“Todo el que no tiene espíritu como el mío,
tiene mal espíritu”, es el pensamiento recóndito del fariseo.
Y lo contrario justamente es lo verdadero”.
R. P. Castellani, “Cristo y los fariseos”
Ya lo hemos dicho en alguna oportunidad: el diablo anda
haciendo horas extras entre las filas católicas y en especial en todo lo que
puede asimilarse a lo que conocemos como la “Tradición católica”. Fomenta divisiones,
polémicas estériles, discusiones amargas, acusaciones falsas, enfrentamientos
vehementes, pasiones irrefrenables. Quiere hacer que todos jueguen su juego: el
de la discordia, el celo amargo, el orgullo impertinente o la tolerancia
doctrinal cabe la intolerancia para con el prójimo. La confusión es el mar
donde mayor pesca encuentra. La falsificación y el sucio manoseo de la verdad,
las armas para su engaño.
Como no queremos prestarnos a ese jueguito verdaderamente
malsano, pero tampoco dejar de hacer ciertas aclaraciones que juzgamos
necesarias, para poner las cosas en su lugar, diremos para terminar con esto lo
siguiente:
No leemos la “Radio Cristiandad”. Ni siquiera lo que podría
significar un deber “profesional” nos impele a entrar en esa página de la cual
sabemos, porque alguna vez lo hicimos, que entrar es arriesgarse a salir con un
trastorno estomacal y un dolor de cabeza provocados por una corrosión de
indudable tufillo demoníaco. Pero algunas veces alguien nos hace llegar un link
o un comentario a tal o cual artículo, y entonces nos prestamos a verificarlo
echándole un vistazo y, si no queda otra, leyendo todo el artículo. Así nos
enteramos de su última autodegradación (“¿QUIÉN PUEDE RESISTIR? – Nadie resiste
a un ARCHIVO Miércoles 6 marzo 2013”), un artículo donde, cual una pobre
solterona despechada, reclama nuevamente que le presten atención, culpando a
todos los hombres por no echarle el ojo y decirle lo preciosa y lo inteligente
que es. Dicen que no hay nada peor que una mujer despechada.
Esa mujer ya mayor, que siempre ha manifestado tener una muy
alta consideración de sí misma –por eso se autodenomina LA voz de la Tradición
Católica, es decir es ella sola, la exclusiva, la única voz -, ahora con sus
encantos decaídos y celosa porque le han salido otras competidoras que parecen
tener más aceptación entre los hombres, esa desdichada que en su momento fuera
cortejada y celebrada por la mismísima Fraternidad, para luego ser repudiada de
la peor manera, demanda ahora la justicia de ser reconocida y celebrada como la
pionera en las luchas por la resistencia católica contra el liberalismo en la
Fraternidad. Y derrama su orgullo al haber sido citada por otros blogs que no
reconocen esa su madrugadora lucha. Y echa en cara esa aparente apropiación indebida
por incoherente.
No nos importan que se digan o no estas cosas, ciertamente
nos tienen sin cuidado. Pero sí nos importa esclarecer a algunas pocas personas
confundidas que merecen nuestra atención, como también puntualizar algo sobre
uno de los blogs aludidos por la “Radio Cristiandad”. Por eso decimos al
respecto lo siguiente:
-Sin pretenderlo, la “Radio Cristiandad” ha sido funcional a
la consolidación de lo que llaman la “Neo-Fraternidad”. El diablo se ha valido
de la “Radio Cristiandad” para fortalecer a la facción liberal de la
Fraternidad. Todo aquello que podía ser verdad y podía llevar a reflexionar a
muchos fieles que no veían claramente o desconfiaban de ciertas cosas que
estaban pasando en la Fraternidad, todo lo que podía ser acertado en cuanto a
la información y el análisis, se tornaba, con su oposición iracunda, con su
acritud en las críticas, con sus agravios a diestra y siniestra, en exabruptos
de mentes calenturientas o elucubraciones exageradas de renegados. El resultado
era que si había una verdad que comunicar, la misma llegaba desfigurada,
contrahecha o revuelta de tal manera por ese apasionamiento arrebatado, que los
fieles católicos no podían dar su completo asentimiento a lo que allí se les
vertía. De tal forma el diablo lograba que toda posible oposición al
liberalismo o mutara en violento espíritu sectario, o se retrajera para ver
cómo seguía la cosa. Recordemos las palabras de San Isidoro de Sevilla en las
“Sentencias”:
“Los maestros iracundos convierten el tono de la
enseñanza por su rabioso furor en crueldad enorme y por lo mismo más hieren a
los súbditos con lo que podían enmendarlos”.
“Muchos hay que al enseñar no son humildes en la
exposición, sino arrogantes y que aún lo bueno que predican no lo anuncian por
deseo de corrección, sino por vicio de grandilocuencia”.
