III
Voy a leerles una conferencia que dio Monseñor Lefebvre a los sacerdotes en
Ecône en el otoño de 1990, pocos meses antes de su muerte en la primavera de
1991. Creo que es un poco como su última voluntad y testamento. El señala el
camino a seguir a sus sacerdotes –“Dos años después de las consagraciones, no
debemos vacilar, no debemos comprometernos.”
Monseñor Lefebvre se dirigió a sus sacerdotes en Ecône, Suiza, el 6 de
septiembre de 1990, transcrito y ligeramente adaptado del francés.-
“Concerniente al futuro, me gustaría
decir un par de palabras acerca de las cuestiones que los fieles pueden
preguntarles, cuestiones que me han sido preguntadas frecuentemente por
personas que no saben mucho de lo que está sucediendo en la Sociedad, tales
como “¿Las relaciones con Roma se han roto? ¿Todo ha terminado? Recibí hace
pocas semanas, quizá unas tres semanas, otra llamada telefónica del Cardenal
Oddi.”
En ese entonces el cardinal Oddi era relativamente un buen tipo.
“Bueno, Excelencia, ¿entonces no hay
manera de arreglar las cosas, ninguna manera? Yo le contesté: Ustedes deben
volver a la Tradición. No es solamente una cuestión de liturgia, es una
cuestión de Fe. El Cardenal protestó, “Oh no, no, no es una cuestión de Fe, no,
no.”
Estos romanos imaginan que no es un problema de la Fe. Ellos imaginan que
es otra cosa.
“El Papa está listo y está deseando
recibirlo. Solamente un pequeño gesto de su parte, una pequeña solicitud de
perdón, y todo estará arreglado”.
Este es el discurso del Cardenal, piensa que hay un problema menor, un
pequeño problema personal. No lo entienden. Ellos no entienden que hay guerra a
muerte entre la religión de Dios y la religión del hombre. Una está centrada en
Dios y la otra está centrada en el hombre. No quieren entenderlo. No quieren
admitir que tienen un problema de Fe. No quieren admitir que ha habido un
cambio en le Fe.
“Es como el Cardenal Oddi, dice el
Arzobispo, en va a ninguna parte. El no
entiende nada o no quiere entender nada.
Estos personajes no son tan estúpidos como para rendirse. Ellos no quieren
entender.
“Desafortunadamente, sucede lo mismo
con nuestros cuatro cardenales mas o menos tradicionales”. En aquel tiempo eran
Palazzini, Stickelr, Gagnon y Oddi, “Ellos no tienen peso, no tienen influencia
en Roma. Han perdido toda la influencia. Para lo único que son buenos ahora es
para realizar ordenaciones en la Fraternidad San Pedro. Van hacia ninguna
parte”.
Esto es realismo –los Buenos muchachos en Roma ya no tienen peso ni poder,
y pasa lo mismo hoy en día. Recuerdo cuando el Padre Schmidberger estaba
encantado con un cierto obispo Ranjith. Monseñor Ranjith era de Ceylon. El
estaba entendiendo verdaderamente muchas cosas, entonces, cuando se acercó un
poco lo hicieron cardenal y lo enviaron de regreso a Ceylon, entonces hay un
buen muchacho en quien puso sus esperanzas el padre Schmidberger, y con razón,
porque era realmente un buen muchacho, y estaba entendiendo de lo que se
trataba todo. Roma está en manos de los Francmasones. Les tomó un par de
cientos de años para infiltrar el Vaticano y controlarlo, y no van a darse la
vuelta o a hacerse el muerto. Tienen el control. Si, soy un teórico de la
conspiración. Creo que hay hombres malos que están organizados para hacer caer
a Nuestro Señor Jesucristo. Ellos existen. Son reales. No es una fantasia. “Oh,
pero usted es un chiflado conspiracionista”. Si, lo soy. Si, apuesten a que lo
soy. Esta es la manera en que el mundo trabaja. ¿Quién piensa que el 7/7 fue un
trabajo interno, en Londres hace unos años? Alguien me envió algo muy
interesante en internet –la posibilidad de que habrá otra de estas cosas en los
juegos olímpicos en Londres, una explosión atómica. Están situando baterías
anti-aéreas. Alguien sabe algo. Podría ser en el subterráneo, Provocarían una
gran explosión subterránes. ¿Recuerdan V de Vendeta? Estos personajes se
deleitan en enviar señales de alerta que nadie toma en serio. Prácticamente
nadie se da cuenta. Antes del 9/11 hubo varias películas en donde se estrellaban
en las torres gemelas y así sucesivamente. Ellos envían señales a sus amigos de
tal manera que la mayoría de la gente no se da cuenta. Hay señales de este tipo
sucediendo acerca de alguna explosión en los Juegos Olímpicos, estén
preparados.
