domingo, 9 de febrero de 2014

ENTREVISTA AL P. GLEIZE SOBRE LA IGLESIA CONCILIAR.-


Esta entrevista al P. Gleize, realizada por el distrito de USA, fue publicada en DICI el 7-06-2013, y en ella el profesor de teología dogmática de Ecône insiste en sostener la tesis que poco antes había formulado, en cuanto a que la "iglesia conciliar" posee una naturaleza puramente espiritual, es decir, ella es solamente una mala tendencia o inclinación en la Iglesia Católica, sólo un mal espíritu en algunos de los miembros de la Iglesia. 

Mons. Tissier contradijo esta postura del P. Gleize mediante el artículo “¿Existe una iglesia conciliar?”, publicado en  “Sel de la Terre”, n° 85, Verano de 2013, documento que la Neo FSSPX prohibió en USA. 

Mons. Tissier y los dominicos de Avrillé niegan que la “iglesia conciliar” tenga una naturaleza puramente espiritual, que es lo que pretenden el P. Gleize y la Neo FSSPX.




¿SE PUEDE HABLAR DE UNA “ROMA DE TENDENCIA NEO MODERNISTA”?


THE ANGELUS : Padre, usted recientemente propuso una explicación según la cual la expresión “iglesia conciliar” no significaría una institución distinta de la Iglesia Católica, sino más bien una “tendencia” en el seno de esta. ¿La consecuencia lógica de esta teoría sería entonces que el movimiento tradicionalista debería retornar a la estructura oficial de la Iglesia con el fin de combatir, desde el interior, la “tendencia” conciliar y así hacer triunfar a la Tradición?
Padre Gleize : Yo les pregunto en cambio : ¿Qué entiende usted por “estructura oficial”? Lógicamente, esta expresión hace la distinción con otra estructura que sería no-oficial: ¿dónde está ella según usted? Por mi parte, me parece que está la Iglesia y su estructura visible; y en la estructura de la Iglesia se encuentra el buen y mal espíritu, este último se ha apoderado de los espíritus de los dirigentes y haciendo estragos bajo el abrigo del gobierno de la jerarquía. Si hay una estructura oficial a la cual no pertenecemos y a la cual habría que regresar, o se trata de la jerarquía visible de la Iglesia católica y nosotros somos cismáticos, y como tales fuera de la Iglesia visible y queremos permanecer así; o se trata de una jerarquía visible diferente a la de la Iglesia católica y nosotros somos la Iglesia Católica en tanto que ella es distinta de la Iglesia conciliar; pero entonces, ¿dónde está nuestro papa? ¿Nuestro papa es obispo de Roma y quién es obispo de Roma entre nosotros?

Frecuentemente escuchamos a las autoridades de la Fraternidad decir que es necesario “ayudar a la Iglesia católica a recuperar su tradición”. ¿No cree usted que este género de declaraciones podrían dejar a los fieles perplejos? Pues la Iglesia Católica, sin su Tradición, no podría existir, ya no sería la Iglesia Católica.

Si usted se imagina que la Iglesia es una persona, su pregunta se sostiene. Pero la Iglesia no es una persona como usted o yo; es una sociedad y entonces las cosas no son tan simples. “Ayudar a la Iglesia a recuperar su Tradición” es una expresión donde el todo es tomado por una parte, es decir que por los hombres que dentro de la Iglesia están infectados por el mal espíritu. Esta figura de estilo es legítima y un hombre de buena voluntad no se equivoca con esto. En el pasado, los papas han hablado de “reformar la Iglesia”. Pero la Iglesia no se puede reformar. Entonces los papas querían hablar no de la Iglesia en cuanto tal, sino de ciertas personas en la Iglesia.

¿Pero cree usted que verdaderamente se pueda hablar de « tendencia » para calificar al modernismo que estraga la Iglesia, siendo que las ideas liberales y masónicas del Vaticano II se encuentran, por así decir, institucionalizadas por las reformas y cubriendo todos los aspectos de la vida de la Iglesia: Litugia, Catecismo, Ritual, Biblia, Tribunales eclesiásticos, Enseñanza superior, Magisterio y sobre todo, el Derecho canónico?

