Por: IGM
CRUZADOS
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Icono de Ntra. Sra. de Fátima en Rusia.
La
consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María, pedida por la Virgen en
sus apariciones a los pastorcitos de Fátima, no deja de ser un tema que se
presta a controversias, negaciones y discusiones. Creemos que no es un tema que
ha quedado anclado en el pasado, sino que, por el contrario, cada día se torna
más actual. Decimos más bien que apremia plantear esta cuestión, que los
enemigos enquistados en la iglesia conciliar y, curiosamente los
sedevacantistas que dicen oponérsele, desdeñan y descartan.
En
su tercera aparición en Fátima, el 13 de julio de 1917, la Sma. Virgen, tras
haberles mostrado la suerte que corren los condenados al Infierno, les dijo a
los tres niños pastores lo siguiente:
“Para salvarlas [las
almas de los pobres pecadores que están en camino del infierno], Dios quiere
establecer en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón. Si hicieran lo que
os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra va a acabar.
Pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra
peor. Cuando veáis una noche alumbrada por una luz desconocida, sabed que es la
grande señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes por
medio de la guerra, del hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo
Padre.Para impedirla, vendré a
pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, y la comunión reparadora
de los primeros sábados. Si atendieran mis peticiones, Rusia se convertirá y
habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo promoviendo guerras y
persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre
tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas”.
La
relación entre la mención a Rusia en el mensaje, y la Revolución bolchevique
ocurrida poco tiempo después en ese mismo año, fue clara y como tal la
asociación entre los males del comunismo ateo que la revolución pretendía
expandir por el mundo y la consagración de Rusia, evidente. El mensaje es por
demás claro al respecto.
Sin
embargo, en esa aparición Nuestra Señora no pidió la consagración de Rusia a su
Corazón Inmaculado. Allí anunció que volvería para pedirla. Lo hizo recién en
1929. ¿Por qué? ¿Qué relación hay entre ese año y el pedido de consagración? Si
1917 está marcado por la aparición en Fátima y la Revolución bolchevique,
sucesos que pueden y deben relacionarse, ¿qué sentido pudo tener o qué quiso
darnos a conocer el Cielo con el pedido explícito de consagración de Rusia
realizado en 1929?
Pero
antes de introducirnos en esta cuestión, veamos primero este pedido. El 13 de
junio de 1929, estando la Hermana Lucía de Fátima en el noviciado de las
Hermanas Doroteas en Tuy, España, fue testigo de otra aparición de Nuestra
Señora, que volvía para cumplir aquello anunciado en 1917. Esto le dijo Nuestra
Señora a la Hermana Lucía:
‘Ha llegado el momento en
que Dios pide al Santo Padre que haga, en unión con todos los Obispos del
mundo, la Consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón; prometiendo salvarla
por este medio. Son tantas las almas que la justicia de Dios condena por
pecados cometidos contra Mí, que vengo a pedir Reparación. Sacrifícate por esta
intención y reza’.
Es
sabido que la consagración de Rusia, tal como fue pedida por Nuestra Señora,
nunca fue realizada. Hubo consagraciones del mundo, pero no la consagración
exclusiva de Rusia por el Papa en unión con los Obispos del mundo.
Algunos
creen o enseñan que esta consagración ya no es necesaria que se haga, pues
Rusia ya esparció sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones
a la Iglesia. Entonces sería inútil realizarla.
La conclusión de todo el Secreto de Fátima es:
“Por fin, mi Inmaculado
Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y
será concedido al mundo algún tiempo de paz”.
Pero
antes de que esto ocurra, habrá un gran castigo para la Iglesia y el mundo.
Ese castigo, según el mensaje divino, tendría su origen en Rusia:
“Si atendieran mis
peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por
el mundo promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán
martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán
aniquiladas”.
Sin
embargo, las dos posturas contrarias a la consagración de Rusia dan sus
razones: los liberales, afirman que no es necesaria pues en Rusia cayó el
comunismo; algunos sedevacantistas, que Rusia ya castigó al mundo esparciendo
el comunismo, entonces la consagración sería innecesaria. Para unos, entonces,
ya se habría cumplido exitosamente con el pedido de la Virgen; para otros, ya
vino el castigo, por lo tanto todo quedó en el pasado.
Quizás
para entender mejor las implicaciones del mensaje, haya que pensar en lo
siguiente: ¿qué es lo que esparcirá Rusia por el mundo? ¿Cuáles son esos
errores? La respuesta parece obvia: el comunismo. Pero: ¿qué es el comunismo?
