El Papa Francisco con periodistas de La Croix (2016)
LEFEVRISTAS FRANCESES EN GUARDIA
LA CROIX
Céline Hoyeau y Mélinée Le Priol, el 31/05/2017
Un acuerdo entre Roma y los
herederos de Mons. Marcel Lefebvre, treinta años después de su excomunión,
podría ser anunciado de aquí a este verano. Esta perspectiva suscita en los
fieles cercanos a la FSSPX reacciones encontradas.
A mediados de mayo, San Nicolás de Chardonnet estaba
en ebullición. El P. Patrick de La Rocque, párroco de esta emblemática iglesia
del centro de París, ocupada por los tradicionalistas desde 1977, acaba de ser
relevado de sus funciones por sus superiores de la FSSPX con otros seis
responsables de la Fraternidad. En causa, su oposición pública al reciente
texto vaticano reconociendo los matrimonios entre los fieles lefebvristas.
Un enésimo episodio sintomático de las tensiones
provocadas por la perspectiva, más real que nunca, de una reconciliación con
Roma. El Vaticano podría en efecto conceder próximamente a la FSSPX una
prelatura personal, marco jurídico muy flexible bajo el modelo del Opus Dei: la
Fraternidad formaría parte entonces de la estructura jerárquica de la Iglesia
sin estar circunscrito a un territorio como las diócesis.
Incluso entre los que ven con buenos ojos esta
reintegración, las inquietudes son grandes. “Una vez que estemos unidos a Roma,
¿tendremos la misma libertad?”, se interroga Caroline, fiel de San Nicolás de
Chardonnet. “¿Podrán continuar nuestras escuelas sin tener que pedir la
autorización del obispo del lugar?… ¿O nos darán una prelatura para impedirnos
hacer lo que queremos?”
“Entre
más tiempo pasa, más se agranda la brecha”
“Desconfianza”, “riesgo”, “peligro”: estas palabras
vuelven una y otra vez en Tomás, fiscal de empresa, que también frecuenta
San Nicolás de Chardonnet. Él se dice partidario del ralliement conducido por
Mons. Bernard Fellay, el superior de la FSSPX. Este treintañero teme que la
mano tendida por Roma sea “un pretexto para hacernos entrar en la línea”. Sin
embargo, el considera que la FSSPX “no tiene nada que perder”.
“Entre más tiempo pasa, más se agranda la brecha, y
si esperamos demasiado, terminaremos en un verdadero cisma. Para mí, eso sería
demasiado doloroso. Si consideramos que la Iglesia sigue siendo la esposa de
Cristo, separarse de ella no tiene sentido”. Tomás teme también que la
Fraternidad llegue a transformarse en una entidad marginal, sin jefe ni
autoridad. “Mons. Lefebvre no quería que permaneciéramos demasiado tiempo al
margen, a riesgo de ser ganados por un espíritu sectario”, agrega Caroline.
Ella desea este acuerdo, pero constata que muchos a
su alrededor están desestabilizados por la figura del papa Francisco, a quien
ella juzga “inesperado” y “sorprendente”. “Él tiende la mano a todos los que
están marginados, pero sus ideas tan progresistas están muy alejadas de la Línea
de Mons. Lefebvre”. En causa, el ecumenismo predicado por el papa y la
exhortación apostólica Amoris Laetitia. “Nosotros, los católicos de todos los
tiempos, mantenemos la infalibilidad [sic] del matrimonio”, afirma Caroline.
Los
refractarios sobre todo en Francia
Si
estos temores son tan reales, los refractarios a un acuerdo con Roma no parecen
representar más que una minoría, limitada al distrito de Francia. En Alemania,
en Suiza o en Estados Unidos, las negociaciones son seguidas de manera
favorable, y una petición lanzada hace casi dos semanas en varios idiomas contra el acuerdo respecto a las nulidades del matrimonio, no ha recogido más
que 500 firmas en todo el mundo.
Para
Marie Alix Doutrebente, fiel de Nuestra Señora de la Consolación en París,
estos son los “últimos sobresaltos” de algunos sacerdotes que resisten ahora
que el acuerdo está cerca… La mayoría, en la opinión de esta mujer que ha
colaborado a la fundación desde hace 20 años, de un grupo de diálogo informal entre
católicos de ambos lados [el GREC, nota de NP], está en espera de un desenlace
exitoso. “Para nosotros, los fieles, es un verdadero sufrimiento desde hace
cuarenta años. Nosotros aspiramos a reencontrar nuestro lugar en la Iglesia y
rezar en las mismas bancas”.
Mostrar a la Iglesia el camino
recto
Igualmente,
los espíritus están más maduros, afirma ella, desde la publicación del motu
proprio hace diez años, por el cual Benedicto XVI liberalizó la misa
tridentina. “Muchas familias que no frecuentaban más que las capillas de la
FSSPX, asisten ahora también a la misa del Instituto Cristo Rey o a las
parroquias diocesanas donde se celebra según la forma extraordinaria”.
Una
vez reintegrados y “desdiabolizados” como ellos dicen, los lefebvristas afirman
sin embargo querer mostrar a la Iglesia el camino recto. “Nosotros no hemos
cambiado nada de la doctrina de siempre”, confía Caroline. “La Fraternidad
podría rendir a la Iglesia un gran servicio aportándole este rigor en la fe. Y
nuestras numerosas vocaciones religiosas podrían beneficiar a todos los
católicos”. Un regreso, tal vez, pero al parecer sin ceder nada en el fondo.
***
Tres obispos franceses reconocen
los matrimonios de la FSSPX.
El
arzobispo de Estrasburgo, Mons. Luc Ravel se convirtió el miércoles 31 de mayo
el tercer obispo francés en aplicar la carta de la comisión Ecclesia Dei del
pasado 27 de marzo respecto a los matrimonios en la FSSPX.
Después de Mons. Alain Planet, obispo de Carcasona y
Narbona, y de Mons. Dominique Rey, obispo de Fréjus Toulon,
Mons. Ravel dará a ciertos sacerdotes de la FSSPX en su diócesis la delegación
necesaria para bendecir o recibir los consentimientos del matrimonio.
Esta
autorización es un paso más hacia el retorno de los lefebvristas a la plena
comunión de la Iglesia católica: esta última no reconocía, hasta ahora, los
matrimonios celebrados por un sacerdote de la FSSPX.
Céline Hoyeau y Mélinée Le Priol