿ES POSIBLE UN ACUERDO PRÁCTICO ENTRE CATÓLICOS Y MODERNISTAS? POR EL P. CURZIO NITOGLIA


Hoy es la mano del neo-modernismo que parece haber abandonado el odio hacia la Tradición (que era palpable en tiempos de Paulo VI) que parece estar dispuesto a concederle derechos o por lo menos una tolerancia práctica. Lamentablemente el mismo estribillo que estaba en boca de los católicos progresistas de ayer se encuentra en boca de los tradicionalistas de hoy: “finalmente un modernista de “rostro humano”, Francisco I. ¿Cómo se rechazará su “mano extendida” a la Tradición?”


FUENTE

¿ES POSIBLE UN ACUERDO PRÁCTICO ENTRE CATÓLICOS Y MODERNISTAS?

por Don Cruzio Nitoglia


Acuerdo unilateral
Recientemente se discute sobre la posibilidad de un acuerdo “unilateral”[1], solamente práctico y no doctrinal, entre los neo-modernistas y los católicos fieles. Muchas son las opiniones acerca de este problema.

Veamos lo que ha enseñado sobre tal cuestión el campeón del antimodernismo: el Papa José Sarto, del cual cito en el presente artículo tres documentos no muy conocidos, en los cuales muestra la gravedad del error modernista y la falsedad de los modernistas, que son lobos con piel de oveja (Mat. VII, 15), por lo cual, como enseña el Papa, acordar con ellos significa poner a la oveja en la boca del lobo.


Tres enseñanzas de San Pio X

La Iglesia no teme la persecución externa, sino la guerrilla interna

I

En su Alocución “Accogliamo” (18 de abril de 1907) San Pio X pone en evidencia que la Iglesia no teme la persecución abierta como “cuando los edictos del Cesar intimaron a los primeros cristianos a abandonar el culto a Jesucristo o morir”[2].

Lo que San Pio X teme más es la infiltración en la Iglesia de la enfermedad modernista, la cual se esconde en sus vísceras para destruirla, si fuese posible. Hoy en día, por desgracia, este virus no sólo se ha infiltrado en el seno de la Iglesia, sino que ha llegado hasta la cima y opera la “revolución en tiara y capa”.

El modernismo es “la gran herejía” (Marcel de Corte), que no está fuera de la Iglesia para combatirla cara a cara, sino que se esconde en ella para cambiar la sustancia y reemplazarla con un falso cristianismo renovado y modernizado, el cual ha hecho suyo el principio fundamental de la modernidad: el subjetivismo y el relativismo. Según estos principios todo es una producción de la mente del hombre, incluso la religión e incluso Dios, y por lo tanto no existe una verdad objetiva, cierta y absoluta, sino que todo es relativo respecto a lo que piensa el sujeto humano, que toma el lugar de Dios.

San Pio X llama a los modernistas “rebeldes” porque “profesan y difunden de modo sutil, errores monstruosos sobre la evolución del dogma”. Aquí se ponen de relieve dos características principales del modernismo:


1°) El ocultamiento de su verdadera naturaleza bajo la apariencia de verdad y de ortodoxia;
2°) La monstruosidad de su error, que es tan grave que lleva al cambio sustancial de la religión católica si se lo favorece.

En efecto, si el dogma cambia continuamente, intrínseca y sustancialmente, se pasa de una verdad a otra totalmente diferente y por lo tanto a una religión que ya no es la católica tradicional revelada por Jesús y transmitida por los Apóstoles, sino una inventada de la nada por el subjetivismo del pensamiento humano, que se reputa creador de la realidad[3]

Y es por esto que el Papa define el modernismo “no una herejía, sino el compendio y la cloaca de todas las herejías”[4]

Debemos temer la mano extendida del modernismo

Luego, también nosotros como el Papa Sarto, debemos temer no tanto la persecución abierta de la Tradición apostólica, sino la mano extendida del modernismo, que al principio quisiera que se actuara junto a él para luego hacer que inadvertidamente [los unidos a él] se modernicen especulativamente. “Quien no actúa como piensa termina por pensar como actúa”. Si el católico actúa junto a los modernistas terminará pronto por pensar como ellos, sin darse cuenta.