No una ideología, no una filosofía, no un sistema económico, no una forma de
gobierno. Es en
verdad esto: “una conspiración para la
revolución”. Y esta revolución es la que lleva hasta sus últimas
consecuencias el odio diabólico a Dios.
La
definición dada del comunismo la hemos tomado de uno de los documentos
fundamentales para entender la revolución en el mundo moderno, en especial la
historia de los últimos cien años. Nos referimos al “Interrogatorio Rakovsky”, también conocido en su edición española
como “Sinfonía en Rojo mayor” (documento
que puede leerse en este resumen
o completo aquí).
En
1938, la policía secreta soviética, NKVD, durante una de las purgas de Stalin
contra sus enemigos trotskistas, realizó un interrogatorio al agente masón illuminati Christian Rakovsky, notable
conspirador de la primera hora, socio de Trotsky en la revolución rusa, y
embajador de Moscú en París. Rakovsky se despacha durante toda una noche –su
vida estaba en juego- con revelaciones que nunca debían salir a la luz, pero
que por circunstancias extraordinarias llegaron a conocerse. Este agente de los Rothschild explica por
ejemplo que “el
objetivo de la Revolución es nada menos el de redefinir la realidad en términos
de los intereses de los banqueros. Esto implica la promoción de la verdad
subjetiva sobre la verdad objetiva”. Descubre que es el poder del dinero
(“Imperialismo Internacional del Dinero” lo llamó el Papa Pío XI) el que ha
estado financiando las revoluciones anticristianas y desde sus orígenes al
Comunismo. Con respecto a la Revolución en Rusia, habiendo perdido el control
sobre Stalin, la misma banca internacional que financió la Revolución soviética
financió a Hitler, para oponerse al
“bonapartista” tirano, que había interrumpido la pronta mundialización de la
revolución que llevaba a cabo Trotsky, pronto fuera de combate debido a una
enfermedad mortal. Abrieron así el
camino a una guerra en dos frentes, cuyo objetivo final era expandir la
revolución comunista a todo el mundo. Luego perderían el control sobre Hitler, que
empezó a emitir su propio dinero contra los intereses de la banca
internacional, viéndose obligados a hacer un frente aliado con Stalin. Dos
fechas son claves en este proceso revolucionario. Una, el 25 de octubre de
1917. La otra, el 24 de octubre de 1929.
En palabras del mismo Rakovsky:
“Recuerde aquella
mañana del día 24 de octubre de 1929. Un tiempo llegará en que será para la
Historia de la Revolución un día más importante que el de octubre de 1917. El
día 24 es el crack de la Bolsa de Nueva York; principio de la llamada
“depresión”, auténtica Revolución.
Anote usted esto: en
este año de 1929, el año primero de la Revolución Americana, en febrero, sale
Trotsky de Rusia; el crack es en octubre… La financiación de Hitler es acordada
en julio de 1929. ¿Cree usted todo casual?… Los cuatro años de Hoover son los
empleados en preparar la toma del poder en EE.UU. y en la URSS, allí, por medio
de la Revolución Financiera; aquí, por la guerra y el derrotismo subsiguiente…”
Si la revolución había triunfado en
1917 en Rusia, fue en 1929 cuando triunfó del todo en USA y por lo tanto
comenzó la exitosa expansión mundial de los errores surgidos en Rusia. A pesar
de que podría pensarse que ya en 1913 con la fraudulenta fundación de la
Reserva Federal, la usura internacional revolucionaria había vencido al hacerse
con los resortes económicos del país, fue en 1929 cuando el “americano clásico”
quedó esclavizado a Wall Street y su moral aplastada.
Exactamente entre medio de esos dos
hechos sucedidos ese año, la salida de Trotsky, agente Rothschild hacia USA, y
el crack de octubre, se produjo la aparición de la Virgen en Tuy. Poco tiempo
después de su pedido, los banqueros acordaban la financiación a Hitler,
preparando la guerra mundial.
Prestemos atención también a este
detalle, que nos parece significativo: el interrogatorio a Rakovsky se realizó
en la noche del 25 al 26 de enero de 1938 (desde las 21 hasta las 3 horas
horario de Europa occidental). Es decir que ¡la entrevista comenzó al finalizar
la luz de advertencia que había anunciado Nuestra Señora que se vería en el
cielo, como anuncio de la próxima guerra!
