Entrevista de fecha 17 de abril al P.
Schmidberger por Paul Badde, para CNA
Alemania (Aciprensa).
Énfasis en negrita y comentarios en rojo agregados por NP.
Después de la Penitencia, recientemente
también el Matrimonio: las parejas católicas pueden ahora casarse válidamente
en la Fraternidad San Pío X. ¿Esto significa que las especulaciones de que la
FSSPX pronto será erigida como Prelatura Personal están en lo correcto? ¿Cuál
es la perspectiva de la FSSPX en el camino a la reconciliación? ¿Y qué hay
respecto al rumor de que el Papa Francisco quiere anunciarla en Fátima?
Responde el P. Franz Schmidberger, rector del Seminario “Sagrado Corazón de
Jesús” y antiguo Superior de Distrito de Alemania y Austria.
Paul Badde: P. Schmidberger, he escuchado que en el seminario de
la Arquidiócesis de Múnich y Freising ha entrado solamente un candidato al
sacerdocio. ¿Cómo está la situación en el seminario "Sagrado Corazón"
de la FSSPX?
Schmidberger: Nuestro seminario cuenta
actualmente con 31 seminaristas, uno de los cuales está pasando un año pastoral
en un priorato de los Estados Unidos. La mitad de ellos proviene de países
habla alemana, la otra mitad principalmente de los países del Este: Polonia,
República Checa, Lituania, Rusia y Hungría. En
el otoño de 2016 tuvimos nueve entradas, incluyendo cuatro de Alemania. Por lo
tanto, estamos planeando una extensión. Naturalmente que siempre hay una que
otra salida, no se puede esperar otra cosa de un organismo vivo. Después de
todo, la renovación de la Iglesia no se trata de cantidad, sino de clero bien
formado, piadoso y con celo. Y en este sentido nuestros jóvenes, una vez
ordenados, fortalecerán y consolidarán nuestras posiciones en los países de
habla alemana y en los países del Este. La formación en nuestro seminario
podría también ser un ejemplo para otros seminarios. Para convencerse, basta mirar el video
de nuestro seminario.
Badde: ¿Cómo explica esta diferencia y qué significa para el
futuro de la Iglesia en Alemania?
Schmidberger: La “iglesia conciliar” en
Alemania es un modelo que está expirando. Hablar de bancarrota espiritual no es
exagerado. Por lo tanto podemos decir a todos los jóvenes que están llamados al
sacerdocio: “deja que los muertos entierren a los muertos, tú anuncia el
Evangelio, y trabaja para la vida de las almas y la renovación de la Iglesia en
la cabeza y en los miembros”.
Badde: Se dice que la plena
reconciliación de la Fraternidad con Roma es inminente. Sólo faltarían las
últimas firmas, todo lo demás ya estaría preparado. ¿Qué nos puede decir con seguridad?
Schmidberger: En lo que respecta a la futura
estructura para la FSSPX por el reconocimiento de Roma, esencialmente ya está todo preparado. Pero todavía debemos conversar sobre la declaración doctrinal,
especialmente respecto al concilio Vaticano II. La fecha para una solución
definitiva está primeramente en manos de la Divina Providencia, que dirige
todo. Se necesita mucha paciencia, pero también una voluntad firme para
trabajar enérgicamente hacia este objetivo para beneficio de toda la Iglesia.
Badde: La última vez que hablamos, en febrero de 2012, usted
consideraba que “el tiempo está a su favor”. A pesar de sus dudas ante
Benedicto XVI, quien hizo por ustedes lo que ningún otro papa hasta entonces.
Un año después de nuestra conversación, Benedicto renunció como papa, papa a
quien ustedes lo pusieron en la crisis más difícil de su pontificado con su
Obispo Williamson. ¿Cómo reaccionó usted y la Fraternidad ante la noticia de la
renuncia?
Schmidberger: Todos sufrimos con las declaraciones inaceptables de Mons. Williamson.