II

La guerra oculta y el modernismo

En la Encíclica Communium rerum del 21 de abril de 1909, San Pio X vuelve sobre el tema y estigmatiza especialmente “otro género de guerra, interna y doméstica, pero tanto más peligrosa, cuanto que se lleva a cabo más solapadamente. Esta guerra, movida por algunos hijos desnaturalizados, que viven en el seno de la Iglesia para desgarrarlo sigilosamente, sus dardos son lanzados contra la misma alma de la Iglesia, como a la raíz del tronco, para herir con golpe seguro y dirigido"[5]

Aquí es necesario pesar el significado de cada palabra:

1°) “guerra interna y doméstica”, es decir, una especie de guerra civil, que es la peor y más cruel de las guerras porque en ella combaten hermanos contra hermanos, formando parte de la misma sociedad civil temporal. Ahora, la guerra a que se refiere San Pío X es aún peor porque los que luchan en ella son parte de la Iglesia de Cristo, que es una sociedad de orden sobrenatural, cuyos miembros forman el Cuerpo Místico de Cristo y la comunión de los Santos. Por lo tanto, es una guerra interna en la Iglesia

2°). “tanto más peligrosa, cuanto que se lleva a cabo más solapadamente”: la guerra que los modernistas están haciendo contra la Iglesia y sus fieles es muy peligrosa porque es una "guerra encubierta", oculta, secreta. El carácter secreto del modernismo, definido por San Pío X "foedus clandestinum / sociedad secreta" (motu proprio, Sacrorum Antistitum 1 de septiembre de 1910), lo vincula con la masonería, la secta secreta por excelencia y enemiga jurada de la Iglesia, que está en el origen del modernismo, gracias al ocultismo;

3°) “por algunos hijos desnaturalizados”: los modernistas que combaten la Iglesia no son hijos, porque eran católicos pero se hicieron herejes, siendo el modernismo “el compendio de todas las herejías”, por lo que son hijos desnaturalizados. De hecho, un hijo por naturaleza ama a su madre y no la combate;

4°) “que viven en el seno de la Iglesia para desgarrarlo sigilosamente”, el fin de los modernistas es el desgarramiento de la Iglesia y su transformación en una sociedad filantrópica y neo-gnóstica. Para conseguir este objetivo se esconden en su seno, no se manifiestan heréticos, y tratan de transformarla desde dentro sigilosamente. Ellos hacen como el lobo, que hace su nido en el bosque para salir fuera en el momento oportuno y hacer estragos en las ovejas;

5°). “sus dardos son lanzados contra la misma alma de la Iglesia, como a la raíz del tronco”: los modernistas no se conforman con negar uno u otro dogma, como han hecho todos los herejes antes de ellos, sino que quieren golpear el alma misma de la Iglesia para matarla y rehacer de ella una nueva según sus gustos y de su afán de novedad. Ellos llegan hasta la “raíz” del “tronco” (o sea la Iglesia) para desarraigarlo/a o secarlo/a. También esta característica de los modernistas nos enseña su odio implacable hacia la Iglesia y la no conciliación con los católicos fieles a la Tradición apostólica, a la S. Escritura y al Magisterio constante de la Esposa de Cristo. Por lo tanto sería vano creer poder colaborar con los modernistas en restaurar la Iglesia, cuando su objetivo es su destrucción.

