Excelencia Reverendísima:
A la cruz de su mitra se le ha añadido aún más peso. Es
una gracia estar unido a Nuestro Señor en su Pasión, sólo, señalado, condenado,
juzgado…
Permítanos que de cierta forma tengamos el honor de ser
sus cirineos con nuestra oración y apoyo incondicional en esta hora del
calvario, cuando las tinieblas cubren la tierra.
Su valor nos fortalece, su ejemplo, sus escritos y sus
sermones nos ilustran y mantienen firmes en nuestras creencias. ¡No deje de
expresarse!, no calle la Verdad!
Su excelencia y los verdaderos
sacerdotes tradicionalistas son y han sido nuestro faro que nos conduce al
puerto de salvación, queremos que nuestras familias sigan siendo católicas.
Ahora que lo han liberado de las cadenas del silencio estamos
contentos al poder contar con su guía en la Verdadera Fe por la
que somos salvos. Dios está con Usted.
Su Excelencia, un día dijo: “Me importa un cacahuate lo
que digan de mí. ¡Me importa lo que Dios diga de Mí!” Hacemos nuestras sus
palabras y su convicción.
Vemos la expulsión de Su Excelencia reverendísima cómo el
parteaguas de la Tradición
de la Santa Iglesia
mantenida viva por 40 años en la Fraternidad.
A los ojos del mundo no es consecuencia de la adversidad
sino de la perversidad de los servidores del maligno. La fragmentación de la FSSPX y el aniquilamiento no
viene de Dios, sino del ENEMIGO, ellos olvidan que el que a dos amos sirve con uno queda mal. Sus frutos los están
dando a conocer.
“Del árbol caído todos hacen leña.” Si no podemos
impedirlo, quisiéramos, como Santa Elena
rescatar la Cruz
que Nuestro Señor Jesucristo le está compartiendo. Un día, sólo Dios sabe
cuando, los católicos tomaremos los trozos de la cruz de su Excelencia como
reliquia.
Es doloroso ver todo lo que ocurre en la fraternidad. Estamos
con Usted y nos aflige todo lo que le está pasando, nos duele la situación de
todos nuestros sacerdotes, Usted bien sabe que estamos viviendo circunstancias
semejantes en un rincón del mundo.
Por la defensa de la Fe saldrá victorioso en esta lucha. Seguimos
pidiendo día a día seguros de que todo es para gloria de Dios; finalmente
recibirá la corona del martirio.
Reciba nuestro apoyo moral, aunque pequeñito pero de
numerosas almas, Dios le siga dando fortaleza para seguir adelante, defendiendo
su Iglesia en la verdadera Fe, continuamos pidiendo por Usted y por todos los
sacerdotes, por los valientes, los confundidos, los indecisos y los seguidores
del Superior General. ¡Pro eis!
Reciba todo nuestro cariño, nuestras oraciones. Nos gustaría un día tenerlo entre nosotros. Cuente
con estas humildes ovejas del redil de la Tradición, quienes le rogamos nos mande su
bendición.
México lo quiere, México lo necesita, México lo apoya, Chihuahua
lo espera.