Esa guerra la estaba anunciando un
agente illuminati esa misma noche. Era una guerra impulsada por la revolución
comunista mundial, cuyo brazo estaba en Moscú, pero cuyo cerebro residía en
Estados Unidos de América (aunque unos y otros países eran peones de judíos
sionistas, recuérdese que en la misma semana en que se produjo la Revolución
soviética se concretó la “Declaración Balfour” en Londres, que abría las
puertas al Sionismo para la ocupación futura de Palestina). Todo esto permitido
por la Providencia para castigo de los hombres rebeldes a Dios.
Si vinculamos, entonces,
inevitablemente el anuncio de 1917 con la revolución rusa, podemos relacionar
el pedido hecho en 1929 con la otra revolución en 1929, o, mejor dicho, la otra
etapa de la misma revolución. Esto es así porque sus responsables fueron los
mismos, con el único fin de acabar con todo vestigio del Orden cristiano y la
Iglesia católica. Para llegar a esto debían por un lado trabajar
clandestinamente ad intra de la
Iglesia (triunfarían en la Revolución de octubre del Concilio Vaticano II,
recuérdese: comenzado un 11 de octubre, en 1962) y ad extra corrompiendo y aplastando las sociedades herederas del
orden Romano de la Cristiandad.
Pero entonces, ¿por qué Nuestra Señora
no pidió la consagración de USA y sí la de Rusia? ¿Acaso no ha sido más exitoso
el modelo corruptor de la impiedad anglo-americano-sionista, que el sistema formal
del comunismo ruso, perimido a partir de 1989 con la caída del Muro de Berlín?
La respuesta es esta: Rusia tiene una
misión providencial en la historia.
El universalismo es una constante en su
historia y nadie puede negar que el comunismo cobra fuerza o se vale de un país
que no sólo tiene vocación imperial, sino que se siente llamado a realizar la
“redención” universal. Desde la época de los zares los rusos se han creído
llamados a salvar Europa. El zar Alejandro I combatió contra las doctrinas de la
Revolución Francesa. En diversas ocasiones Rusia constituyó una valla defensiva
para la Cristiandad. “Ningún otro pueblo tiene sentido tan agudo e instintivo
de no haber sido hecho para este mundo”, afirma el P. Alfredo Sáenz en su obra “De
la Rus’ de Vladimir al ‘Hombre nuevo’ soviético”. Vladimir Soloviev hablaba de la misión histórico-religiosa de
Rusia. “El carácter eminentemente religioso del pueblo ruso, así como la
tendencia mística que se muestra en nuestra filosofía, en las letras y en las
artes, parecen reservar a Rusia una gran misión religiosa” (Rusia y la Iglesia
universal, ob.cit.) Afirmaba también que la vocación peculiar de Rusia
“consistía en llevar a su plenitud lo inaugurado por Constantino y Carlomagno”
(cfr. ob. cit.). También Dostoievsky
se ocupó de destacar la misión universal de Rusia. Por otra parte, la amenaza
de Rusia sobre Europa había sido señalada por Napoleón Bonaparte, por el
marqués de Custine y por Donoso Cortés, entre otros. Siendo Rusia el país más
grande del mundo, y dotado de tal voluntad totalitaria, se comprende bien que
dominado por una religiosidad invertida y satánica, como el comunismo, podría
arrasar fácilmente con Europa. Mucho más si se tiene en cuenta que ésta ha
renegado de su identidad cristiana. Decía Louis
Veuillot: “El mundo será socialista o
será cristiano, no será liberal. Si el liberalismo no sucumbe ante el
catolicismo, que es su negación, sucumbirá ante el socialismo, que es su
consecuencia” (cit. en A. Sáenz, o. c.).
