"parece haber llegado la hora de normalizar la
situación de la Fraternidad"
NON POSSUMUS PUBLICA, EN EXCLUSIVA, UNA CARTA INTERNA MEDIANTE LA QUE EL P. SCHMIDBERGER (EX SUPERIOR GENERAL) ANIMA A TODOS LOS MIEMBROS DE LA FSSPX A ACEPTAR LA "NORMALIZACIÓN" DE LA FRATERNIDAD POR PARTE DE LA ROMA LIBERAL.
NUESTROS COMENTARIOS ESTÁN EN COLOR ROJO.
CONSIDERACIONES SOBRE LA IGLESIA Y LA POSICIÓN DE LA FRATERNIDAD SAN
PIO X EN ELLA
I. La Iglesia es un misterio. Es el misterio de
la presencia de Dios entre nosotros, el Dios salvador, que no quiere la muerte
del pecador, sino que se convierta y viva. La conversión requiere nuestra
colaboración.
II. La Iglesia es infalible en su naturaleza
divina; pero es dirigida por personas, que pueden equivocarse e incluso cometer
errores. Hay que distinguir el oficio de la persona. Esta última, permanece una
cierta cantidad de tiempo en el oficio y luego sale -ya sea por la muerte u
otras circunstancias-, pero el oficio permanece. Hoy el papa Francisco tiene el
ministerio papal y la primacía de la autoridad. Dentro de una hora, no sabemos,
podría renunciar y otro papa será elegido. Sin embargo, mientras él tenga la
Sede Papal, lo reconocemos como tal y rezamos por él.
No decimos
que sea un buen papa. Por el contrario, él provoca con sus ideas liberales y su
obrar una gran confusión en la Iglesia. Pero cuando Cristo fundó el Papado, vio
toda la serie de Papas de toda la historia de la Iglesia, incluso al papa
Francisco. Y sin embargo permitió su ascenso al trono papal.
De manera
análoga, Nuestro Señor estableció el Sacramento del Altar con su Presencia
Real, a pesar de que previó los muchos sacrilegios en el curso de la historia.
III. Monseñor Lefebvre fundó la FSSPX en medio de
estos tiempos confusos para la Iglesia. Ella está llamada a dar una nueva
generación de sacerdotes para la Iglesia, para preservar el verdadero Sacrificio
de la Misa y proclamar la realeza de Jesucristo en toda la sociedad, aún frente
a los papas liberales y prelados que han traicionado la fe. Así que
necesariamente tuvo que venir un conflicto: en 1975 la Fraternidad fue enviada
al exilio. Allí no solo sobrevivió, sino que creció y se ha convertido para
muchas personas es un signo de contradicción contra la destrucción de nuestros
días. [Fue gracias a ese “exilio” que la FSSPX prosperó.
Fue por separarse de los herejes liberales y modernistas, usurpadores de la
Jerarquía católica, que la Fraternidad fructificó. Entonces, ¿para qué terminar
con ese bendito “exilio”?]
Esta
oposición se volvió clara para el mundo el 30 de junio de 1988 cuando por razones
de necesidad, fueron consagrados cuatro obispos por Mons. Lefebvre.
IV. Sin embargo, Mons. Lefebvre siempre tuvo la
convicción de buscar una solución canónica para la Fraternidad y no evitó la
conversación con las autoridades romanas, que querían que diera marcha atrás. [Es verdad que Mons. Lefebvre nunca se rehusó a conversar con
las autoridades romanas, puesto que las reconocía como verdaderas autoridades
de la Iglesia; pero es falso que Mons. Lefebvre siempre buscó una “solución
canónica para la Fraternidad”, como lo prueban sus palabras posteriores al mal
paso de mayo 1988 (1)] Él continuó sus esfuerzos incluso después de las
consagraciones de los obispos, a pesar de que en su realismo tenía poca
esperanza de éxito. Él pidió, sirviéndose de argumentos ad hominem, que le
permitieran “hacer la experiencia de la Tradición”. [Después
de mayo del 88, Mons. Lefebvre abandonó para siempre esa desafortunada expresión.
Tuvieron que transcurrir más de dos décadas para que ella fuera exhumada por Mons.
