1.- ¿Quién es el Padre
Simoulin?
El Padre Simoulin era
Superior del Distrito de Italia cuando las negociaciones con Roma empezaron en
el 2001. Desde ese entonces, el Padre Simoulin no escondía su deseo de llegar a
un acuerdo:
Si
mañana la iglesia conciliar, por error o incluso por cálculo, pero siempre por
disposición providencial, nos diera el medio, sin que tengamos que renegar de
nada, cambiar nada, prometer nada, -sino servir a la Iglesia y a la verdad-
servir a la Iglesia católica enterrada bajo de ella para ayudar a revivirla con
todas sus fuerzas sobrenaturales (Misa, sacramentos, doctrina, moral
disciplina) y desembarazarse poco a poco del espíritu del concilio ¿estaremos verdaderamente obligados a
negarnos a entrar en contacto y considerar el arreglo de nuestra situación,
bajo pretexto que todos ellos son criminales? … Me dicen
también: que Roma se convierta y luego veremos. Mi respuesta es idéntica; no es
católico depender de un milagro. Roma no se convertirá si nadie trabaja en
ella, si nadie es reconocido como “interlocutor válido”, en un verdadero debate
teológico para regresar la verdad a su trono. (Roma
Felix,
febrero de 2001)
Además, fue el Padre Simoulin que acompañó a Monseñor Rifan a su cita con el Cardinal Castrillón Hoyos el 2 de mayo del 2001… luego de esa entrevista todos sabemos lo que pasó. Y fue con el permiso de Monseñor Fellay que el Padre Simoulin acompañó a Monseñor Rifan.
Después el Padre Simoulin se fue a Francia donde actualmente es prior de
Saint Joseph de Carmes, donde edita su revista Le Seignadou.
En junio de 2012, el Padre Simoulin
afirmó: Yo no lo predico, pero yo pienso que si la
posibilidad de continuar “legalmente” nuestra acción y nuestra predicación sin
trabas y sin compromisos se nos ofrece, sería una falta rechazarla. Si eso es
ser “acuerdista”… entonces sí, acepto serlo, y yo me compadezco de los que no
lo son…
2) Hay que subrayar que el último artículo del Padre Simoulin ha sido
traducido al inglés y publicado en el
sitio oficial de la FSSPX,
el artículo fue presentado con las siguientes palabras:
Ciertamente
hay una crisis en la Iglesia, pero ¿cómo debemos resistirla? ¿Cuál es el
espíritu católico para tales circunstancias y cómo ha sido practicado
sistemáticamente por la FSSPX en los años recientes?
3) Algunos comentarios del Foro Christus Vincit sobre el editorial del
Padre Simoulin:
Al leer al Padre Simoulin podríamos preguntarnos en dónde fue formado y si verdaderamente él frecuentó a Monseñor Lefebvre pues su texto se aleja de la enseñanza y de la actitud del fundador de la Fraternidad: ¿Aceptó Monseñor Lefebvre su injusta, inicua y falsa “excomunión” por Juan Pablo II sin objeciones, sin advertir a los fieles, sin denunciar la injusticia sufrida que tenía consecuencias tan graves para la salvación de las almas?
NO
¿Aceptó sin murmuración, sin escritos, sin libros, la deriva de la
Iglesia y su reemplazo llevado a cabo por las autoridades de la Iglesia
Católica, de la religión católica por la religión conciliar?
NO
Monseñor Lefebvre vio más allá que su simple Congregación a la cual
estaba apegado. Ésta podía desaparecer, era la Tradición de la Iglesia la que
pedía todas sus fuerzas y esfuerzos de combatiente. Monseñor Lefebvre se apegó
a lo esencial sin detenerse en sus propios afectos y apegos humanos. Los
sacerdotes de la resistencia se le parecen en esto: ellos se van a lo esencial
y saben cómo desapegarse, aunque pueda ser doloroso, de las congregaciones
humanas queridas por Dios pero traicionadas, para seguir la voluntad de Dios.
El Padre Simoulin habla de esperanza pero es una esperanza completamente humana.
Queriendo un reconocimiento canónico él ya no espera en el poder divino, el cual convirtió al más feroz enemigo de la Iglesia, Saulo, para convertirlo en el más grande Apóstol de los Gentiles.
El Padre Simoulin habla de esperanza pero es una esperanza completamente humana.
Queriendo un reconocimiento canónico él ya no espera en el poder divino, el cual convirtió al más feroz enemigo de la Iglesia, Saulo, para convertirlo en el más grande Apóstol de los Gentiles.
Y cuando dice:
Nosotros somos los únicos y los últimos testigos de
la Tradición de la Iglesia en su integridad, pero no podemos guardar este
tesoro solo para nosotros. Debemos, por el contrario, aspirar a ponerlo entre
las manos de la Iglesia y por lo tanto del Papa, cuando esto sea posible.
Es entre las manos de la iglesia conciliar que él quiere poner este tesoro y no en las de la Iglesia católica que jamás lo ha perdido. Y además, si el papa es verdaderamente el papa (y el padre Simoulin no parece ser sedevacantista) él no puede haber perdido la Tradición de la Iglesia aunque no quiera por su propia voluntad conservarla y transmitirla.
El argumento del Padre Simoulin puede explicarse por este ejemplo: es como poner en las manos de un padre pedófilo al hijo que huyó para protegerse. El padre es el padre, pero es peligroso pues no respeta el tesoro que Dios le dio. Este tesoro, ¿no hay que ponerlo al abrigo de la destrucción esperando una auténtica conversión del padre?
El padre Simoulin debe tener corta la memoria: en 2006 el IBP obtuvo el “uso exclusivo de la liturgia gregoriana” para la misa y para todos los sacramentos, según “los libros litúrgicos en vigor en 1962) (Estatuto II §2), el derecho de hacer “una crítica constructiva” del concilio ecuménico del Vaticano, es decir, para retomar las palabras del texto, la “libertad de discutir Vaticano II. De hecho, si tomamos los argumentos del Padre Simoulin, ¡Roma ya está convertida! ¡Desde el 2006! ¿no?
Cuando nos damos cuenta que esta artículo ha recibido el aval de Menzingen, constatamos hasta qué punto corren, los Superiores de la Fraternidad, tras de un “reconocimiento” canónico, acuerdo práctico sin acuerdo doctrinal. ¡Y ciertos superiores se atreven a decirnos que todo ha vuelto al orden, que el fuego se ha extinguido! ¡Mientras que estos textos mortales que jamás han tenido un contra-veneno oficial hacen estragos en los pobres fieles!
Que nuestros sacerdotes hagan como Monseñor Lefebvre, que se desapeguen de una estructura humana para proteger este tesoro que es la Tradición católica.
Terminamos con Monseñor Lefebvre:
Estamos suspendidos a divinis por y para la iglesia
conciliar, a la cual no deseamos pertenecer. Esta iglesia es
cismática, pues rompe con la Iglesia católica de siempre.
Tiene nuevos dogmas, un nuevo sacerdocio, nuevas instituciones, un culto
nuevo. Todo esto ya fue condenado por la Iglesia en muchos documentos oficiales
y definitivos... La Iglesia que afirma tales errores es al mismo tiempo
cismática y herética. Esta iglesia conciliar no es, por tanto, católica. En la
medida en que el papa, los obispos, los sacerdotes o los fieles se
adhieran a esta nueva iglesia, así se separan de la Iglesia católica (Reflexiones
sobre la Suspensión ‘a divinis’, escrito por Mons. Marcel Lefebvre).