¿Usted cree que el 7/7 y los disturbios
de Londres del verano pasado pudieran ser pruebas par aver lo que sucede y como
pueden controlarlo?
No lo sé. Es muy posible que los disturbios estuvieran organizados. La
chispa es organizada, pero el montón de yesca esperando a ser encendida no es
organizado. Es decir que estos caracteres juegan con la debilidad en una
situación. Ellos no crean la debilidad. La debilidad está allí. Ellos solamente
trabajan en cómo explotarla, entonces encienden el cerillo. Todas estas
personas viviendo la vida suburbana está muy frustada, especialmente los
negros. Así es. No solamente los negros, pero ellos usualmente tomarán parte en
algo como eso. Los montones de gente descontenta no son creadas por los
conspiradores. Simplemente son explotados por ellos. Si se tiene una sociedad
sana con nada que explotar, no hay mucho que puedan hacer los malos, o pueden
hacer mucho menos.
“Mientras tanto” dice el Arzobispo,
“el problema sigue siendo grave, muy, muy grave. Nosotros no debemos
minimizarlo de ninguna manera diciendo que es algo de poco peso. Así es como
nosotros debemos responder a los laicos que hacen tales preguntas como -¿cuándo
terminará la crisis? ¿Estamos llegando a algún lado? ¿No hay manera de obtener
el permiso para nuestra liturgia, para nuestros sacramentos?- ciertamente las
cuestiones de la liturgia y los sacramentos es importante, pero no es lo más
importante. La cuestión más importante son las cuestiones de fe. Esta cuestión
no está resuelta en Roma”
El Arzobispo lo dijo una y otra vez. “Cada vez que hablo con los Romanos,
sigo planteando la cuestión de Fe, la cuestión del Concilio. Ellos nunca
quieren discutirlo”. El Arzobispo lo dijo una y otra vez, “Los malvados en Roma
nunca quieren hablar acerca del problema básico de la Fe causada por el
Concilio. Nunca quieren hablar de eso”.
“Esta cuestión para nosotros no está
resuelta. Tenemos la Fe de siempre. La Fe del Concilio de Trento, el Catecismo
de San Pio X, por lo tanto la Fe de la Iglesia, todos los concilios de la
Iglesia de todos los papas anteriores al Vaticano II”.
“Ahora la Iglesia oficial persevera,
podríamos decir, pertinazmente, en las falsas ideas y graves errores del
Vaticano II. Esto es muy claro. El Padre Tam –(quien entonces era un sacerdote
de la Fraternidad, un italiano)- nos está enviando desde México cierto número
de copias de un trabajo que está haciendo, interesantísimo, porque está
compilando textos del Osservatore Romano, es decir, textos del periódico
oficial de Roma con los discursos del Papa, del cardenal Casaroli y el Cardenal
Ratzinger, textos oficiales de la Iglesia. Es muy interesante porque dichos
documentos son públicos e irrefutables.”
“No es “una conversación escuchada”
o un rumor, es absolutamente el texto oficial.”
“Publicado por el Osservatore
Romano, no hay duda de su autenticidad. Bueno, estos textos del Cardenal
Ratzinger son asombrosos, realmente asombrosos. Voy a citarles algunos textos pronto.
Es increíble. Las dos últimas semanas, ahora que estoy desempleado, he pasado
un poco de tiempo releyendo el libro de Emmanuel Barbier sobre el catolicismo
liberal”.
Emmanuel Barbier fue un sacerdote francés de tiempos de San Pio X,
alrededor de 1900, y escribió algunos libros.
Es sorprendente ver como nuestra lucha ahora es exactamente la misma lucha
que lucharon entonces los grandes católicos del siglo 19 tras la Revolución
francesa.
Grandes católicos que seguían la línea y ayudaban en el siglo 19 a los
papas a luchar contra el liberalismo: Louis Veuillot, Cardenal Pie, Dom
Gueranger –héroes ciertos de la verdadera Fe en el siglo 19 contra el
liberalismo. Emmanuel Barbier está escribiendo este libro acerca de la lucha
entre los católicos liberales tratando de adaptar el Catolicismo a la
Revolución Francesa y los católicos genuinos que dicen que no pueden mezclarse.