Fellay y demás acuerdistas] Él aceptó completamente el hecho
de que la Fraternidad estaba en una situación excepcional [la situación excepcional
de la Fraternidad consistía en mantenerse fiel a Dios en medio de la apostasía general, en mantenerse firme ante la deserción
en masa de los católicos liderados por una Jerarquía liberal y por unos Papas
liberales] y esto no era por culpa [¿culpa?]
suya, sino de sus oponentes. La situación permaneció hasta el año 2000. Desde
entonces Roma ha buscado un remedio para la situación, a veces de forma astuta,
a veces con intención honesta, dependiendo quien se hiciera cargo del problema
por el lado romano.
V. El declive de la Iglesia desde entonces y el simultáneo
desarrollo constante de la Fraternidad, trajeron algunos obispos y cardenales
que coincidían total o parcialmente, aunque no lo confesaban fácilmente. Roma
fue rebajando sus demandas gradualmente y en las propuestas recientes ya no se
habla de reconocer el Vaticano II ni la legitimidad del Novus Ordo Missae. Así
que parece haber llegado la hora de normalizar la situación de la Fraternidad,
y esto por varias razones [“Normalizar”, según el
diccionario RAE, significa: "regularizar
o poner en orden lo que no lo estaba". P. Schmidberger: ¿quiénes son
los que no están en orden en la Iglesia: los herejes liberales y modernistas o
los tradicionalistas antiliberales y antimodernistas? ¿Entonces? Entonces
sólo un traidor puede pretender que los antiliberales y antimodernistas deben
ser “normalizados” y que los “normales” son los liberales y los modernistas.
Sólo un traidor puede considerar que la herejía liberal o modernista es la verdadera
“norma” a la que todos se deben adecuar en la Iglesia de Cristo]
l) Cualquier situación anormal tiende por sí misma a la normalización. Esto está en la naturaleza de las cosas. [El P. Schmidberger ha recurrido habitualmente a la falacia de la “normalización” para llevarnos al acuerdo con Roma. Al respecto, unas palabras esclarecedoras de Mons. Faure: El P. Schmidberger me dijo una vez: “Padre, usted reconoce en todo caso que no estamos en una situación normal respecto a la Iglesia” ¿Qué quiere decir esto? “Quiere decir que debemos esforzarnos por normalizar nuestra situación y ser reintegrados a la Iglesia”. Podemos decir, imaginemos por ejemplo que una agencia de prensa vaya a hacer una entrevista a unos náufragos que están en un bote salvavidas, y les dice ¿Pero qué hace usted en una pequeña barca en medio del océano? ¿No le parece que usted se encuentra en una situación anormal? Pero, ¿cómo regresar al navío que se hunde para tener una situación normal? Cuando el Titanic naufragó, forzosamente hubo que refugiarse en botes salvavidas. Esto hizo la Fraternidad. Frente a una situación anormal de la Iglesia la Fraternidad debió ponerse a salvo. Frente a una situación totalmente anormal, es normal encontrarse en la situación en que se encontró Mons. Lefebvre y los Tradicionalistas. Monseñor Fellay dijo en el Cor Unum 102 del 2012, que la situación ha cambiado. El principio es el de no al acuerdo práctico sin acuerdo doctrinal, pero la situación ha cambiado, por lo que tenemos que cambiar nuestra actitud respecto a Roma. Esto significa que debemos condenar mucho menos los errores de Roma, de la nueva religión, se criticará mucho menos al Vaticano. Y muchos sacerdotes acaban por convencerse que verdaderamente estamos en una situación anormal. (…) Mons. Fellay y sus colaboradores han de pensar que tienen una misión del cielo. Que es la de evitar que la bella obra de Mons. Lefebvre termine como una pequeña iglesia, como una secta cismática. Esto es completamente idiota, pues hemos recibido una buena formación y sabemos perfectamente lo que es un cisma. No se trata de esto. Y sabemos que es normal que si somos católicos, fieles de la Tradición, estemos en una situación aparentemente ilegal.]