miércoles, 25 de mayo de 2016

EL CARD. MÜLLER PONE EN JAQUE A MONS. FELLAY

El Cardenal Müller espera que la FSSPX reconozca las enseñanzas del concilio disputadas
Por Edward Pentin.
El Cardenal Gerhard Müller dijo que espera que la FSSPX, quien siempre se ha opuesto a las declaraciones sobre la libertad religiosa y el ecumenismo del concilio Vaticano II, “reconozca sin reservas” la libertad de religión como un derecho humano y la obligación al ecumenismo.
En una entrevista a la edición de junio de la publicación alemana Herder Korrespondenz, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe dijo que si uno “quiere ser completamente católico, debe reconocer al Papa y al concilio Vaticano II”.
En la entrevista, el Cardenal Müller dijo que espera un reconocimiento de todas las declaraciones del Concilio que se ocupan de estos temas, reportó el sitio católico austriaco Kathpress,Mayo 24.
Sus comentarios llegan después de los reportes de que la FSSPX, que continúa oponiéndose a enseñanzas clave del concilio Vaticano II respecto al ecumenismo, libertad religiosa y aspectos de la reforma litúrgica, estaría próxima a ser reconocida por la Santa Sede.
En 1988, el fundador de la Fraternidad, Mons. Marcel Lefebvre, ordenó a cuatro obispos contra los deseos expresos del Papa “San” Juan Pablo II. Los cinco incurrieron en excomunión automática y, a pesar que Benedicto XVI levantó las excomuniones de los cuatro obispos en 2009, la Fraternidad ha permanecido en una situación canónica irregular.
A principios de este mes, el superior general de la FSSPX, Mons. Bernard Fellay, dijo al Register que algunos en Roma le señalaron a la Fraternidad que ahora era posible cuestionar las enseñanzas del concilio en estos temas “y permanecer católicos”.
 “Esto también significa, que el criterio que nos impondrían, para probar que somos católicos, ya no son estos puntos”, dijo. “Para nosotros sería muy importante”.
Asimismo, destacó que Roma dos diferentes enfoques: “Debemos distinguir la posición del Papa que es una cosa, y luego la posición de la CDF”, dijo Mons. Fellay, quien también insistió que la FSSPX no comprometería su posición. “Ellos no tienen el mismo enfoque pero tienen la misma conclusión que es: terminemos el problema reconociendo a la Fraternidad”.
Añadió que estaba “persuadido, por lo menos en parte, por un enfoque diferente” que significada darle “menos importancia al problema que nosotros consideramos importante, que es el concilio: esto significa disminuyendo la obligatoriedad del concilio”. El Papa, dijo Mons. Fellay, ve la doctrina como “un obstáculo al tratar con la gente” y, en su deseo de ver a “todos salvados”, desata la soga de seguridad “para llegar a nosotros”.
Pero el Cardenal Müller, cuya insistencia a que la FSSPX se adhiera a la enseñanza del concilio es claramente más pronunciada que la del Santo Padre, dijo Herder Korrespondenz que uno no puede descartar al concilio “sólo como una charla pastoral” sólo porque no adoptó dogmas obligatorios.
El prefecto de la CDF dijo que ningún papa proclamó nunca la Resurrección de Cristo como un dogma ex cathedra [infalible], pero aun así “pertenece al centro del credo, es su fundamento”.
 “Declaraciones clave, incluso si no son proclamadas ex cathedra [infalible], son, para nosotros los católicos, esenciales”, dijo, añadiendo que “no es aceptable tomar uno y dejar el otro”.
El Cardenal Muller dijo también en la entrevista que uno no debe estar fascinado por cada homilía de un obispo o un papa. Sólo el magisterio, que es una declaración de fe, requiere ser aceptado, subrayó el cardenal, de acuerdo al reporte de Kathpress.
 “La libertad religiosa como un derecho humano fundamental y la libertad para proteger la religión con respecto a la revelación sobrenatural en Jesucristo son reconocidos por todos los católicos sin reservas”, dijo en referencia a las declaraciones relevantes del concilio.
El reconocimiento del concilio Vaticano II "no es un obstáculo excesivamente alto" para superar, dijo, agregando que era más bien "el remedio adecuado para entrar en la plena comunión con el Papa y los obispos en comunión con él."
El prefecto de la CDF afirmó además que la relación del Papa Francisco con la FSSPX no difiere de la del Papa Emérito Benedicto XVI. “Él ve a éste y a grupos similares como católicos, pero todavía en camino hacia la unidad católica plena”.
Antes en este mes, el Papa Francisco dio a entender que la reconciliación podría estar cerca, diciéndole al diario católico francés La Croix  el 16 de mayo que la FSSPX son “católicos en camino a la comunión plena” y que “dialogamos bien, hacemos un buen trabajo”.
Él recibió también a Mons. Fellay por primera vez en audiencia privada el mes pasado, y dijo a La Croix que “es un hombre con el que se puede dialogar”.
El año pasado, el Papa realizó la primera apertura hacia la Fraternidad anunciando que las confesiones de la FSSPX serían válidas y lícitas durante y después del año jubilar de la misericordia. Hasta entonces, Roma los consideraba como canónicamente inválidas porque carecían de la jurisdicción necesaria. 

