(Las tres primeras preguntas y
respuestas sobre el asunto Williamson y la Shoah, que podemos leer íntegramente
en RIVAROL, han sido suprimidas en esta versión en Le Forum Catholique)
RIVAROL:
Hace algunas semanas, se hizo público el famoso preámbulo doctrinal del 15 de
abril de 2012 en el cual Monseñor Fellay reconoció públicamente la promulgación
legítima de la nueva misa, acepta el nuevo código de derecho canónico de Juan
Pablo II y afirma la validez de todos los nuevos sacramentos de la iglesia conciliar.
¿Qué piensa usted de este documento que
nunca fue claramente retractado en el fondo?
MONSEÑOR
WILLIAMSON: La Declaración Doctrinal del 15 de abril de 2012, sometida a las
autoridades romanas por Monseñor Fellay y su Consejo General como base de un
acuerdo práctico próximo entre Roma y la FSSPX, es un desastre de primer orden.
Esta Declaración represente la capitulación esencial de Monseñor Fellay ante la
Roma modernista. De haber sido aceptada por Roma, hubiera puesto fin a la obra
de Monseñor Lefebvre, esta obra heroica de resistencia a la apostasía casi
total de los hombres de la iglesia conciliar. Y Monseñor Fellay no se ha
retractado de la doctrina podrida de esta Declaración. Al contrario, todo
indica que él intenta llegar hasta el final en su propia obra de destrucción de
la de Monseñor Lefebvre. Si no se logra hacer renunciar a Monseñor Fellay, es
el fin de la FSSPX de Monseñor Lefebvre.
RIVAROL:
Por otro lado, ¿qué piensa usted de la declaración doctrinal de los tres
obispos de la FSSPX del 27 de junio de 2012 y principalmente de su párrafo 11
que abre la vía al principio de un acuerdo práctico con la Roma modernista?
¿Cómo explica usted que sus dos cofrades en el episcopado, Monseñor Tissier y
Monseñor de Galarreta, que firmaron junto a usted el 7 de abril de 2012, una
carta contra la política “acuerdista” de la casa general, hayan después dado
media vuelta y parecen defender a Monseñor Fellay?
MONSEÑOR
WILLIAMSON: La Declaración de los tres obispos del 27 de junio no es mucho
mejor. Fue concebida y gestada para calmar los ánimos, para tranquilizar los
espíritus católicos puestos en estado de alerta por las actuaciones del Cuartel
General de la Fraternidad y sus esfuerzos por adherirse a la Roma conciliar,
esfuerzos que se volvieron públicos a partir del mes de marzo de 2012. Pero
atención. Muy claramente el párrafo 11 deja la puerta abierta a la traición de
la Fraternidad por un acuerdo práctico y no doctrinal con las autoridades
romanas, y se detecta por todas partes, en esta nueva Declaración, la mano de
Monseñor Fellay, con palabras hábilmente escogidas para decir lo contrario de
lo que parecen decir. Aparentemente se critica la nueva religión. Es un
documento que se debe estudiar de cerca. Un católico no puede tener confianza
en nada de lo que salga del Menzingen de Monseñor Fellay.
RIVAROL:
¿Podría evaluar las fuerzas que resisten abiertamente en la actualidad a la
política acuerdista de Menzingen? ¿Cómo explica que la resistencia sea tan
modesta numéricamente?
MONSEÑOR
WILLIAMSON: ¿Por qué la Resistencia a estas infamias de Menzingen, a esta
terrible traición de la Fe por los jefes de la Fraternidad no ha sido vigorosa?
Buena pregunta. Mi respuesta sería que el mundo moderno está profundamente
enfermo. Después del Vaticano II la resistencia no fue muy fuerte en la
totalidad de la Iglesia. 50 años más tarde, la resistencia a la misma
enfermedad es todavía menos fuerte. El hombre moderno está podrido, está
agonizando.
