Nuestro buen sentido
católico, ese sensus fidei que guía a
las almas hacia lo Bello, lo Verdadero, hacia el Bien, nos muestra de manera
natural que esta declaración es un texto ambiguo, complicado, que se aleja de
la simplicidad que animaba a un San Pío X, a un Monseñor Lefebvre, o al padre
Calmel. Sus textos eran siempre comprensibles hasta para el más simple, el más
ignorante de los fieles. Ellos iluminaban la inteligencia, destilaban sanamente
la luz de la doctrina que penetraba muy profundamente en las almas.
¿Podemos tener este mismo juicio
concerniente a esta declaración doctrinal? De la misma confesión del padre
Thouvenot, no, porque habrá que explicársela a los sacerdotes en el próximo Cor
Unum. ¿Pero no es lo propio de un texto modernista y liberal el ser ambiguo,
que al leerse puede ser interpretado de diferentes maneras, y que debe ser
explicado para que todo el mundo concuerde en la buena interpretación, buena
interpretación que podrá cambiar en función de las circunstancias?
No voy a tratar de explicar
todas las ambigüedades y los errores contenidos en este texto, le dejo esta
tarea a los teólogos y a los sacerdotes mejor calificados.
Sin embargo, haré algunas
observaciones concernientes a los nuevos sacramentos y particularmente a la
nueva misa que un simple fiel tiene el derecho de hacer porque se trata de su alma,
y no tenemos más que una, una solamente, que debemos salvar.
Primera
observación : en este preámbulo doctrinal del 15 de abril de 2013, se
afirma :
Nosotros
declaramos reconocer la validez del sacrificio de la Misa y de los Sacramentos
celebrados con la intención de hacer lo que hace la Iglesia según los ritos
indicados en las ediciones típicas del Misal romano y de los Rituales de los
Sacramentos legítimamente promulgados
por los papas Paulo VI y Juan Pablo II.
Lo que siempre y hasta hace
poco escuché decir, es que la nueva misa es ilegítima. En su último editorial a
los Amigos y benefactores, nuestro superior de Distrito no escribe :
« La nueva misa no puede agradar a Dios porque es engañosa, nociva y equívoca: “Ella no puede ser el objeto de una ley obligatoria como toda la de la Iglesia. En efecto, la ley litúrgica tiene por objeto de proponer con autoridad el bien común de la Iglesia y todo lo que se requiere. La nueva misa de Paulo VI, representando la privación de este bien, no puede ser objeto de una lei: ella no solamente es mala sino que también es ilegítima, a pesar de todas las apariencias de legalidad de que la pudieron rodear y que todavía la rodea” (Padre Jean-Michel Gleize: “Vaticano II en debate”, página 63).
http://www.laportelatine.org/district/france/bo/lab80_130103/lab80_130103.php
Entonces ¿ a quién debemos
creer ahora: Al Superior general que tiene rango de obispo, al padre de
Cacqueray, que es superior de Distrito de Francia, o el teólogo calificado que
es el padre Gleize? Esta cuestión de la legitimidad o no de la nueva misa es
una cuestión crucial del combate de la Tradición para preservar la doctrina y
la Fe de siempre y para que nuestra pertenencia a la Tradición no se reduzca
solamente a una cuestión de sensibilidad.
Segunda observación :
Desde junio, se nos dijo que Monseñor Fellay no pudo firmar el día 13 de junio
el acuerdo basado sobre este Preámbulo doctrinal porque Roma le pidió reconocer
el concilio Vaticano II y la licitud
de la nueva misa. Este término de licitud no había sido empleado antes en
nuestro medios. Intrigado, verifiqué las definiciones en diferentes
diccionarios y pude constatar que legitimidad y licitud quieren decir, en un
matiz muy sutil, la misma cosa.
Licitud :
En teología : cualidad de lo que es objetivamente bueno.
Derecho
canónico: carácter
de un acto permitido por la ley. “Todas
las condiciones son observadas para que el sacramento sea administrado de
conformidad a las exigencias de la mora y del derecho canónico (…) la licitud y
la validez plantean condiciones en el ministro, la materia y el sacramento (Teol.
Cat. 14, 11939, pág. 635)”
Legitimidad:
Cualidad, estado de lo que es legítimo, conforme al derecho, a la ley.
Conformidad de alguna cosa, de
un estado, de un acto, con la equidad, el derecho natural, la moral.
Legítimo:
Que es conforme al derecho positivo.
Que es conforme a la equidad, que está fundado en el derecho natural,
la moral, la ley divina.
Que está dictado, justificado
explicado por el buen derecho, el buen sentido, la razón.
Concluyo que ahora en la
Fraternidad algunos pasaron:
- del sólo reconocimiento de la
validez de estos nuevos sacramentos, siempre y cuando sean "celebrados con la intención de hacer lo que
hace la Iglesia” (que era la opinión de Monseñor Lefebvre [supuesto el cumplimiento de los requisitos tocantes a la materia, a la forma y a la condición del ministro. "Para la validez de una misa existen condiciones esenciales: la materia, la forma, la intención y el sacerdote válidamente ordenado. Si se cumplen estas condiciones no se ve cómo se podría llegar a la conclusión de la invalidez." (Mons. Lefebvre, "Carta Abierta a los católicos Perplejos", cap IV. Nota del Blog])
- a reconocer igualmente su
legitimidad, es decir, de su conformidad a la ley divina según la definición
mencionada arriba (legitimidad que Monseñor Lefebvre siempre impugnó).
- pero ellos niegan todavía la
licitud de estos nuevos sacramentos, es decir que sean objetivamente buenos.
Si alguna cosa es legítima
porque es conforme a la ley divina, esta ley divina no puede ser mas que buena,
porque viene de Dios, por lo tanto esta cosa tiene obligatoriamente la cualidad
de lo que es objetivamente bueno. Por consecuencia, si los nuevos sacramentos
son legítimos, entonces son conformes a la ley divina objetivamente buena, por
lo que adquieren este carácter objetivamente bueno que hace su licitud. En
conclusión, ya nada formal se opone a que asistamos o recibamos esos nuevos
sacramentos, solamente nuestra sensibilidad podría evitarlo.
Para concluir, si algunos en la Fraternidad admiten la legitimidad de la nueva misa, admiten implícitamente su licitud. O ellos no tienen la misma definición de los términos. O no les importa una contradicción más. Lo que ya hemos mencionado.
Para nosotros los fieles, lo más
conforme a la ley divina y lo mas sabio por el bien de nuestras almas, es
atenerse a la opinión de Monseñor Lefebvre:
“…esta
unión querida por los católicos liberales entre la Iglesia y la Revolución, ¡es
una unión adúltera! De esta unión adúltera no pueden venir más que bastardos.
¿Y quiénes son los bastardos? Son los ritos. El rito de la nueva misa es un
rito bastardo. Los sacramentos son sacramentos bastardos. Ya no sabemos si son
sacramentos que nos dan la gracia o no lo hacen. No sabemos si esta misa
nos da el Cuerpo y Sangra de Nuestro Señor Jesucristo o si no lo hace.” (Sermón
de Monseñor Lefebvre en Lille, el 29 de agosto de 1976)
Un fiel.