"Hay en la historia de la Fraternidad cierto paralelismo con aquélla de la travesía de los hebreos por el desierto: 40 años caminaron los hebreos y unos 40 años tenía de existencia la FSSPX cuando comenzó el hundimiento. Moisés sacó a Israel de la esclavitud de Egipto, como Monseñor Lefebvre nos sacó de las garras de iglesia conciliar. Y en similar tentación a la de los israelitas de entonces ha caído la Fraternidad, que ahora añora volver a la cautividad de Egipto, es decir, a la iglesia oficial, dominada sin contrapesos por los liberales y modernistas, ministros del diablo."
Jesús significa "Dios
salva" o "Dios es Salvador", y en la Biblia encontramos sólo a otro personaje
relevante que lleva ese nombre: Jesús Ben Sirá, autor del Eclesiástico. El
nombre Josué, por su parte, tiene el mismo origen y significado que el nombre Jesús.
Josué es el
nombre del sucesor de Moisés como guía del pueblo hebreo en la travesía del
desierto. Como fue Josué quien finalmente hizo entrar a los israelitas a la
Tierra Prometida, se le llama libertador de Israel, y en cuanto tal, es figura
de N. Señor Jesucristo, que es nuestro Salvador y Libertador. Se dice de este
caudillo en Eclesiástico 46, 1: Esforzado
en la guerra fue Josué, hijo de Nun, sucesor de Moisés como profeta. De acuerdo
con su nombre, fue gran salvador de los elegidos del Señor, para tomar venganza
de los enemigos que surgían, e introducir a Israel en su heredad.
Como recordarán,
en el desierto faltó la fe al pueblo hebreo, que tendía a murmurar de Dios, a
dudar y a mirar atrás, hacia las comodidades y seguridades de Egipto, figura
del mundo enemigo de Dios, en el cual éramos esclavos del demonio hasta que
fuimos liberados por Cristo. Añoramos
-decían los hebreos- el pescado que
comíamos gratis en Egipto, y los pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos. En
cambio ahora tenemos el alma en aridez y nada ven nuestros ojos sino el maná
(Num 11, 5).
Hay en la
historia de la Fraternidad cierto paralelismo con aquélla de la travesía de los
hebreos por el desierto: 40 años caminaron los hebreos y unos 40 años tenía de
existencia la FSSPX cuando comenzó el hundimiento. Moisés sacó a Israel de la
esclavitud de Egipto, como Monseñor Lefebvre nos sacó de las garras de iglesia
conciliar. Y en similar tentación a la de los israelitas de entonces ha caído
la Fraternidad, que ahora añora volver a la cautividad de Egipto, es decir, a la
iglesia oficial, dominada sin contrapesos por los liberales y modernistas,
ministros del diablo. Es así como se han levantado algunas voces en la FSSPX,
expresando el deseo de que se “normalice” la supuesta situación irregular de la
congregación. ¿Pero de qué anormalidad hablan estos murmuradores y traidores?
¿Puede ser tachado de anormal lo que se ajusta a la norma suprema de todo, que
es Dios? ¿Es relevante tener apariencias de anormalidad o de normalidad
jurídica a los ojos de los herejes destructores de la Iglesia? ¿Desde cuándo
hay que obedecer a los hombres antes que a Dios? ¡Eso es murmurar de Dios, eso
es asquearse del mamá de la Verdad y querer cambiarlo por los ajos y las
cebollas de Egipto! Hay que creer que el mayor servicio que podemos prestar a
la Iglesia es mantenernos firmes, intransigentes e inconmovibles en la Verdad. Hay
que creer que si tenemos a Dios nada nos falta, como decía Santa Teresa. Eso es
lo que hay que creer, ¡y no que cediendo en la fe restauraremos la fe!, ¡y no
que poniéndonos bajo el poder de los destructores de la Iglesia, restauraremos
la Iglesia! ¡Eso es locura, pura ilusión diabólica y traición!
También hay ciertos
paralelos por contraste entre la historia de los hebreos durante esos 40 años en
el desierto y la historia de la Fraternidad: el pueblo hebreo murmuraba y
quería volver a Egipto, mientras la cabeza, Moisés y luego Josué, se mantenía
enteramente fiel a Dios. En el caso de la Fraternidad, a la inversa, la
infidelidad proviene de la cabeza: es el superior general el que quiere volver
a Egipto, ¡porque confunde Egipto, la iglesia conciliar, con la Tierra
Prometida! En una entrevista
publicada el 16-10-2010, preguntan lo siguiente a Mons. Fellay: La Fraternidad Sacerdotal San Pío X celebra
sus 40 años. ¿Es el fin de la travesía por el desierto, como para los hebreos
en el tiempo de Moisés? Respuesta del superior general: Creo que lo que vivimos se parece más a una
de esas incursiones de los exploradores que entrevén la tierra prometida, sin
que las circunstancias les permitan entrar. ¡Para Mons. Fellay, entonces,
el acuerdo con Roma o la regularización de la FSSPX por parte de Roma
modernista, apóstata y Anticristo, significa la entrada en la Tierra Prometida!
