HISTORIA INTERNA – II
Los planes mejores
diseñados de los hombres a menudo salen mal.
Cuando el Cielo habla, nosotros humanos debemos obedecer.
Cuando la idea de una
Cruzada de Rosarios para la Consagración de Rusia fue primeramente expuesta a
Monseñor Fellay en Junio del 2006, él aún no sabía que la idea era de hecho una
directiva de Nuestra Señora – la mensajera había tenido timidez en decirle. Así
que él no fue en contra de la voluntad del Cielo con conocimiento de causa
cuando retornando a Suiza luego de su encuentro con la mensajera, él decidió
atender a la idea de una Cruzada pero para aplicarla primariamente a la
liberación de la Misa Tridentina, dejando la Consagración de Rusia entre las
intenciones secundarias. Así que, como Nuestra Señora le dijo a Su mensajera,
si bien Ella bendeciría la primer Cruzada como un signo que los mensajes
provenían realmente de Ella, no lo sería para confirmar que la liberación de la
Misa era lo que realmente Ella quería. La verdadera respuesta a la crisis de la
Iglesia y del mundo yacía en la Consagración de Rusia, como pronto le quedaría
bien claro al Monseñor.
Así, dado el respaldo de
Nuestra Señora, la primer Cruzada fue un éxito inesperado tanto en el número de
rosarios rezados por los fieles como en el cumplimiento por parte del Papa Benedicto
XVI del deseo largamente esperado por Monseñor Fellay mediante la declaración
en su Motu Proprio de Julio de 2007 que la Misa Tridentina
nunca había sido abrogada.
Sin embargo, ya en Agosto
del 2006, Nuestra Señora había dirigido a Su mensajera para que enviara a
Monseñor Fellay una carta en la cual él esta vez era totalmente informado de
todos los detalles de la súplica original de Ella, incluyendo que venía del
Cielo. A esta carta el Monseñor había respondido positivamente diciendo que él
usaría el impulso brindado por la primer Cruzada para lanzar la segunda, y que
lo mejor era si él mismo tomaba cartas en el asunto. Pero, un año más tarde,
enseguida después del Motu Proprio y hasta el final del 2007,
Nuestra Señora dirigió a la mensajera para escribirle a él una y otra vez para
recordarle a él el deseo de Ella de que una segunda Cruzada fuera
apropiadamente dedicada a la Consagración de Rusia.
Todavía Monseñor Fellay
dudaba en comprometerse a sí mismo, así que al comienzo del 2008 Nuestra Señora
retornó aún más insistentemente con la misma súplica de que la Cruzada fuera
dedicada a la Consagración. El problema era que Monseñor Fellay había estado
por largo tiempo trabajando en su propio plan para resolver la crisis de la
Iglesia mediante una reconciliación entre la Fraternidad San Pío X y Roma, y la
súplica de Nuestra Señora no encajaba en ese plan. Por lo tanto, cuanto más
progreso él parecía estar haciendo con los romanos hacia la reconciliación, más
difícil devenía para él mantener su promesa de hacer lo que Ella pedía porque
él sabía que lo que Ella pedía enojaría a los romanos. En efecto…
Fue alrededor de este
tiempo que la mensajera, no teniendo conocimiento del porque el Monseñor estaba
continuando a atascar la súplica de Nuestra Señora, le preguntó a Ella si la
razón era que el Monseñor no estaba seguro que la súplica viniera en efecto de
Nuestra Señora. “No”, fue la simple respuesta, mientras Nuestra Señora bajaba
su cabeza y la movía suavemente de un lado al otro, “ese no es por qué”. Nuestra
Señora no dijo cuál era la razón real, Ella solamente dijo que no era porque el
Monseñor no creyera que era Ella misma la que estaba haciendo la súplica.
Nos aproximamos al clímax
del drama. Y drama fue. A principios del 2008 el mensaje de la Santísima Virgen
María concerniente a la Consagración de Rusia estaba deviniendo urgente, dado
que Ella sabía que el Monseñor estaba seriamente pensando en hacer uso de la
segunda Cruzada para sus propios propósitos. Esta vez el quería usarla para
conseguir la segunda de las pre-condiciones para las discusiones con Roma – el
levantamiento de las así llamadas excomuniones de los cuatro obispos de la FSPX
en 1988.
Kyrie eleison.