En la "reunión informal" con el
Cardenal Brandmuller y la FSSPX, el tema a abordar será el estatus particular del concilio Vaticano II – la
autoridad de sus documentos, su interpretación y su carácter atípico de
“concilio pastoral”, según la nota secreta de Menzingen. Teniendo en cuenta que el Card. Brandmüller hasta escribió un libro
sobre el Vaticano II y la hermenéutica de la continuidad, y que Monseñor
Fellay aceptó la llamada hermenéutica de la continuidad en su Declaración Doctrinal de abril
de 2012, nos parece que ambas partes tienen muchos puntos en los que concuerdan.
Pero no nos engañemos: en esta estratagema de los "encuentros informales" lo doctrinal no es tan importante como imponer en la FSSPX el principio liberal y modernista del DIÁLOGO. En efecto, lo relevante acá no es lo que se converse sino el hecho de conversar pacíficamente, de dialogar. El intercambio de pareceres más o menos contrapuestos respecto al Vaticano II u otras materias análogas es sólo la excusa o la ocasión, porque lo que con estas reuniones pretenden los acuerdistas, es acostumbrar a los Padres de la FSSPX a sentarse a conversar cordialmente con los destructores de la Iglesia.
Además de eso, es totalmente previsible que con estas "reuniones informales", una vez "roto el hielo" y "superados los antiguos prejuicios", se generarán peligrosos e indebidos vínculos de confianza entre ciertos prelados liberales de sensibilidad tradicional y los Sacerdotes de la Fraternidad.
Así que, por obra de Monseñor Fellay y demás traidores acuerdistas, la Fraternidad se encuentra sometida a esa estrategia de "tenaza" de la que hemos hablado antes: se presionan desde la cúpula y desde la base, se conversa con los modernistas a nivel de Consejo General, pero también y simultáneamente al nivel local de los simples prioratos.
Para el que no quiera cerrar los ojos, se trata, en definitiva, de una operación muy astuta de acercamiento gradual entre la FSSPX y Roma con miras al acuerdo.
Pero no nos engañemos: en esta estratagema de los "encuentros informales" lo doctrinal no es tan importante como imponer en la FSSPX el principio liberal y modernista del DIÁLOGO. En efecto, lo relevante acá no es lo que se converse sino el hecho de conversar pacíficamente, de dialogar. El intercambio de pareceres más o menos contrapuestos respecto al Vaticano II u otras materias análogas es sólo la excusa o la ocasión, porque lo que con estas reuniones pretenden los acuerdistas, es acostumbrar a los Padres de la FSSPX a sentarse a conversar cordialmente con los destructores de la Iglesia.
Además de eso, es totalmente previsible que con estas "reuniones informales", una vez "roto el hielo" y "superados los antiguos prejuicios", se generarán peligrosos e indebidos vínculos de confianza entre ciertos prelados liberales de sensibilidad tradicional y los Sacerdotes de la Fraternidad.
Así que, por obra de Monseñor Fellay y demás traidores acuerdistas, la Fraternidad se encuentra sometida a esa estrategia de "tenaza" de la que hemos hablado antes: se presionan desde la cúpula y desde la base, se conversa con los modernistas a nivel de Consejo General, pero también y simultáneamente al nivel local de los simples prioratos.
Para el que no quiera cerrar los ojos, se trata, en definitiva, de una operación muy astuta de acercamiento gradual entre la FSSPX y Roma con miras al acuerdo.
Presentamos esta
entrevista con el Cardenal publicada en CNS (extracto):
El
Cardenal alemán Walter Brandmüller y el Arzobispo italiano Agostino Marchetto
hablaron a los reporteros en 21 de mayo (2012) después de presentar el libro
que escribieron con el Padre Nicola Bux Las
Claves del Papa Benedicto XVI para interpretar el Vaticano II”.
Los
tres eruditos escribieron extensivamente acerca de cómo el concilio Vaticano II
debe ser leído en continuidad con la enseñanza anterior de la Iglesia y han
criticado frecuentemente a los teólogos, sacerdotes u otros católicos por ver
demasiada novedad en el concilio.
En
el libro, el Cardenal Brandmuller dijo que la FSSPX y los viejos católicos que
rechazan la enseñanza infalible del papa del Concilio Vaticano I “tienen en común el rechazo a los legítimos
desarrollos de la doctrina y la vida en la iglesia”.
Mientras
que el cardenal describe a los viejos católicos como teniendo un “papel insignificante” en la cristiandad
global hoy en día, dijo que la vitalidad de la FSSPX fuerza a la iglesia “a demostrar que sus protestas no están
justificadas. Solo podemos esperar que esto suceda”.
Preguntado
acerca de este pasaje en el libro, el Cardenal Brandmuller le dijo a los
reporteros: “Esperamos que el intento del
Santo Padre de reunificar la iglesia tenga éxito”.
Algo que debemos tener en mente es el
diferente grado de aceptación y obediencia que los católicos deben a los
diferentes tipos de enseñanza de la Iglesia, que van desde abrazar
absolutamente la enseñanza en el credo hasta aceptar los principios de la
enseñanza social católica y tratar de ponerla en práctica en una variedad de
situaciones políticas y sociales, dijo el cardenal, que
es el antiguo presidente del Comité pontifical de ciencias históricas.
“Hay una enorme diferencia entre una gran constitución”, como las constituciones sobre la Iglesia del Vaticano II, las de liturgia y divina revelación, “y las simples declaraciones”, como las declaraciones del Vaticano II sobre la educación cristiana y los medios de comunicación.
“Curiosamente, los dos documentos más controversiales” para la FSSPX –los de la libertad religiosa y sobre las relaciones con los no-cristianos- “no tienen un contenido doctrinal obligatorio, por lo que se puede dialogar sobre ellos”, dijo el cardenal.
“Hay una enorme diferencia entre una gran constitución”, como las constituciones sobre la Iglesia del Vaticano II, las de liturgia y divina revelación, “y las simples declaraciones”, como las declaraciones del Vaticano II sobre la educación cristiana y los medios de comunicación.
“Curiosamente, los dos documentos más controversiales” para la FSSPX –los de la libertad religiosa y sobre las relaciones con los no-cristianos- “no tienen un contenido doctrinal obligatorio, por lo que se puede dialogar sobre ellos”, dijo el cardenal.
“Entonces no entiendo por qué
nuestros amigos de la FSSPX se concentran casi exclusivamente en estos dos
textos. Y siento mucho que lo hagan, porque estos son los dos que son más
fácilmente aceptables si consideramos su naturaleza canónica”
como no vinculantes, dijo.
Por supuesto, dijo el cardenal, todos los documentos del concilio, incluyendo las dos declaraciones, “deben ser tomadas seriamente como expresiones del magisterio vivo”, la enseñanza oficial de la Iglesia que se ha desarrollado todavía más bajo los pontificados de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Por supuesto, dijo el cardenal, todos los documentos del concilio, incluyendo las dos declaraciones, “deben ser tomadas seriamente como expresiones del magisterio vivo”, la enseñanza oficial de la Iglesia que se ha desarrollado todavía más bajo los pontificados de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI.