El comunicado por el cual, estos últimos días, la Comisión Pontifical Ecclesia Dei ha anunciado que la Fraternidad San Pio X ha pedido tiempo para enviar su respuesta a la Santa Sede tiende a indicar que Roma no tiene prisa. Y sobre todo que en el Vaticano se dan cuenta de la agitación interna en la Fraternidad, que ha conducido también a la expulsión dramática de Monseñor Richard Williamson.
A
pesar de las declaraciones públicas negativas –basta pensar en las conferencias
y discursos de los obispos lefebvrianos Tissier de Mallerais y de Galarreta-
como también a ciertos acentos contenidos en la entrevista del nuevo prefecto
de la Congregación de la Doctrina de la Fe, Gerhard Mueller (poco amable en el
pasado con la Fraternidad San Pio X, duramente criticado por los lefebvrianos
que le han cuestionado algunas afirmaciones contenidas en sus escritos
teológicos), la parte delicada aún no está cerrada.
Hay
muchas expectativas en cuanto al rol que podrá jugar el arzobispo dominicano
Agustin de Noia, nombrado por Benedicto XVI como vice-presidente de Ecclesia
Dei, pero también sigue habiendo dificultades, como se puede percibir en el
comunicado sobre Williamson (sic) difundido por el Distrito italiano de la
Fraternidad San Pio X, que vale la pena citar completo:
« Con ocasión de la dolorosa expulsión de
Monseñor Williamson de la Fraternidad Sacerdotal San Pio X, el distrito
italiano confirma que esto se justifica por razones puramente disciplinarias
que se han prolongado algunos años. Querer enlazar este triste suceso con una
voluntad de ruptura doctrinal de cara a la “iglesia conciliar” es puramente
arbitrario, calumnioso e injustificado en relación a la última declaración del
capítulo general y de los acontecimientos recientes, lo que el futuro mostrará
inequívocamente”.
Esta
referencia a una « ruptura doctrinal » de cara a la « iglesia
conciliar » (¿acaso Iglesia no se escribe con mayúsculas?) nos sorprende,
pues casi pone de relieve el hecho de que la fosa entre Roma y Ecône permanece
sin cambios y es muy ancha. Del resto, según algunas indiscreciones que
provienen del interior de la Fraternidad, el mismo Superior General Berndard
Fellay habría pedido a algunos sacerdotes no seguir a Monseñor Williamson
dándoles garantías sobre el hecho de que el acuerdo con la Santa Sede no tendría
lugar. Pero si la indiscreción fuera verdadera y se confirmara, no se comprende
el por qué pedir más tiempo si han decidido responder negativamente y por lo
tanto no pueden firmar el preámbulo doctrinal. Por lo tanto se necesita tiempo
todavía para comprender lo que ocurrirá con el delicado expediente que está
particularmente en el corazón de Benedicto XVI.
En
cuanto al destino de Williamson, el obispo, que ahora vive en una buhardilla
(como el mismo lo dice en la carta enviada a Fellay) en Londres, difícilmente
se convertirá en el líder de un nuevo grupo más extremista.