Dice
en un artículo el escritor español Juan
Manuel De Prada: “Dostoievski resume el designio ruso por boca del asceta
Paisius en Los hermanos
Karamazov: «Ciertas teorías afirman
que la Iglesia debe convertirse, regenerándose, en Estado, dejándose absorber
por él, después de haber cedido a la ciencia, al espíritu de la época, a la
civilización. Si se niega a esto, sólo tendrá un papel insignificante y fiscalizado
dentro del Estado, que es lo que ocurre en la Europa de nuestros días. Por el
contrario, según las esperanzas rusas, no es la Iglesia la que debe
transformarse en Estado, sino que es el Estado el que debe mostrarse digno de
ser únicamente una Iglesia y nada más que una Iglesia». Dostoievski
profetizó la revolución bolchevique, anticipando su signo radicalmente
anticristiano e inhumano, como un castigo divino arrojado sobre Rusia, para
purificarla; y profetizó también la regeneración de Occidente, que sólo podría
alcanzarse a través de Rusia. Y así, escribió en Diario de un escritor: «La caída de vuestra Europa es inminente (…) Todas esas doctrinas parlamentarias, todas las teorías cívicas
profesadas hoy en día, toda la riqueza acumulada, todo eso será destruido en un
instante y desaparecerá sin dejar rastro». A los que están empachados de alfalfa
tertulianesa estas palabras de Dostoievski se les antojarán lucubraciones
misticoides. Pero por defender tales lucubraciones muchos rusos entregaron su
sangre en el Gulag; y alguno que sobrevivió al Gulag las siguió defendiendo
después, como por ejemplo Solzhenitsyn,
quien en El roble y el ternero escribió: «En cuanto a Occidente, no hay esperanza; es más, nunca debemos contar
con él. Si conseguimos la libertad, sólo nos la deberemos a nosotros mismos. Si
el siglo XX comporta alguna lección para con la humanidad, seremos nosotros
quienes la habremos dado a Occidente, y no Occidente a nosotros: el exceso de
bienestar y una atmósfera contaminante de sinvergonzonería le han atrofiado la
voluntad y el juicio». (“Por qué estamos con Rusia”, abc.es).
En los años todavía comunistas, el P.
Sáenz escribía, tras haber visitado la URSS: “El hecho de que el marxismo sea
una religión cosmovisional, si bien invertida, nos hace esperar que una vez que
los soviéticos se conviertan, conservarán ese sentido de totalidad, que nada
tiene que ver con el totalitarismo, y al abrazar de nuevo la religión, esta vez
la verdadera, no la recluirán en la sacristía sino que intentarán impregnar con
ella la totalidad de sus actividades” (Ob. cit.). Y cita estas palabras poco
difundidas del obispo norteamericano Mons.
Fulton Sheen:
“Cuando Rusia reciba el don de la fe,
su misión será la de un apóstol para el resto del mundo. Convendrá dar fe al
resto del mundo. ¿Por qué tenemos tanta esperanza en Rusia? ¿Por qué ha de ser
el medio de evangelizar a las naciones de la tierra? Porque Rusia tiene fuego,
Rusia tiene celo. Dios pudo hacer algo con el odio de Saulo transformándolo en
amor; pudo hacer algo con la pasión de Magdalena convirtiéndola en celo; pero
Dios no puede hacer nada con los que no son ni ardientes ni fríos. A éstos los
vomitará de su Boca.
“La gran vergüenza de nuestro mundo, es
que tenemos la verdad, pero no tenemos celo. Los comunistas tienen celo, pero
no tienen la verdad. El comunismo es como el fuego que se difunde por sí mismo
sobre todo el mundo; es casi un Pentecostés al revés. Algún día, en lugar de
inclinarnos hacia la tierra ese fuego comenzará a quemar hacia arriba,
ascendiendo, al genuino modo de Pentecostés, dando a los hombres alegría, vida
y paz, en lugar de odio, destrucción y muerte. Nuestro mundo occidental carece
de ese fuego. No hay ya profundos amores o abnegadas entregas y consagraciones
a las grandes causas…Somos fríos, opacos, apáticos”.
Por su parte ha escrito el alemán Walter Schubart en “Europa y el alma de
oriente” (1938): “Hoy los cristianos occidentales-los que lo son por rutina-
hablan con horror de los rusos profundamente caídos, pensando al mismo tiempo
en su propia superioridad. A pesar de todo, yo digo: precisamente así como es
hoy ha de ser Rusia para dar vida a la nueva fe. Hay que caer para subir, y hay
que caer profundamente para subir más alto. De los abismos del mal y del
tormento parten caminos temerarios que van a
las cimas de la santidad. Esta es la psicología cristiana de la culpa.