¡Increíble! Y en nada cambia esto, la siguiente explicación que da, con su
acostumbrada ambigüedad: Para evitar
alguna falsa interpretación de la imagen utilizada, quiero precisar que
continuamos afirmando siempre y firmemente que somos católicos y que, con la
ayuda de Dios, queremos permanecer tales. Lo que no le impidió redactar y
entregar a Roma-Egipto, esa traidora declaración doctrinal de abril de 2012,
mediante la cual pretendió rendir la Tradición a los enemigos de Cristo,
poniéndonos a todos bajo el poder de éstos. Ni le impidió reemplazar la
correcta condición del capítulo del 2006 por las 6 condiciones del capítulo del
2012, las cuales hacen posible el regreso a Egipto en cuanto los modernistas lo
dispongan. Ni le impidió lanzar falsas cruzadas de Rosarios con intenciones
retorcidas y tramposas. Y Sigue diciendo: Sin
embargo, para la Iglesia toda, esta crisis se parece mucho a una travesía por
el desierto, con la diferencia de que el maná es muy difícil de encontrar. Noten
que al decir “la Iglesia toda”, niega implícitamente la distinción que hacía
Mons. Lefebvre entre Iglesia Católica e iglesia conciliar, tumor maligno, ésta
última, enquistado en aquélla; ¡tumor que debe ser cortado para que deje de
infectar y de matar a la Iglesia! Y en cuanto al maná de la Verdad, de la
doctrina católica incontaminada, ¿qué es eso de “difícil de encontrar”? ¿Por
qué no dijo claramente que tal alimento sobrenatural se encuentra entre los que
conservan la fe íntegra y se mantienen alejados de una Jerarquía liberal y
modernista de envenenadores? Termina la respuesta con estas expresiones en parte
ilusorias, en parte vagas, como es en él habitual: Hay signos alentadores, sobre todo de parte de Roma, pero
desafortunadamente están junto a otros signos bien preocupantes. Algunas
briznas de pasto en el desierto…
Estimados
fieles: es un hecho que la Fraternidad está siendo desviada hacia Egipto y
hacia la adoración del becerro de oro. Este fue el mayor pecado, la más grande
infidelidad de los hebreos durante esos 40 años. Pues bien: ese ídolo, ese becerro
de oro era una figura del maldito Vaticano II, la trampa más eficaz del diablo
y la mayor infidelidad de los católicos en toda la historia de la Iglesia. Y hacia
él está siendo conducida la Fraternidad por los traidores.
De los 600.000
israelitas que salieron de Egipto, sólo dos -Josué y Caleb- entraron en la
Tierra Prometida. Todo el resto murió en el desierto, en justo castigo divino
por su infidelidad. Hasta al mismo Moisés Dios le negó la entrada por haber
dudado, en una ocasión, del poder divino. Nosotros no podemos dudar del poder
de Dios, no podemos mirar atrás, no podemos añorar los miserables ajos y
cebollas de Egipto, como los hebreos de entonces y los jefes de la FSSPX en la
actualidad: debemos conservar la Tradición, debemos mantener la fe sin cambio
alguno, debemos combatir el liberalismo, el modernismo, y todo lo que se oponga
a Dios. Esa es la definición de la Resistencia. La Resistencia no es sino la
continuación de la obra de Mons. Lefebvre y este es nuestro gravísimo y sagrado
deber: resistir, combatir en defensa de la Verdad hasta el final.
Estimados
fieles: si el 2013 fue el año de la incipiente organización de la Resistencia
en Méjico, el 2014 debe ser el año del inicio de la ofensiva conquistadora. Somos
pocos y escasos son nuestros medios, pero tenemos las bendiciones de Dios. ¡A
ser fieles, entonces, a pelear y a avanzar! Los hebreos de entonces no supieron
confiar en Dios y los superiores de la FSSPX de hoy no saben confiar en Dios. Fiel no es el que sólo cree que Dios es
todopoderoso -decía San Juan Clímaco- sino
el que cree que lo puede todo en Dios. Y San Pablo, por su parte, dice todo lo puedo en Aquél que me hace fuerte.
No dice “algo” o “mucho”, ¡dice “todo”!
Nuestra Madre y
Generala, la Virgen de Guadalupe, nos guíe, nos proteja, nos fortalezca y nos
dé la victoria.