[Nótese: para los traidores acuerdistas de la Neo-FSSPX, es
inaceptable poner en duda el llamado “holocausto”, pero negar
el deicidio es perfectamente aceptable] Desde
luego, nosotros vimos cómo los enemigos de la Iglesia las usaron para atacar al
papa, como él mismo lo dijo en su carta a los obispos. Nosotros lamentamos
mucho su renuncia, especialmente porque le dio a la Iglesia un gran servicio
con Summorum Pontificum, y luego dio otro paso hacia la normalización al
levantar el decreto de excomunión en 2009.
[Nótese: para los traidores acuerdistas de la Neo-FSSPX, la renuncia
de un Papa liberal y modernista, como incuestionablemente fue el caso de Benedicto
XVI; es algo lamentable.]
Badde: Al parecer usted tuvo razón en su estimación sobre el
tiempo, al menos en lo que respecta al acercamiento de la FSSPX con Roma y
viceversa. ¿Qué tiene el Papa Francisco que no tenía Benedicto?
Schmidberger: No es el tiempo que nos ha
dado la razón, sino la gracia de Dios que obra en el tiempo y que no abandona a
los que creen, enseñan y oran como la Iglesia siempre ha creído, enseñado y
orado. Lea el libro, próximo a aparecer, del prelado Georg May titulado: “300
años de teología de creyentes y no creyentes”, así usted tendrá una estimación
correcta respecto a nuestra posición.
Para nuestra sorpresa, el Papa Francisco
tiene una actitud decididamente benevolente hacia nosotros. Por otro lado, ha
causado mucha confusión por su desdén hacia la doctrina de la Iglesia, pero
también ha puesto fin a la ideología del
concilio. [¿A sí? Está por verse lo que sobre el concilio
satánico dirá la nueva declaración
doctrinal que actualmente preparan la FSSPX y Roma] Y
aquí reside precisamente la posibilidad de un entendimiento. Ya que el papa va
a las periferias, es lógico que no olvide a aquellos que han sido
marginalizados durante años siendo hijos fieles de la Iglesia.
[Nótese: a los traidores acuerdistas de la Neo-FSSPX les duele ser
marginados por una Jerarquía de liberales y herejes modernistas, en lugar de considerar
esa persecución como un grandísimo honor]
Badde: Sin embargo, los documentos más importantes sobre el
acercamiento actual llevan la firma del Cardenal Müller quien, como arzobispo
de Ratisbona, era vuestro oponente más feroz en Alemania. En todas las disputas
que parecen haber sido la constante en sus debates, ¿cómo interpreta esta
paradoja?
Schmidberger: Es sobre todo el papa, así como el secretario de la Comisión Ecclesia
Dei, Mons. Pozzo, quienes con una verdadera solicitud pastoral [¡!],
quieren terminar con los ahora 40 años de conflicto. Si
el cardenal Müller contribuye a este esfuerzo, nosotros nos congratulamos. Tal vez el cardenal ha abierto los
ojos a la catástrofe en la Iglesia de Roma y está buscando aliados en la lucha
contra los destructores.
[Padre: ¿el papa Francisco lucha contra “los destructores” o es uno de “los
destructores”? ¿No es, más bien, el jefe de “los destructores” de la Iglesia? ¿Entonces?
Entonces querer ponerse bajo las órdenes de ese demoledor de nuestra religión,
es algo simplemente demencial y suicida]
Badde: Hace seis años, usted citó ante mí el discurso del papa
Benedicto a los representantes del Comité Central de Católicos alemanes del 24
de septiembre de 2011, donde dijo: “La verdadera crisis de la Iglesia en el
mundo occidental es una crisis de fe. Si no llegamos a una verdadera renovación
en la fe, toda reforma estructural será ineficaz”. Y usted criticó el hecho de
que, con el concilio, el espíritu de la Iglesia no penetró el mundo, sino que
el espíritu del mundo invadió a la Iglesia. El proceso de “aggiornamento” no es
comprendido de esta manera por el papa Francisco, sin embargo, ¿no es
justamente él quien les abre las puertas en Roma más que cualquiera de sus
predecesores? Explique por favor esta contradicción.
