LA NUEVA «HERMENÉUTICA» DE MONSEÑOR FELLAY
¿Ha cambiado La Fraternidad su posición?
A
pesar de ciertos discursos recientes que pretenden tranquilizar a la gente, la
Fraternidad San Pío X sigue atravesando la crisis interna más grave (tanto en profundidad
como enextensión), que nunca había conocido.
Esta
crisis es especialmente grave, ya
que proviene precisamente de graves faltas, especialmente de Mons. Fellay y de
sus dos Asistentes, tanto en el campo DOCTRINAL,
como en la PRUDENCIA exigida a los
superiores. He aquí la causa principal de
la perturbación entre los miembros de la Fraternidad.
Algunos
tal vez se sientan tentados a creer que,puesto que hasta ahora no ha habido
acuerdo práctico con Roma, el peligro ha pasado... ¡No hay que concluir tan rápido!
A
pesar de las apariencias, los superiores de la Fraternidad NO SE HAN RETRACTADO de la nueva concepción sobre el papel que le
corresponde a la Tradición en la Iglesia, y en particular sobre las relaciones
con la Iglesia conciliar. Además, están lejos de haber asumido su
responsabilidad personal en esta crisis interna debida a sus actos imprudentes.
Vale
la pena mirar de cerca dos aspectos muy importantes de esta crisis para no
subestimar los efectos negativos que CONTINÚAN produciendo
daños en la Fraternidad y en las filas de la Tradición.
El
primer aspecto, más general, tiene que ver con el PAPEL CAPITAL que la Fraternidad tiene en la resistencia a la Iglesia
conciliar y en la preservación de la Tradición Católica. Si la Fraternidad cae,
será entonces el último bastión de la Tradición que caerá.
El
segundo aspecto, más específico, tiene que ver con el CAMBIO GRAVE operado por Menzingen sobre el papel principal de la Fraternidad
frente a la crisis de la Iglesia, que se opone gravemente al que Mons. Lefebvre siempre
sostuvo.
Sin
embargo, este cambio es muy astuto, y puede ser difícil de ver para algunos,
porque aunque digan que no quieren renunciar al combate doctrinal, esos
superiores han hecho del RECONOCIMIENTO
CANÓNICO la PRIORIDAD ESENCIAL
de la Fraternidad. Algunos aspectos doctrinales todavía forman parte de sus
agendas, pero éstos pasan a un segundo
plano. Así pues, todo debe ser "redefinido" de acuerdo con esta
nueva y equivocada prioridad.
Este
cambio delataen ellos el mismo "LEGALISMO"
que sufrieron todas las comunidades tradicionales que pactaron con Roma desde
1988. Al igual que ellos, terminaron sintiéndose "culpables" de ser
excluidos por la Iglesia oficial, con la que sueñan ser
"reconciliados" a toda costa.
Conocíamos
la "hermenéutica de la continuidad" de Benedicto XVI, con la que había
diseñado una nueva interpretación que quisiera INTEGRAR LA IGLESIA CONCILIAR DENTRO LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA.
Las
autoridades de Menzingen, para justificar su cambio de posición, han también
diseñado una NUEVA"HERMENÉUTICA" o "reinterpretación"
del papel principal de la Fraternidad, por la que quieren INTEGRAR LA TRADICIÓN EN LA IGLESIA CONCILIAR.
Esta
hermenéutica exige que se haga una “relectura” distorsionada de lo que Mons.
Lefebvre entendía como prioritario para la Fraternidad, por ejemplo, citando
solo lo que él dijo antes de la ruptura con Roma en 1988, o palabras suyas más
conciliadoras sobre las autoridades oficiales de la Iglesia conciliar.
Así
pues, lo que antes se rechazaba enérgicamente de la Iglesia conciliar es ahora
"rediseñado", con miras a su aceptación, si no total, al menos
“parcial” o “bajo ciertas condiciones.”
Cabe
señalar que las autoridades de la Fraternidad delatan esta nueva actitud, no
por lo que ellas dicen, sino por lo que NO
DICEN de las autoridades conciliares, es decir POR OMISIÓN.
Aparte
de unas cuantas frases más “fuertes”aquí y allá (para tranquilizar a los
"más duros" entre nosotros), podemos ver en ellos desde hace tiempo una
actitud "positiva"hacia los discursos y las acciones de las
autoridades conciliares, y especialmente con Benedicto XVI.
