Respuesta de la señora Anderson a la carta o nota interna de Ménzingen fechada el 12-11-14, que trató acerca de los Comentarios Eleison de Mons. Williamson en los que éste se refirió a los mensajes de Nuestra Señora sobre la Cruzada del Rosario por la Consagración de Rusia. La señora Anderson se dirige a Mons. Fellay y a los sacerdotes que leyeron esa nota interna.
(Read the response in english below)
RESPUESTA A MONS. FELLAY Y A LOS SACERDOTES, ACERCA DE LA CARTA DE FECHA 12 DE NOVIEMBRE DE 2014.
RESPUESTA A MONS. FELLAY Y A LOS SACERDOTES, ACERCA DE LA CARTA DE FECHA 12 DE NOVIEMBRE DE 2014.
En respuesta a la carta enviada por Mons. Fellay a
los sacerdotes de la FSSPX con fecha 12 de noviembre de 2014.
Con dolor me enteré del contenido de esta carta,
principalmente porque no refleja la verdad, sino la triste ciencia de jugar con
las palabras.
La carta comienza con una infundada acusación de que
yo soy una “autodenominada visionaria
Americana”.
La
definición de autodenominado es: autodenominado: usar una descripción o título que uno se ha dado a sí mismo.
Esta
descripción es todo menos exacta. Yo no me doy a mí misma el título de
visionaria Americana. La Iglesia no ha tomado una decisión en este asunto; por
lo tanto no se tiene derecho a realizar tal afirmación.
El
problema con esto, si es que lo hay, es que en estos tiempos de apostasía
masiva, tanto en el mundo como dentro de la misma Iglesia, uno se encuentra en
la poco confortable posición de tener que actuar de acuerdo a lo que parece
provenir del Cielo y uno se encuentra en las más difíciles circunstancias. La
única opción que tiene una persona es encontrar un director espiritual que
pueda estudiar el asunto y decidir si el mensaje viene del Cielo, del Infierno,
de la misma persona, sea que ésta sea mentirosa o imaginativa.
No
teniendo otro recurso y estando bastante escéptica o tal vez poco dispuesta a
pensar que estos mensajes verdaderamente venían de Nuestra Señora pues uno
puede ser fácilmente engañado, busqué un director espiritual que siguió
siéndolo por los siguientes 9 años de mi vida. Yo no hice nada respecto a
los mensajes sin antes revelárselos a mi director espiritual y obtener su
permiso y guía en cuanto si se debía actuar o no al respecto.
Me tomó
bastante tiempo aceptar que esto no era ilusión de mi parte o una ilusión
diabólica. Lo que yo quería era que mi director espiritual encontrara una
prueba de que no era de Dios y de ese modo no dar ninguna atención a este
llamado. Pero aunque mucho lo esperaba, esta no fue la decisión que tomó mi
director. De acuerdo a su conocimiento y juicio de mi persona y de los mensajes,
sólo pudo concluir que de acuerdo a su habilidad de juzgarlos y en la medida en
que la Iglesia lo permite, los mensajes venían del Cielo. Esta decisión no la
tomó en un año o dos o tres, sino después de muchos años.
Lo que se
le dio a mi persona para transmitir a Su Excelencia Mons. Fellay no fue un
mensaje que uno quiera llevar. Muy frecuentemente el mensaje no es bien
recibido y el mensajero es quien recibe los golpes, el rechazo y el sufrimiento
que lo acompaña. En este caso el mensaje en particular no le sentaba bien ni a
Su Excelencia ni a Roma, porque el mensaje no coincidía con los planes trazados
por ambas partes en cuanto a hacer frente a la crisis en Roma o el proceso de
reconciliación establecido por Su Excelencia Mons. Fellay para la FSSPX; un
plan del cual yo no sabía nada en ese momento y no me enteraría de él en
particular hasta muchos años después.
Al
principio yo di solamente una respuesta poco entusiasta para hacer lo que
Nuestra Señora me pedía, pero el Cielo no permitiría que sólo diera un poco, era
evidente que se me pedía tomar la cruz y cargarla. Yo lo hice solamente después
de un incidente que sucedió y que hizo que yo actuara sin dudas o quejas. Este
incidente puede ser encontrado en los documentos que están al cuidado de Mons.