El arzobispo dice que su lucha en los tiempos de la FSSPX fue exactamente la
misma lucha que se llevó a cabo 100 o 150 años antes.
“Y por los papas –Pio VI, Pio VII,
Pio VIII, Gregorio XVI, Pio IX, Leon XIII, Pio X, Pío XI. Su lucha está
resumida en Quanta Cura con el Syllabus de Pio IX, y Pascendi Dominici Gregis
de Pio X. Estos dos son grandes documentos, el Syllabus y Pascendi,
sensacionales y escandalosos en su día, ordenando la enseñanza de la Iglesia
para enfrentar los errores modernos, los errores aparecidos en el curso de la
Revolución, especialmente en la Declaración de los Derechos del Hombre, 1789,
1790, 1791. Esta es la batalla en la que estamos inmersos hoy en día,
exactamente la misma batalla”.
Lo que está sucediendo en la FSSPX ahora es exactamente la misma lucha.
“Hay quien está a favor del Syllabus
y Pascendi, y hay quien está en contra. Es simple. Está claro. Aquellos que
están en contra del Syllabus y Pascendi están adoptando los principios de la
Revolución Francesa, los errores modernos. Aquellos que están a favor del
Syllabus y Pascendi, permanecen en la Verdadera Fe, dentro de la Doctrina
Católica –Pio IX, Pio X. Ahora ustedes saben muy bien que el cardenal Ratzinger
ha dicho que en lo que a él respecta, Vaticano II es el anti-Syllabus”.
En otras palabras, el Vaticano II está en contra del gran Syllabus de Pio
IX.
“Con esto, el cardenal se puso
claramente en contra de aquellos que están a favor del Syllabus. El Syllabus es
anti-liberal. Todos los que están contra el Syllabus son liberales. Aquellos
que están en contra de los que están en contra del Syllabus, son
anti-liberales”.
El cardenal está del lado de los liberales.
“Entonces, si el cardenal está en
contra del Syllabus, el cardenal está adoptando los principios de la
Revolución. Además dice muy claramente: “De hecho, nosotros (Vaticano II) hemos
absorbido dentro de las enseñanzas de la Iglesia, y la Iglesia se ha abierto a
los principios que no son suyos: libertad, igualdad, fraternidad”.
Entonces –“Nosotros, los del Vaticano II hemos adoptado los principios de
la Revolución Francesa. Hemos construido estos principios dentro de la
Iglesia”. Es como darle al vendedor de hielo el programa de poner sus
mercancías en el sol. El no va a vender mucho hielo si saca todo el hielo al
sol. Se va a derretir antes de que pueda venderlo. El hielo y el sol no van
juntos. La Revolución Francesa y la Iglesia Católica no pueden ir juntas.
“Nosotros –dice el Arzobispo-
permanecemos donde el Cardenal Pie, Monseñor Freppel, Louis Veuillot se
mantuvieron, el diputado Keller en Alsacia, el Cardenal Mermillod en Suiza.
Todos ellos son héroes de la lucha anti-liberal”
Ellos lucharon la buena batalla, juntos con la gran mayoría de los que
entonces eran obispos, la mayoría de los obispos católicos estaban del lado de
los buenos en ese tiempo. Lo que es único en el Vaticano II es que entonces la
mayoría de los obispos estaban del lado de los malos. Fue una derrota completa.
“En ese tiempo, ellos tuvieron la
gran fortuna de tener la gran mayoría de los obispos de su lado. Monseñor
Dupanloup, un liberal famoso, y unos pocos obispos en Francia que siguieron a
Monseñor Dupanloup eran los raros. Los pocos obispos en Alemania, los pocos en
Italia que se opusieron abiertamente al Syllabus y, en efecto, se opusieron a
Pio IX, ellos fueron la excepción más que la regla, pero obviamente había
fuerzas de la Revolución, los herederos de la Revolución, y esa fue la mano
alcanzada por Dupanloup, Mantalembert, Lamennais y otros famosos Católicos
liberales franceses del siglo 19, quienes ofrecieron su mano a la Revolución y
que nunca quisieron invocar los derechos de Dios en contra de los derechos del
hombre. “Nosotros pedimos solamente los derechos de cada hombre, los derechos
compartidos por todos los hombres, compartidos por todas las religiones, no los
derechos de Dios” –decían los liberales. “Nosotros no defendemos los derechos
de Dios. Nosotros solamente defendemos los mismos derechos del hombre como
todos los demás los defienden.”
Es una tarta muy dulce, pero no es buena. Los Católicos debieron de
defender los derechos de Dios.
