Este blog está dedicado a María Corredentora y Mediadora de todas las Gracias

sábado, 22 de noviembre de 2025

COMUNICADO DE MONS. FAURE SOBRE LA ESCANDALOSA NOTA "MATER POPULI FIDELIS"

 


Noten los lectores que con esta declaración del superior general de la SAJM, la Resistencia, al revés de la FSSPX y su "prudente" silencio sobre el papa, cumple con el deber de señalar que León XIV también es responsable de la nota antimariana "Mater populi fidelis", y no sólo el Card. Fernández (nota de NP).  

El pasado 4 de noviembre, el mundo entero descubrió con estupor e indignación el texto que Su Eminencia, el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, acababa de publicar con la aprobación del Papa.

El documento, titulado Mater Populi fidelis, es una «Nota doctrinal sobre algunos títulos marianos que se refieren a la cooperación de María en la obra de la salvación».

Este texto, con el falso pretexto de no menoscabar la función de Salvador de Nuestro Señor Jesucristo, enseña que «el uso del título de “Corredentora” para definir la cooperación de María es siempre inoportuno» y que «se impone una especial prudencia en la aplicación de la expresión “Mediadora” a María».

«El Sumo Pontífice León XIV, el 7 de octubre de 2025, fiesta del Santísimo Rosario, aprobó la presente Nota, deliberada durante la sesión ordinaria de este Dicasterio, de fecha 26 de marzo de 2025, y ordenó su publicación».

El escándalo es enorme. Recordemos que el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe es uno de los cargos más importantes del Vaticano después del cardenal secretario de Estado. Así pues, tenemos a las dos máximas autoridades de la Iglesia católica en materia doctrinal que, ante los ojos del mundo, abofetean a nuestra santa Madre con el falso pretexto del respeto a su Hijo y con el objetivo claramente confeso del ecumenismo.

Si bien los títulos de Corredentora y Mediadora de todas las gracias aún no han sido definidos dogmáticamente, esta declaración va en contra de la Tradición: numerosos teólogos (y entre los más serios, como el padre Garrigou-Lagrange, O.P.) han establecido teológicamente estos atributos de Nuestra Señora, e incluso algunos papas han empleado este término en sus enseñanzas.

• El papa Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, del 8 de diciembre de 1854, que define el dogma de la Inmaculada Concepción:

«Del mismo modo, como todos los fieles cristianos deben saber y comprender plenamente, la Santísima Virgen María, desde el primer instante de su concepción, fue preservada intacta de toda mancha del pecado original, por una gracia y un privilegio singulares de Dios Todopoderoso, en vista de los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano; así queda claro para todos que ha sido honrada por Nuestro Señor Jesucristo, su Hijo Unigénito, con un amor tan grande y elevada a una dignidad tan eminente que, unida a él por un vínculo muy íntimo e indisoluble, intercede poderosamente ante él, y es la mediadora y abogada de todo el mundo; pues muy grande es la gracia de que goza ante Dios, y muy eficaces son sus intercesiones».

• El papa León XIII, encíclica Magnae Dei Matris, del 8 de septiembre de 1892, la quinta de las once encíclicas escritas por el papa León XIII sobre el rosario:

«... A su intercesión atribuimos los numerosos y notables dones que hemos recibido de Dios...».

·         El papa San Pío X (1903-1914), en la encíclica Ad diem illum del 2 de febrero de 1904:

«La consecuencia de esta comunión de sentimientos y sufrimientos entre María y Jesús es que María «mereció legítimamente convertirse en la reparadora de la humanidad caída» (Eadmeri mon., De Excellentia Virg. Mariæ, c. IX) y, por lo tanto, la dispensadora de todos los tesoros que Jesús nos ha adquirido por su muerte y por su sangre (...) debido a esta sociedad de dolores y angustias, ya mencionada, entre la Madre y el Hijo, se le ha concedido a esta augusta Virgen «estar junto a su Hijo único como la poderosa mediadora y abogada de todo el mundo» (Pío IX, en Bula Ineffabilis)».

«Sin embargo, debido a que María supera a todos en santidad y unión con Jesucristo, y debido a que Jesucristo la asoció a la obra de la redención, ella merece para nosotros de congruo, en lenguaje teológico, lo que Jesucristo merece para nosotros de condigno; y ella es la ministra suprema de la dispensación de las gracias» desde el principio hasta el final de la historia de la salvación.


Finalmente, cabe señalar que el papa Benedicto XV concedió en 1921 permiso a todas las diócesis de Bélgica, así como a todas las diócesis que lo solicitaran, para celebrar una misa y un oficio propios en honor a María Mediadora de todas las gracias, el 31 de mayo.

No está de más recordar aquí que Dios quiso la devoción al Inmaculado Corazón de María precisamente para reparar las blasfemias contra Nuestra Señora...

En su carta dirigida al padre Gonçalves, el 4 de enero de 1936, sor Lucía escribía sobre la devoción al Inmaculado Corazón de María: «Se trata (...) de implorar el perdón y la misericordia en favor de las almas que blasfeman contra Nuestra Señora, porque a esas almas la divina misericordia no las perdona sin reparación... »

Y, en su conversación con el padre Agustín Fuentes, el 26 de diciembre de 1957, sor Lucía añadió: «Recordemos que Jesucristo es un buen hijo y que no permite que ofendamos y despreciemos a su santísima Madre».

Aquí los ataques provienen de los dos más altos dignatarios de la Santa Iglesia, los que están ante todo encargados de defender la ortodoxia de la doctrina y el honor de Nuestro Señor y Nuestra Señora.

Todo el mundo sabe que la erupción del monte Pelée en 1902 se produjo tras un vía crucis blasfemo; lo que se sabe menos es que los primeros signos graves de la erupción aparecieron tras una procesión blasfema contra la Santísima Virgen... De Dios no se burla nadie, y menos aún de su santísima Madre.

Miserere nobis Domine !

Oremos y hagamos penitencia, como nos ha recordado insistentemente la Virgen de Fátima.

Que, por su poderosa mediación, la Virgen Corredentora reavive la fe de sus hijos y nos dé el valor para protestar y reparar.

« Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Apocalipsis XII, 1

«Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya: ella te aplastará la cabeza y tú le herirás el calcañar». Génesis III, 15.

Mons. Jean-Michel FAURE