De lo más inhumano puede salir lo más elevado. Cuando la maldad, en el
paroxismo del crimen se reconoce a sí misma, pasa de repente a voluntad de
regeneración. El cristiano occidental, cristiano por costumbre, podrá ser justo
y honrado, pero no fecundo. Es un burgués –y los burgueses son estériles-. Le
falta la corona de espinas. No es en el equilibrio del mundo burgués, sino en
medio de los truenos apocalípticos donde renacen las religiones”. Y en otra
parte de la misma obra: «El
Occidente brindó a la humanidad las formas más estudiadas de la técnica, de la
organización estatal y de las comunicaciones; pero le robó el alma. Misión de
Rusia es devolvérsela. Rusia posee precisamente las fuerzas espirituales que
Europa perdió o destruyó. Rusia es un trozo de Asia y a la par un miembro de la
comunidad cristiana de los pueblos; en ello estriba lo peculiar y único de su
misión histórica. Solamente Rusia reúne condiciones para infundir nuevamente
alma a una generación estragada por el afán de poderío y anquilosada en el
positivismo. (…) Parece una afirmación
atrevida, pero hay que hacerla con toda decisión: Rusia es el único país que
puede redimir y que redimirá a Europa, porque, respecto del conjunto de
problema de la vida, adopta una postura opuesta a la de todos los pueblos
europeos. Precisamente del fondo de su sufrimiento sin ejemplo sacará un
conocimiento más profundo del hombre y del sentido de la vida, y lo anunciará a
los pueblos de la tierra. El ruso tiene para ello condiciones psíquicas que hoy
día faltan a todos los pueblos occidentales.”
Hoy Rusia está viviendo, tras una etapa de transición post-comunista, un
destacadísimo redescubrimiento de sus raíces religiosas y culturales
tradicionales, afirmándose en el liderazgo de corte zarista de Vladimir Putin.
Frente a la degeneración abismal que ocupa al occidente apóstata y sodomita,
Rusia parece encarnar los valores cristianos por aquellos abandonados,
defendiendo el orden natural, la familia y el sentido jerárquico de respeto a
la autoridad y a las tradiciones. “Muchos países europeos se han alejado de sus
caminos, incluyendo en estos, los valores cristianos. Las políticas
occidentales equiparan los valores tradicionales a los vicios, las familias con
uniones del mismo sexo, la fe en Dios con la creencia en Satán… Ese es el
camino de la degradación”. “Solo Dios los juzgará”, afirmaba
Putin en un discurso en noviembre de 2013.
El mundo occidental post-cristiano se
está configurando hoy contra Rusia, porque ve allí su antítesis y su “katéjon”.
Si éste debe ser retirado para que se manifieste el Anticristo, y tanto Roma
como el orden romano han sido vencidos –previamente socavados y corrompidos-
por los precursores del anticristo (liberalismo en las sociedades, modernismo
en la Iglesia, inmoralidad, degeneración y satanismo generalizados), ese Nuevo
Orden Mundial aún no puede llevarse a cabo, porque algo lo obstaculiza. Ese
orden romano de los valores tradicionales cristianos –aunque degradados y no
sometidos a la ortodoxia católica- subsiste hoy en Rusia, pero para poder
resistir entera y victoriosamente debe producirse la conversión al catolicismo
de este país.
Volviendo a los errores que esparciría Rusia, podemos ver que lo que
empezó en Rusia, se trasladó luego a los Estados Unidos, con lo que el Cielo
nos advertiría que si por una parte Rusia tiene una misión providencial en sus
planes -servir de castigo por los pecados del mundo y de hacedora de paz y
restauración cuando su conversión-, por otra parte esos errores surgidos de
allí no serían exclusivos de Rusia, aunque la difusión de los mismos o su
derrota sí dependa de la conversión de este país. La demora en realizar esta
consagración traería grandes castigos. Recordemos que la Hna. Lucía recibió en
una comunicación íntima de Nuestro Señor, este mensaje en el año 1931:
Participa a Mis ministros que, en vista de que
siguen el ejemplo del Rey de Francia, en la dilación de la ejecución de mi
petición, también lo han de seguir en la aflicción.
La referencia era a Luis XIV, quien no realizó la
consagración de Francia al Sagrado Corazón de Jesús pedida por Nuestro Señor a
Sta. Margarita María de Alacocque, y más tarde su descendiente Luis XVI (quien
la haría en la cárcel) fue destronado por la Revolución Francesa y decapitado
en 1793.
Ese mismo año de 1931 fue la proclamación de la
Segunda República en España, comenzando así la quema de iglesias y conventos y
la satánica persecución anticatólica de los comunistas.
