Todo esto está muy bien, pero
la pregunta sigue en pie: ¿Qué pudo hacer el Padre Pinaud para ser castigado
tan gravemente?
Podemos formular la pregunta
en su forma afirmativa: Lo que hizo debe ser muy grave, dada la
severidad de la sanción.
Sí, es verdad. Y es aquí en
donde el proceso cobra todo su interés.
Esta es una de las razones por
las que no huí.
Imagínense que hubiera sido
sancionado sin proceso -como la mayoría de mis otros cofrades- ustedes podrían
decirse verdaderamente: “Lo que hizo debe ser muy grave para que su superior lo
castigue de esta manera”… se podrían imaginar cualquier cosa.
Pero lo interesante de este
proceso, es que las acusaciones se hicieron públicas –el 7 de marzo de 2013, el
Padre Thouvenot difundió urbi et orbi una circular gravemente calumniosa- y
todos pueden tener acceso a ella… esta es la razón de la publicación de las
Actas del proceso en su totalidad.
No es posible decir –como lo
hizo últimamente Monseñor Fellay al autor de un artículo que resumía bien todo
este asunto- “Usted no sabe todo, señor,
este proceso no es más que la punta del iceberg”.
No, Monseñor Fellay, cuando
uno es honesto, no es posible decir tales cosas. Como se trata de un proceso,
la sentencia necesariamente debe corresponder al documento de acusación y la
víctima debe tener necesariamente la posibilidad de defenderse antes de conocer
su sentencia, de lo contrario, el proceso en cuestión sería solo un
procedimiento deshonesto.
¿Entonces qué fue lo que hice?
Yo lo confieso sin
arrepentimiento y usted puede verificarlo leyendo el libro:
Yo corregí algunas faltas de
ortografía inadmisibles en un documento que me fue transmitido en privado, para
dar mi opinión privada.
Este documento se hará y
permanecerá célebre, vale la pena releerlo –se encuentra en las Actas donde
figura entre los cargos- y es conocido bajo el nombre de carta de los 37.
En la Circular del 7 de marzo,
el Padre Thouvenot afirmó que esta carta abierta a Monseñor Fellay contiene
calumnias, maledicencia y amalgamas.
En su comunicado respecto a
este mismo documento, el Padre de Cacqueray empleó las siguientes expresiones: “fábulas”, “actitud que no se funda en nada
objetivo”, “desconfianza infundada.”
Es muy fácil afirmar: “fábulas”, “actitud que no se funda en nada
objetivo”, “desconfianza infundada”, amalgamas, maledicencia, calumnias… pero
todos estos calificativos por sí mismos no refutan en nada los hechos
mencionados.
Yo le creo a los tres cofrades
que me reportaron que el Padre de Cacqueray les dijo lamentar estas expresiones
mentirosas que empleó para hacer, una vez más, un compromiso con la Casa
General.
Cuando leo, por ejemplo, en
esta carta abierta a Mons. Fellay:
“Desde hace más de trece años, usted autorizó a un
cofrade a no citar más el nombre del papa en el canon después de haberle
confiado que usted comprendía su elección ante la escandalosa firma de un
documento común entre católicos y protestantes.
Esto no son fábulas. Yo
conozco a este sacerdote que es actualmente miembro sin historia de la FSSPX.
Después de eso, las
acusaciones de sedevacantismo para descalificar, me parecen desafortunadas.
Pero en cuanto a esta carta,
yo no inspiré el proyecto. Y contrariamente a lo que afirma el Decreto Penal
firmado por Monseñor Fellay, yo no la redacté, yo no la difundí, y puedo
agregar que yo no la hubiera redactado ni difundido si el que tomó esta
iniciativa no la hubiera tomado. Pero reconozco que corregí algunas faltas de
ortografía inadmisibles… lo que supieron mis acusadores por la violación de mi
correspondencia privada con el Padre Rioult.
Mi suspensión a divinis sanciona entonces la corrección material de
algunas faltas de ortografía…
Cuando pienso que en la escuela
siempre me bajaron puntos cuando cometía faltas de ortografía, ahora soy
castigado por corregirlas… no hace falta decir que nada ha cambiado… al
contrario, hay que constatarlo, ¡todo cambió!
Esta es la razón de mi exilio
a Jaidhof, de mis ocho meses de detención y de este juicio… no se me puede
acusar más que de la corrección de algunas faltas de ortografía… y sobre la
base de una violación de mi correo privado…
Es interesante leer cómo el
Secretario General anunció esto en su Circular a todas las nuestras casas de
todo el mundo y a las comunidades amigas:
“En estrecha colaboración con Monseñor Williamson,
el padre Olivier Rioult es el cerebro de esta empresa de insubordinación, en
concierto con el Padre Nicolás Pinaud y el Padre Matthieu Salenave. Ellos se
benefician del apoyo de otros sacerdotes, de los cuales algunos de ellos han
sido expulsados de la Fraternidad por acciones subversivas, así como de algunos
laicos muy experimentados en la utilización de internet y la
instrumentalización de foros de discusión con fines sediciosos. Estos
sacerdotes no retroceden ante nada y se dicen listos para llegar hasta el tope.
Con el fin de desenmascarar completamente a estos
agitadores que pierden de vista su vocación sacerdotal, hoy se les ha dado a
conocer que están relevados de todo ministerio y que deberán irse a prioratos
distintos. Un proceso eclesiástico será
instruido en su contra, a menos que prefieran encerrarse en su
desobediencia, en cuyo caso serán expulsados de la sociedad”.
Desde mi comparecencia,
recuerdo muy bien que uno de mis jueces huía de mi mirada visiblemente. Yo no
sé si algún día volveré a cruzarla con la del Padre Thouvenot…
Continúa...
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