martes, 24 de mayo de 2016

PROF. CARLOS NOUGUÉ: DE LA NECESIDAD DE RESISTIR AL MAGISTERIO CONCILIAR - Parte 2

Estudos tomistas

Artículo Primero[1]
Si el llamado magisterio conciliar es infalible (1)[1]
El magisterio conciliar, es decir, el del Concilio Vaticano II y los Papas posteriores, definitivamente NO GOZA DEL CARISMA DE LA INFALIBILIDAD. De hecho, hay dos modos de ejercer el carisma de la infalibilidad: uno es extraordinario, mientras que el otro es ordinario y universal, como se verá un poco más adelante. Conquistadas por el liberalismo, las autoridades conciliares[2] no quisieron enseñar con infalibilidad según el modo extraordinario; y por el mismo motivo su magisterio ordinario no alcanza el grado de universal. De este modo, el magisterio conciliar no es infalible ni podrá llegar a serlo DE NINGUNA MANERA, y esto es así justamente porque las autoridades eclesiásticas se mantienen en su liberalismo[3]. Explicamos.
Lo que se acaba de decir presupone la doctrina según la cual hay solamente dos modos de magisterio de la Iglesia que son infalibles. Se afirman, además, tres cosas que dimanan de la misma doctrina. Según un orden de evidencia, la primera de estas cosas es el hecho manifiesto de que las autoridades conciliares no desearon ni desean enseñar según el modo extraordinario del magisterio de la Iglesia; la segunda, que resulta de esta misma actitud, es su mentalidad liberal; la tercera, que resulta de lo mismo, es que su magisterio ordinario nunca podrá llegar a ser universal. La conclusión, necesaria, no sólo afirma el simple hecho de que no hubo infalibilidad en el Concilio Vaticano II, sino que señala también que no puede haberla de modo alguno (o sea, ni infalibilidad extraordinaria ni infalibilidad ordinaria universal) mientras los papas conciliares no renuncien a la mentalidad liberal. Sin embargo, antes de demostrarlo, hay que insistir en los conceptos centrales de la doctrina antes mencionada.

sábado, 21 de mayo de 2016

EXTRACTOS DE LA ÚLTIMA ENTREVISTA A MONS. FELLAY



"Creo que entre más avanzamos, más indulgente se vuelve Roma"

"No hemos cambiado nada"

Francisco: "es muy humano." "Para mí él es alguien a quien le gusta ver a todos salvados, ver que todos tienen acceso a Dios, que es como un rescatista que al final desata la cuerda que es la seguridad, para ponerse en una situación peligrosa al tratar de llegar a otras personas, y yo creo que probablemente esto es lo que está haciendo con nosotros." "Y él dijo que ha tenido problemas con algunas personas en la Iglesia por este acercamiento, pero está utilizando este acercamiento para todos los que están en las periferias." "Él ciertamente ve las cosas con las que no estaría de acuerdo con nosotros, cosas que le gustaría vernos cambiar, pero para él, eso no es lo importante. Lo que es importante es amar a Jesús y eso es todo." "Pero no creo que quiera hablar de doctrina. Él habla acerca de salvar almas y encontrar los modos para hacerlo."

Mons. Williamson: "Para mí se ha ido. Desafortunadamente, muy desafortunadamente. Se fue y sólo dio un paso más hacia el abismo. Es una piedra en el agua que no cambia nada, no ayuda en nada. Es un error enorme y, bueno, hay que rezar por él."