Una prueba reciente
de este “reblandecimiento”, es sin
dudas el boicot que Menzingen hizo de libros considerados "demasiado duros,"
escritos por Mons.Tissier y el P. Calderón sobre la Iglesia conciliar. ¡Otro
ejemplo es el Simposio del Angelus, del
Distrito de los EEUU, que escogió como tema de este año "El Papado",
cuando se conmemora el 50º aniversario de la apertura del desastroso Concilio
Vaticano II!
Algunos
podrían entonces preguntarse, ¿por qué y
con qué derecho denunciar esta nueva orientación en la Fraternidad?
Conozco
a la Fraternidad y su finalidad, al haber sido sacerdote miembro de ella
durante 28 años. Amo profundamente a la Fraternidad en la que hice un
compromiso de por vida. Conocí personalmente al Fundador, quien me ordenó, y de
quien SIEMPRE seguí estudiando sus
escritos y sus palabras. Es pues, por amor a la Fraternidad y por piedad filial
con Mons. Lefebvre, que considero que es mi deber hablar públicamente.
Aparece
claro que desde hace muchos años ha habido un CAMBIO FUNDAMENTAL, sobre todo de Mons. Fellay y de sus Asistentes
Generales, en la FINALIDAD PRINCIPAL de
la Fraternidad San Pío X, en estos tiempos de crisis en la Iglesia, desconociendo
que ella consiste en preservar la
Tradición Católica combatiendo a los enemigos de Iglesia, tanto adentro como afuera.
La
finalidad fundamental de la Fraternidad no se puede cambiar, ya que fue
claramente señalada por su Fundador en muchos de sus escritos, sermones,
conferencias y actuaciones, sobre todo a
partir de 1988. Por lo tanto, cambiar esta finalidad en puntos importantes
sería ALEJARSE GRAVEMENTE de su
Fundador, y así exponer a la Fraternidad a SUICIDARSE
y a caer entre las manos de la Roma modernista, que la Fraternidad combate
desde su fundación.
La
experiencia nos muestra que TODOS aquellos
que se han desviado de la línea trazada por Mons.Lefebvre, terminaron
traicionando la lucha por la Tradición.
Este
cambio en la Fraternidad no se justifica, dado que en los últimos años no hemos
visto en la Iglesia conciliar NINGÚNcambio
doctrinal o practico importanteque nos demuestre un retorno REAL a la Tradición por la
condenaciónde los errores y reformas conciliares.
1. UNACONCEPCIÓN ERRÓNEA SOBRE LA VISIBILIDAD DE
LA IGLESIA.
En
primer lugar, aparece muy claramente que EL
PUNTO DE PARTIDA del cambio está basado en un CONCEPTO ERRÓNEO SOBRE LA VISIBILIDAD DE LA IGLESIA.
En
sus declaraciones públicas los superiores describen a la Fraternidad como si le
"faltara" algo fundamental en relación con la "visibilidad"
de la Iglesia. A menudo hablan de la Fraternidad como si estuviera en una
situación "irregular", "anormal", "ilegal",
mientras que todo esto, lo sabemos, es sólo APARENTE.
El P.Pfluger afirma
claramente este error en una entrevista reciente: “En cuanto a nosotros, también sufrimos de un DEFECTO, debido a nuestra
IRREGULARIDAD canónica. No es sólo el estado de la Iglesia post-conciliar que es
imperfecto, EL NUESTRO TAMBIÉN.” Y más adelante: “La obligación de trabajar activamente para superar la crisis no puede
ser contradicha. Y este trabajo EMPIEZA CON NOSOTROS, tratando de superar
nuestro estado canónico ANORMAL.” (Kirchliche Umschau,
17 de octubre de 2012)
Las
autoridades oficiales de la Iglesia conciliar por años han estigmatizado a la Fraternidad con esos
"defectos, por medio de falsas acusaciones y de condenaciones injustas, mientras
que nosotros sabemos, y lo hemos demostrado claramente con nuestros escritos y
nuestros actos, que la Fraternidad NUNCA
ha salido del perímetro visible de la Iglesia Católica ni ha cometido ningún
delito canónico. Por lo tanto, no necesitamos superar ninguna
"discapacidad" eclesial o canónica al pedir ser reconocidos hoy por
la Iglesia conciliar.
