Estimados
cofrades, muy queridos amigos,
El
Padre Bruno me pidió dirigirles algunas palabras y sobretodo un agradecimiento
hacia Monseñor. Francia cristiana, lo sabemos, festeja a Santa Juana de Arco
hoy, la cual nos invita a luchar para que Dios pueda dar la victoria, pues solo
Él es el gran victorioso. Pues bien, hoy Francia agradece a Inglaterra que viene
a su socorro por medio de Monseñor. Gracias por su valor tranquilo que nos
fortifica a los sacerdotes y fieles en nuestro combate por la fe. Inglaterra
nos socorre por medio de su Obispo. Pero Francia ¿ya no cuenta con Obispos
católicos franceses? Nadie duda que el que vendrá después de usted en pocos
días es un obispo católico. Pero los que hoy reciben la Confirmación
prefirieron recibirla de un obispo que rechazó la orden de callarse para
complacer a los enemigos de Dios. Constatamos en tres cofrades escogidos junto a usted por Monseñor Lefebvre para ser guardianes vigilantes del combate de la fe,
el mutismo voluntario, que es el camino indicado para perder el oído y la
vista.
Dicen
que la historia se repite. Efectivamente, esta ceremonia de hoy me recuerda mi
propia confirmación por Monseñor Lefebvre hace 37 años, el 14 de mayo de 1977
en Sigournet en Vendée. Allí se encontraban todas las familias resistentes de
la época, familias de Vendée, de Poitou y de Bretagne. Allí se encontraban
todos los sacerdotes, todos esos curas refractarios perseguidos por su
jerarquía y, no quisiera hacer la aplicación pero no puedo dejar de constatar
que actualmente la FSSPX se muestra igual en sus injustas sanciones que la
Iglesia bajo Paulo VI. Monseñor Lefebvre fue suspendido a divinis en mayo de
1977. Y Monseñor, usted me da la impresión, en esta ceremonia, de ser como
Cristo entre dos ladrones, pues usted tiene a dos juzgados y condenados junto a
usted. Constatamos sin embargo que 2014 no es 1977, porque en 40 años hemos
adquirido experiencia y constato que la preparación de la ceremonia hoy es
mucho menos improvisada que la del 14 de mayo de 1977. Bravo, fieles valientes
que organizaron esta bella ceremonia. Su determinación serena y gozosa, consuela
a sus sacerdotes todavía demasiado apegados a las cosas de la tierra y que
permanecen tímidos ante lo desconocido de los días futuros. Si nosotros
aplicamos 1977 a la fraternidad, 2014 todavía no es 1977 porque hoy, Monseñor,
usted no administró bajo condición la confirmación a ninguno confirmado por la
FSSPX. Bajo este aspecto, 2014 no es 1977, sino que 2014 es tal vez 1960, es
legítimo pensar que 1977 viene después de 1960, es legítimo pensar que cuando la
Fraternidad esté suficientemente cerca de Roma modernista, el tiempo de las
confirmaciones hechas por ella se convertirá igualmente en tiempo de rehacer
las confirmaciones bajo condición. Pero aunque 2014 no es 1977, hay que
reconocer que los tiempos han cambiado. El Padre Calmel dijo este año que el
mundo era un infierno climatizado.
El
aire acondicionado todavía está allí, esperando estallar esta tarde, mañana o
pasado mañana. Monseñor, usted nos ha recordado que los crímenes no
permanecerán impunes y San Pio X se preguntaba si el hombre de perdición no
habría ya aparecido sobre la tierra. Constatamos que nuestro mundo hace todo
para recibirlo. Si Dios quiere que seamos testigos de la llegada del hombre de
perdición, pues que ese hombre de perdición nos encuentre ocupados en
construir, en reconstruir, nos encuentre ocupados en la construcción
perseverante del reino de Dios en nuestro corazones, es decir, de la
conservación intrépida de nuestra fe en la fidelidad gozosa y la caridad,
porque nosotros sabemos, Monseñor, usted nos lo ha repetido bastante: Dios es
Dios y Él no muere y con su gracia nosotros queremos que Él sea el primer
servido. Gracias Monseñor.