Pero los
católicos creyentes y clarividentes han comenzado a reaccionar. La Resistencia
surgió en Estados Unidos primeramente en la primavera del año pasado. Se
manifestó poco después en América del Sur y en Inglaterra, pero en la Europa
continental no se ha hecho presente. Pienso que vendrá, porque no todos quieren
darle la espalda a la verdad, y ella hará su camino lentamente pero con
seguridad. Los italianos dicen: «Chi va piano va sano, chi va sano va lontano».
La Resistencia irá lejos –hasta el Cielo, si Dios quiere!
RIVAROL:
Los fieles de la Fraternidad que han manifestado su simpatía por la
resistencia, han sido privados de la comunión o de la absolución de acuerdo a
diversos testimonios. Por otra parte, después de la carta abierta de los 37
sacerdotes de la FSSPX a Monseñor Fellay, varios sacerdotes han sido sancionado
y han recibido un “decreto penal” (sic), y han puesto denuncia por pirataje de
su correo electrónico, usurpación de identidad, falsos testimonios y
utilización de falsos. ¿Qué piensa usted del empleo de tales métodos con
respecto a estos sacerdotes?
MONSEÑOR
WILLIAMSON: Tales métodos son una
vergüenza, y pecado grave respecto a la sana moral, pero están justificados
respecto al liberalismo fantasioso y tiránico que se ha apoderado de la
dirección de la FSSPX. El liberalismo es la adoración de la libertad humana en
lugar de la adoración a Dios, por lo que en el fondo, es una cruzada en contra
de Dios. Como Dios es divino, esta cruzada liberal tiene una dimensión divina,
luego el fin justifica los medios. Monseñor Fellay y sus cómplices están
convencidos que tienen el derecho a hacer cualquier cosa para destrozar
–recalco, destrozar- toda resistencia contra su adhesión a la Roma conciliar.
Pero ese delirio no viene de ayer. Nuestro Señor ¿no predijo a sus Apóstoles
que la sinagoga los mandaría a la muerte en nombre de la verdadera religión?
(Juan, XVI, 2)
RIVAROL:
¿Qué piensa usted de los primeros pasos de Francisco, de su colusión cada vez
mayor con el judaísmo, el islam, su inmigracionismo y su voluntad de
“canonizar” antes del fin del año a Juan Pablo II y Juan XXIII? ¿No es una
manera de “canonizar” al Vaticano II? ¿Y eso, no plantea el problema de la
autoridad, todos los manuales de teología previos al Vaticano II enseñan que el
papa es infalible cuando procede a las canonizaciones? Siguiendo a los teólogos
católicos, se trata en efecto de una certitud teológica. ¿Qué piensa usted de
todo eso?
MONSEÑOR
WILLIAMSON: La determinación mostrada por los jefes de la iglesia conciliar
para “canonizar” a los pontífices conciliares, manifiesta la firme voluntad de
los enemigos de Dios de poner fin a la religión católica reemplazándola por la
nueva religión del Nuevo Orden Mundial. De allí que a una neo-iglesia
corresponda la fabricación de neo-santos por medio de un procedimiento desmantelado y “renovado” para
“canonizarlos”. Como siempre con el modernismo, las palabras siguen siendo las
mismas, pero el contenido es completamente diferente. Por eso los creyentes
católicos no deben tener ninguna preocupación por la infabilidad de estas
neo-canonizaciones. Ellas proceden de una doble de la Iglesia Católica.
Pero entonces
¿Qué es esta doble? Cuestión delicada, porque por cualquier cosa se nos trata
de “sedevacantistas”, palabra que actualmente asusta a la gente valiente casi
tanto como la palabra “antisemita”. Pero se trata de discernir la realidad, de
hacer un justo juicio, como dijo Nuestro Señor y no dejarse caer por las
apariencias, las emociones ni las palabras.
