Vaticano II Desarraigado
Un Dios disminuido,
vaciado y recortado,
No atrae. Sea Cristo de
nuevo entronizado.
He recién releído El
Concilio del Papa Juan por Michael Davies, escrito en 1977, pero que necesita
apenas ser actualizado casi 40 años más tarde. Tal vez Michael Davis fue
demasiado amable hacia el Concilio, pero hay en su libro muchas verdades
fundamentales así que puede ser cálidamente recomendado para cualquiera
comenzando a estudiar el Concilio. Especialmente interesante es el Apéndice VI
consistente en una crítica de 1936 por el Profesor Louis Salleron al entonces
recientemente aparecido libro del filósofo francés Jacques Maritain (1882–1973),
Humanismo Integral. Este libro tanto interesó a un sacerdote italiano, Juan
Bautista Montini, que éste lo tradujo al italiano. Más tarde éste devino Papa
Pablo VI, el arquitecto principal del Vaticano II. Así Salleron destapa las
raíces del Concilio 26 años antes de que éste comenzara.
Humanismo Integral
presenta la visión de Maritain sobre un nuevo futuro para una Cristiandad
remodelada. Se supone que la civilización burguesa está condenada. Pero en
lugar de seguir con la condenación por la Iglesia del humanismo, centrado en el
hombre, que hizo surgir a la Revolución Francesa (1789) que hizo surgir a esa
burguesía, Maritain propone que esa Revolución necesita ser reconocida como
parte de un proceso histórico inevitable con el cual la Cristiandad puede y debe
ponerse de acuerdo. Por este medio, si bien el curso de la historia moderna no
puede ser todo parado, sin embargo por Cristo ese humanismo se puede hacer
verdaderamente y totalmente humano, deviniendo así “humanismo integral”. La
Cristiandad así reconstruida sobre fundamentos modernos traerá a Cristo al
hombre moderno y al hombre moderno a Cristo, admirable intención ésta de
Maritain y de Pablo VI.
Pero “el camino al
Infierno está pavimentado con buenas intenciones”, dice el sabio antiguo
proverbio. Salleron admira muchas cosas en el libro de Maritain, quien fue un
filósofo hábil en Tomismo y sabía bien, dice Salleron, como presentar cualquier
idea de una manera tal que no contradiga la doctrina católica. Pero Salleron
rechaza firmemente la lectura que hace Maritain de la historia moderna, y la
llama “Marxista”. Carlos Marx (1818–1883) supuso igualmente que la civilización
burguesa está podrida, pero su conclusión de él era que esta civilización debía
ser completamente demolida por una Revolución continua que realizara el sueño
de la sociedad sin clases, lo cual en la realidad acabó como la pesadilla del
Comunismo. Así que Maritain rechazó la conclusión de Marx pero aceptó su
análisis de la historia, para de esa manera modelar una nueva Cristiandad de compromiso
que funcionaría para el hombre moderno: ni modernidad sobre fundamentos
modernos (Marx – y Wagner), ni Cristo sobre fundamentos de Cristo (Pío X – ver
especialmente su Carta sobre el Sillon – y Monseñor Lefebvre), sino Cristo
sobre fundamentos modernos. El resultado es ese Neocristianismo a ser hallado
en el conjunto de los documentos del Vaticano II, a saber Cristo es la plena
realización del hombre – no que el hombre está ordenado a Cristo y a Dios, sino
que Dios y Cristo están ordenados al hombre.
¡Ay! Soluciones de
compromiso no funcionan con Nuestro Señor. Él dice, “Diréis solamente: Sí, sí;
No, no. Todo lo que excede a esto, viene del Maligno” (Mt. V, 37). Y, “Quien no
está conmigo, está contra Mí” (Mt. XII, 30). Una religión del verdadero Dios
centrada en el hombre es una contradicción de términos. Salleron señala que no
hay nada inevitable en la marcha de la historia moderna tal como Marx y
Maritain lo imaginaron. Si el hombre moderno va al Diablo, es por su propia
libre elección. Lo que los liberales como Maritain y Pablo VI y Mons. Fellay no
pueden asir, es la realidad de la maldad. No comprenden que el hombre moderno
simplemente no quiere a Cristo, y Dios no lo forzará a hacerlo. Los liberales
disminuyen a Dios con tal de hacerlo a Él más atractivo para el hombre moderno,
pero la mayoría de los hombres modernos se apartarán, con indiferencia o
disgusto. El Vaticano II ha sido un fracaso colosal, y el “humanismo integral”
no ha sido otro que un ejemplo más de la desintegración de este humanismo que
no se centra en Dios.
Política, economía, los
bancos, finanzas, las artes, medicina, ley, agricultura, la sociedad moderna
entera debe reponerse bajo el Reinado Social de Cristo Rey. Esa fue la solución
de Monseñor Lefebvre. Esa es la única solución.
Kyrie eleison.