La Revolución comunista orquestada por
el poder mundial (que produjo las dos guerras mundiales) no pudo acabar con la
religiosidad de Rusia mediante el ateísmo forzado. El intento posterior de
querer implantar el revolucionario liberalismo occidental tras la caída del
comunismo formal (intento llevado a cabo por Mijail Gorbachov y Boris Yeltsin, agentes
de los Illuminati nacidos ambos en 1931), tampoco dio resultados. Y así como en
su momento les surgió un obstáculo llamado Stalin, ahora el nuevo obstáculo se
llama Putin, aunque de un signo opuesto y por lo tanto más peligroso, porque no
necesita del terror para gobernar su país. Por eso no hay otra opción que la
guerra para quienes buscan erigir el Nuevo Orden Mundial del Anticristo. Hoy las cosas se han invertido y aunque la mayoría
no lo advierte, la Revolución satánica está encarnada en los Estados Unidos con
sus aliados sionistas, y el otrora llamado “occidente cristiano” ha cambiado de
hemisferio, ubicándose en Rusia.
Pero la salvación de Rusia también
depende de la consagración al Corazón Inmaculado. Por eso la Sma. Virgen le
dijo a la Hna. Lucía:
‘Ha llegado el momento en que Dios
pide al Santo Padre que haga, en unión con todos los Obispos del mundo, la
Consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón; prometiendo salvarla por este medio. Son tantas las almas que la
justicia de Dios condena por pecados cometidos contra Mí, que vengo a pedir Reparación. Sacrifícate por esta intención y
reza’
Esto es así porque, según creemos, de
no mediar esa consagración la próxima guerra sería devastadora para Rusia,
erigiéndose sobre sus ruinas y las de toda la Cristiandad el reinado del
Anticristo. Sin embargo, la promesa del triunfo del Corazón Inmaculado sostiene
nuestra esperanza. Así dijo Sor Lucía: “El
Santo Padre ha de hacer la consagración, más será tarde. Y, sin embargo, el
Corazón Inmaculado de María ha de salvar a Rusia. Le está confiada”
De allí la importancia capital que
tiene esta devoción, que incluso muchos que advierten los síntomas positivos en
Rusia y su reacción ante la impiedad occidental, no comprenden o destacan. Por
eso, como dice Mons. Richard Williamson:
“Sin embargo, no nos hagamos
ilusiones: la Ortodoxia rusa unifica a la religión y al patriotismo en una
mezcla no totalmente reverente, y ésta sigue siendo cismática al no aceptar la
Supremacía Papal, y herética al rechazar algunos dogmas; por lo tanto, los
rusos sí necesitan convertirse a la verdaderamente Universal Iglesia Católica.
Pero si Nuestra Señora de Fátima ha señalado a su país para ser Consagrado a Su
Corazón, ¿no podría ser no debido al hecho de que los rusos aún son comunistas
perversos, sino porque los grandes sufrimientos que su gente ha tenido que
soportar durante 70 Babilónicos años de cautiverio comunista los está haciendo
resurgir de las raíces religiosas de la “Rusia Santa,” un renacimiento de
vitalidad espiritual que podría salvar a la verdadera Iglesia, en el presente
marchitándose en el Oeste, en donde la Autoridad de la Iglesia puede que aún
tenga un gran número de seguidores pero con muy poca Fe, mientras que el resto
que aún permanece Tradicional tiene la Fe verdadera pero muy poco si contamos
el número de sus seguidores y menos aún si hablamos de Autoridad? ¡Dios bien
sabe que la Iglesia Occidental también necesita convertirse!
“¿Podría ser
entonces que Rusia va a aplastar este cerco en una Tercera Guerra Mundial
permitiendo su ocupación de Europa, lo que llevará por fin al Papa Latino a
consagrar a Rusia al Corazón Inmaculado de Nuestra Señora, como lo ha pedido en
vano por tanto tiempo? ¿Será que en ese momento el renovado vigor religioso de
los rusos salvará nuestra deteriorada Autoridad y Tradición Católica, cuya
Verdad a su vez limpiará sus errores? Si sucediera así, entonces nuevamente
Dios habrá “concluido todo en falta de fe, que tenga piedad de todos… Cuán
incomprensibles son Sus juicios, y cuán insondables Sus caminos… A Él sea la
gloria por siempre jamás” (Rom. XI, 32 -36).
“Católicos, tanto los de la corriente dominante
como los de la Tradición, recen con todas las fuerzas de su corazón por la
Consagración de Rusia al Afligido e Inmaculado Corazón de la Madre de Dios, o
“Theotokos,” como es conocida en la Iglesia Oriental” (Comentarios Eleison N°
112, 29 de agosto de 2009).