Entonces, en
realidad, porque Sor Lucia de Fátima habló de una “desorientación diabólica”,
los hombres de Iglesia desde los años 1950 y 1960 dejaron pervertir su fe
católica por las ideas e ideales de la Revolución en el sentido amplio de la
palabra, que es la insurrección radical del hombre moderno contra su Dios y
Creador. Por lo tanto, estos traidores siguen siendo los hombres de Iglesia en
el sentido de que en ella no hay otros que “ocupen la cátedra de Moisés”, como
dijo Nuestro Señor (Mateo XXIII, 2)
Dicho de otro
modo, la doble en cuestión es la Iglesia ocupada, no por hombres que no son
hombres de Iglesia, sino por hombres cuyas cabezas están ocupadas por una nueva
religión que absolutamente no es católica. Lo que no impide que en esta Iglesia
falsificada, algunos obispos, algunos sacerdotes y un buen número de fieles puedan
haber conservado la Fe católica. Ellos se encuentran en una pendiente
resbaladiza y muy peligrosa, pero no podemos decir que ellos estén fuera de la
verdadera Iglesia.
En resumen, yo
trataría con estas autoridades de la Neo iglesia como actuaría hacia un padre
de familia provisionalmente loco. Yo no prestaría ninguna atención a su locura sino para darle la atención necesaria para observar el momento en que su
locura termine, pero no dejaré de amarlo, incluso de respetar la autoridad inherente
a su calidad de padre.
RIVAROL:
Benedicto XVI es considerado por los medios de comunicación como un “papa
emérito”, se viste de blanco como su sucesor, como él, lleva el solideo, los
dos hombres se encuentran delante de las cámaras. Esta manera de burlarse del
papado, ¿no es un signo, entre otros, que ellos ya no creen que ellos sean (o
han sido) los Vicarios de Cristo?
MONSEÑOR
WILLIAMSON: Más que decir que Benedicto XVI y Francisco no creen que ellos sean
Papas, yo diría que tanto uno como el otro conciben a su propia manera lo que
es ser Papa. Por ejemplo, sus dos maneras de concebir esta función ¿no son
diferentes entre ellas? Es el subjetivismo que hace que uno y otros se sientan
libres de adaptar a lo que ellos piensan, las necesidades actuales de la
institución absolutamente objetiva e inmutable de Nuestro Señor. Y los enemigos
de Dios se mofan del ridículo al que ellos someten así a la Institución de
Nuestro Señor. Es por eso que los pusieron en la Sede de Pedro. Paciencia. Dios
sabe lo que hace, y Él no ha renunciado.
RIVAROL:
Los acuerdistas y los anti-acuerdistas de la FSSPX se envían regularmente citas
auténticas pero totalmente contradictorias de Monseñor Lefebvre, los unos yendo
en el sentido de un acuerdo práctico (“dejadnos hacer la experiencia de la
Tradición”), los otros negándose a cualquier acuerdo antes de la completa
“conversión doctrinal de la Roma modernista”. Las tensiones que existen en el
seno de la FSSPX y de las comunidades amigas, ¿no tienen por origen las propias
contradicciones y fluctuaciones internas del fundador, quien por principio y
ante todo era un pragmático? Además, ¿Se puede por un lado afirmar que la nueva
misa es un veneno para la fe, que el nuevo código está lleno de errores o
herejías, que el Vaticano II es también herético y al mismo tiempo pretender
que todo eso viene de la Iglesia Católica y del Vicario de Cristo? ¿No es un
callejón sin salida intelectual y doctrinal,
una aporía que explica en gran parte lo que sucede hoy, sino también en
las anteriores divisiones que, a intervalos regulares, han marcado la historia
de la FSSPX? Veinticinco años después de las consagraciones, ¿no es tiempo de
proceder serenamente, por la verdad y por coherencia doctrinal, a un inventario
del “lefebvrismo”?
MONSEÑOR
WILLIAMSON: Yo no creo que se deba decir que Monseñor Lefebvre era ante todo un
pragmático, ni que se contradijera. Ante todo era un hombre de fe y de
doctrina. Él era muy pragmático, pero siempre al servicio de la Fe. Como todos
los católicos, a partir de la división entre la Autoridad y la Verdad realizada
por el Vaticano II, se debatía entre su respeto a la Autoridad y su amor por la
Verdad, pero en él siempre fue la Verdad quien prevaleció, como debe ser.
Entonces, cualquier contradicción entre sus palabras a favor de una u otra, es
más aparente que real, como lo demuestra el reciente libro del padre Pivert:
Monseñor Lefebvre, Nuestras Relaciones con Roma. Y las consagraciones de 1988
han sido la conclusión lógica y el florecimiento natural de toda su vida
anterior al servicio de la Iglesia.
