Esta entrevista al P. Gleize, realizada
por el distrito de USA, fue publicada en DICI
el 7-06-2013, y en ella el profesor de teología dogmática de Ecône insiste en
sostener la tesis
que poco antes había formulado, en cuanto a que la "iglesia
conciliar" posee una naturaleza puramente espiritual, es decir, ella es
solamente una mala tendencia o inclinación en la Iglesia Católica, sólo un mal espíritu en algunos de los miembros de la Iglesia.
Mons. Tissier contradijo esta postura del P. Gleize mediante
el artículo “¿Existe una iglesia conciliar?”, publicado en “Sel de la Terre”, n° 85, Verano
de 2013, documento que la Neo FSSPX prohibió en USA.
Mons. Tissier y los dominicos de Avrillé niegan que la “iglesia
conciliar” tenga una naturaleza puramente espiritual, que es lo que pretenden
el P. Gleize y la Neo FSSPX.
¿SE PUEDE HABLAR DE UNA “ROMA DE TENDENCIA NEO MODERNISTA”?
THE
ANGELUS : Padre, usted recientemente propuso una explicación según la cual
la expresión “iglesia conciliar” no significaría una institución distinta de la
Iglesia Católica, sino más bien una “tendencia” en el seno de esta. ¿La
consecuencia lógica de esta teoría sería entonces que el movimiento
tradicionalista debería retornar a la estructura oficial de la Iglesia con el
fin de combatir, desde el interior, la “tendencia” conciliar y así hacer
triunfar a la Tradición?
Padre
Gleize : Yo les pregunto en cambio : ¿Qué entiende usted por
“estructura oficial”? Lógicamente, esta expresión hace la distinción con otra
estructura que sería no-oficial: ¿dónde está ella según usted? Por mi parte, me
parece que está la Iglesia y su estructura visible; y en la estructura de la
Iglesia se encuentra el buen y mal espíritu, este último se ha apoderado de los
espíritus de los dirigentes y haciendo estragos bajo el abrigo del gobierno de
la jerarquía. Si hay una estructura oficial a la cual no pertenecemos y a la
cual habría que regresar, o se trata de la jerarquía visible de la Iglesia
católica y nosotros somos cismáticos, y como tales fuera de la Iglesia visible
y queremos permanecer así; o se trata de una jerarquía visible diferente a la
de la Iglesia católica y nosotros somos la Iglesia Católica en tanto que ella
es distinta de la Iglesia conciliar; pero entonces, ¿dónde está nuestro papa? ¿Nuestro
papa es obispo de Roma y quién es obispo de Roma entre nosotros?
Frecuentemente
escuchamos a las autoridades de la Fraternidad decir que es necesario “ayudar a
la Iglesia católica a recuperar su tradición”. ¿No cree usted que este género
de declaraciones podrían dejar a los fieles perplejos? Pues la Iglesia
Católica, sin su Tradición, no podría existir, ya no sería la Iglesia Católica.
Si usted se
imagina que la Iglesia es una persona, su pregunta se sostiene. Pero la Iglesia
no es una persona como usted o yo; es una sociedad y entonces las cosas no son
tan simples. “Ayudar a la Iglesia a recuperar su Tradición” es una expresión donde
el todo es tomado por una parte, es decir que por los hombres que dentro de la
Iglesia están infectados por el mal espíritu. Esta figura de estilo es legítima
y un hombre de buena voluntad no se equivoca con esto. En el pasado, los papas
han hablado de “reformar la Iglesia”. Pero la Iglesia no se puede reformar.
Entonces los papas querían hablar no de la Iglesia en cuanto tal, sino de
ciertas personas en la Iglesia.
¿Pero cree
usted que verdaderamente se pueda hablar de « tendencia » para
calificar al modernismo que estraga la Iglesia, siendo que las ideas liberales
y masónicas del Vaticano II se encuentran, por así decir, institucionalizadas
por las reformas y cubriendo todos los aspectos de la vida de la Iglesia:
Litugia, Catecismo, Ritual, Biblia, Tribunales eclesiásticos, Enseñanza
superior, Magisterio y sobre todo, el Derecho canónico?
Usted dijo bien
« por así decir »… Esta es la prueba (al menos inconsciente) que las
cosas no son tan simples. No olvide que, en todo caso, yo no soy el primero que
habla de “tendencias” para calificar la situación actual de la Iglesia ocupada
por el modernismo. Recuerde la Declaración
de 1974, donde Monseñor Lefebvre trazó el rumbo de la Fraternidad: Monseñor Lefebvre habla exactamente de una “Roma
de tendencia neo-modernista, neo-protestante, que se manifestó claramente en el
concilio Vaticano II y después del Concilio en todas las reformas que se
derivaron de él”. Monseñor Lefebvre no quiere decir que habría dos Roma o dos
Iglesias diametralmente opuestas como lo serían dos cuerpos y dos sociedades.