Sobre
este punto, ellos repiten las mismas afirmaciones falsas de Dom Gérard y de los que (se)pactaron
con Roma en 1988, a los cuales Mons.
Lefebvre (Conferencia del 9 de septiembre de 1988; Fideliter Nº 66) y el P.
Schmidberger (Fideliter Nº 65)
respondieron pertinentemente poco tiempo después de las consagraciones de
obispos.
Monseñor Fellay,a
su vez, afirmó recientemente el mismo error sobre la naturaleza de la verdadera
Iglesia: “El hecho de ir a Roma no
significa que estemos de acuerdo con ellos. Pero es la Iglesia. Y ES LA
VERDADERA IGLESIA. Rechazando lo que no está bien, no hay que rechazarlo todo. ESA
SIGUE SIENDO LA IGLESIA UNA, SANTA, CATÓLICA, APOSTÓLICA.”(Flavigny, 2 de
septiembre de 2012)
Esta
asombrosa declaración contradice claramente lo que Mons. Lefebvre decía sobre la
iglesia conciliar, en la conferencia antes citada: “... somos NOSOTROS los que tenemos las marcas de la Iglesia visible.
Si hay todavía una visibilidad de la Iglesia hoy, es gracias a ustedes. ESTAS
MARCAS NO ESTÁN MÁS EN LOS OTROS.”
Y
Mons. Lefebvre respondió explícitamente a Dom Gérard,que alegaba como razón
para pactar con la Roma modernista, la necesidad de unirse a la "iglesia
visible", con estas palabras: “Esta
historia de Dom Gérard sobre la Iglesia visible es infantil. ES INCREÍBLE que se
pueda llamar IGLESIA VISIBLE a la Iglesia Conciliar,en oposición a la Iglesia
Católica que estamos tratando de representar y de continuar.”(Fideliter, Nº 70, julio-agosto de 1989,
p. 6)
2. CONSEGUIR NUESTRA "LEGITIMIDAD" DE LA
IGLESIA CONCILIAR.
Como
consecuencia del primer error, ellos dicen que no es suficiente que la
Fraternidad reconozca la validez de la autoridad del Papa y de los obispos actuales,
ni rezar públicamente por ellos, ni reconocer algunos actos legítimos (cuando
están en conformidad con la Tradición). Para ellos hay que "ir más
allá" y ¡pedir a la Iglesia conciliar QUE
NOS OTORGUE ESA "LEGITIMIDAD"que nos hace falta!
Una
vez más aquí ellos se apartan abiertamente de Mons. Lefebvre quien declaró que, mientras perdure la
crisis de la Iglesia, no tenemos necesidad de ser reconocidos por la Iglesia
conciliar,porque la legitimidad auténtica será un día confirmada lógicamente
cuando las autoridades de la Iglesia hayan regresado a la sana doctrina.
Monseñor
Lefebvre dijo que no necesitamos que la Iglesia conciliar nos confiera ninguna
"legitimidad": “¿De que
Iglesia se trata - quisiera saberlo - si se trata de la Iglesia Católica, o si se
trata de otra iglesia, de una contra-Iglesia, de una falsificación de la
Iglesia? ... Ahora, yo creo sinceramente que se trata de una FALSIFICACIÓN de
la Iglesia y no de la Iglesia Católica.”(18 de junio de 1978)
3. NECESIDAD DE UN ACUERDO PURAMENTE PRÁCTICO.
Luego,
a partir de este doble error, ellos abogan por la ABSOLUTA NECESIDAD DE UN ACUERDO PRÁCTICO con las autoridades
actuales, pero SIN PREVIO ACUERDO
DOCTRINAL, contraviniendo así lo que Mons.Lefebvre
había afirmado explícitamente, sobre todo después
de 1988, y lo que el Capítulo
General (que, recordémoslo, tiene más autoridad que ellos), había decidido
en el 2006.
La
búsqueda actual por ellos,de un acuerdo puramente práctico, es aún más
sorprendente si se tiene en cuenta que las discusiones doctrinales recientes entre
nuestra Comisión Teológica y el Vaticano llegaron a la conclusión de que ¡un
acuerdo doctrinal con la Iglesia conciliar es IMPOSIBLE!