2) No debemos perder de vista el peligro de que los fieles y algunos cofrades se acostumbren a la situación anormal y la vean como normal. La oposición aquí y allá contra la participación en el Año Santo, así como la total indiferencia por la asignación de la Jurisdicción ordinaria por el papa Francisco (nosotros siempre apelamos al estado de necesidad y hemos recurrido a la jurisdicción extraordinaria de acuerdo a la ley) está causando un gran revuelo. Si los fieles o los cofrades se sienten cómodos en esta situación de libertad respecto a la dependencia de la jerarquía, entonces esto implica una pérdida gradual del sensus ecclesiae. Nunca debemos argumentar: tenemos la sana doctrina, la verdadera misa, nuestros seminarios, prioratos y nuestros obispos, no nos falta nada. [Falsas razones. Contra ellas, Santa Teresa dijo esta gran verdad: “quien a Dios tiene, nada le falta”]
3) Tenemos simpatizantes y amigos entre los Obispos y Cardenales. A unos u otros les gustaría llamarnos para ayudarlos, nos darían una Iglesia e incluso nos confiarían un seminario. pero en la situación actual, esto es imposible para ellos. Estos Nicodemos [o cobardes, mejor dicho, porque los tiempos terribles que vivimos no están para “Nicodemos”] esperan con paciencia [a esos cobardes les vendría bien cierta dosis de ira santa en lugar de tan grandísima paciencia] una solución, además ellos personalmente nos fortalecerían las espaldas. [Dicho de otra manera: los liberales moderados protegerán a la Fraternidad de los liberales extremos. El combate ya no será contra todo liberal, como Dios manda; sino que la FSSPX se unirá a unos liberales para ser protegida de otros liberales] En cualquier caso, caerían muchas barreras que tienen los católicos fieles pero temerosos. [Como cuando con el Vaticano II, los traidores, “abriendo las puertas de la Iglesia a los nuevos aires”, suprimieron las santas barreras que evitaban que el “humo de Satanás” entrara al templo santo. Nada nuevo bajo el sol…] En los medios de comunicación y en todas partes nos dicen cismáticos o renegados o separados de la Iglesia, nos desharíamos de esto. [¡Vergüenza de ser verdaderos católicos! ¡Aflicción por lo que dicen los medios de comunicación! ¡Traidores y cobardes! ¿Es que para la Neo FSSPX estas palabras ya no valen nada?: Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y mintiendo digan todo género de mal contra vosotros por mi causaí. Regocijaos y alegraos porque vuestra recompensa será grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros. (Mt 5, 11-12).]
4) En los próximos años, necesitaremos urgentemente nuevos obispos. Ciertamente es posible consagrarlos sin mandato pontifical en caso de emergencia, [aunque la rastrera Neo FSSPX jamás se atreverá, pues eso haría imposible el acuerdo] pero si es posible consagrar obispos con el permiso de Roma, se debe pedir el permiso. [Sí, actualmente es posible que Roma autorice que sea consagrado a un Sacerdote de la FSSPX; pero lo que es imposible es que la Roma liberal y apóstata acepte que ese Sacerdote sea un verdadero antiliberal]
l) Cualquier situación anormal tiende por sí misma a la normalización. Esto está en la naturaleza de las cosas. [El P. Schmidberger ha recurrido habitualmente a la falacia de la “normalización” para llevarnos al acuerdo con Roma. Al respecto, unas palabras esclarecedoras de Mons. Faure: El P. Schmidberger me dijo una vez: “Padre, usted reconoce en todo caso que no estamos en una situación normal respecto a la Iglesia” ¿Qué quiere decir esto? “Quiere decir que debemos esforzarnos por normalizar nuestra situación y ser reintegrados a la Iglesia”. Podemos decir, imaginemos por ejemplo que una agencia de prensa vaya a hacer una entrevista a unos náufragos que están en un bote salvavidas, y les dice ¿Pero qué hace usted en una pequeña barca en medio del océano? ¿No le parece que usted se encuentra en una situación anormal? Pero, ¿cómo regresar al navío que se hunde para tener una situación normal? Cuando el Titanic naufragó, forzosamente hubo que refugiarse en botes salvavidas. Esto hizo la Fraternidad. Frente a una situación anormal de la Iglesia la Fraternidad debió ponerse a salvo. Frente a una situación totalmente anormal, es normal encontrarse en la situación en que se encontró Mons. Lefebvre y los Tradicionalistas. Monseñor Fellay dijo en el Cor Unum 102 del 2012, que la situación ha cambiado. El principio es el de no al acuerdo práctico sin acuerdo doctrinal, pero la situación ha cambiado, por lo que tenemos que cambiar nuestra actitud respecto a Roma. Esto significa que debemos condenar mucho menos los errores de Roma, de la nueva religión, se criticará mucho menos al Vaticano. Y muchos sacerdotes acaban por convencerse que verdaderamente estamos en una situación anormal. (…) Mons. Fellay y sus colaboradores han de pensar que tienen una misión del cielo. Que es la de evitar que la bella obra de Mons. Lefebvre termine como una pequeña iglesia, como una secta cismática. Esto es completamente idiota, pues hemos recibido una buena formación y sabemos perfectamente lo que es un cisma. No se trata de esto. Y sabemos que es normal que si somos católicos, fieles de la Tradición, estemos en una situación aparentemente ilegal.]