Traducción de Non Possumus
Ahora tenemos dos líneas. Voy a distinguir la posición del papa, que es una cosa, y luego la posición de la CDF [Congreg. para la Doctr. de la Fe]. Ellos no tienen el mismo enfoque pero tienen la misma conclusión que es "terminemos con el problema dándole su reconocimiento a la Fraternidad". Pero estoy persuadido que al menos en parte tienen diferentes enfoques, pero finalmente resultará en lo mismo, darle menos importancia al problema que nosotros consideramos importante, que es el concilio, disminuyendo la obligatoriedad del concilio.
Lo que ellos dicen es que el cuestionamiento de la libertad religiosa, de Nostra aetate, la relación con las otras religiones, el ecumenismo, e incluso una gran parte de la reforma litúrgica; no nos separan de la Iglesia. Es decir, se puede cuestionar estas cosas y permanecer católico. También significa que el criterio que nos impondrían para comprobarles que somos católicos ya no serán estos puntos. Y es muy importante para nosotros.
-¿Pero no decía Mons. Lefebvre que no podría haber un intento de plena comunión a menos que Roma se arrepintiera de sus errores? ¿Esto ha cambiado?
No, yo creo que usted tiene dos niveles, hay dos. Una cuestión es la realidad que vivimos: esperamos que la Iglesia sea pura, sea santa, y confesamos que lo es, pero sabemos muy bien que hay mucha gente en la Iglesia, miembros, desde la parte superior hasta la inferior, que no están viviendo de esta manera, y esto no es nuevo, ha pasado en todos los tiempos; y -okey- usted dirá que hay buenos católicos, hay católicos tibios, hay miembros muertos. Todos ellos son miembros de esa Iglesia. Entonces se le debe dar espacio a cierta parte de eventos desafortunados en la Iglesia, los cuales confesamos pues vemos en la Iglesia no la realidad humana sino la realidad sobrenatural con la parte humana. Nosotros permanecemos y nos mantenemos viendo la santidad de la Iglesia, mientras criticamos, atacamos, reprochamos, condenamos los elementos que se opondrían a esta santidad, a la pureza de la doctrina que viene de Nuestro Señor. Y entonces el arzobispo siempre tuvo esta posición, era un obispo de la Iglesia, conocía el estado de la Iglesia, sabía que de la gente a su alrededor no todos eran perfectos. Pero ¿quién es perfecto? Todos tenemos defectos. Esto no impide vivir, pero eso no significa estar de acuerdo con todo. El problema viene cuando estas actitudes provienen de lo más alto, entonces el problema se multiplica allí, lo que es muy grave, y en ese sentido se deben tomar las palabras de Mons. Lefebvre, en este sentido que dice nosotros no vamos a obedecer en estas cosas.
-¿Cuáles son sus motivos principales para estar en plena comunión? La gente dice que usted necesita ordenar más obispos…
En primer lugar, repetida y constantemente hemos dicho que nosotros no estamos fuera de la Iglesia. Mantenemos esto. Nosotros tenemos todos los elementos que son necesarios para lo que antes se entendía por estar en comunión. Desde el concilio han inventado un nuevo sentido para la palabra comunión, hablando de “comunión plena”. “comunión parcial”, lo que es muy confuso. Nosotros solamente reclamamos que tenemos el derecho de ser etiquetados como católicos porque lo somos, nosotros reconocemos las autoridades y porque tenemos todos los elementos necesarios, este es el primer punto.  Pero además yo no estoy buscando esta regularización o regularización canónica como un absoluto para mí. Es un derecho tenerla pero no vamos a comprometer, a dañar la fe, la disciplina de la Iglesia para obtenerla. Nosotros consideramos una injusticia que no nos la den, y afirmar, como dicen, nuestro punto de vista, y eso es todo. Si nos ponen a elegir entre mantener la fe o hacer un compromiso, está claro que no haremos el compromiso.
-Porque esta es la preocupación por ejemplo de Mons. Williamson, él piensa que usted va hacia una tendencia modernista sólo por formar parte de la iglesia conciliar. ¿Qué dice usted? ¿Usted cree que hay un peligro, y qué medidas se pueden tomar para evitar ese peligro?
Yo diría que hay peligros en todas partes. Esta situación, la situación general de la Iglesia, es muy peligroso ahora mismo. Hay peligros en todas partes. Siempre he descrito la situación como estando en la cima de una montaña y se está entre dos abismos, a la derecha y a la izquierda.  Y si se pone el pie demasiado a la izquierda o demasiado a la derecha, se cae. Y yo diría que al demonio no le importa de qué lado se caiga, mientras caiga. Y yo considero que en cuanto a nosotros, es como un milagro que no caímos y pedimos que no lo hagamos. Entonces la perspectiva de Mons. Williamson es completamente equivocada. El piensa, primero, que nosotros queremos comprometernos, que lo queremos a cualquier precio, y él dice que estaremos bajo la influencia de gente liberal, y como ellos serán la autoridad, nosotros necesariamente iremos con la corriente principal. Y otra vez, para nosotros esta no es una opción, nosotros pedimos, solicitamos de Roma las garantías para que podamos continuar del modo como lo hacemos.