Usted dijo bien « por así decir »… Esta es la prueba (al menos inconsciente) que las cosas no son tan simples. No olvide que, en todo caso, yo no soy el primero que habla de “tendencias” para calificar la situación actual de la Iglesia ocupada por el modernismo. Recuerde la Declaración de 1974, donde Monseñor Lefebvre trazó el rumbo de la Fraternidad:  Monseñor Lefebvre habla exactamente de una “Roma de tendencia neo-modernista, neo-protestante, que se manifestó claramente en el concilio Vaticano II y después del Concilio en todas las reformas que se derivaron de él”. Monseñor Lefebvre no quiere decir que habría dos Roma o dos Iglesias diametralmente opuestas como lo serían dos cuerpos y dos sociedades. El quiere decir que está Roma y la Iglesia, el único Cuerpo místico de Cristo cuya cabeza visible es el papa, obispo de Roma y vicario de Cristo. Pero existe una mala tendencia que se ha introducido en esta Iglesia, a causa de las ideas falsas que hacen estragos en el espíritu de aquellos que tienen el poder en Roma. Es este argumento que tomó mi artículo del mes de febrero pasado del Courrier de Rome. Sí, las reformas son malas; pero ellas tienen como resultado hacer pasar las tendencias (que continúan siendo tendencias) en las cosas reformadas: éstas obedecen entonces a las malas tendencias que se incrustan más o menos en ellas en la vida de la Iglesia, sin que se pueda decir que en todas partes haya nuevas instituciones, completamente extrañas a la Iglesia. En todos los ejemplos que usted evoca, se trata de una cuestión de lo que los hombres de Iglesia han desarrollado. Pero otra cosa es el poder del cual se han servido (de manera muy abusiva) para imponer estas novedades, otra cosa es la jerarquía visible cuyos puestos ellos ocupan. Las ideas liberales y masónicas del Vaticano II han sido institucionalizadas, pero precisamente, son ideas nuevas, que son el punto de partida de las nuevas tendencias. Ellas no son una institución como puede serlo una Iglesia en su totalidad.

Sin duda, ¡pero estas tendencias no son católicas! Hacen que la gente pierda la fe y se separen de la Iglesia. No somos nosotros que abandonamos la Iglesia católica, son ellos, incluso si lograron tomar el mando de la estructura oficial. Nos enfrentamos a una estructura, a una institución diferente de la Iglesia católica. Si ese no fuera el caso, ¡nosotros seríamos miembros de ella!

Si sigo con su lógica, debo concluir que la Iglesia conciliar existe  como una secta cismática, formalmente otra que la Iglesia católica. Por lo tanto: todos sus miembros son, a lo menos, materialmente cismáticos, comprendiendo a todos los ralliés [partidarios de unirse a la Roma liberal. NP]; ellos están fuera de la Iglesia; no podemos darle los sacramentos a menos que hayan abjurado públicamente; los papas conciliares son antipapas; si nosotros somos la Iglesia católica, si no tenemos papa, entonces, ¿dónde está nuestra visiblilidad?, ¿o bien sí lo tenemos y entonces es el Obispo de Roma?

En lo que concierne al lugar del papa en todo esto, hay que convenir que hay un misterio, un misterio de iniquidad.

Sin duda, pero el misterio es una verdad que sobrepasa la razón; que la Iglesia esté habitualmente privada de su jefe es absurdo y contrario a las promesas de indefectibilidad. Una de las razones sobre las cuales se pudo apoyar el fundador de la FSSPX para rechazar la hipótesis sedevacantista, fue que “la cuestión de la visibilidad de la Iglesia es demasiado necesaria para su existencia para que Dios pueda omitirla durante décadas; el razonamiento de aquellos que afirman la inexistencia del papa ponen a la Iglesia en una situación inextricable.” (Conferencia en Ecône, 5 de octubre de 1978). De hecho, su [tu] razonamiento equivale más o menos al sedevacantismo. Esto no es nuevo; pero es un viejo error ya condenado por el fundador de la FSSPX. Perdóneme si lo decepciono, pero yo no me arriesgaría a querer ser más sabio que Salomón… Los cuarenta años de episcopado de Monseñor Lefebvre cuentan, si no a los ojos de los hombres, por lo menos a los ojos de Dios. Monseñor Lefebvre fue un gran hombre porque fue un hombre de Iglesia.

[El siguiente comentario de DICI no está en la entrevista original]

Comentario: La argumentación lógica del Padre Gleize, que se apoya sobre el principio de no contradicción, se inscribe en la línea de los estudios apologéticos tradicionales. Podríamos también ver el libro Iota unum, de Romano Amerio, en su subtítulo “Historia de las variaciones de la Iglesia católica en el siglo XX”, el cual remite a La historia de las variaciones de las iglesias protestantes de Bossuet. He aquí dos extractos del Prefacio de la obra de Bossuet que permite comprender la pertinencia y la eficacia de esta argumentación siempre actual:

-Sobre el estudio de los cambios en la creencia protestante: “No se hace ningún cambio entre los protestantes que no marque un inconveniente en su doctrina: sus variaciones, como las de los arrianos, descubren lo que ellos quisieron excusar, lo que ellos quisieron suplir, lo que ellos quisieron disfrazar en su creencia”.

-Es por eso que a propósito de la visibilidad de la Iglesia antes de la Reforma, los protestantes propusieron diferentes estados de Iglesia “diciendo que la Iglesia no siempre estuvo en su esplendor, pero que había en todos los tiempos al menos una pequeña asamblea donde se comprendió la verdad. Finalmente, como lo hemos visto, no se podía mostrar en la historia que por pequeña o grande, oscura o brillante que fuera la creencia protestante, el refugio de una Iglesia invisible se presentó muy apropiado.”