Entonces
buscar para la Fraternidad un acuerdo puramente práctico con Roma hoy, que sigue
en el error, equivale a una "operación
suicida", porque nos encontraríamos "asimilados" a la Iglesia
conciliar, de la cual TODA la
estructura tiene no sólo sus raíces en el Concilio Vaticano II, sino que está hecha
para poner en práctica las reformas
conciliares y posconciliares. Sabemos suficientemente lo que pasó con las ocho comunidades tradicionales que pactaron
con esa Iglesia conciliar sin previo acuerdo doctrinal, para saber que
inevitablemente nos sucederá lo mismo...
Monseñor Lefebvre ponía claramente, sobre todo después de las
consagraciones de obispos, como condición previa para cualquier diálogo futuro
con la Iglesia conciliar, el resolver primero la CUESTIÓN DOCTRINAL: “Yo pondría
la cuestión en el PLANO DOCTRINAL: ¿Están de acuerdo con las grandes encíclicas
de todos los papas que les precedieron? ... Están en plena comunión con esos
Papas y con sus afirmaciones?¿Todavía aceptan el Juramento Anti-modernista?
¿Están en favor del reinado social de Nuestro Señor Jesucristo? Si no aceptan la
DOCTRINA de sus predecesores, es inútil hablar. Mientras no acepten reformar el
Consejo teniendo en cuenta la DOCTRINA de los papas que les precedieron, no hay
diálogo posible. Es inútil. Las posiciones estarían así más claras.”(Fideliter Nº 66, nov.-dic. 1988, p.
12-13)
4. EL ESPEJISMO DE "HACER UN MAYOR BIEN."
Entonces,
con el fin de encontrar una justificación "positiva" para negociar
con la Roma conciliar, ellos argumentan que un acuerdo puramente práctico permitiría HACER UN BIEN MAYOR, puesto que una vez
“dentro de la iglesia visible” así podrían convertir a la Iglesia conciliar a
la Tradición... ¡Es exactamente el mismo argumento que utilizaron Dom Gérard y los sacerdotes de Campos para justificar su entrega a
la Roma conciliar!
Nuestro
Fundador respondió en una entrevista,a esta perspectiva engañosamente
"optimista," diciendo con gran realismo: “Entrar en la Iglesia, ¿qué significa eso? Y primero que todo, ¿de que
Iglesia hablamos? Si es de la iglesia conciliar, ¿deberíamos nosotros, que hemos
luchado contra ella durante veinte años porque queremos a la Iglesia Católica, entrar
en a la iglesia conciliar supuestamente para HACERLA CATÓLICA ¡Es una ilusión
total! NO SON LOS INFERIORES LOS QUE CAMBIAN A LOS SUPERIORES, SINO LOS SUPERIORES LOS QUE CAMBIAN A LOS
INFERIORES.”(Fideliter N ° 70
julio-agosto de 1989)
Los HECHOS nos muestran que el poco bien
que han hecho los que pactaron desde 1988 no justifica un MAL MÁS GRANDE, como el que han hecho al abandonar sus críticas a los
errores conciliares y a la nueva misa, al justificar las acciones de los Papas
postconciliares, etc.
5. ¿CONDICIONES PREVIAS SUFICIENTES?
Además,
para justificar este acuerdo, ellos afirman que las CONDICIONES PREVIAS, como
las establecidas por el último Capítulo General en julio de 2012, serían
suficientes para no caer en las mismas ‘trampas” que las comunidades que
pactaron con Roma.
Pero
aparte del hecho de que estas condiciones son INSUFICIENTES E IRRREALISTAS para protegernos de ser "asimilados"
y "neutralizados" por la Iglesia conciliar, el Capítulo General
olvidó LAS DOS MÁS IMPORTANTES,
claramente exigidas por Mons. Lefebvre: la CONVERSIÓN de
las autoridades oficiales de la Iglesia conciliar, es decir, por medio de una
condenación explícita de los errores conciliares, y de ser EXENTOS DEL NUEVO CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO.
Monseñor Lefebvre
había afirmado claramente que incluso si la Roma modernista nos concedía ciertas CONDICIONES PREVIAS, ello sería insuficiente
para poder firmar un acuerdo con ellos. He aquí lo que le dijo alCard.
