Vida de Fábrica
Los lugares de trabajo de
hoy, ¿a un hombre crucifican?
Con un rosario decena
recen dondequiera que puedan.
He aquí otra buena carta
de un lector de estos “Comentarios”. Él tiene una visión sana de una escena
insana. Los lectores pueden estar desanimados por lo que él describe, o pueden
estar animados por cómo él lo describe. Un número de lectores deben reconocer
aquí lo que enfrentan cada día cuando van al trabajo, y podrán tal vez ver
mejor aquí sobre porqué y cómo su lugar de trabajo de ellos está erosionando su
Fe católica. Él escribe:—
He trabajado en una
fábrica de autos por más de dos años ahora y, si bien paga bien, el ambiente es
una especie de microcosmos del mundo en general. Me explico . . .
1) Mezclando los sexos –
Hombres y mujeres trabajan juntos en proximidad cercana. Tal trabajo destruye
completamente la femineidad de una mujer. Por supuesto hay ciertas tareas que
las mujeres no pueden hacer pero, debido a este falso sentido de igualdad, la
compañía necesita permitir que las mujeres trabajen allí. Las historias que he
escuchado sobre transgresiones contra el 6to y 9no mandamientos son
verdaderamente perturbadoras. No preciso elaborar. Pero, ¿qué más podía
cualquiera esperar? ¿Porqué una mujer querría incluso trabajar en tal lugar?
2) Las mentes de los
hombres están incapacitadas de hacer juicios morales – Por supuesto generalizo,
pero la mayoría de los hombres con los que he hablado no piensan en términos de
moralidad (es decir de bien y mal), sino en términos de qué placeres pueden
mantenerles a ellos entretenidos. He hablado con varios compañeros de trabajo y
he tratado de abordar cuestiones de moralidad en una manera que ellos pudieran
comprender, pero parece que les entra por un oído y les sale por el otro.
Cuando un hombre se ha sumido a sí mismo en las cosas de la carne, está
incapacitado para pensar en el alma. Peor, algunos de estos compañeros de
trabajo no ti enen absolutamente ninguna verguenza en jactarse de sus pecados.
Érase una vez en que los hombres tenían verguenza. Ya no más, parece.
3) Yo soy mi propio dios
– La falsa libertad es exaltada como el principio guía en la vida de los
hombres. He tenido unas pocas discusiones con algunos de mis compañeros de
trabajo y lo que he obtenido una y otra vez es que la verdad y la moralidad son
un asunto puramente subjetivo. Lo que usted cree ser la verdad está bien con
usted, pero usted no puede imponer su forma de pensar en ningún otro. Le dije a
un supervisor mío que tal pensamiento es absurdo. Dije, ¿qué hay si alguien
piensa que tener más de una esposa está bien? Él dijo, la creencia depende del
individuo. Sin embargo, si un hombre niega un principio tan básico como el que
la verdad no es subjetiva, desde allí ya no tiene sentido hablar con él. En
esencia, cada individuo deviene su propio dios porque ÉL ha construído su
propia reali dad en lugar de someterse a lo que está fuera de él.
El ambiente en una
fábrica moderna exuda una especie de ateísmo. No espero que trabajadores de una
fábrica sean ejemplos de virtud estelar, pero diría que las fábricas modernas
son exponencialmente peores de lo que describió Charles Dickens en su tiempo.
Puedo seguir y seguir, pero el punto que estoy tratando de hacer es el
siguiente: ¿cómo puede la gracia operar en vidas que están destruidas por
pecado y por una vida de búsqueda de placer? ¿Cómo hace uno para llegar a
hombres que ni siquiera pueden asir las más elementales normas de moralidad? Es
frustrante, lo menos que se puede decir. Por favor rece por nosotros en las
trincheras.
Mujeres liberándose de
femineidad y familia, hombres liberándose de moralidad y de verdad objetivas –
de hecho, ¿cómo puede uno llegar a, o aún hablar con, una tal “generación
incrédula y perversa” (Lc.IX,41)? No sirven sino el ejemplo, la caridad y l a
oración. Aconsejé al escritor llevar al trabajo un rosario decena para poder
rezar discretamente década tras década por sus compañeros de trabajo y para
protegerse espiritualmente a sí mismo de su ambiente de trabajo. Pero tendrá
que ser discreto.
Kyrie eleison.