Williamson.
La
siguiente parte de la carta afirma: “Mons.
Williamson intenta mostrar, primero, que las iniciativas para las cruzadas
vinieron de la Virgen Santísima a través de esta mujer, y en segundo lugar, que
Mons. Fellay prefirió alterar el pedido del Cielo para sus fines personales”.
Mons.
Williamson no intenta mostrar nada de lo que implica la cita mencionada de la
carta, él solamente declara los hechos que ocurrieron: él no intenta mostrar
otra cosa que lo que sucedió. Lo que sucedió, sucedió, tales hechos no pueden
ser alterados no importa qué clase de reflexión pudieran darle. Si los hechos
tal como ocurrieron dan la impresión que Mons. Fellay buscaba alterar el pedido
del Cielo siguiendo su propio rumbo establecido, no es culpa del autor de los Comentarios
Eleison, es simplemente poner las cosas como sucedieron.
Pero debo
estar de acuerdo con la carta, de que las cruzadas lanzadas por S.E. Mons.
Fellay no vinieron de ninguna manera de la Santísima Virgen María, pues Mons.
Fellay nunca hizo lo que Ella pidió. La única cruzada que Ella dijo bendeciría a pesar del hecho que Mons. Fellay lanzó una
cruzada que no era lo que Ella pidió, fue la primera de fecha 16 de julio de
2006.
Que Ella
fuera a bendecir este esfuerzo me sorprendió incluso a mi porque no era lo que
Ella pidió, pero eso es lo que Ella dijo que haría.
La segunda
cruzada ciertamente tampoco vino de Nuestra Señora, pues Ella expresamente
advirtió que no quería que S.E. usara la cruzada del Rosario con el propósito
del levantamiento de las (falsas) excomuniones, a lo cual Ella siguió con una
advertencia de lo que pasaría si él lo hacía, una advertencia que varios años
después se realizó objetivamente.
La
siguiente parte de la carta afirma: “Mons.
Williamson apoya esta historia con cierto número de alegatos, el Cardenal […]
Hoyos nunca pidió a Mons. Fellay que viajara directamente a Roma desde Hawái
(ni de ningún otro lugar); el Cardenal nunca amenazó a Mons. Fellay, tampoco le
pidió que detuviera las cruzadas de Rosarios por la consagración de Rusia”;
Esta parte
es un juego de palabras. No de acuerdo a la revelación del Cielo, sino
simplemente de acuerdo a los sacerdotes que estuvieron discutiendo este asunto
en ese tiempo, se declaró que se le ordenó a Mons. Fellay por parte del Card.
Hoyos, supuestamente mientras él estaba en Hawái preparándose para dar el
sacramento de la Confirmación. Se dijo que él tuvo que aplazar o posiblemente
posponer la ceremonia, citando a los que habían programado este evento, diciendo
que él tuvo que regresar a casa pues había una emergencia pues su madre estaba
enferma. Cuando pregunté por qué o cómo Mons. Fellay diría esa mentira tan
obvia a la gente, se me dijo que él pudo haber usado una cierta “restricción
mental” porque de hecho su Madre la Santa Iglesia estaba enferma. Él
simplemente no dijo cuál madre.
Si Mons.
Fellay quiere refutar que el Card. Hoyos le ordenó volver a Roma, puede hacerlo
pues le conviene. Nosotros informamos de este evento tal como fue entendido
dentro de la FSSPX en el tiempo que sucedió. Si ahora dice que no sucedió
exactamente de esta manera, pues que lo haga.
Se le
ordenó regresar a Roma por el Cardenal Hoyos, quien le pidió que firmara los “5
misteriosos ultimátum” que en ese tiempo dejó a todos desconcertados.
Cito el
sermón dado por S.E. Mons. Fellay el 15 de agosto de 2008.
---Respecto
al ultimatum del Cardenal Castrillón Hoyos.