Ratzinger: “Vea, Su Eminencia, incluso
si ustedes nos dan un obispo, incluso si ustedes nos dan una cierta autonomía
de los obispos, incluso si ustedes nos dan toda la liturgia de 1962, si ustedes
nos permiten continuar con los seminarios de la Fraternidad, como lo hacemos
ahora, NO PODEMOS TRABAJAR JUNTOS, es imposible, imposible, porque trabajamos
en dos direcciones diametralmente opuestas: ustedes trabajan en la descristianización
de la sociedad, de la persona humana y de la Iglesia, y nosotros trabajamos en la
cristianización. NO PODEMOS PONERNOS DE ACUERDO.”(Retiro de Ecône, 4 de
septiembre de 1987)
También
Mons. Lefebvre ponía la CONVERSIÓN DE
ROMA como condición esencial para lograr un acuerdo cuando dirigió estas palabras
a los cuatro futuros obispos: “...convencido
de que sin demora la Sede de Pedro estará ocupada por un sucesor de Pedro PERFECTAMENTE
CATÓLICO, en cuyas manos ustedes podrán depositar la gracia de su episcopado para que
la confirme.”(29 de agosto de 1987)
Y a
propósito del CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO,
que Mons. Lefebvre decía que era"peor
que el encuentro de Asís," ¿cómo mantendremos nuestra identidad y
continuaremos nuestra lucha, si estaríamos bajo la ley común de la Iglesia
conciliar que es el NUEVO Código de
Derecho Canónico? ¿No ven ellos que el nuevo código fue hecho precisamente
para aplicar las reformas conciliares y NO
PARA CONSERVAR LA TRADICIÓN?
6. ¡UN VATICANO II ACEPTABLE!
Y para
superar el impasse doctrinal del
Vaticano II y del "magisterio" post-conciliar, hemos visto en ellos a
través de sus conferencias, sermones y entrevistas el ánimo explícito y continuo
de MINIMIZAR LOS ERRORES CONCILIARES,con
el fin de preparar las mentes a la reconciliación con la Roma conciliar.
¿No escuchamos
con asombro a Mons.Fellay, en una entrevista a Catholic News Service, decir que:“El Concilio presenta una libertad religiosa, que es en realidad MUY, MUY
LIMITADA, MUY LIMITADA”? ¡Y también afirmar que LA conclusión de las discusiones doctrinales con Roma fue que “vimos que muchas cosas que nosotros
hubiéramos condenado como si fueran del Concilio, en realidad no son el
Concilio, sino que provienen de una comprensión común de la misma.”! O
también esto: “El Concilio debe ponerse DENTRO
de la gran Tradición de la Iglesia, debe ser entendido DENTRO de ella, y EN
RELACIÓN con ella. Estas son declaraciones con las que nosotros estamos TOTALMENTE
DE ACUERDO, TOTALMENTE, ABSOLUTAMENTE.” (11 de mayo de 2012)
Y el
único texto (incompleto) conocido del último preámbulo doctrinal que ellos
presentaron a Roma en abril, y dado a conocer por el P. Pfluger en una
conferencia, revela no solo el mismo deseo de minimizar los errores conciliares,sino
que incluso habla de ACEPTARLOS: “... toda la Tradición de la fe católica
debe ser el criterio y la guía para el entendimiento de las enseñanzas del
Concilio Vaticano II, EL CUAL a su vez, ILUMINA ciertos aspectos de la VIDA Y
LA DOCTRINA DE LA IGLESIA, implícitamente presente en ella, y aún no formulados.”(St
Joseph des Carmes, 5 de junio de 2012)
El
hecho que ellos hayan dejaron pasar la reunión interreligiosa de Asís III SIN CONDENARLA ENÉRGICAMENTE, ¿no es
también un signo revelador de esta actitud? Ellos incluso les pidieron a
algunos miembros de la Fraternidad que no lo hicieran.
Y, lo
que es más preocupante, es que esta minimización de los errores del Concilio Vaticano
II parece venir desde hace tiempo... cuando Mons. Fellay señalaba ya en 2001 (!) en una entrevista que: “NO TENEMOS NINGÚN PROBLEMA en aceptar el Concilio.”