Schmidberger: Repito: La confusión en la
iglesia es grande, tal vez mayor que nunca antes en su historia. [Y Francisco no tiene nada que ver con eso?] Estamos experimentando un verdadero
colapso en la teología, la moral, la disciplina, la liturgia y la
espiritualidad. [Y Francisco no tiene nada que ver con eso?]
Se puede hablar de
la gran apostasía sin exagerar. [Y
Francisco no tiene nada que ver con eso?] Además, malos consejeros proponen
falsas soluciones como por ejemplo la ordenación de los viri probati o también el diaconado
femenino. [¡Ah!
¡Entonces el papa Francisco es inocente, y toda la culpa es de sus malos consejeros!] Ciertamente, no hay que pasar por alto el poder del Espíritu Santo en la Iglesia,
quien usa instrumentos humanos y tal vez quiera usar a nuestra Fraternidad como
el más grande grupo religioso que quiere responder a este colapso y puede
hacerlo en un marco modesto. [Puede, tal como una manzana sana puesta en un
cajón de manzanas podridas, puede sanarlas a todas. ¿O es al revés?] Como sea, tenemos un plan director para una verdadera nueva evangelización.
[Vaya presunción]
Badde: Sin el reconocimiento incondicional del concilio, la Fraternidad San
Pio X no encontrará hogar en la "una sancta catholica ecclesia",
mucho menos cuando los papas Juan XIII y Paulo VI han sido canonizado y
beatificado, lo que la FSSPX no podrá cuestionar con argumentos de fe. Hasta ahora -o al menos eso parecía-
ustedes siempre pidieron la conversión de Roma. ¿No ha invertido la Fraternidad
su posición, y qué nos puede decir al respecto?
Schmidberger: Mons. Lefebvre siempre
distinguió tres partes en el concilio: un
alto porcentaje [¡Vaya! ¿“Alto porcentaje”? ¿Digamos, “un
95%”?] que corresponde perfectamente a la doctrina anterior de la
Iglesia, una segunda parte con ambigüedades, que necesitan urgentemente una
clarificación, y por último, un número relativamente limitado de
contradicciones, que no deben permanecer así, ciertas afirmaciones en el
Decreto sobre el ecumenismo o en la Declaración sobre la libertad religiosa. [¡Increíble modo de minimizar
la inmensa nocividad del Vaticano II!] Por supuesto, un punto de
interrogación es lo que concierne a la canonización de los dos papas del concilio y
el de Juan Pablo II [¿Así que sólo son dudosas esas canonizaciones?], que dio el escándalo del encuentro de Asís a lo que
siguió la dictadura del relativismo. Para
dar luz a esta cuestión, habrá entre otras cosas la obra teológica que nos
espera tras el reconocimiento de la Fraternidad.
[Como dijo el pez grande al chico: primero entra a mi estómago y
luego conversaremos, con calma, acerca de tus dudas…]
Badde: Ahora se acumulan los rumores de que el papa Francisco, en
ocasión de su viaje a Fátima, traerá a FSSPX de vuelta al seno de la Madre
Iglesia y terminará con la separación práctica. ¿Qué piensa usted de estos
rumores?
Schmidberger: Probablemente se trate más
de un pensamiento cuyo origen es el deseo, o un rumor.
Badde: En este caso, ¿no temen una tremenda ruptura y posible
división de la Fraternidad, porque una pequeña parte de ella no querrá dar este
paso, después de todos los años de apasionado debate con Roma?