Pero sin embargo no
vamos a divinizar a Monseñor Lefebvre. Lo que es verdad, es que Monseñor
Lefebvre fue un hijo de su época y entonces no escapó del todo a lo que yo
tengo la costumbre de llamar el “Cincuentismo”, es decir, esta forma que tomó
el catolicismo de los años 1950, caracterizado, diciéndolo brevemente, por un
exceso de respeto por las autoridades de la Iglesia, exceso que condujo
directamente a la catástrofe del Concilio. Por ejemplo, después de las
consagraciones de 1988, Monseñor Lefebvre leyó la gran obra anti-liberal de
Emmanuel Barbier, y hay testimonios de que dijo: “Si hubiera leído esta obra
antes de fundar Ecône, le hubiera dado a mi seminario otra orientación”, es
decir, más contrarrevolucionaria. En efecto, los sacerdotes formados en los
diferentes seminarios de la FSSPX son por lo general sacerdotes admirables por
su piedad sacerdotal, pero demasiado pocos entre ellos han comprendido la
profunda malicia de este mundo moderno, gentil e inocente en apariencia, pero
que en realidad le hace la guerra a Dios. Esta falta de formación contrarrevolucionaria,
se está pagando muy caro en la crisis actual de la Fraternidad y no hay
seguridad de que ella sobreviva.
RIVAROL:
El ascenso-sanción del dinámico y anti-acuerdista padre Xavier Beauvais quien
dejará durante el primer trimestre del 2014 San Nicolás por la casa autónoma de
España y Portugal, donde la FSSPX no tiene mas que un puñado de fieles y su
reemplazo con el acuerdista padre Patrick de la Rocque, fundador de la Carta a
nuestros hermanos sacerdotes, miembro eminente del GREC y quien abrió una
botella de champagne en el 2007 para agradecer a Benedicto XVI por el “Motu
Proprio” que afirma la primacía de la “misa de Lutero” sobre la misa de
siempre, ¿no da testimonio de la voluntad firme de Monseñor Fellay de ponerse
bajo la dependencia de la Roma modernista?
MONSEÑOR
WILLIAMSON: Efectivamente, una de las pruebas de que Monseñor Fellay
absolutamente no cambia de rumbo, sino que da marcha atrás para saltar mejor
hacia la Roma conciliar, es el anuncio de que el Padre Beauvais debe ser
reemplazado en San Nicolás de Chardonnet en París por el padre de la Rocque.
Este último es bueno, pero está lejos de ser tan firme y clarividente como lo
es el Padre Beauvais. Desgraciadamente, tememos que el Padre Beauvais
“obedezca” a su cambio, por respeto excesivo de la autoridad que traiciona la
Fe. Es la gran enfermedad de tantos “buenos” obispos y sacerdotes después del
Vaticano II. Oremos por el padre Beauvais. En estos tiempos, ya no es
suficiente ser un “buen” sacerdote. ¡Nuestro Señor necesita héroes!
RIVAROL:
En Francia, la ley Taubira instituyendo el “matrimonio homosexual” ha sido
votada y aplicada a pesar de la fuertísima movilización popular. ¿Qué le
inspira esta legislación abominable en un país que fue “la hija primogénita de
la Iglesia?
MONSEÑOR
WILLIAMSON: Decimos en latín, la corrupción de lo mejor hace lo peor. Entre más
buena es Francia, más mala es cuando se corrompe. La misma regla se aplica a
todas las personas, familias y naciones. Paciencia. Recordamos que San Pio X
profetizó una gloriosa resurrección de Francia, actualmente en el abismo. Y no
es difícil prever que ella se volverá a colocar a la cabeza de las naciones, no
porque ella busque su gloria nacional, absolutamente no, sino porque ella no
buscará otra cosa que la Gloria de Dios, y el Reinado Social, Mundial y Global
de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Que viva la Francia que se olvidará de sí misma y
no querrá mas que servir a Dios, Dios y solo Dios!