“A veces hay la impresión de que rechazamos todo del Vaticano II. Ahora,NOSOTROS
LO CONSERVAMOS EN UN 95%.”(Diario suizo La
Liberté, 11 de mayo de 2001)
En
lugar de escuchar las advertencias repetidas que les pedían que no firmaran un
acuerdo práctico, ellos respondieron con desdén a LA CARTA DE LOS TRES OBISPOS con palabras durísimas... insinuando que
ellos eran“sedevacantistas,”“cismáticos”
y que transformaban los errores del Vaticano II en “super-herejías.”
La
lista sería demasiado larga para citar otras declaraciones de ellos que van en
el sentido de un DEBILITAMIENTO de
sus posiciones doctrinales, así como también de otros miembros de la Fraternidad
que apoyan los acuerdos. He podido ver cómo ciertos sacerdotes que conocía que
eran firmes en la condenación del Concilio Vaticano II y de los papas
post-conciliares, ahora mantienen posiciones “mitigadas” y están muy en favor
de un acuerdo con la Roma modernista...
7. ERRORES GRAVES_CONTRA LA PRUDENCIA.
Además
de sus errores a nivel de los PRINCIPIOS,
se puedentambién constatar ERRORES DE
JUICIO GRAVES, que ha sido también la causa de la DIVISIÓN INTERNA más grave,en profundidad y en extensión, que la Fraternidad
nunca había conocido.
Por
conductas imprudentes, prefirieron sacrificar la UNIDAD Y EL BIEN COMÚN de la Fraternidad para seguir la agenda de
la Roma modernista, como ellos lo indicaron en su carta de respuesta a los
otros tres obispos de la Fraternidad: “Por
el BIEN COMÚN de la Fraternidad preferiríamos de lejos la solución intermediaria actual
de status quo, pero obviamente ROMA
NO LA TOLERA MÁS.”(14 de abril de 2012)
Monseñor Fellay indicó
también de que era casi "inevitable"
que una parte de la Fraternidad no seguiría en caso de un acuerdo con Roma: “No puedo descartar que habría tal vez una
DIVISIÓN [en la Fraternidad].”(Entrevista con Catholic News Service) y así tomó el riesgo de dividir gravemente a
la Fraternidad.
Así
pues prefirieron actuar sin tener en cuenta las ADVERTENCIAS de los otros tres obispos, de ciertos superiores y
miembros de la Fraternidad e incluso de comunidades tradicionalistas amigas,
que les pedían no firmar un acuerdo puramente práctico.
Esta
actitud chocó profundamente a muchos miembros de la Fraternidad y creó una
división interna que ha socavado gravemente la CREDIBILIDAD PARA GOBERNARLA, y entre las comunidades amigas debilitó
la confianza que no ha sido restaurada.
8. ¿QUIÉN ENGAÑÓ A QUIÉN?
Al
escuchar sus explicaciones (¿excusas?) durante los últimos meses a propósito de
los supuestos "motivos reales" que les llevaron tan lejos en sus
concesiones a la Roma modernista, vemos que no fueron tanto las autoridades
romanas las que los engañaron, ¡sino que ellos SE ENGAÑARON A SÍ MISMOS! Porque si ellos, imprudentemente, decidieron
descartar las respuestas que les llegaban de los canales OFICIALES del Vaticano sobre el verdadero pensamiento del Papa, para
privilegiar otros canales supuestamente "informales":esta actitud no los
engrandece en su reputación de superiores PRUDENTES...
De
hecho, se negaron a ver que todo lo que estos canales "no oficiales"
les decían eran o chismes, o manipulación, ya que el DESEO de ellos por llegar a un acuerdo se había convertido en una
"obsesión", ¡que terminaron creyéndolo todo! ¿Quién tiene la culpa? ¡ELLOS MISMOS!
¿Cómo
es posible que en un asunto tan grave, ellos hayan actuado de una manera tan LIGERA? En cualquier institución,
incluso secular, semejante acto pide la renuncia de los responsables, porque la
confianza ha sido demasiado socavada. “Asumiremos
nuestras responsabilidades,” como amenazaba hacer el P. Pfluger si
fracasaban los acuerdos…
De
hecho, si no renunciaron fue porque ellos SIGUEN
CREYENDO EN LOS ACUERDOS. ¡Ellos todavía no han sacado las lecciones de sus
acciones! Está claro que, a pesar de ciertos obstáculos, ellos y el Vaticano harán todo
lo posible para "resucitar" las conversaciones. La expulsión de Mons.