2) No debemos perder de vista el peligro de que los fieles y algunos cofrades se acostumbren a la situación anormal y la vean como normal. La oposición aquí y allá contra la participación en el Año Santo, así como la total indiferencia por la asignación de la Jurisdicción ordinaria por el papa Francisco (nosotros siempre apelamos al estado de necesidad y hemos recurrido a la jurisdicción extraordinaria de acuerdo a la ley) está causando un gran revuelo. Si los fieles o los cofrades se sienten cómodos en esta situación de libertad respecto a la dependencia de la jerarquía, entonces esto implica una pérdida gradual del sensus ecclesiae. Nunca debemos argumentar: tenemos la sana doctrina, la verdadera misa, nuestros seminarios, prioratos y nuestros obispos, no nos falta nada. [Falsas razones. Contra ellas, Santa Teresa dijo esta gran verdad: “quien a Dios tiene, nada le falta”]
3) Tenemos simpatizantes y amigos entre los Obispos y Cardenales. A unos u otros les gustaría llamarnos para ayudarlos, nos darían una Iglesia e incluso nos confiarían un seminario. pero en la situación actual, esto es imposible para ellos. Estos Nicodemos [o cobardes, mejor dicho, porque los tiempos terribles que vivimos no están para “Nicodemos”] esperan con paciencia [a esos cobardes les vendría bien cierta dosis de ira santa en lugar de tan grandísima paciencia] una solución, además ellos personalmente nos fortalecerían las espaldas. [Dicho de otra manera: los liberales moderados protegerán a la Fraternidad de los liberales extremos. El combate ya no será contra todo liberal, como Dios manda; sino que la FSSPX se unirá a unos liberales para ser protegida de otros liberales] En cualquier caso, caerían muchas barreras que tienen los católicos fieles pero temerosos. [Como cuando con el Vaticano II, los traidores, “abriendo las puertas de la Iglesia a los nuevos aires”, suprimieron las santas barreras que evitaban que el “humo de Satanás” entrara al templo santo. Nada nuevo bajo el sol…] En los medios de comunicación y en todas partes nos dicen cismáticos o renegados o separados de la Iglesia, nos desharíamos de esto. [¡Vergüenza de ser verdaderos católicos! ¡Aflicción por lo que dicen los medios de comunicación! ¡Traidores y cobardes! ¿Es que para la Neo FSSPX estas palabras ya no valen nada?: Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y mintiendo digan todo género de mal contra vosotros por mi causaí. Regocijaos y alegraos porque vuestra recompensa será grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros. (Mt 5, 11-12).]
4) En los próximos años, necesitaremos urgentemente nuevos obispos. Ciertamente es posible consagrarlos sin mandato pontifical en caso de emergencia, [aunque la rastrera Neo FSSPX jamás se atreverá, pues eso haría imposible el acuerdo] pero si es posible consagrar obispos con el permiso de Roma, se debe pedir el permiso. [Sí, actualmente es posible que Roma autorice que sea consagrado a un Sacerdote de la FSSPX; pero lo que es imposible es que la Roma liberal y apóstata acepte que ese Sacerdote sea un verdadero antiliberal]
5)
Los modernistas, los liberales y los otros enemigos de la Iglesia están muy
preocupados en lo que concierne a la solución canónica para la Fraternidad. El
discernimiento de los espíritus a este respecto, ¿no nos sugiere cuál es el
correcto y mejor camino? [a) ¿Y acaso Francisco no es ni
“modernista”, ni “liberal”, ni “enemigo de la Iglesia? b) ¿”Discernimiento de
espíritus”? ¡Qué descaro! Ver nota (2)]
6) ¿Cómo la
Iglesia superará esta crisis? Uno ve que en el presente estado de cosas no hay
ni un destello de esperanza. En contraste, el acto oficial de reconocimiento de
la Fraternidad desencadenaría una saludable agitación dentro de la Iglesia. Los
buenos serían alentados, los malos sufrirían una derrota. [Increíble falta de realismo. ¿Así que debemos creer que la
manzana no podrida (como muchos, todavía, en la FSSPX) sanará a una
aplastante mayoría de manzanas podridas si se pone aquélla entre éstas?]
