Cardenal Decourtray (fallecido el 16 de sept. de 1994.) |
Algunos
acuerdistas sostienen que Monseñor Lefebvre se arrepintió del acuerdo del 3 de
mayo de 1988 a causa de que la fecha para consagrar un obispo se posponía. Es
verdad que en un principio, en junio de 1988, es lo que Monseñor Lefebvre dio a
entender. Pero sus ideas se aclararon más tarde:
Monseñor Lefebvre : « Nuestros
verdaderos fieles, aquellos que comprendieron el problema y
que nos ayudaron a continuar la línea recta y firme de la Tradición y de la Fe,
temían las negociaciones que yo hacía en Roma. Ellos me dijeron que era
peligroso y que perdía mi tiempo. Sí, por supuesto, yo esperé hasta el
último minuto para que en Roma demostraran un poco de lealtad. No se me puede
reprochar el no haber hecho lo máximo. También
ahora, a aquellos que me vienen a decir: usted debe entenderse con Roma, yo
creo poderles decir que fui más lejos de lo que debí haber ido” (Fideliter n° 79, pág.11).
Poco
antes de su muerte, Monseñor Lefebvre declaró que el Vaticano II era una perversión del espíritu (2)
Hubo
uno que comprendió muy bien a Monseñor Lefebvre… Mejor que ciertos miembros
actuales de la FSSPX… Nos parece interesante poner la apreciación de este
cardenal modernista quien al menos era un simpatizante de la masonería, si no
es que masón él mismo (1). No solamente él comprendió a Monseñor Lefebvre sino
que revela aquí el verdadero alcance de
este acuerdo del 5 de mayo de 1988 del cual se arrepintió Monseñor Lefebvre
y que ahora es defendido por algunos en la FSSPX. Debemos precisar que este
acuerdo del 5 de mayo de 1988, muy malo, era menos terrible que la Declaración
del 15 de abril de 2012 de Monseñor Fellay. La legitimidad de la promulgación de
la misa de Paulo VI no se reconocía.
Dice
Monseñor Decourtray el 4 de diciembre de 1988 :
« Si Monseñor Lefebvre hubiera confirmado la firma otorgada el 5 de mayo al protocolo de acuerdo, él hubiera probado que estaba dispuesto a admitir todo el concilio Vaticano II al mismo tiempo que la autoridad del Papa actual y los obispos locales unidos a él. En realidad, si Monseñor Lefebvre no aceptó el protocolo propuesto, es precisamente porque comprendió repentinamente su significado real. “Ellos querían engañarnos” dijo él. Esto significa: “Ellos querían hacernos aceptar el concilio”.
« Progresar en la fidelidad al
concilio. Discurso de introducción del Cardenal Decourtray en la
asamblea del episcopado en Lourdes”
Notas :
(1) Este es un extracto
interesante de un artículo de l'Express.
Para nuestros amigos de otros países, precisamos que esta es una revista
izquierdista. El artículo describe a la masonería de Lyon, ciudad del Cardenal
Decourtray.
Extracto
:
« Pero
al lado de esta masonería de fuerte impregnación social, se encuentra una
poderosa corriente espiritualista, en esta ciudad donde el esoterismo, magia y
órdenes templarias siempre se han extendido. “Existe en Lyon algunas logias de
investigación que reflexionan sobre los ritos egipcios, la cábala o el
simbolismo” –explica Jean-Jacques Gabut. Por ejemplo la logia Villard de
Honnecourt, que se reúne en la sede de la GLNF en Lyón, calle Montesquieu. Paradójicamente, esta búsqueda
espiritualista ha permitido a la masonería el mantener buenas relaciones con
las autoridades religiosas, extremadamente influyentes en Lyon, esta ciudad
donde las damas van a misa y los señores a la logia” según una fórmula
recurrente del eterno candidato FN Bruno Gollnisch.
Relaciones
cordiales
En la
gran tradición de las relaciones cordiales mantenidas por Edouard Herriot y
Monseñor Gerlier, masones y sacerdotes cohabitan sin problemas. “Yo siempre he mantenido buenas relaciones
con Monseñor Decourtray, que sabía que yo estaba iniciado”, nos cuenta Robert
Batailly. (…)
(2) Monseñor
Lefebvre, extracto de la conferencia del 6 de septiembre de 1990 en Ecône.
« Este combate entre la Iglesia y los
modernistas liberales, es el del concilio Vaticano II. No hay que buscar el
mediodía a las catorce horas. Y esto va muy lejos. Entre más analizamos los documentos del
Vaticano II y la interpretación que le dieron las autoridades de la Iglesia,
más nos apercibimos que se trata no solamente de algunos errores, el
ecumenismo, la libertad religiosa, la colegialidad, un cierto liberalismo, sino
una perversión del espíritu. Es toda una nueva filosofía,
basada en la moderna filosofía del subjetivismo. El libro que acaba de hacer
publicar un teólogo alemán y que espero será traducido al francés a fin de que
ustedes puedan tenerlo en sus manos, es muy instructivo sobre este punto de
vista. Él comenta el pensamiento del Papa, especialmente un retiro que, siendo
simple obispo, predicó en el Vaticano. Él demuestra que todo es subjetivo en el
Papa. Cuando releemos enseguida sus discursos, nos apercibimos que tal es su
forma de pensar. A pesar de las apariencias, no es católico. Lo que piensa el
Papa de Dios, de Nuestro Señor, viene de lo profundo de su conciencia y no de
una Revelación objetiva a la cual adhiere su inteligencia. El construye la idea
de Dios. Él dijo últimamente, en un documento increíble, que la idea de la
Trinidad no pudo llegar sino muy tarde, porque hacía falta que la psicología
del hombre interior pudiera ser capaz de llegar a la Santísima Trinidad. Por lo
tanto, la idea de la Trinidad no vino de una revelación, sido de lo profundo de
la conciencia. Es totalmente otra concepción de la Revelación, de la fe y de la
filosofía, es una perversión total. ¿Cómo salir de allí? No lo sé. Pero es un
hecho”.