Aprovecharé la ocasión para darles algunas noticias acerca de lo que sucede en Roma actualmente respecto a la Fraternidad. ¿Ustedes escucharon probablemente que había un ultimátum? ¿Dónde estamos ahora? En primer lugar, este ultimátum es extraño, porque, por lo general cuando se toma este tipo de acción, hay un objeto. En nuestro caso, realmente nos preguntamos cuál era el punto. A principios del mes de junio, fui convocado por el Cardenal Castrillón Hoyos porque las últimas Cartas a los Amigos y Benefactores de la FSSPX revisaban la situación y claramente afirmaron que no estábamos listos para tomarnos el veneno del concilio. Esto no les gusto a las autoridades romanas. Lo que más les disgustó fue el hecho de que dijimos que no cambiaríamos; que resistiríamos, y que no tomaríamos el veneno. Como consecuencia, fui convocado a Roma y allí se me entregó una hoja mecanografiada. La junta tuvo lugar en las oficinas de la Comisión Ecclesia Dei –como nota marginal, fue la primera y única vez que fui a estas oficinas. En la habitación estaban presentes el Cardenal, el Vicepresidente de la Comisión, Mons. Perl, el secretario Mons. Marini y el secretario particular del Cardenal. Yo fui acompañado por el P. Nély.Se nos entregó una nota escrita, y el cardinal me pidió que la leyera en voz alta frente a todos. En esta carta, que sonaba realmente como un ultimátum, decía básicamente: “Hasta ahora, yo afirme que ustedes no eran cismáticos, pero en adelante no podré decir esto. Hoy, ustedes deben aceptar las claras condiciones que les vamos a imponer”. Luego de haber leído esto, le pregunté al cardenal cuáles eran las claras condiciones, pues no estaban escritas. El cardenal dijo que nada en absoluto. Entonces le pregunté de nuevo, diciendo ¿”Qué espera usted de mí?”; en ese momento, casi sin aliento, respondió: “Si en conciencia, usted piensa que debe decirle esto a los fieles, ¡hágalo! Pero debe respetar la persona del papa”. A esto repliqué que no tenía ningún problema con esto.Y así terminó la junta. ¿Cómo puedo afirmar que la razón para la reunión fue verdaderamente la última Carta a los Amigos y Benefactores? Porque le pregunté, pues él se estaba refiriendo a ella. Yo dije: “¿Puede usted decirme cuál es el problema con esta carta?” Él la leyó de nuevo frente a mí, y el único reproche que pudo sacar fue que yo escribí que los conventos y seminarios estaban vacíos. Me dijo “Esto no es verdad”. Este fue el único reproche.Entonces, ¿cuál es el punto del ultimátum? ¿Cuál es su objeto? Después de la junta, le dije al P. Nély que me sentía muy frustrado, pues fui testigo de un teatro. Montaron un espectáculo muy emotivo con el cardenal declarando: “¡Esto es el fin! ¡Llamo a una conferencia de prensa, me rindo”! ¿Pero qué estaban esperando ellos de mí?, no tengo la menor idea. Por eso, envié de nuevo al P. Nély al día siguiente para preguntar de nuevo: “¿Qué quiere?” Allí fue cuando lo tuvieron esperando media hora, tiempo suficiente para que ellos escribieron los famosos cinco puntos que fueron publicados en internet.-Fin de la cita.
El asunto era una carta que yo envié a Roma pidiendo
la bendición del Santo Padre para la Cruzada de Rosarios por la consagración de
Rusia. Mons. Fellay sabía de esta carta y su contenido antes de mandarla.
S.E. no quería arriesgarse lanzando tal cruzada en ese
tiempo pues temía que fuera tomada como un acto en contra de la voluntad del
Papa Benedicto y que podría causar furia en Roma y por consecuencia causar que
ellos, en su furia, cerraran las puertas a los planes que ya estaban
establecidos para la reconciliación.
La carta fue escrita por pedido de Nuestra Señora
con algunas palabras que venían directamente de Ella, y el resto dado en
esencia aunque sin haber sido directamente redactado por Ella, sino que fueron
escritas como yo lo entendí de Ella sobre lo que Ella quería que se abordara.
Esta carta al Santo Padre que también está en
posesión de Mons, Williamson no llegó a las manos del Santo Padre, sino al
escritorio del Cardenal Hoyos que no entendió la carta en lo absoluto.
Él entendió, -mal- que Mons. Fellay estaba detrás de
la carta y del posible lanzamiento de una cruzada por la consagración de Rusia.
Él comprendió -mal- que esta carta, con la noticia
de esta posible cruzada, era para intimidar al Santo Padre para levantar las
falsas excomuniones, usando a uno de los seguidores descerebrados de Mons.
