"Siempre me recibió con benevolencia, procurando concederme lo que le pedía"
PÁGINA CATÓLICA
El padre Christian Bouchacourt, que reside en la Argentina y es Superior General del Distrito América del Sur de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, ha enviado a la agencia DICI (órgano oficial de la FSSPX), el perfil del Cardenal Jorge Bergoglio que a continuación publicamos, según nuestra traducción.
El Cardenal Bergoglio y la Fraternidad en la Argentina
DICI (15/03/13) obtuvo la opinión del padre Christian Bouchacourt, Superior del Distrito Sud América, en la misma tarde de la elección del Papa:
El Cardenal Bergoglio quiso ser un pobre entre los pobres. Cultiva una humildad militante que, sin embargo, puede resultar humillante para la Iglesia.
Su aparición en logia de San Pedro luciendo una simple sotana, sin roquete ni muceta, es una ilustración perfecta.
Es buen político... Un apóstol idealista de la pobreza de los años 70. Está totalmente dedicado al pueblo, a los pobres, pero sin ser un seguidor de la teología de la liberación.
Perfectamente consciente de la vetustez de su clero, no hizo nada para remediar la situación. Nunca el seminario de Buenos Aires ha tenido tan pocas vocaciones como hoy. Es un desastre como lo han sido las liturgias presididas por el "Cardenal de los pobres".
Con él se corre el riesgo de volver a ver las misas del pontificado de Pablo VI; muy lejos de los esfuerzos de Benedicto XVI por restaurar el honor y la dignidad de las ceremonias litúrgicas.
Se opuso firmemente al aborto (sic). Pero, a pesar de que escribió una bella carta a las carmelitas de Buenos Aires en contra de la ley de "matrimonio" homosexual, que fue desgraciadamente aprobada al final, envió un lamentable discurso leído durante una protesta pública (de católicos y protestantes) contra esta ley, en el cual el nombre de Nuestro Señor no fue pronunciado una sola vez; mientras que el pastor evangélico que habló antes (de la lectura del mensaje de Bergoglio), para enardecer a la multitud, pronunció un discurso más valiente.
Durante una reunión ecuménica, el cardenal Bergoglio se arrodilló para recibir la bendición de dos pastores (protestantes).
Es un hombre que busca el consenso y odia los enfrentamientos. Se mantuvo distante de los católicos que denunciaron las exposiciones blasfemas (de arte) habidas en Buenos Aires.
Me reuní con él cinco o seis veces, y siempre me recibió con benevolencia, procurando concederme lo que le pedía, respetando la forma que tiene para superar los obstáculos.
P/D: Las aclaraciones entre paréntesis fueron agregadas al traducir.
Versión original:
http://www.dici.org/actualites/le-cardinal-bergoglio-et-la-fraternite-saint-pie-x-en-argentine/
Veamos el lenguaje que utilizaba el mismo P. Bouchacourt allá por el año 2010:
DESPUÉS DEL NAUFRAGIO
EDITORIAL DEL NÚMERO 129
Revista IESUS CHRISTUS
(fragmentos)
“Al contrario, habría que haber visto la decepción y la humillación en los rostros de los católicos que participaron de la manifestación realizada en Buenos Aires el 13 de julio contra el proyecto, después de haber oído el mensaje que el Cardenal Jorge Bergoglio envió para que se leyese en ella. Ni siquiera se mencionó el nombre de Dios. No fueron más que palabras tibias, insípidas y vergonzosas. Situado en un plano puramente natural para evitar ofender a los no católicos, no se hizo ni mención ni defensa de los derechos de Dios en la sociedad. ¿Acaso no es más bien esta actitud tímida de los obispos lo que decidió a unos cuantos senadores a votar a favor de la ley? Creo que después de oídas sus palabras, los partidarios del proyecto comprendieron, con alivio, que la Iglesia no estaba dispuesta a confrontar y a oponerse. Podían tranquilamente esperar la victoria…
“Junto a estas declaraciones del 19 de agosto hechas por el Padre Oesterheld, los obispos invitaron además a la moderación y al “diálogo con la sociedad del país”. A propósito del diálogo, es interesante recordar lo que consigna un documento emitido poco después del Concilio por el Secretariado para el Diálogo Interreligioso: “El diálogo no implica la refutación del error ni la conversión del interlocutor” tema sobre el cual “L’Osservatore Romano” ya había apuntado que “quien renuncia al diálogo es un fanático, un intolerante, que siempre termina por ser infiel a sí mismo y luego a la sociedad de la que forma parte. El que dialoga, en cambio, renuncia a estar aislado y a ser condenado”.
“¡Qué victoria para los enemigos de la Iglesia! Los defensores de estos proyectos criminales ahora pueden frotarse las manos: tienen la seguridad de que la Iglesia no respaldará a los obispos que tienen un discurso demasiado neto en los futuros debates. ¡No quedan dudas de lo que resultará de tales debates!
“De hecho, en su oposición al proyecto de ley a favor de los homosexuales, los obispos y el clero argentino han reaccionado demasiado tarde y de modo demasiado natural. Que yo sepa, ningún obispo puso en marcha una cruzada de rosarios, o de Misas, ni llamó a los fieles a la penitencia y al sacrificio.
“¿Por qué no emplearon un lenguaje claramente católico para defender los derechos de Dios, Supremo Legislador de la sociedad? ¿Por qué permitieron —como circularon comentarios— que en muchas parroquias, unos días antes de la votación, algunos sacerdotes predicaran diciendo que el hombre auxiliado por el Samaritano, del que hablan los Evangelios, podía ser el homosexual discriminado por la sociedad, cuya rehabilitación buscaba este proyecto de ley? Salvando raras excepciones, los obispos faltaron gravemente a su deber y tendrán que rendir cuentas a Dios de ello”.
NOTA FINAL:
El P. Bouchacourt no dice sin embargo hoy, con esta elección de Bergoglio al papado, “¡Qué victoria para los enemigos de la Iglesia!”. No menciona la estrecha relación de Bergoglio con los judíos. Ni su odio a la Misa tradicional. Ni tantas otras cosas que se podrían decir. Después de estas nuevas palabras “tibias, insípidas y vergonzosas” sobre el cardenal Bergoglio del P. Bouchacourt, comprendemos que, como la Iglesia en aquel entonces, ahora la FSSPX no está dispuesta a confrontar y oponerse como es debido, porque ahora sus dirigentes parecen “hombres que buscan el consenso y evitan los enfrentamientos”. Tal vez porque, como dijo el Concilio “el que dialoga, en cambio, renuncia a estar aislado y a ser condenado”. Y así esta FSSPX que ya no quiso ser condenada por supuestas “excomuniones”, se ha dado de lleno al diálogo, para dejar de estar aislada de la Roma modernista y del mundo. Entonces, como dijo el P. Bouchacourt: “Salvando raras excepciones, los obispos faltaron gravemente a su deber y tendrán que rendir cuentas a Dios de ello”.