El quiere decir que está Roma y la Iglesia, el único Cuerpo místico de Cristo
cuya cabeza visible es el papa, obispo de Roma y vicario de Cristo. Pero existe
una mala tendencia que se ha introducido en esta Iglesia, a causa de las ideas
falsas que hacen estragos en el espíritu de aquellos que tienen el poder en
Roma. Es este argumento que tomó mi artículo del mes de febrero pasado del Courrier de Rome. Sí, las reformas son
malas; pero ellas tienen como resultado hacer pasar las tendencias (que
continúan siendo tendencias) en las cosas reformadas: éstas obedecen entonces a
las malas tendencias que se incrustan más o menos en ellas en la vida de la
Iglesia, sin que se pueda decir que en todas partes haya nuevas instituciones,
completamente extrañas a la Iglesia. En todos los ejemplos que usted evoca, se
trata de una cuestión de lo que los hombres de Iglesia han desarrollado. Pero
otra cosa es el poder del cual se han servido (de manera muy abusiva) para
imponer estas novedades, otra cosa es la jerarquía visible cuyos puestos ellos
ocupan. Las ideas liberales y masónicas del Vaticano II han sido
institucionalizadas, pero precisamente, son ideas nuevas, que son el punto de
partida de las nuevas tendencias. Ellas no son una institución como puede serlo
una Iglesia en su totalidad.
Sin duda, ¡pero
estas tendencias no son católicas! Hacen que la gente pierda la fe y se separen
de la Iglesia. No somos nosotros que abandonamos la Iglesia católica, son
ellos, incluso si lograron tomar el mando de la estructura oficial. Nos
enfrentamos a una estructura, a una institución diferente de la Iglesia
católica. Si ese no fuera el caso, ¡nosotros seríamos miembros de ella!
Si sigo con su lógica, debo concluir que la Iglesia conciliar existe como una secta cismática, formalmente otra que la Iglesia católica. Por lo tanto: todos sus miembros son, a lo menos, materialmente cismáticos, comprendiendo a todos los ralliés [partidarios de unirse a la Roma liberal. NP]; ellos están fuera de la Iglesia; no podemos darle los sacramentos a menos que hayan abjurado públicamente; los papas conciliares son antipapas; si nosotros somos
la Iglesia católica, si no tenemos papa, entonces, ¿dónde está nuestra
visiblilidad?, ¿o bien sí lo tenemos y entonces es el Obispo de Roma?
En lo que
concierne al lugar del papa en todo esto, hay que convenir que hay un misterio,
un misterio de iniquidad.
Sin duda, pero
el misterio es una verdad que sobrepasa la razón; que la Iglesia esté
habitualmente privada de su jefe es absurdo y contrario a las promesas de
indefectibilidad. Una de las razones sobre las cuales se pudo apoyar el
fundador de la FSSPX para rechazar la hipótesis sedevacantista, fue que “la
cuestión de la visibilidad de la Iglesia es demasiado necesaria para su
existencia para que Dios pueda omitirla durante décadas; el razonamiento de
aquellos que afirman la inexistencia del papa ponen a la Iglesia en una
situación inextricable.” (Conferencia en Ecône, 5 de octubre de 1978). De
hecho, su [tu] razonamiento equivale más o menos al sedevacantismo. Esto no es
nuevo; pero es un viejo error ya condenado por el fundador de la FSSPX.
Perdóneme si lo decepciono, pero yo no me arriesgaría a querer ser más sabio
que Salomón… Los cuarenta años de episcopado de Monseñor Lefebvre cuentan, si
no a los ojos de los hombres, por lo menos a los ojos de Dios. Monseñor
Lefebvre fue un gran hombre porque fue un hombre de Iglesia.
[El siguiente comentario de DICI no está en la entrevista
original]
Comentario: La
argumentación lógica del Padre Gleize, que se apoya sobre el principio de no
contradicción, se inscribe en la línea de los estudios apologéticos
tradicionales. Podríamos también ver el libro Iota unum, de Romano Amerio, en su subtítulo “Historia de las
variaciones de la Iglesia católica en el siglo XX”, el cual remite a La historia de las variaciones de las
iglesias protestantes de Bossuet. He aquí dos extractos del Prefacio de la
obra de Bossuet que permite comprender la pertinencia y la eficacia de esta
argumentación siempre actual:
-Sobre el
estudio de los cambios en la creencia protestante: “No se hace ningún cambio
entre los protestantes que no marque un inconveniente en su doctrina: sus
variaciones, como las de los arrianos, descubren lo que ellos quisieron
excusar, lo que ellos quisieron suplir, lo que ellos quisieron disfrazar en su
creencia”.
-Es por eso que
a propósito de la visibilidad de la Iglesia antes de la Reforma, los
protestantes propusieron diferentes estados de Iglesia “diciendo que la Iglesia
no siempre estuvo en su esplendor, pero que había en todos los tiempos al menos
una pequeña asamblea donde se comprendió la verdad. Finalmente, como lo hemos
visto, no se podía mostrar en la historia que por pequeña o grande, oscura o
brillante que fuera la creencia protestante, el refugio de una Iglesia
invisible se presentó muy apropiado.”