“Muchos hay que enseñan no por intención de
edificar, sino por la hinchazón de engrandecerse, y no son sabios para
aprovechar, sino que desean enseñar para parecer sabios”.
“Hay una perversa imitación de arrogantes
sacerdotes por la que imitan a los santos en el rigor de la disciplina y
desdeñan seguirlos en el afecto de la caridad: quieren parecer rígidos por la
severidad y no quieren dar ejemplos de humildad, para ser tenidos más como
terribles, que como mansos y afables”.
“Los doctores soberbios saben más de herir que
de curar. Es Salomón quien (Prov. XIV, 9) atestigua: En la boca del
insensato está la vara de su soberbia, porque reprendiendo con rigor hieren y
desconocen el compadecer con humildad”.
“Quien acepta por caridad de corazón y humildad
de conciencia el curar los males del pecado ajeno bien acepta. Además quien
reprende al delincuente con corazón soberbio o lleno de odio no enmienda, sino
hiere. Porque todo cuanto profiera el protervo o airado es furor de quien ofende,
no dilección de quien corrige”.
De tal manera que cuanto más pretendían corregir, más honda
hacían la herida y el rechazo y más favorecían la inmovilidad de los fieles,
pues no ganaban su confianza.
-Que un blog como “Non Possumus” cite un artículo de otro
blog donde se cita un artículo de “Radio Cristiandad”, y éste favorable por su
útil información, es sólo prueba de una cosa: que “Non Possumus” no tiene una
mentalidad sectaria o de partido, sino que le interesa la verdad y la toma allí
donde se encuentre. En un estercolero puede surgir una flor y hasta un reloj
que no funciona dice la verdad dos veces al día. Se puede citar a Juan Pablo II
(por ejemplo, cuando habló de la “apostasía silenciosa de la Iglesia”) u otros
enemigos de la Iglesia cuando dicen verdades, sin por ello dejar de criticarlos
o tener que ser condescendientes con ellos. El lamento de la “Radio
Cristiandad” parece obedecer a que para ellos la verdad les pertenece (debido a
que es LA voz de la Tradición católica) y entonces si uno la recibe a través de
ellos debe adherir a ellos. Dice Castellani: “Es la soberbia religiosa: es
la corrupción más sutil y peligrosa de la verdad más grande: la verdad de que
los valores religiosos son los primeros. Pero en el momento en que nos los adjudicamos,
los perdemos; en el momento en que hacemos nuestro lo que es de Dios, deja de
ser de nadie, si es que no deviene propiedad del diablo”.
-Desde luego que no tenemos problema en complacerlos, y
somos capaces de decir: sí, “Radio Cristiandad” es la primera que avistó que
algo andaba mal en la Fraternidad. Sí, son los primeros en ver el problema de
la Fraternidad…y los últimos capaces de solucionarlo. Dijo Nuestro Señor sobre
los escribas y fariseos, sobre los maestros de la Ley: “Haced lo que dicen, no
lo que hacen”, es decir, si sus enseñanzas no eran malas de acuerdo a la Ley,
sus ejemplos eran pésimos y no debían ser imitados. Jesucristo formó su Iglesia
con hombres pequeños y humildes, con hombres débiles y falibles como Pedro y
los Apóstoles; no con hombres irreprochables, no con los “sabios” fariseos,
sepulcros blanqueados, abismos de petulancia inmisericorde, repletos de
engreimiento que terminó cegándolos ante Nuestro Señor. El “angelismo”
sostenido por la “Radio Cristiandad” truena de continuo sobre Monseñor
Williamson por esa falta de impecabilidad que sí tendrían algunos sacerdotes
impolutos de la susodicha Radio. No es difícil imaginar a estos detractores en
aquellos primeros tiempos, diciendo desde el foro a viva voz: “¡Eh, ese Pablo de
Tarso, recién ahora se dio cuenta de quién es Jesús, nosotros lo supimos antes
que él! ¡Ojo con ese! ¡No lo escuchen, no es como nosotros! ¡Perseguía a los
cristianos, seguro es un infiltrado! ¡No le crean, nosotros somos cristianos de
la primera hora, ese es cómplice de los judíos!”.
No es con el espíritu del fariseo que contempla desde lo
alto al publicano y desde su orgullo lo amonesta y le da gracias a Dios por ser
mejor, no es con ese espíritu que se podrá resistir contra los males que ocupan
la Iglesia y corrompen la Tradición. No es con ese espíritu sino con el de
aquel que reconoce que es culpable, que es débil, que ha pecado, que es indigno
y que se hace nada para amar mejor a Dios.
Este espíritu de verdadera piedad, intolerante con las ideas
y tolerante con las personas, no debe nunca olvidar que debe enfrentarse a otro
espíritu, el espíritu del fariseísmo, cuya esencia es, como enseñara el Padre
Castellani, “avaricia, ambición, vanagloria, orgullo, obcecación, dureza de
corazón, crueldad”.
Dios nos preserve de él.