“No debemos vacilar. Bueno –dice el
Arzobispo en 1990- nos encontramos en la misma situación. Nosotros no debemos
hacernos ilusiones. Por consecuencia, estamos en el fragor de una gran
batalla”.
Desde 1990 hasta el 2012, son otros 22 años de lucha que se va haciendo
cada vez más dura. No esta siendo nada fácil.
“Estamos luchando una batalla
garantizado por todos los papas. Por lo tanto, no debemos tener ninguna vacilación
o miedo”.
En otras palabras, Por qué debemos continuar por nuestra cuenta? Después de
todo, ¿por qué no reunirnos con Roma¡ ¿Por qué no unirnos al Papa,
especialmente si el papa dice que quiere que lo ayudemos a ciertas cosas? El
papa es bueno, y nosotros somos buenos, y todos somos buenos, y todos tendremos
una linda fiesta juntos, y todo estará lindo en el jardín. ¿Por qué no?
Pequeña Caperucita Roja – “Oh señor lobo, que lindos, grandes, dientes
tiene” “Para comerte mejor con ellos, querida”.
Roma está infestada con masones. Ellos son lobos. Estos romanos de ahora
son lobos, más que nunca. Ellos odian a la Iglesia. Ellos odian a Nuestro
Señor.
¿Por qué no unirnos con Roma? ¿Por qué no unirnos con el Papa? Si, si Roma
y el Papa estuvieran en la Tradición. Si Roma regresa a ella, no hay ningún
problema, pero Roma está fuera del camino. Si ellos estuvieran llevando a cabo
las obras de los grandes papas del siglo 19 y la primera mitad del siglo 20,
por supuesto, pero ellos mismos admiten que ahora que han establecido un nuevo
camino. Ellos mismos admiten que una nueva era empezó con el Vaticano II. Es
mejor creerles. La gran masa de la Iglesia desvió el rumbo. Ellos admiten que
hay una nueva etapa en la vida de la Iglesia basada en nuevos principios. Mejor
creerles. No necesitamos argumentar nada. Lo dicen ellos mismos. Está claro.
Creo que debemos hacer entender este punto a nuestra gente, de tal manera
de que se den cuenta de que si se quedan en la línea, están en la línea con
toda la historia de la Iglesia, yendo más allá de la Revolución, por supuesto.
Es la guerra de la Ciudad de Satanás contra la Ciudad de Dios claramente, por
lo que no tenemos que preocuparnos. Debemos, antes que nada, confiar en la
gracia de Dios.
Otra pregunta de un fiel: “Bien, ¿cuándo va a terminar esto?
El Arzobispo dice “Mire, no lo sé”. Incluso el Arzobispo no sabía la
respuesta a tal pregunta. “Es un asunto de Dios”, “No es nuestro asunto”. “Es
su Iglesia. ¿Qué es lo que Él hará con su Iglesia? No lo sé, yo no soy Dios.
Pero sé que aquí y ahora esta es la línea en la cual debemos permanecer”.
No podemos ir de puntillas entre los tulipanes.
¿Qué va a pasar? ¿Cuándo terminará todo esto? Ese es un secreto de Dios.
“Un misterio, pero debemos luchar en contra de las ideas actualmente de moda en
Roma, las cuales vienen de la misma boca del papa, de la boca del cardenal
Ratzinger, del cardenal Casaroli. Está claro, porque todo lo que hacen es
repetir lo opuesto de lo que los papas han dicho y establecido solemnemente por
los últimos 150 años. Debemos elegir, tal y como le dije al Papa Paulo VI,
“Tenemos que elegir entre usted y el Concilio por un lado y todos sus
predecesores en el otro lado. Éste último es una línea recta y la otra una
línea doblada y sin forma, o con sus predecesores que establecieron la
enseñanza de la Iglesia o con las novedades del Concilio Vaticano II. Paulo VI
contestó: -Oh, este no es el momento para hablar de teología, nos estamos
metiendo en teología ahora”.
Los liberales no piensan. No quieren entrar en la doctrina. Ellos no
quieren estudiar las cuestiones reales. Todo es sentimiento.
“Por lo tanto, no debemos vacilar ni
por un momento” –y esta es la parte interesante- “no estando con aquellos que
están en proceso de traicionarnos. Algunos siempre están admirando el césped
del jardín del vecino. En vez de ver a sus amigos, a los defensores de la
Iglesia, a aquellos que están en el campo de batalla, ellos ven a nuestros
enemigos del otro lado”.
