Esas son palabras del Padre Pfluger de la FSSPX, queriendo detener toda crítica –bien o mal hecha, pero sobre todo verdadera- hacia el pontificado calamitoso de Francisco, e indirectamente hacia el superiorato desastroso de Mons. Fellay. Como buenos liberales, parece que los errores, blasfemias, sacrilegios y aspostasía conciliares fueran cosa menor, y entonces llaman a aplicar el adagio liberal "laisser faire, laisser passer". Estas son sus palabras:
“No sabemos el futuro, no debemos juzgar, lo que debemos hacer es continuar fieles. Si tenemos fe podemos todo.
Hay gente que dice que Roma es apóstata, que hay que conservar este grupo, esta pequeña capilla, pero si estamos en la Iglesia hay que tener preocupación por las almas. ¿Qué será de esas almas? Decir esto no es católico. Dios ha dado su vida para salvar las almas.
Entonces, por favor paren esa discusión estéril, inútil, estúpida de juzgar al papa, al superior general, de pensar que la salvación de Roma y de todo el mundo depende de mi posición contra el superior general. No caigan en esta trampa. Continuemos viviendo cristianamente, Dios dará la victoria. No está en nosotros, no está en ustedes. Vivimos un momento histórico maravilloso. La oración, la fidelidad, cumplir el deber, el trabajo realizado cristianamente es lo que Dios necesita. Es nuestra colaboración”. (acá)
Pues bien, en la iglesia conciliar, que tanto predica la tolerancia y el “no sacarle el cuero a nadie”, ya han empezado a separar, apartar o expulsar a los fieles que osan criticar los errores modernistas de Francisco, tenemos un ejemplo en esta carta publicada ahora en otro sitio web (acá). De acuerdo a las afirmaciones de Pfluger, y viendo lo que ha empezado a ocurrir, no es difícil entender que eso mismo es lo que irá a pasar con los incautos fieles de la FSSPX una vez que esté regularizada. Y así como se lo escucha ahora, dirán entonces, con más “autoridad”: “Paren de juzgar al Papa”, aunque Francisco cometa la peor de las herejías.
Cabe recordar que el ecumenismo aplicado a la FSSPX puede llevar el mismo título que el practicado con los luteranos, a los cuales se unirá Francisco para “celebrar” la Reforma de Lutero el 31 de octubre próximo. El documento preparatorio lleva este título: “Del conflicto a la comunión”.