Schmidberger: En la regularización de
nuestras relaciones con Roma, tal vez uno y otro cofrade nos dejarán, pero
muchos ciertamente no lo harán. En la Consagración de los Obispos en 1988 se fueron
17. En cualquier caso, no veo el peligro de una división. [Absurdamente,
el P. Schmidberger pone en plano de igualdad dos hechos diametralmente opuestos:
el gran quiebre con Roma apóstata de
1988 (que pareció mal a algunos liberales que dejaron la FSSPX) y la inminente rendición ante Roma (que es inaceptable
para los verdaderos antiliberales que quedan en la FSSPX)]
A MODO DE CONCLUSIÓN:
MONS. LEFEBVRE RESPONDE
AL P. SCHMIDBERGER
(ESTAS CITAS POSTERIORES AL RETIRO DE LA FIRMA DEL PROTOCOLO DE 1988,
EXPRESAN LAS IDEAS DEFINITIVAS DE MONS. LEFEBVRE ACERCA DE LA POSIBILIDAD DE UN
ACUERDO PRÁCTICO CON ROMA. FUENTE: SYLLABUS)
“Muchos de los que nos han abandonado
para unirse a Roma (conciliar) no comprendieron justamente lo que es el
liberalismo y cómo las autoridades romanas, desde el concilio Vaticano II,
están infestadas de estos errores. Si lo hubieran comprendido, hubieran huido,
la hubieran evitado, se hubieran quedado con nosotros. Pero ellos no quieren
creer en estos errores ¡Es grave! Porque al
acercarse a estas autoridades, uno se contamina forzosamente.
Estas autoridades están imbuidas (…) de
los principios del liberalismo: necesariamente, ellas actúan de conformidad con
su manera de pensar. Por consiguiente, cuando ellas comienzan a tener
relaciones con nosotros, ellas imponen estas ideas, puesto que son las
autoridades. Son las autoridades,
nosotros somos los inferiores, entonces ellas nos impondrán sus ideas. Mientras
ellas no se deshagan de estos errores, del liberalismo y del modernismo, no
habrá medio de entenderse con ellas.”
(En una conferencia a sus seminaristas
en septiembre de 1988)
“Sobre
todo, si hubiera un arreglo con Roma, estaríamos invadidos por cantidades de
gente: Ahora que tienen la Tradición y están reconocidos por Roma, van a venir
con nosotros. Hay mucha gente que seguirá con su espíritu moderno y liberal,
pero que vendrán con nosotros porque les va a gustar asistir de vez en cuando a
una ceremonia tradicional y tener contacto con los tradicionalistas. Y esto
será muy peligroso para nuestro medio tradicional. Si somos invadidos por toda
esta gente ¿qué va a pasar con la Tradición? Poco a poco va a haber una especie
de ósmosis que se producirá, una especie de consenso… Muy despacio, muy
despacio, vamos a terminar por no ver la distinción entre el liberalismo y la
Tradición. Es muy peligroso”.
(Conferencia
en Flavigny el 11 de junio de 1988, Fideliter n°68)
“No puedo hablar mucho del futuro, ya que
el mío está detrás de mí. Pero si vivo un poco aún y suponiendo que de aquí a
un determinado tiempo Roma haga un llamado, que quiera volver a vernos,
reanudar el diálogo, en ese momento sería yo quien impondría las condiciones.
No aceptaré más estar en la situación en la que nos encontramos durante los
coloquios. Esto se terminó. Plantearía la cuestión a nivel doctrinal: “¿Están
de acuerdo con las grandes encíclicas de todos los papas que los precedieron?
¿Están de acuerdo con Quanta Cura de Pío IX, Immortale Dei, Libertas de León
XIII, Pascendi de Pío X, Quas Primas de Pío XI, Humani Generis de Pío XII?
¿Están en plena comunión con estos papas y con sus afirmaciones? ¿Aceptan aún
el juramento antimodernista? ¿Están a favor del reinado social de Nuestro Señor
Jesucristo?”. Si no aceptan la doctrina de sus antecesores, es inútil
hablar. Mientras no hayan aceptado reformar el Concilio considerando la
doctrina de estos papas que los precedieron, no hay diálogo posible. Es
inútil.”
(Entrevista concedida a la
revista Fideliter Nº 66, 1988)
“No
hay que sorprenderse si no llegamos a entendernos con Roma. Esto no será
posible mientras que Roma no regrese a la fe en el reinado de Nuestro Señor
Jesucristo… Nosotros chocamos en un punto de la fe católica”
(Conferencia
en Sierre el 27 de noviembre de 1988; Fideliter n°89)
“Cuando nos hacemos
la pregunta de saber cuándo habrá un acuerdo con Roma, mi respuesta es
simple: cuando Roma re-corone a Nuestro Señor. El día en que ellos reconozcan
de nuevo a Nuestro Señor como Rey de los pueblos y de las naciones, no es a
nosotros a quienes ellos se unirán, sino a la Iglesia Católica en la cual
permanecemos”.
