Padre Olivier Rioult |
Una carta
compartida por 37 sacerdotes del distrito de Francia ha sido publicada en La
Sapinière. Las verdades que contiene han disgustado de manera manifiesta a la
Casa General que decidió sancionar a tres sacerdotes entre los treinta y siete
que la aprobaron. Su crimen: no soportar las mentiras de la Casa General.
La Casa
General los conmina, en nombre del canon 2331 § 2 a suspender su ministerio y a
ser puestos en cuarentena hasta el proceso en el cual nuestros acusadores serán
nuestros jueces. Es decir que Monseñor Fellay será juez y parte. Nosotros no
conocemos ningún canon del Derecho de la Iglesia que permita mentir. Conocemos
al contrario, el octavo mandamiento de Dios que lo prohíbe.
Todo el contenido de la
carta del 28 de febrero es verdadero y verificable. La Casa General, molesta,
dijo en principio que se trataba de una falsedad, que esta carta no podía
provenir de sacerdotes. Ante los hechos, trataron de hacer creer que se “trató de una
invención”.
Nosotros no
tenemos nada « contra la autoridad
de la Fraternidad », a la cual debemos todo, queremos simplemente que
la Casa General deje de deformar la realidad y de favorecer un liberalismo
práctico.
¡Aunque
ellos lo digan, no son “un pequeño número”
de sacerdotes que desean “la dimisión de
sus Superiores”!
Tres
sacerdotes han sido sancionados, cierto, pero eso no cambia nada los hechos. El problema permanece
completo. Nosotros rechazamos la acusación del Secretario General. Siempre hemos justificado nuestras fuentes. No
hemos cometido ni calumnias, ni difamaciones, ni amalgamas. Si nosotros estamos
resueltos a manifestar el mal realizado por el Superior General y sus
Asistentes, no fue sino después de haber consultado a Santo Tomás y a las
autoridades morales de la Fraternidad. Nuestro objetivo es hacer cesar el escándalo
de la política turbia y ambigua de la Casa General.
Nuestra « actitud » no se funda « en nada
objetivo”, al contrario. Nosotros no nos
dejamos “llevar por una desconfianza irrazonable contra la autoridad de la
Fraternidad”. Las razones de nuestra inquietud están no solamente razonadas
sino argumentadas y resumidas en el Catecismo
de la Crisis en la Fraternidad”.
Nosotros no
dudamos de la rectitud doctrinal del Superior de Distrito de Francia, pero
constatamos que ya no es libre de escribir lo que piensa. El debe torcer su
conciencia para eximir a su Superior de sus debilidades a fin de poder predicar
la doctrina.
Sin la carta del 28 de febrero de los 37
sacerdotes, ¿Monseñor Fellay hubiera dado esta conferencia en Nantes el 1°
de marzo de esta manera?
La Carta a los amigos y benefactores de marzo, ¿hubiera obtenido la autorización de
publicación por parte de Menzingen sin el agregado que hizo el padre de
Cacqueray, que choca con la belleza del resto de su texto, agregado donde
expresa a Monseñor Fellay su “reconocimiento
por el valiente rechazo que dirigió al papa”. Aquí no estamos ya en la rectitud doctrinal
sino en los pantanos de la diplomacia.
La Sapinière
continuará su trabajo. ¡Este es un No,
no!
Nosotros no
odiamos a nadie, ni a Monseñor Fellay aunque su duplicidad nos asuste, ni al
padre de Cacqueray por quien tenemos la más grande estima. Pero a los dos, y a
todos los capitulantes, que en vez de resolver verdaderamente el problema en el
capítulo de julio de 2012, no hicieron mas que disimularlo y avalarlo en parte,
les decimos estas palabras del Teniente Degueldre a sus verdugos antes de ser
fusilado: “yo no los odio, los compadezco”.
Padre
Olivier Rioult>, Fsspx,
Uno de los tres sacerdotes sancionados.
Uno de los tres sacerdotes sancionados.
Esta es la carta del padre Thouvenot a que se refiere el padre Rioult (tomada de catholicapedia, traducción en curso)