-¿Han sido ya ofrecidas garantías que usted puede aceptar o todavía no?
Creo que entre más avanzamos, más indulgente se vuelve Roma. Es por eso que ahora hemos empezado a hablar acerca de acercarnos más porque Roma poco a poco está dando, garantizando, lo que nosotros vemos como una necesitad, y lo que ellos también empiezan a ver como una necesidad. No es toda Roma, es una parte, la más conservadora y que están completamente horrorizados por lo que está sucediendo en la Iglesia.
-Pero dada la confusión en la Iglesia ahora y el descontento entre los conservadores, ¿ustedes se ven como viniendo al rescate de la Iglesia de cierta manera?
Algunos en Roma nos lo dicen, no usan la palabra rescate sino ayuda. Y definitivamente, incluso en el documento propuesto se habla de esto, y entonces no somos nosotros los que inventamos. Es realmente porque la situación de la Iglesia es catastrófica. Y yo digo que finalmente ahora en esta catástrofe que aumenta, hay voces que empiezan a hablar y también gente que se nos acerca y trata de considerar nuestra posición como ya no tan mala.
-Algunos dicen que si ustedes entran en comunión plena sería una misericordia de Dios, como si ésta se mostrara a aquellos que están muy molestos e inquietos por toda la situación. Sería una misericordia de Dios traerlos a ustedes de vuelta.
Yo estoy persuadido que Dios no ha abandonado su Iglesia. Hay pruebas, pero Él siempre está allí. Es difícil dar con anticipación tales nombres o etiquetas, para mí el hecho de que no se nos ha condenado en esta situación, lo que es realmente paradójico porque es así como somos, no hemos cambiado nada, nosotros continuamos denunciando lo que está sucediendo, y a pesar de esto se ve este movimiento a favor dentro de Roma… para mí sí, yo veo la mano de Dios. Y si eso sucede -aún no estoy seguro- definitivamente sería un buen signo de la Misericordia de Dios, sí, para todos.
-Usted dijo que le gustaba este papa en muchos aspectos, ¿es verdad que este papa le gusta en algún aspecto?
Este Santo Padre es completamente atípico y el problema que tenemos al abordarlo es tratar de ponerlo en una categoría. Uno de los mayores problemas es que la manera normal de juzgar a alguien es tomar sus acciones y concluir que actúa de este modo porque así piensa. Y si se trata de hacerlo con este papa, uno se queda desconcertado porque un día él hace algo y al día siguiente hace casi lo contrario, o dice. Entonces este es uno de los puntos más confusos del papa actual y yo creo que debemos entender que no se puede abordar en este nivel. Ha dicho varias veces que él considera la doctrina más bien como un obstáculo al tratar con la gente, para él lo que importa es la gente, es la persona, entonces él trata de ver a la persona y entonces él es muy humano. Ahora ¿cuál es su motivo? Para mí él es alguien a quien le gusta ver a todos salvados, ver que todos tienen acceso a Dios, que es como un rescatista que al final desata la cuerda que es la seguridad, para ponerse en una situación peligrosa al tratar de llegar a otras personas, y yo creo que probablemente esto es lo que está haciendo con nosotros. Para el modernista ciertamente ha desamarrado la seguridad de la cuerda para llegar a nosotros. Y él dijo que ha tenido problemas con algunas personas en la Iglesia por este acercamiento, pero está utilizando este acercamiento para todos los que están en las periferias.
Él ciertamente ve las cosas con las que no estaría de acuerdo con nosotros, cosas que le gustaría vernos cambiar, pero para él, eso no es lo importante. Lo que es importante es amar a Jesús y eso es todo.
-Si ustedes son reconocidos canónicamente, ¿podrán seguir siendo críticos como ustedes deben serlo? ¿tendrán una garantía?
Desde hace dos años hay otras voces. Esto es una garantía práctica. Es decir, no seremos los únicos. Si fuéramos los únicos podría haber preocupación pero ahora mismo hay muchas otras voces que empiezan a expresarse, creo que se está convirtiendo en hábito. Entonces es algo garantizado. La autoridad está casi perdiendo terreno porque la situación es muy severa, entonces pienso que debemos estar contentos por cualquier voz que empiece a corregir la situación.
