El Padre
Schmidberger tiene un gran mérito: Jamás ha escondido su deseo de ver a la
Fraternidad San Pio X ponerse entre las manos de Benedicto XVI “por el mayor
bien de la Iglesia! Su comunicado respecto a la expulsión del “obstáculo”
Monseñor Williamson no tiene nada de sorprendente.
En un Comunicado a los amigos y
benefactores del 26 de octubre de 2012, usted pretende que la expulsión de
Monseñor Williamson es “el resultado de
una evolución que dura ya algunos años”. Ella sería producto de una “antipatía” por el consejo general que se
ha transformado en una “rebelión abierta”.
Padre, ¡usted es deshonesto! El
13 de febrero de 2012, a un periodista de « Die Welt » que le
preguntaba “El Papa ha declarado que el
no hubiera aprobado el levantamiento de la excomunión de sus cuatro obispos, si
él hubiera sido informado previamente de las declaraciones de Monseñor
Williamson. ¿Cuál será el provenir de Monseñor Williamson después de una
eventual reintegración de la Fraternidad?” Usted respondió: “Yo no soy profeta, pero en un contexto tan
importante como el establecimiento de una estructura canónica para nuestra
Fraternidad, yo pienso que las conversaciones se prolongarían muy probablemente
en algunas sesiones y que se hablaría de Monseñor Williamson. Además, debemos
también esperar que él respete las
decisiones del superior general.”
Usted no es profeta pero usted
está muy bien ubicado para saber lo que quiere Monseñor Fellay y usted mismo.
Ustedes quieren un acuerdo con Roma y para eso ustedes están prestos a satisfacer
las exigencias del sionismo internacional y las de la Iglesia Conciliar que le
está sujeta. En la misma entrevista, usted dice: “Nosotros renunciamos a la relativa libertad a la que hasta ahora hemos
recurrido para la proyección internacional de nuestra obra, y la ponemos entre
las manos del papa.” Mientras que Monseñor Lefebvre pedía a nuestros
obispos de “depositar la gracia de su
episcopado” en “un sucesor de Pedro
perfectamente católico” (Mgr. Lefebvre, 29 de agosto de 1987).
¿Benedicto XVI es el « sucesor de Pedro perfectamente católico”?
El que es también el jefe de la “Roma
modernista y liberal, que continúa su obra destructiva del Reino de Nuestro
Señor como lo probó en Asís (III), confirmando las tesis liberales del Vaticano
II sobre la libertad religiosa”? (Mgr. Lefebvre, carta del 29 de agosto de
1987)
Como Monseñor Williamson
estorbaba sus planes inicuos y la funesta propaganda sionista, usted, y
Monseñor Fellay, pensaron que había que terminarlo: O Monseñor Williamson
acepta enterrarse vivo o será expulsado bajo pretextos disciplinarios.
Usted cita también una declaración
privada de Monseñor Williamson que no estaba destinada a hacerse pública, donde
el decano de los Obispos habló de “deshacerse
de Monseñor Fellay” y “de su banda”.
Como usted hace referencia a Monseñor Lefebvre cuando pidió a los futuros
obispos “permanecer unidos bajo la
dirección del Superior General”. Pero dentro de su ceguera o deshonestidad,
usted omite citar el pasaje completo para calumniar mejor a Monseñor Williamson
acusándolo de haber insultado al superior. Este es el pasaje en cuestión:
“En fin, os conjuro a permanecer profundamente
unidos a la Fraternidad de San Pío X, a permanecer profundamente unidos entre
vosotros, sometidos a su Superior General, en la Fe Católica de siempre,
acordándose de esta palabra de San Pablo a los Gálatas (c. I, vers. 8 y 9):
“Aún si nosotros o un ángel del Cielo os anunciara un evangelio distinto del
que os anunciamos, sea anatema. Como ya os lo dijimos, os lo volvemos a decir:
si alguien os anunciara un evangelio distinto del que recibísteis, sea
anatema”. (Mgr. Lefebvre, carta del 29 de agosto de 1987)
La sumisión al Superior General
es « en la Fe católica de siempre”.
Como usted y Monseñor Fellay quieren ponernos bajo la autoridad de un papa que
peca gravemente contra la fe, entonces “anathema
sit”! Lo que se puede traducir por: separémonos o “deshagámonos de Monseñor Fellay y su banda”. Eso no tiene nada de
injurioso.
A pesar de numerosos consejos,
de exhortaciones amistosas y de advertencias, Monseñor Fellay y su banda no han
querido modificar su comportamiento suicida. Monseñor Williamson tenía que
hablar.
Padre, usted es tan deshonesto
que, en este año 2012, usted escribió a los tres obispos, alentado por Monseñor
Fellay, una carta en donde usted justifica en doce puntos las “razones” para concluir un acuerdo con
esas personas con las que estamos en desacuerdo. Las respuestas que usted
recibió, las tres a su manera, destruyeron colmadamente el fondo de sus
pseudo-argumentos acuerdistas. Publíquelas para que su terquedad sea patente a
la cara del distrito de Alemania.
Si Monseñor Williamson no es el
único en oponerse de manera argumentada a sus proyectos peligrosos, si es el
único que, valientemente, apunta a la
cabeza pensante de estos proyectos. Monseñor Tissier de Mallerais y Monseñor de
Galarreta se han contentado al contradecir y refutar la política y las
doctrinas erróneas de Menzingen pero sin nombrar a las personas responsables de
esta revolución interna. Eso está
bien pero es insuficiente. ¿La prueba? La entrevista reciente del padre
Pfluger haciendo una profesión de fe « angelical” en cuanto a “la
asistencia del Espíritu Santo para el papa y los Obispos”, ellos, para quienes
la más grande tragedia de la historia de la Iglesia, a saber, el Vaticano II,
después de haber sido una nueva pentecostés, se ha convertido en la brújula
para la Iglesia del siglo XXI!
Por lo tanto Monseñor
Williamson era el único y verdadero obstáculo a sus maniobras de tal modo que
fue el Contra-Notra aetate por excelencia.
Monseñor Williamson continuará
hablando. Monseñor Tissier de Mallerais lo hará cuando lo juzgue apropiado, y
Monseñor de Galarreta lo volverá a hacer cuando haya regresado de sus
ilusiones. Este último, espera poder salvar lo esencial por la primera,
imperfecta y frágil condición sine que non del capítulo. El cree que eso le
impedirá a la cabeza podrida de Menzingen concluir un mal acuerdo con Benedicto
XVI. El no quiere resignarse todavía a ver que la unidad de la Fraternidad de
Monseñor Lefebvre ya no existe. Hay dos campos irreductibles en ella, como en
el Concilio: una minoría liberal, sentimental y conciliante, antes de ser
conciliares; y otra minoría católica, doctrinal e intransigente. El groso de
las tropas, estando muy ocupadas para darse cuenta de lo que está en juego,
prefiere someterse a la autoridad. Porque hoy en día, el que gobierna la cabeza
de la Fraternidad se parece más a Paulo VI lleno de contradicciones que a un
Santo Pio X luminoso y firme en el combate de la fe.
Padre, usted ha sido
deshonesto. Deje de engañar a los sacerdotes y a los fieles. Comprenda su
error, regrese a la sana política de nuestro fundador y deje de destruir la
casa paterna.
Un Sacerdote del distrito, el
28 de octubre de 2012.
En la fiesta de Cristo Rey.