Después de todo debemos ser caritativos! ¡Hay que ser amables! ¡No hay que
dividir! Después de todo, la Fraternidad San Pedro, el Instituto de Cristo Rey
y del Buen Pastor, están celebrando la Misa Tridentina! ¡Ellos no son tan malos
como todos dicen porque tienen la Misa Tridentina!
“Nos están traicionando” dice el
Arzobispo. Si, el Instituto Cristo Rey que no existía entonces, el Instituto
del Buen Pastor, San Pedro, todos ellos nos están traicionando. Por el amor de
Dios, no hay que coquetear con las personas que han abandonado la batalla.
Ellos no son nuestros amigos verdaderos. Ellos están estrechando la mano con
los destructores de la Iglesia. ¿Qué pasa con todos los miembros de la FSSPX
que están yendo a Roma? Yo les apuesto a que cada vez que se encuentran con el
papa o el cardenal o cualquiera que sea, están estrechando sus manos. Están
estrechando las manos de los destructores de la Iglesia. Paren y piensen. Lo
que el Arzobispo dice, tiene sentido. Ellos están estrechándose la mano con
gente que profesa el Modernismo y las ideas liberales condenadas por la
Iglesia. San Pedro, Cristo Rey, y los demás. Dios sabe sus intenciones, no
tengo que juzgar, pero objetivamente ellos están haciendo el trabajo del diablo
porque se han comprometido. Ellos son agentes del compromiso, y no se puede
estar “acaramelados” con los agentes del compromiso. Pueden caerles bien en lo
personal, pero la Fe está en riesgo.
"Por lo tanto, los que estaban con nosotros y estaban trabajando con
nosotros por los derechos de Nuestro Señor, por la salvación de las almas,
están diciendo:" Siempre y cuando nos conceda la Misa antigua, podemos dar
la mano a Roma, no hay problema . "Pero estamos viendo cómo funciona.
Están en una situación imposible. "
Eso es cierto en la actualidad para el Instituto del Buen Pastor y San
Pedro. Están tratando de defender la Tradición cuando sus jefes les dicen:
"No se puede defender la Tradición." Están entre la espada y la
pared. El arzobispo no quería entrar en esa situación, y se negó a entrar en
esa situación, y ahora estos líderes de la Fraternidad San Pío X está deseando
entrar en esa situación. No tiene sentido. Ellos han perdido el rumbo. Escuchen
a los del otro lado. Formen sus propia mentalidad.
“Estar en contacto con ellos para
traerlos de vuelta a la Tradición, si, si quieres. Ese es la clase correcta de
ecumenismo, pero dar la impresión de que después de todo, estamos casi
arrepentidos por la ruptura, que nos gusta hablar con ellos –de ninguna manera.
Ellos son personas que nos llaman cadáveres Tradicionalistas.
Ellos están viviendo, ellos están acercándose a Roma, ellos están con los
tiempos, ellos son aceptables, ellos son potables, ellos están OK. Nosotros somos, Oh Dios, ¡somos retrógradas,
estamos al revés! Ellos han condescendido en estrechar nuestras manos, pero
ellos no lo merecen, dice el Arzobispo.
“Ellos dicen que nosotros no somos
una Tradición viviente, nosotros somos unos caras largas, la nuestra es una
Tradición abatida.
Increíble, inimaginable. ¿Qué clase de relaciones puedes tener con gente
como esa, con esos blandos que se comprometen, que están orgullosos de
someterse a Roma, pero quienes, desde que se someten a Roma, ya no son capaces
de defender la Tradición o atacar el Vaticano II, por ejemplo? Esta es la
clave. “¡Oh todo está bien si predicas espiritualidad, si dices que Dios es
bueno, y Dios es lindo y nosotros debemos comportarnos” –no hay problema, pero
si tu dices que el Vaticano II fue un montón de doo doo, entonces los Romanos
vendrán, y si te comportas como hombre y atacas los errores, ellos vendrán
blandiendo todas sus armas.
Esto es lo que causa problemas con ciertos fieles, que son muy lindos, muy
buenas gentes, todo por la Fraternidad, que aceptaron las consagraciones pero
que tienen un arrepentimiento en lo profundo, ya no están con la gente que
solían estar, gente que no aceptó las consagraciones, que ahora están en
nuestra contra. “Es una pena estar divididos” dicen. ¿Por qué no juntarnos con
ellos? Vamos a tomar un trago juntos. Vamos a estrechar su mano”. El Arzobispo
comenta –“Eso es una traición. Aquellos que dicen esto, dan la impresión que
van a cruzar la línea y se unirán con los que nos dejaron.
