Hace mucho tiempo que esto lo sabíamos. Inclusive lo habíamos afirmado en un artículode nuestro blog. Pero es ahora de boca del mismo implicado, el Superior de Distrito de Francia, Padre Bouchacourt, de donde sale la explícita confirmación. La FSSPX ha dejado de resistir, la FSSPX de Mons. Fellay ya no es resistente, como quería Mons. Lefebvre, quien por ejemplo lo decía así:
“En la Iglesia no hay ningún derecho, ninguna jurisdicción que pueda imponer a un cristiano la disminución de su fe, todo fiel puede y debe resistir a aquello que afecte su fe, apoyándose en el catecismo de su niñez. Si se encuentra en presencia de una orden que lo pone en peligro de corromperla, la desobediencia es un deber imperioso.
Tenemos el deber de desobedecer y de conservar la tradición porque estimamos que nuestra fe está en peligro a causa de las reformas y las orientaciones posconciliares. Agreguemos esto: el mayor de los servicios que podamos hacer a la Iglesia y al sucesor de Pedro es repudiar la Iglesia reformada y liberal. Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, ni es liberal ni puede ser reformado”.
(Monseñor Marcel Lefebvre, “Carta abierta a los católicos perplejos”, Capítulo XVIII.)
Ahora el tristemente célebre en estas tierras Padre Bouchacourt, el paniaguado servidor de Menzingen ocupado en expulsar sacerdotes como los Padres Faure, Cardozo, Altamira y Trincado mientras negaba públicamente el deicidio judío; el que vaticinaba una nueva primavera en la Iglesia con el fin del Vaticano II mientras se negaba a responder las requisitorias de los fieles que habían confiado en los sacerdotes de la Fraternidad; el que había llamado Judas a Mons. Williamson porque denunciaba el liberalismo de Monseñor Fellay; ahora habla en Francia como si nada de todo esto hubiera sucedido, y dice sin inmutarse, como un actor consumado del cine francés (Lino Ventura, Michel Piccoli, Pierre Richard, el que Ud. quiera), cosas como estas, en unaconferencia:
“Hay que actuar! Acción, acción! El combate actual exige una gran generosidad. No es necesario ser numerosos (cita a los macabeos). No seremos muy numerosos pero tenemos la fe. Tenemos la ayuda de Dios. Si nos apoyamos en Él, si vivimos esta fe, el deseo de combatir con la bandera levantada, entonces tendremos la victoria. Eso es lo que esperamos de nuestros obispos, que nos digan esto, que muestren que llevan el estandarte católico, no medio levantado o medio bajado, por miedo a criticar, por miedo al mundo. (Sí, esto dijo el hombre que por miedo a criticar, por miedo al mundo negó el deicidio judío en una entrevista con el diario más leído de Argentina) Amigos, nosotros no somos resistentes. Los resistentes están acorralados contra un muro, es casi el combate de la desesperación. NO SOMOS RESISTENTES. Somos combatientes”.
Vamos a ir a la última parte de su párrafo con más detenimiento. Es interesante porque como en otras oportunidades el P. Bouchacourt vuelve a proponer una falsa oposición. Pues ser combatiente no es ser lo contrario de ser un resistente. Quien combate tiene momentos en los que debe fundamentalmente atacar, y momentos en los que sobre todo debe resistir. En ningún caso se deja de combatir. Pero el P. Bouchacourt deja en claro que ellos, los de la Nueva Fraternidad, no resisten. Y eso cuando una vez escribió cosas como esta:
“Los adversarios de la Iglesia no cesaron de atacar a lo largo de la historia este magnífico edificio social y religioso. Esta lucha alcanzó su apogeo con la Revolución Francesa (siglo XVIII) y luego con el comunismo y el laicismo, que son sus frutos amargos.
La Iglesia resistió valientemente, dando a luz en su seno a generaciones de santos admirables que atestiguaban el dicho famoso de Tertuliano: “La sangre de los mártires es semilla de cristianos”. La fe siguió difundiéndose a pesar de todo y contra todo.”
(Revista Iesus Christus, Editorial N° 142, Abril/Junio 2013)
Pero parece que, olvidando todo ello, y sintiéndose fuerte, vaya uno a saber por qué, el P. Bouchacourt descalifica a los resistentes porque estarían acorralados contra un muro, desesperados. Seguramente el que alguien como Maximilian Krah esté frente a un muro, pero para rendir homenaje a los “hermanos mayores” (como ha estado en el Muro de los Lamentos de Israel) no le despierta al P. Bouchacourt ningún comentario despectivo, o por lo menos no osa hacerlo público. El P. Bouchacourt descalifica a los resistentes: ¿lo dirá porque la Neo-FSSPX es atacante? ¿Es combatir el tratar cordialmente a los herejes? ¿Es combatiente o es temerosa la declaración de Menzingen con motivo de la “beatificación” de Pablo VI? ¿Ya no hay enemigos a los que resistir? Pero ese demérito que atribuye a los resistentes es desmentido nada menos que por Santo Tomás. Le vendría bien al Superior de Distrito francés repasar por ejemplo las enseñanzas de Teología Moral que se enseña en los seminarios de la Fraternidad (y ojalá se enseñara también a practicar, además de estudiar):
Los actos de la virtud de fortaleza son dos: el sustinere (resistir o reprimir los temores y mantener al alma firme en los peligros), y el aggredi (atacar). Y Sto. Tomás, siguiendo a Aristóteles afirma que: “es acto más principal de la [fortaleza] resistir, esto es permanecer inmóvil ante el peligro, que atacar” (Suma Teol. II-II, q. 123, a. 6).
El aggredi, en el pensamiento de Aristóteles significa atacar como más fuerte, y el sustineri resistir al más fuerte que uno. El sustinere comporta la duración en el tiempo (el soportar el mal que dura), mientras que el aggredi consiste en actuar de repente.
De tal manera que aquellos a quienes el P. Bouchacourt quiere desmerecer, son los que están siendo más fuertes con su resistencia ante el más tremendo avance de la impiedad, las herejías y la apostasía de la iglesia conciliar y el mundo entero. Y los que han dejado de resistir –a confesión de parte, relevo de pruebas-, visto y considerando que tampoco son atacantes, sino muy complacientes y cordiales dialogantes, puede decirse que han abandonado la pelea. El combate de la Neo-FSSPX, en todo caso, se ha reducido a esto: es un combate por conservar las estructuras, la organización y los bienes materiales de la congregación; las apariencias. Y en ese combate tienen un solo enemigo: la verdad.
El combate de la Neo-FSSPX.