Williamson aparece entonces claramente como una "señal inequívoca"
para reiniciar las conversaciones, ya que esta expulsión era, al menos para el
Vaticano, una condición sine qua non
para favorecer los acuerdos.
Además,
encontramos en Mons. Fellay una grave falta de JUICIO PRÁCTICO sobre las ideas falsas del Papa. ¿Cómo puede
imaginarse que Benedicto XVI estaría dispuesto al reconocernos “dejar a un lado nuestra aceptación del
concilio,” como le escribió al Papa en junio de 2012? ¿No saben que el
concilio es "no negociable" para la Roma modernista? ¿Es ingenuidad
de su parte, o simplemente tomar sus sueños por la realidad? En cualquier caso,
es una falta seria de PRUDENCIA en
cuestiones doctrinales.
9. PERSECUCIONES INJUSTAS.
Y,
por último, como colmo de la CEGUERA y de la OBSTINACIÓN
de ellos en el camino de la "reconciliación" con la Roma modernista, emprendieron PERSECUCIONES INJUSTAS para suprimir toda
oposición a los acuerdos, tanto dentro como fuera de la Fraternidad. ¡Hemos
visto entonces toda una serie de intimidaciones, moniciones, mutaciones,
retardos en las ordenaciones, expulsión de sacerdotes e incluso de uno de
nuestros obispos!
Persiguen
y expulsan implacablemente a los que se OPONEN a
su entrega a la Roma modernista y, ¡al mismo tiempo afirman cínicamente que tienen
la intención de seguir haciendo OPOSICIÓN...
dentro de la iglesia oficial una vez que los hayan reconocido!
En fin
de cuentas, establecieron un gobierno AUTORITARIO,
inclusive una verdadera TIRANÍA en la Fraternidad, para eliminar cualquier
obstáculo que se oponga a sus planes de entrega a la Roma modernista.
Así vemos
como Mons. Fellay y sus dos Asistentes han cambiado radicalmente los PRINCIPIOS Y FINALIDADES FUNDAMENTALES de
la Fraternidad en esta crisis de la Iglesia establecidos por nuestro Fundador. Pasaron
por encima de decisiones importantes del CAPÍTULO
GENERAL DE 2006, que prohibía un acuerdo práctico con la Iglesia oficial sin
un acuerdo doctrinal previo. Deliberadamente ignoraron las advertencias de
gente prudente que les aconsejaban de no firmar ningún acuerdo con la Roma modernista.
Atentaron contra la UNIDAD Y EL BIEN
COMÚN de la Fraternidad al exponerla aun peligro de compromiso con los
enemigos de la Iglesia. Y, por último, ¡se contradicen ellos mismos,al afirmar LO CONTRARIO de lo que ellos
mismos decían hace unos años!
Han
pues traicionado el legado de
Monseñor Lefebvre, las responsabilidades de sus cargos, la confianza de miles
de personas e incluso de aquellos que, engañados por ellos, siguen teniéndoles
confianza.
Han
mostrado una voluntad determinada de llevar la Fraternidad, a toda costa, a PACTAR con nuestros enemigos.
Poco
importa si los acuerdos con la Iglesia conciliar no se han hecho hasta hoy, o
no se hagan inmediatamente, o nunca... un PELIGRO GRAVE subsiste
para la Fraternidad mientras ellos no SE RETRACTEN
de los falsos principios que guiaron sus acciones destructoras.
Veo
hoy con dolor que ellos, queriendo de una cierta manera identificar
abusivamente sus juicios y decisiones con la Fraternidad, terminaron CONFISCÁNDOLA como si fuera su propiedad
personal, olvidando que son sólo SERVIDORES nombrados
por un tiempo determinado.
Esta constatación
es tanto más dolorosa e inquietante,cuando sabemos que de la FIDELIDAD de la Fraternidad a su misión
depende la salvación de tantas almas y también la restauración de toda la
Iglesia.
¡Que
Dios tenga piedad de la Fraternidad!
Padre Juan Carlos Ortiz