VI. Respuesta
a algunas objeciones:
1) ¿Cómo podemos aspirar a un
reconocimiento por el papa Francisco?
Respuesta: Ya nos hemos referido
anteriormente a la necesaria distinción entre el oficio y el titular del
oficio. No hay duda que el papa actual ejerce su papel establecido por Dios. [¿No hay duda? La hay, pero a diferencia de los
sedevacantistas, no zanjamos la cuestión a favor de la sedevacancia] Pero
todos debemos tener en mente lo que realmente fue el concilio y las
consecuencias que trajo a la Iglesia: confusión, la dictadura del relativismo,
lo pastoral por encima de la doctrina, amistad con los enemigos de Dios y los
enemigos de la Cristiandad. Pero precisamente este es uno de los errores del
concilio, el separar los efectos de la causa. Algunos se aficionaron mucho a la
persona de Benedicto XVI, en lugar de poner el Oficio Papal en primer lugar y
el titular en segundo lugar, y su renuncia fue como una ducha de agua fría. ¡No
debemos cometer el mismo error de aficionarnos demasiado a la persona en lugar
de la institución divina! [Gracias, Padre, por
avisarnos acerca del peligro que hay de aficionarse excesivamente al demoledor
Francisco…]
Tal vez sólo el papa Francisco sea
capaz de dar este paso, por imprevisibilidad e improvisación. Los medios de
comunicación tal vez lo perdonarán por haber dado este paso, pero nunca se lo
hubieran perdonado a Benedicto. [¿Y a nosotros, católicos, qué nos
importa lo que perdone o condene el mundo enemigo de Dios?]
En su autoritario, por no decir
estilo tiránico de gobierno, él sería capaz de implementar esta medida incluso para
la Resistencia. [Nueva prueba de la grave falta de
realismo del P. Schmidberger]
2) ¿Pero ¿qué dirá la gente de la Resistencia?
Respuesta: No podemos orientar
nuestras acciones por personas que obviamente ha perdido el sentido de
Iglesia y el amor a la Iglesia en su forma concreta. Mientras tanto, ellos están
peleándose entre sí. [Los antiliberales de la
Resistencia, con todas sus debilidades, siguen siendo los verdaderos
tradicionalistas, los auténticos herederos de Mons. Lefebvre; a los que el liberal P. Schmidberger desprecia. ¿Y a qué diremos cuando la FSSPX acepte la normalización? Pues diremos la verdad: que los acuerdistas de la FSSPX son los destructores de la obra de
Mons. Lefebvre. Que son liberales y traidores]
3) En el futuro tendremos que guardar
silencio sobre todos los errores actuales.
Respuesta: No guardaremos silencio,
sino que señalaremos los errores por su nombre. Antes como después de la
normalización. Queremos regresar del “exilio” en el cual estamos actualmente. [Si antes de la "normalización", la Neo FSSPX es ya un perro
mudo y Mons. Fellay un Obispo “inofensivo” para herejes, masones y judíos, como
quedó palmariamente demostrado con la vergonzosa entrevista de Conflict Zone;
¿qué será de la Neo FSSPX después de ser “normalizada”?]
4) La reputación del papa Francisco
entre los católicos es tan mala, que un reconocimiento por su parte dañaría la
Fraternidad más que beneficiarla.
Respuesta: Ya en el principio hicimos
la diferenciación entre el oficio y la persona. Si Francisco es papa -que lo
es- entonces él también tiene el primado de jurisdicción sobre la iglesia.