(Conferencia
en Flavigny, 1° de diciembre de 1988; Fideliter n°68)
“Es preciso convencer a los fieles que se trata de una maniobra, que es
un peligro el ponerse en las manos de los obispos conciliares y de la Roma
modernista. Es el mayor peligro que los amenaza. Si hemos luchado durante
veinte años para evitar los errores conciliares, no es para ponernos ahora en
las manos de quienes los profesan”.
(Reportaje
publicado en la revista Fideliter N° 70, Julio 1989)
“Pero ellos nos traicionan. Dan la
mano a los que demuelen la Iglesia, a los que tienen ideas modernistas y
liberales y por lo tanto condenadas por la Iglesia. Por lo tanto ahora, ellos
hacen el trabajo del diablo, ellos que trabajan con nosotros por el reino de
Nuestro Señor y por la salvación de las almas.
“Oh, siempre que se nos acuerde la buena
misa, podemos dar la mano a Roma, no hay problema” ¡Mira cómo funciona! Ellos están en un callejón sin salida
porque no se puede a la vez dar la mano a los modernistas y querer
conservar la Tradición. Cómo
quieren que se les tenga confianza a personas como éstas, que justifican la
negación de Quanta Cura, de Pascendi, de las decisiones de la Comisión
Bíblica, etc…”
(Conferencia
al final del retiro sacerdotal del mes de septiembre de 1990 en Ecône)
“O bien nosotros somos los herederos de
la Iglesia Católica, es decir, de Quanta Cura, de Pascendi, con todos los papas
hasta antes del concilio, y la gran mayoría de los obispos de entonces, por el
reino de Nuestro Señor Jesucristo y la salud de las almas, o bien somos
herederos de aquellos que se esfuerzan, incluso al precio de una ruptura con la
Iglesia y su doctrina, de admitir los principios de los derechos del hombre,
basados en una verdadera apostasía, con vista a obtener una presencia de
servidores en el gobierno mundial revolucionario. Porque eso es el fondo: a
fuerza de estar en pro de los derechos del hombre, de la libertad religiosa, la
democracia y la igualdad de los hombres, tendrán un sitio en el gobierno
mundial, pero será un sitio de servidores. (…) Nosotros
estamos inmersos en esta corriente, en esta continuidad, agradezcamos al Buen
Dios. Somos perseguidos, es evidente,
nosotros somos los únicos excomulgados, los únicos perseguidos, pero no podemos
no serlo”.
(Conferencia
al final del retiro sacerdotal del mes de septiembre de 1990, Ecône)
“El problema sigue siendo muy grave y… no
hay que minimizarlo. Es lo que debemos contestar a [los
que] preguntan si la crisis está por terminar, si no existiría la
posibilidad de tener una autorización para nuestra liturgia, para nuestros
sacramentos. Ciertamente la cuestión de la liturgia y de los sacramentos
es muy importante, pero más importante todavía es la de la Fe. Para nosotros esta cuestión está resuelta,
pues tenemos la Fe de siempre, la del Concilio de Trento, del Catecismo
de San Pío X, de todos los concilios y de todos los Papas anteriores al
Concilio Vaticano II; en una palabra, la Fe de la Iglesia.
Pero
¿y en Roma? La perseverancia y la obcecación en las ideas falsas y en los
graves errores del Vaticano II siguen en pie. Está claro. No debemos hacernos ninguna ilusión. Estamos
llevando a cabo un combate fortísimo. No hemos de dudar ni tener miedo.
Algunos
quisieran volver a unirse a pesar de todo con Roma, con el Papa. Lo
haríamos… si ellos se encontraran en la Tradición y continuaran la tarea de
todos los Papas del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX. Pero ellos
mismos (los Papas actuales) reconocen que han tomado un camino nuevo, que el
Concilio Vaticano II ha abierto una nueva era. Es el combate de Satanás contra la Ciudad de Dios. ¿Cómo se
resolverá esto? Es el secreto de Dios, un misterio. Pero no debemos
preocuparnos, debemos tener confianza en la gracia del Buen Dios.
