Representación de las bestias del mar y de la tierra. Siglo XVI.
Para basarnos en la descripción de la diabólica trinidad apocalíptica
vamos a tener en cuenta el capítulo 13 del Apocalípsis y los siguientes pasajes
conexos: Ap. 12, 9; Ap. 16, 13; 19, 20 y 20, 10.
La diabólica o dragónica trinidad apocalíptica remeda[1] a la Santísima Trinidad Divina porque el Demonio es el mono de
Dios y lo más que puede es remedar, es decir, imitar torpemente a Dios, hacer
algo semejante – no igual – a Él; teniendo una misma naturaleza “ambiental”,
una “demonivididad” preternatural, en tres personas.
La primera persona de la trinidad apocalíptica es el mismo Dragón, la serpiente antigua, que se llama el Diablo y Satanás, el engañador
del universo, con sus poderes angélicos preternaturales. Que remeda al
Principio sin principio de Dios Padre, que da al Dios humanado Jesucristo toda
potestad en el cielo y en la tierra, como Satanás lo da a la bestia del mar que
es el Anticristo: “La bestia que vi era
semejante a una pantera; sus patas eran como de oso, y su boca como boca de león;
y el dragón le pasó su poder y su trono y una gran autoridad.”
La segunda persona de la trinidad apocalíptica es el Anticristo que es una de las siete cabezas que tiene la bestia del mar.
Bestia del mar a la que el dragón le pasó su poder y su trono y una gran
autoridad. Esa cabeza recibe un golpe mortal del que es sanado, maravillándose
por ello toda la tierra; remedando así a Cristo muerto y resucitado que como
Hombre-Dios tiene el poder de su Persona Divina en la unión hipostática de sus
dos naturalezas que lo hace resurgir de la muerte.
Como Cristo, a esa cabeza de la bestia del mar; a esa cabeza que es
el Anticristo le fue dada autoridad sobre toda tribu y pueblo y lengua y nación
para que adoren al dragón que es su impulsor, su inspirador, su dios. Emulando
el designo de Cristo que tiene autoridad universal dada por el Padre para que
todos los pueblos lo conozcan y lo adoren como tal: “Y llegándose Jesús les habló, diciendo: ´Todo poder me ha sido dado en
el cielo y sobre la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles
a conservar todo cuanto os he mandado´.” (Juan 28, 18-20 a)
La tercera persona de la trinidad apocalíptica es el falso profeta que es la bestia de la tierra y que remeda al fecundador divino de
la obra de Cristo en la tierra que es el Espíritu Santo a través de los apóstoles.
Esta bestia de la tierra hace fecundar la obra satánica del Anticristo con sus
prodigios y sobre todo con su “bautismo demoníaco” que imprime carácter, es
decir que deja impresa la marca o incisión en la mano derecha o en la frente
del neófito, a fin de que nadie pueda comprar ni vender – padezca la muerte
civil - si no está marcado con el nombre de la bestia o el número de su nombre:
el 666. Este falso profeta -sensu stricto- y sus “enviados” formarán
así la iglesia satánica apocalíptica: “la
sinagoga de Satanás” (Ap. 3, 9). Será un hombre religioso con “apariencia de piedad” (2 Timoteo 3,
1-5) que estará 3 años y medio bajo el poder político del Anticristo al que le
dará su justificación religiosa y su fecundidad universal. Por esta jurisdicción
universal el falso profeta apocalíptico remedará a San Pedro, el primer Papa, y
seguramente ese falso profeta será un Papa apóstata de la política-religión
global del Anticristo que será su amo y señor, y a quien servirá
espiritualmente, doctrinalmente …
Pero este Papa falso profeta en sentido lato, lo entendemos en
relación con la Institución del Papado fundada por Cristo para su Católica
Iglesia que, mientras fue fiel a la Tradición fue el obstáculo, aquello que
detenía (“quid detineat”) al
Anticristo (“homo peccati filius
perditionis”), sus secuaces y su cultura, para que no se manifestasen
(Conferir 2 Tesalonisenses c. 2). Ese Papado falso profético, infiel a la
Tradición, en ruptura con la Tradición, que hizo “hermenéutica de la ruptura”
respecto a la Tradición en especial con el Concilio Vaticano II; en nuestra
circunstancia histórica es el que comenzó con Juan XXIII y llega a Francisco;
pasando por Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Estos Papas
contemporáneos son falsos profetas porque se llevan bien con el mundo, halagan
al mundo enemigo de la Cruz de Cristo – léase herejes protestantes, cismáticos-herejes
“ortodoxos” orientales, judíos, musulmanes, liberales, marxistas, masones et cétera
– y el mundo los halaga y habla bien de ellos porque no son profetas de
calamidades como deberían ser. De ellos profetizó Nuestro Señor en aquella
imprecación hecha a sus discípulos: “¡Ay
cuando todos los hombres hablen bien de vosotros, pues de ese modo trataban sus
padres a los falsos profetas! (Lc. 6, 26).
Removido el obstáculo
del Papado fiel a la Tradición la cultura anticrística se comenzó a manifestar
desembozadamente, dentro y fuera de la Iglesia para que finalice en un futuro –
más o menos lejano - con el gobierno mundial del Anticristo sensu stricto - la bestia del mar - que, durará 42 meses (Ap. 13, 5).
Ahora bien, no se
vaya a pensar que nosotros, por ver la mano de la Divina Providencia en el
Papado falso profético desde Juan XXIII hasta Francisco, pensamos que la Sede
de Pedro estuvo o está vacante. Muy por el contrario: afirmamos que está
ocupada y muy ocupada y muy mal ocupada. Y esto para que se cumplan las
Escrituras sobre los últimos tiempos aunque por ahora sea de una manera más o
menos remota. Porque comienzo tienen las cosas… Vendrán días anticrísticos
peores.
(Y no crea el
lector que, son meras conjeturas futurológicas las que hacemos respecto del
Papado falso profético que comenzó en 1958 y su deseo de supeditación de su
poder espiritual al poder temporal-político mundial contemporáneo en aras de su
inmanentista “fraternidad universal”. Porque sin ir más lejos, el Papa reinante
– Francisco – ha confirmado recientemente un acuerdo de supeditación de la
Iglesia Católica oficial de la China a los dictámenes del poder político
comunista de ese país. “Un botón basta de muestra”...)
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Vayan dos ejemplos donde el Apocalipsis nombra juntas a las tres
personas de la trinidad diabólica:
Ap. 16, 13-14: “Y vi cómo de
la boca del dragón y de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta
salían tres espíritus inmundos en figura de ranas. Son espíritus de demonios
que obran prodigios y van a los reyes de todo el orbe a juntarlos para la
batalla del gran día del Dios Todopoderoso.”
Ap. 20, 7-10: “Cuando se
hallan cumplido los mil años Satanás será soltado de su prisión, y se irá a
seducir a los pueblos que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y
Magog a fin de juntarlos para la guerra, el número de los cuales es como la
arena del mar. Subieron a la superficie de la tierra y cercaron el campamento
de los santos y la ciudad amada; mas del cielo bajó fuego (de parte de Dios) y
los devoró. Y el Diablo, que los seducía, fue precipitado en el lago de fuego
y azufre, donde están también la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los
siglos de los siglos.”
Hilario
Atanasio Desarriano
Sayago
Montevideo
Uruguay
19/2/2020