El Padre de Cacqueray, ¿todavía tiene libertad de escribir lo que piensa ?
Por Winston
Smith
Se nos había anunciado que el Padre
de Cacqueray sacaría un texto fuerte respecto a las próximas “canonizaciones”
de Juan XXIII y Juan Pablo II. ¡Todavía la estamos esperando! Su último
editorial Canonizar al santo que
excomulgó a Monseñor Lefebvre, publicado en Fideliter n° 216, no solo no es
incisivo sino que, peor aún, y parafraseo a George Orwell, por su laxismo en
materia de lenguaje facilita la confusión de nuestro pensamiento. Pero tal vez el
Padre de Cacqueray ya no es libre de escribir lo que piensa. Es muy posible, pues este artículo no se parece a su fuerte carta contra Asís III. Pero lo
escrito, escrito está. Miremos
más de cerca…
Naturalmente el Padre de Cacqueray no
considera a Juan Pablo II un santo. Por lo que quiere decir otra cosa con ese
título. ¿Un lapsus? No es posible, ¡lo hubiera corregido! ¿Ironía ?
Tal vez. Pero atención,
Padre, vuestros sacerdotes y fieles no comprenden los documentos demasiado
sutiles.
« La reacción de François Mauriac
al saber la noticia de la canonización del Papa Pio X se resume en esta frase
tristemente célebre: “¡Este santo no es de mi parroquia!” El modernismo de Juan XXIII y de Juan Pablo II no se resume solamente
a una tendencia “parroquial”, estos son hombres con otra religión como
dijo Monseñor Lefebvre, que han reemplazado la verdadera religión por su
religión conciliar. Creemos que usted está de acuerdo con esto, pero algunos en
la Fraternidad, por ejemplo Monseñor Fellay y el padre Gleize, hablan de buena
gana de una tendencia modernista en el seno de la Iglesia. Su comparación con
la frase de François
Mauriac, ¿no corre el riesgo de prestarse a la confusión y reforzar la idea
falsa de Monseñor Fellay, el Padre Gleize y otros?
« Dado que ningún segundo
milagro puede adjudicarse al Papa Juan XXIII, fue la convocatoria al concilio
Vaticano II que se tomó en cuenta por el papa Francisco como argumento decisivo
a favor de su canonización”. Hablando de ausencia del segundo milagro, el lector
comprende que hubo un primero del cual usted no cuestiona la legitimidad. Y por
lo tanto…
"Cuando el Papa
Francisco considera que hay una razón en particular para la canonización de
Juan XXIII, nosotros vemos en cambio una razón para culpar a su actitud y su
gobierno”. El
apego de Juan XXIII al concilio Vaticano II es algo más que una actitud o un
gobierno culpable. Y el pobre Francisco no es el único en querer canonizar este
funesto concilio: es toda una jerarquía completa, comprendiendo a nuestros “nuevos
amigos romanos”, podridos por el liberalismo y que ocupan la Iglesia desde hace
50 años y que deben ser denunciados y combatidos.
« Su canonización significaría sobre todo el acreditación oficial
por la Iglesia de la nueva doctrina ecuménica acompañada de gestos insensatos
que ella promueve”. ¿Pero de qué Iglesia está usted hablando
padre? Escribir así “Iglesia” no debe y no puede significar mas que la “Iglesia
una, santa, católica, apostólica”. Y lo que es legítimamente promulgado por la Iglesia no puede
dañar a las almas y debe ser obedecido. Por lo tanto, usted no tiene el derecho
de escribir (en el mismo texto, más adelante): “ellos serán tal vez considerados santos por la Iglesia conciliar pero
esta canonización no los hará santos de la Iglesia católica”. ¿Debemos creer,
como Monseñor Fellay, que es la misma Iglesia la que canoniza a San Pio X y a
Juan XXII ? ¿Un San Pio X para la Iglesia y un san Juan XXIII para la
iglesia conciliar? ¡Que confusión! Y además no es solamente que “La Iglesia
(la conciliar, ¿no es así?) acredita oficialmente la nueva doctrina ecuménica”.
Hace más de 40 años que la falsa doctrina del Vaticano II ha suplantado
odiosamente pero oficialmente la verdadera doctrina católica. En octubre de
2011, escribió usted oficialmente un
bello “Camino de la Cruz en reparación del escándalo de Asís III por iniciativa
de Benedicto XVI”, donde usted se atreve a hablar del Divino Rostro “cubierto
de los escupitajos de la nueva religión”.
Pero ahora usted escribe : « Como
acaba de decir Monseñor Bernard Fellay, tenemos un auténtico modernista a la
cabeza de la Iglesia. Es por eso que quiere canonizar a sus predecesores
modernistas”. Como si su predecesor Benedicto XVI no fuera también un
auténtico modernista y también responsable de estas “canonizaciones”. En el
fondo, Francisco no es mas que el digno hijo de Benedicto, ciertamente con un
modernismo más notorio pero no por eso es el menos peligroso de los dos. Sin
embargo, Francisco se ha convertido en la Fraternidad en el fácil chivo
expiatorio para permitir a su fluctuante Superior General salir del “Big
Brother”: “Siempre hemos estado en guerra
contra Asia del este” (en 1984, George Orwell).
« Es tiempo de intensificar
nuestras oraciones, e incluso de comenzar oraciones y ayunos públicos…” Sí, oremos y ayunemos, usted tiene
razón de invitarnos a hacerlo, Padre. Pero oremos con las buenas palabras. No
es la Iglesia Católica la que los “canoniza”, sino que es conveniente llamarla,
como Monseñor Lefebvre, “una nueva iglesia”. Estas “canonizaciones” son
perfectamente lógicas en el designio masónico del concilio Vaticano II y
perfectamente lógicas con la enseñanza de TODOS los papas posconciliares. Es
urgente distinguir como antes, usted sabe hacerlo muy claramente, a la secta
conciliar y sus obras diabólicas, de la Iglesia Católica y sus obras divinas.
Orwell dijo : « Cuando la atmósfera general es mala,
el lenguaje no puede permanecer indemne ». Desgraciadamente la
atmósfera general de la Fraternidad es mala y acabamos de constatar que su
lenguaje, desgraciadamente, no supo permanecer indemne.
Por caridad, Padre, reencuentre su
libertad de palabra, la Fe es más importante que una unidad ficticia en torno a
un Superior General que, por la “nueva dirección” que impuso a la Fraternidad,
es responsable de todas las divisiones. Así las cosas serán más claras, las posiciones
más nítidas y, aunque las divisiones de fondo permanezcan, la atmósfera general
será inmediatamente menos irrespirable.