Independientemente de si la usa para la utilidad de la Iglesia o no. Nosotros
debemos seguir la vía de utilidad para la Iglesia; no orientemos nuestras
acciones por la voluntad humana y Dios nos bendecirá. [Así
que entre 1970 y 2012 Dios quiso una cosa, y desde el 2012 empezó a querer lo
contrario…]
5) Pero esta integración de la
Fraternidad en el sistema conciliar le costará su perfil, tal vez incluso su
identidad.
Respuesta: Todo depende de qué tan
firmes somos y quién convierte a quién. Si actuamos fuertemente, basados en la
gracia de Dios, entonces nuestra situación puede ser una bendición para toda la
Iglesia. ¿Dónde más podría estar la Fraternidad para que pueda realizar tal
conversión? Por supuesto que no debemos contar en nuestras propias habilidades
y poderes, sino en la ayuda de Dios. Pensemos en la lucha entre David y Goliat.
Para esto hagamos una analogía: como cristianos nos encontramos en un mundo
impío y corrupto, y necesitamos probarnos a nosotros mismos aquí. El peligro de
contagio es grande; pero podemos y debemos escapar de éste con la gracia de Dios. [Presunción. La Neo FSSPX ha creído en la vieja mentira satánica de Gen 3, 4: “No moriréis”. Una mirada a las elocuentes estadísticas:
según datos del Anuario Pontificio de 2015, hay 5.173 obispos en la Iglesia,
contra 3 de la FSSPX (0.05%); hay 415.348 sacerdotes contra unos 600 de la
FSSPX (0.1%); y hay 1254 millones de católicos, de los cuales la FSSPX no
aporta más de 20.000 (0.001%). ¿Cómo alguien en su sano juicio puede pensar que
la FSSPX podrá resistir a esa aplastante mayoría de liberales? Eso eso tiene un
nombre: loca y suicida temeridad]
Una cosa es clara: Una nueva
situación no facilitará nuestra posición así como así, sino que la complicará,
pero sin embargo la hará fructificar más. [¿Seguro? ¿Por
qué? ¿Le fue revelado? ¿Es una profecía?]
6) Todas las Congregaciones que se
sujetaron a Roma se adaptaron al sistema conciliar o incluso perecieron.
Respuesta: Nuestra posición inicial
no es la misma: En nuestro caso es Roma quien presiona por una solución y se
acercó a nosotros. En otros casos, estas Fraternidades son las solicitantes,
frecuentemente fueron a Roma con culpabilidad. [En un
caso la víctima se acercó al león y en el otro caso el león se acercó a la víctima,
pero en ambos casos la víctima se comportó estúpidamente, de modo suicida].
Además, ninguna de ellas tiene
obispos, fuera de la Administración Apostólica Santo Cura de Ars de la diócesis
de Campos en Brasil, donde el obispo Rifán está dispuesto a hacer cualquier
compromiso. [Punto totalmente irrelevante: ¿qué podrán
los 3 Obispos medio tradicionalistas medio liberales de la FSSPX contra 5.173 Obispos
claramente liberales?]
Desde luego que se requiere una
sólida protección por una estructura eclesial apropiada. Esto parece estar
garantizado por la Prelatura Personal. [Esa será la
armadura que Saúl Bergoglio dará a David Fellay, con la diferencia que éste
la aceptará para su mal. La prelatura personal no es ninguna protección, como
probamos acá
y acá]
Tal estructura no ha sido ofrecida a otra congregación. Finalmente, la objeción
planteada ha sido verdadera solo en parte, con algunas excepciones en la región
de habla alemana. Sin embargo, la insurgencia ha sido la vida de la FSSPX.
VII. Conclusión
Si Dios quiere ayudar a su Iglesia
efectivamente, Él tiene muchos medios. [¿Quién duda de
algo tan obvio?] Uno de ellos es el reconocimiento de la FSSPX por las
autoridades romanas. [Pero este no es un medio de Dios
para auxiliar a la Iglesia, sino un medio del demonio para seguir
destruyéndola] ¿No está consagrada la Fraternidad a la Santísima Virgen,
que protegerá y guiará su obra en esta nueva situación? [Lo mismo se pudo decir al inicio del Vaticano II: ¿No es esta la invencible Iglesia de Cristo, aquélla que gozará siempre
de una “invicta estabilidad” (Conc. Vat. I, Denz. 1794)? ¡Vamos
adelante con el acuerdo! ¡Nada hay que temer! ¡No moriréis! (Gen 3, 4)] Dignare me laudare te, Virgo sacrata; da mihi virtutem contra hostes tuos – Concédeme alabarte, Virgen Sagrada; dame fuerza contra tus enemigos.