-Algunos sugieren que usted quisiera pedir al papa que la cabeza de la FSSPX fuera hecho cardenal, por ejemplo.
No. Es al papa a quien le toca elegir sus consejeros, porque los cardenales son sus consejeros. Para mí, nosotros tenemos un trabajo, nuestro trabajo es permanecer en nuestro lugar, hacer nuestro trabajo en nuestro lugar, no soñar. No creo que siendo cardenal algo vaya a cambiar. El puesto que obtengamos es nuestro trabajo y debemos cumplirlo y eso es todo.
-Sobre los problemas que ustedes tienen con el concilio, ¿usted seguirá insistiendo que éste sea corregido?
Roma ha dicho que es forzoso que las discusiones sobre el concilio continúen. Entonces definitivamente sí, nosotros mantenemos la urgencia de hacer correcciones y en parte, ellos empiezan a reconocer esa urgencia.
-¿Qué pasará si usted no ve ningún movimiento en cuanto a estas correcciones?
Seremos pacientes. Llegarán.
-¿Qué tan confiados están los fieles en la Fraternidad? ¿Y qué confianza tiene usted de que los fieles en la Fraternidad están detrás de usted? Porque, por ejemplo Amoris laetitia, capítulo 8: debo imaginar a bastantes fieles angustiados detrás de esto.
Nadie está detrás de esto.
-¿Pero esto no los hace todavía más escépticos y reticentes en llegar a la plena comunión al ser regularizados?
Creo que si no tienen el panorama completo, pensarían que es una locura hacer un acuerdo ahora. Será bastante trabajo, tomará tiempo ser capaz de llevar a los fieles a darse cuenta esta nueva cara en la historia de la Iglesia, esta nueva realidad. Nosotros estamos en la realidad, tenemos que asirnos de ella lo más preciso posible, con toda la exactitud posible para manejarla correctamente. Decir solamente que no nos movemos porque las cosas están mal no es de ninguna manera lo que Dios está pidiendo a sus Apóstoles.
-Otro problema, ayer, con las mujeres diáconos ¿Puedo preguntarle lo que piensa al respecto?; ya que vuelve todavía más difícil llevar a sus fieles junto a usted.
Es sólo una cosa más, no cambia el problema fundamental, sólo está añadiendo un elemento más a la tragedia que la Iglesia está viviendo, que es llevar confusión, jugando con las palabras. Aplicándolo a la actualidad, las cosas que sucedieron en el pasado pero no de la misma manera, el nombre que encontramos en la Sagrada Escritura, San Pablo hablando de las diaconisas, pero no era un ministerio sacramental, por lo que no tiene nada que ver con eso,  sólo tiene que ver con el servicio, la ayuda. En ese tiempo era similar, había una similitud con el servicio que se les pedía a los diáconos pero eran dos niveles diferentes porque el diácono tiene poder en los sacramentos mientras que las diaconisas en ese tiempo no lo tenían en lo absoluto. Entonces está mezclando dos cosas y trayendo más confusión. Y por supuesto tocando un punto muy, muy delicado, sabemos que los modernistas quieren una nueva situación teniendo mujeres sacerdotes y obispos y esto es interesante porque Roma lo etiquetó como un pecado contra la fe pretender esto. Si alguien lo hace está fuera de la Iglesia y pierde la fe.
-¿Usted piensa que hay un motivo ulterior detrás de esta clase de proposición?
No necesariamente en el papa. Porque no tiene una estrategia ideológica, él ve con otra perspectiva. Pero hay gente que lo tiene. Y lo usarán en esa dirección, esto está muy claro.
-¿Usted cree que el papa lo escucha cuando lo necesita?
Ciertamente lo hace. Pero no creo que quiera hablar de doctrina. Él habla acerca de salvar almas y encontrar los modos para hacerlo.
-La doctrina ocupa el segundo lugar.
En esta perspectiva, al tratar con los problemas, sí. Estoy bastante persuadido.
-¿Está usted preocupado de que lo quiera llevar –algunos lo piensan- simplemente a neutralizarlo muy lentamente?
Esa no es su perspectiva. Yo diría lo contrario. Él sería alguien que vería ventajas en tener controversia… Entonces yo lo vería queriendo que nosotros seamos controversiales para provocar y crear una nueva situación, la cual, tal vez, en una manera Hegeliana, traería una mejor situación. Por supuesto, nosotros estamos en contra de este enfoque dialéctico, pero podría ser ese. No estoy seguro.
-Acerca de Mons. Williamson, ¿qué piensa usted de su reciente consagración episcopal en lo que algunos llaman el movimiento resistencia? ¿Es una preocupación para usted?
No. Para mí se ha ido. Desafortunadamente, muy desafortunadamente. Se fue y sólo dio un paso más hacia el abismo. Es una piedra en el agua que no cambia nada, no ayuda en nada. Es un error enorme y, bueno, hay que rezar por él.

