EL CORAZÓN DE MARÍA Y EL SANTO ROSARIO.
Con la devoción y
consagración al Corazón de María ostenta el rezo del santo Rosario una
importancia de primerísimo plano en las
revelaciones de Fátima. El Rosario es, sin duda, la práctica más
encarecidamente recomendada por Nuestra Señora en todas las apariciones:
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de mayo: “ Rezad el Rosario todos los días, para alcanzar la paz del mundo y el
fin de la guerra”
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13
de junio: “quiero que… recéis el Rosario todos los días”.
· 13
de julio: “Quiero que continuéis rezando el Rosario todos los días”, en honor
de Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la
guerra, porque sólo Ella lo puede conseguir”. “Cuando recéis el Rosario, diréis
después de cada misterio: ¡Oh, Jesús mío! Perdónanos, líbranos del fuego del
infierno, lleva todas las almas al Cielo, principalmente a las más necesitadas!”.
· 19
de agosto: “Quiero que… continuéis rezando el Rosario todos los días”.
· 13
de septiembre: “Continuad rezando el Rosario para alcanzar el fin de la guerra”.
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13
de octubre: “Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi honra; que yo soy
la Señora del Rosario; que continúen rezando el Rosario todos los días”.
No
se podía dar mayor insistencia en la
recomendación de esta práctica mariana que tantas bendiciones ha traído
siempre a la Santa iglesia y a las familias católicas, sobre todo la paz y la
unión y el espíritu cristiano de piedad, de laboriosidad y de paciencia.
Pero nuestra Señora se ha dignado señalar unas características especiales para su rezo:
·
Su finalidad: La paz y la
conversión de los pecadores. Así lo indican las antedichas palabras de la
Virgen y la oración que pidió intercalasen entre los misterios después de cada
decena.
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Un modo: Que se mediten
los misterios, condición precisa para merecer la gran promesa de los cinco
primeros sábados del mes.
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Un espíritu: En
reparación de las ofensas que se hacen al Corazón de la Virgen es el rezo del
santo Rosario con la meditación de los misterios y con este ánimo reparador
cordimariano. San Antonio M Claret
comprendió las relaciones que median entre el Rosario y la devoción al Corazón
de María: “Para llegar al Corazón de
María, el camino más corto y seguro es el santísimo Rosario”.
Un
ejemplo concreto de la eficacia del Rosario lo tenemos en Francisco. Cuando
Lucía preguntó a la Virgen si también el
iría al Cielo, la Virgen le respondió: “Francisco
también ira al Cielo pero antes tiene que rezar muchos Rosarios. El, feliz,
manifestando lo alegre que se sentía por la promesa del ir al Cielo, cruzando
las manos sobre el pecho decía: ‘’Oh madre mía, Rosarios rezo todos los que tú
quieras’’. Y desde entonces tomó la costumbre de separarse de nosotros como
paseando y, si alguna vez le llamaba y le preguntaba sobre lo que estaba
haciendo, levantaba el brazo y me mostraba el Rosario. Si le decía que viniese
a jugar, que después rezaríamos todos juntos, respondía: ‘’Después rezo
también. ¿No recuerdas que nuestra Señora dijo que tenía que rezar muchos
Rosarios?’’”. El Rosario fue para Francisco el medio de ganarse el Cielo.
“Yo creo –afirmaba Sor
lucía- Que, después de la oración litúrgica del Santo Sacrificio de la Misa, la
oración del santo Rosario, por el origen y la sublimidad de las oraciones que
lo componen y por los misterios de la Redención que recordamos y meditamos en
cada decena, es la oración más agradable que podemos ofrecer a Dios y de mayor
provecho para nuestras almas. Si así no fuese, Nuestra Señora no lo habría
recomendado con tanta insistencia”.