Zaitzkofen, 19 de febrero, 2016
P. Franz Schmidberger
Rector
(1):“Muchos de los que nos han abandonado para
unirse a Roma (conciliar) no comprendieron justamente lo que es el liberalismo
y cómo las autoridades romanas, desde el concilio Vaticano II, están infestadas
de estos errores. Si lo hubieran comprendido, hubieran huido, la hubieran
evitado, se hubieran quedado con nosotros. Pero ellos no quieren creer en estos
errores ¡Es grave! Porque al acercarse a estas autoridades, uno se contamina
forzosamente. Estas autoridades están imbuidas (…) de los principios del
liberalismo: necesariamente, ellas actúan de conformidad con su manera de
pensar. Por consiguiente, cuando ellas comienzan a tener relaciones con
nosotros, ellas imponen estas ideas, puesto que son las autoridades. Son las
autoridades, nosotros somos los inferiores, entonces ellas nos impondrán sus
ideas. Mientras ellas no se deshagan de estos errores, del liberalismo y del
modernismo, no habrá medio de entenderse con ellas.” (Conferencia a seminaristas,
sep. 1988).
“No puedo hablar mucho del futuro, ya que el mío
está detrás de mí. Pero si vivo un poco aún y suponiendo que de aquí a un
determinado tiempo Roma haga un llamado, que quiera volver a vernos, reanudar
el diálogo, en ese momento sería yo quien impondría las condiciones. No
aceptaré más estar en la situación en la que nos encontramos durante los
coloquios. Esto se terminó. Plantearía la cuestión a nivel doctrinal: “¿Están
de acuerdo con las grandes encíclicas de todos los papas que los precedieron?
¿Están de acuerdo con Quanta Cura de Pío IX, Immortale Dei, Libertas de León
XIII, Pascendi de Pío X, Quas Primas de Pío XI, Humani Generis de Pío XII?
¿Están en plena comunión con estos papas y con sus afirmaciones? ¿Aceptan aún
el juramento antimodernista? ¿Están a favor del reinado social de Nuestro Señor
Jesucristo?”. Si no aceptan la doctrina de sus antecesores, es inútil hablar.
Mientras no hayan aceptado reformar el Concilio considerando la doctrina de
estos papas que los precedieron, no hay diálogo posible. Es inútil.” (Fideliter 66, 1988).
“No hay que sorprenderse si no llegamos a
entendernos con Roma. Esto no será posible mientras que Roma no regrese a la fe
en el reinado de Nuestro Señor Jesucristo… Nosotros chocamos en un punto de la
fe católica.” (Fideliter 89, 1988).
“Cuando nos hacemos la pregunta de saber cuándo
habrá un acuerdo con Roma, mi respuesta es simple: cuando Roma recorone a
Nuestro Señor. El día en que ellos reconozcan de nuevo a Nuestro Señor como Rey
de los pueblos y de las naciones, no es a nosotros a quienes ellos se unirán,
sino a la Iglesia Católica en la cual permanecemos”. (Fideliter 68, 1988).
“Pero ellos nos traicionan. Dan la mano a los que
demuelen la Iglesia, a los que tienen ideas modernistas y liberales y por lo
tanto condenadas por la Iglesia. Por lo tanto ahora, ellos hacen el trabajo del
diablo, ellos que trabajan con nosotros por el reino de Nuestro Señor y por la
salvación de las almas. “Oh, siempre que se nos acuerde la buena misa, podemos dar la mano a
Roma, no hay problema” ¡Mira cómo funciona! Ellos están en un callejón sin salida porque no
se puede a la vez dar la mano a los modernistas y querer conservar la
Tradición. Cómo quieren que se les tenga confianza a personas como éstas, que
justifican la negación de Quanta Cura, de Pascendi, de las decisiones de la
Comisión Bíblica, etc.” (Conferencia final del
retiro sacerdotal de sep. de 1990 en Ecône).
