“Padre,
la Santísima Virgen está muy triste porque nadie ha prestado ninguna atención a
Su Mensaje, ni los buenos ni los malos. Los buenos continúan su camino, pero
sin dar ninguna importancia a Su Mensaje. Los malos, no viendo realmente caer
el castigo de Dios sobre ellos, continúan su vida de pecado sin atender
siquiera el Mensaje. Pero créame, Padre, Dios castigará al mundo y eso será de
una manera terrible. El castigo del Cielo es inminente.”
“En
los planes de la Divina Providencia, Dios siempre, antes de castigar al Mundo,
agota todos los otros remedios. Entonces, cuando ve que el Mundo no presta
atención a pesar de todo, como decimos en nuestra imperfecta manera de hablar, Él
nos ofrece con una ‘cierta inquietud’ el último medio de salvación, Su Santísima
Madre. Y es con una cierta inquietud, porque si nosotros despreciamos y
rechazamos estos últimos medios, no tendremos ningún otro perdón del Cielo,
porque habremos cometido un pecado que el Evangelio llama ‘el pecado contra el
Espíritu Santo’. Ese pecado consiste en rechazar abiertamente, con todo conocimiento
y consentimiento, la salvación que El ofrece. Recordemos que Jesucristo es un
muy buen Hijo, y que El no permite que ofendamos y despreciemos a Su Santísima
Madre. Debemos tener en cuenta, que a través de muchos siglos de la historia de
la Iglesia, los obvios testimonios demuestran, por los castigos terribles que
han acontecido a aquellos que han atacado el honor de Su Santísima Madre, cómo
Nuestro Señor Jesucristo siempre ha defendido el honor de Su Madre.”
“Mire,
Padre, la Santísima Virgen, en estos últimos tiempos en los que vivimos, ha
dado una nueva eficacia al rezo del Rosario. Ella ha dado esa eficacia hasta
tal punto, que no hay ningún problema, ni cuestión por difícil que sea, tanto
temporal o sobre todo espiritual, en la vida personal de cada uno de nosotros,
de nuestras familias, de las familias del mundo, o de las comunidades
religiosas, o incluso de la vida de los pueblos y de las naciones, que no pueda
ser resuelto por el Rosario. No hay problema, le digo, ni asunto por difícil
que sea, que nosotros no podamos resolverlo con el rezo del Santo Rosario. Con
el Santo Rosario nos salvaremos. Nos santificaremos. Consolaremos a Nuestro
Señor y obtendremos la salvación de muchas almas.”
“Finalmente,
la devoción al Inmaculado Corazón de María, nuestra Santísima Madre, consiste
en considerarla como la sede de la Misericordia, de la bondad y del perdón, y
la puerta cierta por la cual entraremos al Cielo.” Sor Lucía de Fátima, Entrevista con el P. Fuentes.