Que
nosotros tengamos que combatir contra las ideas actualmente en boga en Roma,
las que el Papa expresa, es claro. Combatimos [contra
ellos] porque no hacen más que repetir lo contrario de lo que los Papas
han dicho y afirmado solemnemente durante un siglo y medio. Debemos elegir. Es lo que yo le decía al Papa Pablo VI. Estamos
forzados a elegir entre usted y el Concilio por una parte, y sus predecesores
por otra parte. ¿A quién debemos seguir? ¿A los predecesores que han afirmado
la doctrina de la Iglesia o bien seguir las novedades del Concilio Vaticano II
afirmadas por usted?
No
debemos dudar ni un minuto. Los que nos están traicionando… dicen que hay
que ser caritativos, tener buenos sentimientos, que hay que evitar las
divisiones. Dan la mano a los que
destruyen la Iglesia, a los que tienen ideas modernistas y liberales, aunque
están condenadas por la Iglesia. Hacen el trabajo del diablo. Se
encuentran en una vía sin salida porque no se puede dar la mano a los modernistas y al mismo tiempo guardar la
Tradición. Fue eso lo que mató a la Cristiandad de Europa. Son los liberales los que han permitido que
se instale la Revolución, precisamente porque ellos han tendido la mano a los
que no tenían sus principios.
Hay
que elegir. Nosotros hemos elegido ser
contra-revolucionarios, [estar] en contra de los errores modernos,
estar en la Verdad Católica y defenderla. Este combate entre la Iglesia y los
liberales modernistas es el combate en el cual nos encontramos a raíz del
Concilio Vaticano II. Cuanto más se analizan los documentos del Vaticano
II y la interpretación que le dieron las autoridades de la Iglesia, más uno se
da cuenta que no se trata sólo de algunos errores… sino, en realidad, de
una perversión del espíritu. Es una concepción totalmente
diferente de la Revelación, de la Fe y de la Filosofía, es una perversión
total.
No tenemos nada que hacer con estas gentes, pues no
tenemos nada en común con ellos. El combate que
libramos es el de Nuestro Señor, continuado por la Iglesia. No lo podemos
dudar: o estamos con la Iglesia o estamos contra Ella; no estamos con esta
Iglesia conciliar que cada vez tiene menos en común con la Iglesia Católica”.
(Conferencia dada por Mons. Lefebvre en
1990, cit. acá)
“El Papa es más ecumenista que nunca. Todas las ideas falsas del Concilio
se siguen desarrollando y reafirmando cada vez con mayor claridad. Se ocultan
cada vez menos. Es inconcebible en todo punto que podamos aceptar colaborar
con semejante jerarquía.
Los problemas con Roma no son en absoluto de nuestro agrado. El tener
que discutir no ha sido por gusto. Lo hemos hecho por razón de principio, para
guardar la fe católica. [Algunos] estaban de acuerdo con nosotros y
colaboraban. Mas de pronto han abandonado el verdadero combate para aliarse con
los que están destruyendo la Iglesia, so pretexto que se les concedían
privilegios
Es inadmisible. De facto
han abandonado el combate de la fe, y ya no pueden enfrentarse a Roma”.
(Fideliter
nº 79, enero 1991)
P: “Pero hay Tradicionalistas que
han hecho un acuerdo con Roma sin conceder nada.
R: Eso es falso. Ellos han
renunciado a su posibilidad de oponerse a Roma. Ellos deben
permanecer silenciosos debido a los favores que se les han otorgado. Entonces,
ellos comienzan a deslizarse siempre tan lentamente hasta que terminan admitiendo
los errores del Vaticano II. Es una situación muy peligrosa. Tales concesiones
de Roma tienen como único objetivo conseguir que los Tradicionalistas rompan
con la FSPX y se sometan a Roma”.
(Fideliter N°79, enero 1991, poco
antes de su muerte en marzo de 1991)
"Todo sacerdote que quiere
permanecer católico tiene el estricto deber de separarse de esta iglesia
conciliar."
(De su libro "Itinerario
Espiritual")