Tiene que formar su mentalidad, dice el Arzobispo, tenemos que elegir. O
unos o los otros.
“Esto es lo que mató a la
Cristiandad en todo Europa, no solamente la Iglesia en Francia sino en
Alemania, en Suiza. Esto es lo que permitió que la Revolución se estableciera.
Los católicos siendo blandos con los revolucionarios católicos saliendo de la
senda para agradar a los revolucionarios –los revolucionarios usan esta
estrategia para hacer avanzar la Revolución. Fueron los liberales, fueron
aquellos que estrecharon su mano con la gente que no compartía los principios
católicos. Tenemos que forjar nuestra mentalidad y decidir si nosotros,
también, queremos colaborar con la destrucción de la Iglesia y con la ruina del
Reinado Social de Cristo, o estamos resueltos a continuar trabajando para el
reinado de Nuestro Señor Jesucristo. Todos aquellos que deseen unirse a
nosotros y trabajar con nosotros, Deo Gratias, les damos la bienvenida de donde
sea que vengan. Ese no es un problema, pero que vengan con nosotros. Que no se
diga que ellos están yendo en un camino diferente con el objetivo de mantener
la compañía de los liberales que nos dejaron y para trabajar con ellos.
No es posible, es totalmente lógico. No significa decir obviamente que los
que se comprometieron son basura. Obviamente no, pero quiere decir que tu no te
comportes con ellos como si fueran los amigos que una vez fueron, como si no
hubiera peligro al mezclarse con ellos, como si fueran tan buenos como fueron
antes. No.
Los católicos del siglo 19, fueron divididos, literalmente divididos en
relación al Syllabus, a favor, en
contra, a favor, en contra. Recuerden en particular lo que sucedió con el Conde
de Chambord. El fue criticado por no aceptar ser hecho Rey de Francia después
de la revolución de 1870 en Francia, sobre la base de los cambios de la bandera
Francesa. En 1871 los franceses perdieron la guerra Franco-Prusiana. La derrota fue una experiencia muy
aleccionadora para los franceses, y hubo un movimiento de vuelta a las ideas
más sanas, lejos del liberalismo, de vuelta hacia la monarquía, de vuelta hacia
la Iglesia. Es aquí cuando ellos construyeron la gran Basílica del Sagrado
Corazón en Montmartre. Esa Basílica fue construida como un acto de reparación
después de que el francés obtuvo una nariz sangrante por los alemanes en la
guerra Franco-Prusiana de 1870-71. A
continuación, el francés ofreció al heredero legítimo el trono de Francia, le
ofrecieron volver al trono, pero los masones se aseguraron de que habría
condiciones adjuntas, que tendría que tomar la bandera nacionalista masónica. El
dijo que no. No era tanto la cuestión de la bandera. Mas bien él se negó a
someterse a los principios de la Revolución, porque los malos lograron al haber
ofrecido el trono de vuelta al monarca legítimo disfrazar el compromiso que
tendría que hacer al aceptar el trono. El dijo, “no me comprometo”. Mejor es no
ser rey que ser un rey comprometido” y el Arzobispo dijo que tenía mucha razón.
Uno no se puede hacer tonto con los principios. El dijo “Nunca consentiré ser
el legítimo rey de la Revolución”. Tenía razón. Hubiera sido votado en el país,
votada por el parlamento francés, pero con la condición de que aceptara ser un
rey parlamentario y así aceptar los principios de la Revolución. El Conde de
Chambord dijo: “Si voy a ser rey, seré un rey como mis ancestros lo fueron
antes de la Revolución”. Tenía razón. Uno tiene que elegir. El eligió estar con
el Papa y con los principios pre-revolucionarios. Se rehusó al compromiso.
“Nosotros también”, dice el
Arzobispo, “hemos elegido ser contra-revolucionarios, estar con el Syllabus,
estar en contra de los errores modernos, estar con la Verdad Católica, defender
a la Verdad Católica. Tenemos razón, no porque seamos la FSSPX.
Miren lo que está haciendo ahora la FSSPX. La FSSPX es perfectamente capaz
de volverse loca.
“No es porque somos la FSSPX que tenemos razón. Tenemos razón porque
estamos en la línea con la Iglesia de veinte siglos”.
Es por eso que tenemos razón, en esa línea recta, y no tenemos intención de
girar a la izquierda.
FIN DE LA CONFERENCIA