Fellay para enviarla. El Card. Hoyos vio este posible lanzamiento de una cruzada para la consagración de Rusia
como un acto de arrogancia y un signo de que se iba en contra de la autoridad
de Roma respecto a que ésta declaró a Fátima archivo muerto, esto es, que ya no
tenía importancia.
Para el Cardenal, esto apestaba a un acto que
causaría humillación al Pontífice y lo vio como una amenaza en lugar de lo que
verdaderamente estaba diciendo, lo que por supuesto no fue lo que el Cardenal
creía.
Luego la carta afirma: “La supuesta carta del 26 de octubre no existe, etc. –para mencionar
solo los ejemplos más importantes”
Para esto no tengo respuesta pues ninguno de
nosotros sabe a qué se refiere aquí. No vemos ninguna carta de fecha 26 de
Octubre.
Esta parte sigue siendo un misterio –tal vez una
aclaración ayudaría. No recordamos nada respecto a una carta de fecha 26 de
Octubre. Lo único importante en esa fecha fue el lanzamiento de la segunda
cruzada para el levantamiento de las excomuniones. Asumo que el autor tal vez
está confundido o tal vez quiso decir otra cosa.
Luego la carta afirma: “Mons. Fellay ha sido informado de estas supuestas revelaciones
privadas y, después de analizar los hechos, la persona, y los mensajes,
concluyó que no había nada sobrenatural respecto a las supuestas visiones de
esta vidente”.
De nuevo, sea o no intencional, esta afirmación
puede dar la impresión de que los mensajes transmitidos a S.E. fueron de algún
modo distantes o ajenos a su persona; como si le hubieran llegado de segunda o
tercera mano posiblemente. Naturalmente que no dice esto, pero se puede dar
esta impresión.
En cualquier caso, esto no sucedió así.
S.E. fue informado en el transcurso del tiempo, por
mí, vía email, cartas, conversaciones telefónicas y reuniones en persona a
principios de enero de 2006, y comunicaciones que concluyeron muchos años
después.
En cierto momento planeamos una reunión para la cual
yo debía volar a Suiza para reunirme con S.E. Mons. Fellay.
Durante esta reunión, que duró algunas horas, S.E.
reveló que las conversaciones habían fracasado. Él estaba visiblemente
frustrado por esto. Luego me preguntó si Nuestra Señora me había dado algo
posterior para transmitírselo para que él pudiera cumplir con su objetivo. Mi
respuesta fue que por supuesto que no, Ella no lo hizo. Él aún no había hecho lo
que Ella le pidió desde el principio.
Luego le dije que Mons. Williamson me había estado
entrevistando, planteándome muchas preguntas y mostrando interés en este asunto
con Nuestra Señora. S.E. respondió favorablemente.
Yo le pregunté: “¿Usted cree en ellos en su corazón
y su alma?” Respondió: “Sí”.
Entonces le pregunté por qué hizo lo que hizo y no
hizo caso a la advertencia de Nuestra Señora de no lanzar una cruzada por el
levantamiento de las falsas excomuniones.
Él dijo: Fue una cuestión de justicia (con el puño
cerrado) y una mirada resuelta. Yo solo pude responder “Su voluntad no obra la
justicia de Dios”. (Por lo menos como yo comprendí lo que me fue mostrado).
Luego él me preguntó qué más podría hacer. En ese
punto me di cuenta que él no me estaba comprendiendo en lo absoluto, porque su
mirada fue nublada por su increíble voluntad de hacer que las cosas funcionaran
con Roma incluso si tenía que forzarlo y claramente pude ver que él quería
cumplir su objetivo de abrirse paso con Roma a cualquier precio. Él lo quería,
y eso era todo.
Yo respondí: “La única cosa que usted puede hacer en
este punto, es tal vez hacer reparación (por lo que ya había hecho que no era
conforme con la voluntad de Dios, como fue revelado).
A esto no respondió.
Luego la carta afirma: “Durante mucho tiempo esta mujer ha estado tratando de obtener el
crédito por iniciar las Cruzadas de Rosarios de la Fraternidad. En una cruzada
tras otra, esta misma vidente sigue volviendo”.
