Mons. Fellay acaba de hacer una visita bastante
discreta a las diferentes comunidades de Francia. No nos enteramos de todas sus
palabras, pero en resumen, sabemos que defiende firmemente su posición de que el
Papa actual nos quiere bien.
Estas visitas, en general, son fases preparatorias
para los espíritus: no hay grandes discursos públicos o agitadas conferencias,
sino un discurso cercano para los supriores locales [de la FSSPX] a fin de tranquilizarlos sobre la
sinceridad de sus disposiciones de combate, pero al mismo tiempo con palabras
suficientemente vagas y evasivas como para comenzar a abrir las mentes a la idea de
un evento por venir.
El último bastión que resistía a la política de
Ménzingen era Francia, pero Roma ya comprendió bien que la mayoría de los
sacerdotes y fieles franceses seguirán a los superiores de la FSSPX pase lo que
pase. A pesar de la reacción de los decanos, el éxito numérico de la peregrinación a Fátima en agosto, una muy buena
entrada de seminaristas a Flavigny y una peregrinación bien lograda a Lourdes; son signos de que la política de
Mons. Fellay puede ser continuada hasta su término, sin rupturas ni peligros
importantes.
Evidencias:
La cuestión de los matrimonios fue una buena prueba
para Roma y Menzingen. La reacción fue muy viva durante algunas semanas, pero
parece que ya todo ha vuelto a la calma, pues
incluso los que reaccionaron han aceptado sus sanciones. Primera prueba exitosa.
Otra prueba:
Otra prueba romana fue la firma de Mons. Fellay a la Correctio. Un miembro de este foro demostró que esta firma implicaba la
aceptación del concilio en el sentido de la hermenéutica de la continuidad, tan
querida de Benedicto XVI. Tampoco hubo ninguna reacción. Incluso un P. de
Jorna (que había reaccionado en su tiempo contra esta famosa hermenéutica) ya
no protesta más. Otra prueba.
Así que todo parece maduro espiritualmente para la
prelatura.
Ante el anuncio de la prelatura, todos
aquellos que no reaccionaron cuando fue fácil y posible, inevitablemente mostrarán un espíritu de espera y de "observación del fenómeno de prelatura". Habrá ciertamente mucha tinta, muchas palabras, tal vez
irritación; pero ellos se encontrarán de nuevo en la misma situación que en el 2012 con las graves y falsas decisiones del capítulo, que en el 2013 con los falsos juicios, que en el 2014 con el discurso a los fieles, que en el 2015 con el
reconocimiento de las confesiones en el marco conciliar, que en 2017 con la
cuestión de los matrimonios, etc. La prelatura no agregará mucho a estos malos
principios ya planteados e impuestos. La reacción general no estará ligada a
una cuestión de principios, ya que estos han sido abandonados durante mucho
tiempo, sino más bien al interés práctico.
En cuanto al interés práctico, sucederá lo mismo que los
años pasados: será más fácil en la práctica seguir (arrastrando los pies, por
supuesto) la nueva reforma [de la FSSPX, convertida en prelatura de la estructura oficial] que resolverse a no seguirla.
Ya que casi todos los fieles y sacerdotes del
distrito de Francia decidieron permanecer en el marco administrativo de
la FSSPX, sin ayudar moral o materialmente al puñado de sacerdotes y
fieles que lograron separarse, no habrá ninguna razón suplementaria para abandonar este marco y considerar la posibilidad de una reconstrucción [en la Resistencia].
Esta constatación es triste, pero imparable ahora. Y
Roma lo sabe.
He aquí por qué Roma y Menzingen no tienen ningún temor para terminar el proceso de reconocimiento canónico dentro de un marco de tiempo que ahora puede ser bastante breve.
¿Está próxima la prelatura? Puede ser, pero ciertamente lo de la prelatura ya está maduro.
He aquí por qué Roma y Menzingen no tienen ningún temor para terminar el proceso de reconocimiento canónico dentro de un marco de tiempo que ahora puede ser bastante breve.
¿Está próxima la prelatura? Puede ser, pero ciertamente lo de la prelatura ya está maduro.