“El Papa es más ecumenista que nunca. Todas las
ideas falsas del Concilio se siguen desarrollando y reafirmando cada vez con
mayor claridad. Se ocultan cada vez menos. Es inconcebible en todo punto que
podamos aceptar colaborar con semejante jerarquía. Los problemas con Roma no
son en absoluto de nuestro agrado. El tener que discutir no ha sido por gusto.
Lo hemos hecho por razón de principio, para guardar la fe católica. [Algunos]
estaban de acuerdo con nosotros y colaboraban. Mas de pronto han abandonado el
verdadero combate para aliarse con los que están destruyendo la Iglesia, so pretexto
que se les concedían privilegios. Es inadmisible. De facto han abandonado el
combate de la fe, y ya no pueden enfrentarse a Roma” (Fideliter 79, 1991).
“Pregunta: Pero hay Tradicionalistas que han hecho
un acuerdo con Roma sin conceder nada. Respuesta: Eso es falso. Ellos han
renunciado a su posibilidad de oponerse a Roma. Ellos deben permanecer
silenciosos debido a los favores que se les han otorgado. Entonces, ellos
comienzan a deslizarse siempre tan lentamente hasta que terminan admitiendo los
errores del Vaticano II. Es una situación muy peligrosa. Tales concesiones de
Roma tienen como único objetivo conseguir que los Tradicionalistas rompan con
la FSPX y se sometan a Roma.” (Fideliter 79,
1991).
"Todo sacerdote que quiere permanecer católico
tiene el estricto deber de separarse de esta iglesia conciliar." (De su último libro y testamento espiritual, "Itinerario
Espiritual").
(2):
ESTO ENSEÑABA LA FSSPX (DEL LIBRO “DEVOCIONARIO Y EJERCICIOS ESPIRITUALES”,
EDITADO EN MEJORES TIEMPOS POR EL DISTRITO DE SUDAMÉRICA. LA NOTA AL TEXTO DE SAN IGNACIO CONTRADICE AL
P. SCHMIDBERGER):
"REGLAS
PARA SENTIR CON LA IGLESIA
352.
Se deben guardar las reglas siguientes para sentir exactamente lo que debemos
en la Iglesia militante.
353.
Primera regla. Depuesto todo juicio (propio), debemos tener el ánimo preparado
y pronto para obedecer en todo a la verdadera Esposa de Cristo Nuestro Señor,
que es nuestra Santa Madre la Iglesia Jerárquica*
_______
* La “Santa Iglesia Jerárquica” es el Papa y los
Obispos, cuando transmiten la fe revelada por Jesucristo. Esa es la Esposa fiel
de Nuestro Señor, que tiene un solo corazón con su Esposo, ama lo que Él ama, y
aborrece los errores y herejías que Él aborrece. No hay otra Iglesia y fuera de
Ella es imposible salvarse. Nuestro Señor prometió que estaría con Ella,
asistiéndola hasta el fin de los siglos. Pero eso no significa que debamos
aceptar las nuevas doctrinas enseñadas hoy en día por Obispos y Papas imbuidos
de las ideas liberales. La doctrina de la Iglesia no puede cambiar porque es
divina e inmutable, Vaticano I: “El Espíritu Santo no ha sido prometido a los
sucesores de Pedro para que, con su revelación, promulgaran una nueva doctrina,
sino para que, con su asistencia, conservaran santamente y expusieran fielmente
la revelación transmitida por los apóstoles, es decir, el depósito de la fe”.
Ahora bien, el golpe maestro de Satanás en nuestros días es, precisamente,
lograr difundir los principios revolucionarios dentro de la Iglesia por parte
de la misma autoridad de la Iglesia, y lograr hacer condenar a quienes
conservan la fe católica por aquellos mismos que debieron defenderla y
propagarla (cfr Mons. Lefebvre, “El golpe maestro de Satanás”) ¡Ay de los que
se dejen engañar! “Aun cuando nosotros mismos, o un ángel del Cielo, os
predique un Evangelio diferente del que nosotros os hemos anunciado, sea
anatema” (Gálatas, 1, 9). Las reglas dadas aquí por San Ignacio serán una ayuda
preciosa para discernir entre la
“verdadera Esposa de Cristo” y aquellos lobos rapaces contra los cuales nos
previene Nuestro Señor Jesucristo (cfr San Mateo 7, 15)."