jueves, 19 de mayo de 2016

ACUERDO INMINENTE: NUEVA ENTREVISTA A MONS. FELLAY


Mons. Fellay de la FSSPX: Poco a poco Roma nos está dando lo que necesitamos para la reconciliación.
Por Edward Pentin.
En una amplia entrevista con The Register, el líder de la Fraternidad Sacerdotal tradicionalista detalla cómo Francisco ha abierto la puerta a la plena integración de la FSSPX con la Iglesia.
Menzingen, Suiza: La reconciliación entre la FSSPX y Roma parece ser inminente, ya que un obstáculo clave -la oposición a ciertos aspectos del Concilio Vaticano II-  ya no serán causa para continuar separados de la Iglesia.
Mons. Bernard Fellay,  superior general de la FSSPX, dijo a The Register en Mayo 13 que está “persuadido, al menos en parte, por un enfoque,” en el cual, él cree,  el Papa Francisco está poniendo menos peso en el Concilio y más énfasis  en “salvar  las almas y encontrar una manera de hacerlo”.
Ese mensaje fue reforzado esta semana cuando el Papa Francisco dio una pista de que la reconciliación podría estar cerca, diciendo al diario francés católico La Croix en Mayo 16 que la FSSPX son “Católicos en camino a la plena comunión” y “ el buen dialogo así como él buen trabajo están tomando lugar”.
De acuerdo con Mons. Fellay, el Vaticano está diciendo a la Fraternidad, a través de  palabras anunciadas, que ahora es posible cuestionar a las enseñanzas de Concilio sobre la libertad religiosa, ecumenismo y la reforma litúrgica “y seguir siendo católico”.
“El criterio que nos impondrían para comprobarles que somos católicos ya no serán estos puntos, dijo. Y es muy importante para nosotros.
En 1970, el Arzobispo Marcel Lefebvre, un sacerdote francés del Espíritu Santo, fundó la Fraternidad internacional  para formar y apoyar sacerdotes y esparcir la fe en todo el mundo.
Pero su oposición a ciertas enseñanzas del Concilio Vaticano II respecto al ecumenismo, libertad religiosa y aspectos de la reforma litúrgica llegó a su colmo en 1988, cuando Mons. Lefebvre ordeno cuatro Obispos en 1988 en contra de la voluntad expresa del Papa “San” Juan Pablo II. Fue entonces cuando los cinco inmediatamente incurrieron en excomunión automática, y la FSSPX ha estado en una situación irregular desde entonces.
Mons. Lefebvre murió en 1991, y el Vaticano y FSSPX han estado trabajando seriamente hacia la reconciliación desde el 2000.
Benedicto XVI buscó mejorar las relaciones, primero en 2007, confirmando que los sacerdotes pueden celebrar la misa en latín de acuerdo con el Misal Romano de 1962 (cuyo nombre oficial es la forma extraordinaria de la liturgia) subrayando que nunca fue abrogada, y después levantando las excomuniones  a los cuatro Obispos sobrevivientes de la FSSPX en 2009.
También abrió las conversaciones formales de reconciliación con la FSSPX en el 2011, pero subsecuentemente fueron debilitándose porque el Vaticano, aparentemente en contraste con los deseos de Benedicto, alzó las estacas en el problema principal: que la Fraternidad acepte la validez de todas las enseñanzas del Concilio Vaticano II, incluyendo los textos de libertad religiosa y derechos humanos, los cuales la FSSPX los considera como “errores” teológicos.
Las ultimas y sorprendentes concesiones en esta materia han, por lo tanto, llevado a la FSSPX al borde de la regularización que, según las fuentes, podría ocurrir en cuestión de semanas o meses.
El Papa Francisco recibió a Mons. Fellay por primera vez en una audiencia privada el mes pasado, señalando un claro intento por parte del Santo Padre, de que desea que la Fraternidad sea regularizada. “Mons. Fellay es un hombre con el que se puede dialogar”, dijo a La Croix.
El Papa anunció que las confesiones de la FSSPX serían válidas y lícitas durante y después del Año de la Misericordia. Hasta entonces, Roma las consideraba inválidas pues carecían de la jurisdicción necesaria.
Se sabe que la FSSPX tiene ahora el borrador de un acuerdo del Vaticano para firmar y formalizar la regularización, pero antes quiere asegurarse de que tiene una garantía segura. "La pelota está en su cancha ", una fuente del Vaticano le dijo a The Register el 12 de mayo ": “queremos que ellos sigan adelante con ello.”
El Mensaje de Menzingen.
Mons. Fellay se sentó para una larga entrevista con The Register en un húmedo y ventoso viernes de mayo, en la fiesta de Nuestra Señora de Fátima, en la Casa Madre  de la FSSPX en Menzingen, cerca de Zúrich, Suiza.
El modesto edificio, una antigua casa de huéspedes en Suiza, rodeada de colinas de los Alpes y granjas, está pasando por una renovación. Cerca de 25 sacerdotes y monjas viven allí; y debido a la expansión de la FSSPX por la abundancia de vocaciones, están contemplando la búsqueda de un edificio más amplio. Sobre una mesa hay un jarrón rodeado de varias pequeñas tazas,  cada una grabada con un momento clave en la vida de Monseñor Lefebvre.
A pesar de un horario estrecho y de  largos viajes, Mons. Fellay llegó de muy buen humor y habló libre y abiertamente en inglés. Él se da cuenta de lo sorprendente y extraña que parece que la reconciliación esté tan cerca, bajo un Papa que es considerado como más preocupado por otros asuntos.
"[La situación] es realmente paradójica, porque no hemos cambiado nada, y seguimos denunciando lo que está pasando", dijo. “Sin embargo, se ve este movimiento a nuestro favor, en Roma ." Dijo que se ha dado cuenta de que cuanto más tiempo los diálogos continúan, "más indulgente se vuelve Roma".
Pero, él también notó dos enfoques diferentes en Roma sobre la cuestión de la FSSPX. “Tenemos que distinguir la posición del Papa, que es una cosa y luego la posición del CDF” explicó, refiriéndose a la oficina doctrinal del Vaticano, la congregación para la doctrina de la Fe, dirigida por el Cardenal Gerhard Muller, que está ofreciendo más concesiones para la regularización. “Ellos no tienen el mismo enfoque, pero tienen la misma conclusión, que es: vamos a finalizar el problema dando el reconocimiento a la Fraternidad”.