No estoy segura por qué Su Excelencia diría esto,
pues el único que podría tener cualquier crédito por iniciar las Cruzadas de
Rosarios de la Fraternidad sería S.E. Si él hubiera hecho lo que Nuestra Señora
pidió, se podría decir que él las originó con Nuestra Señora, pero no conmigo.
¿Qué crédito se le puede dar a cualquier persona que
simplemente cumple su deber?
Si yo hubiera buscado reconocimiento o deseara
“tener el crédito” ¿por qué nunca dije nada en privado o público desde el 2006
cuando S.E. lanzó la primera cruzada?
En 2006 Louis Toffarri quería escribir un artículo
en el Regina Coeli Report donde deseaba decir que la idea de la cruzada tuvo su
origen en mí. Menzingen se opuso fuertemente a esta idea, así como yo también.
De ninguna manera quería mi nombre involucrado públicamente en esta iniciativa.
Yo no tenía nada que ver, excepto transmitir lo que se me dio. No había ningún
crédito legítimo que darme porque la cruzada del rosario no me pertenecía de
ningún modo. Pertenecía a Nuestra Señora. Si algún crédito debería darse (en
cualquier punto), es a Ella a quien el crédito debe ir. No se le da crédito al
papel o la pluma que escribe un bello poema, por ejemplo, esto sería una
locura. Se le da crédito al autor que
escribe el poema, no el instrumento que él utiliza. De hecho, nadie en su sano
juicio pensaría que la pluma utilizada o el papel donde se escribió tuvieran
ninguna importancia. Otra vez, esto sería locura. Yo así pienso acerca de la
parte que tuve en todo esto.
Yo repetidamente volví con S.E. Monseñor Fellay a
instancias de Nuestra Señora que continuamente le pedía que hiciera lo que Ella
solicitó. Esa parte es correcta.
En 2012 me enteré que todo lo que yo luché tan duro
para mantener silencio respecto a mí y estos mensajes, había transcendido a
muchos fieles y otros en la FSSPX. No es posible imaginar el horror que sentí
al saberlo.
Cuando se hizo evidente que el barco de la FSSPX
estaba a punto de partirse en dos y dañarse para siempre; por pura
desesperación y carente de una dirección espiritual decente en ese tiempo,
acepté permitir a un hombre que yo no conocía personalmente de escribir un
artículo dando algunos de los detalles, con la esperanza de que la gente
entendería y quizá las cosas se aclararan, y tal vez sabiendo que esto ayudaría
a abatir el desastre de la caída de la FSSPX en ese tiempo.
Estaba muy equivocada. Porque estaba claro para mí,
asumí que sería claro para los otros y ellos rezarían una vez que vieran el
problema y tal vez esto ayudaría en la situación. Yo no deseaba decir nada
públicamente o permitir que nada fuera publicado, pero amaba a la Fraternidad
mucho y no la quería ver destrozada. Me arriesgué y permití que el artículo
fuera escrito. Pero se encontró con el rechazo, mentiras, calumnia cruel contra
mi persona y todas las formas de maldad. No ayudó de ninguna manera, sólo
sirvió para ocasionarme (más) sufrimiento, y el mensaje de Nuestra Señora
pareció perdido entre toda la maldad arrojada sobre este.
Me equivoque en permitir que un laico escribiera
cualquier cosa sobre esto, pero lo hice con la esperanza de ver a la
Fraternidad salvada de estas peligrosas circunstancias.
No quise mostrarme a mí misma, traté
desesperadamente de asegurarme que mi nombre no fuera involucrado en el
artículo. Desafortunadamente no me di cuenta de cuán cruel puede ser la gente y
no pasó mucho tiempo para que mi nombre fuera puesto, a pesar de lo duro que
traté que no lo fuera.
Yo no quise que ningún daño llegara a Mons.
Fellay ni a Mons. Williamson, pero eso fue lo que el curso de los
acontecimientos en la FSSPX en ese tiempo estaba haciendo.
De algún modo, en la ingenuidad de mi mente, pensé
que ayudaría porque yo entendí la advertencia de Nuestra Señora y asumí que
otros lo harían también. De nuevo me equivoqué.
Luego la carta afirma: En realidad, durante los años 2001-2006, varias personas le pidieron a
la Fraternidad que realizara una cruzada de rosarios. Por iniciativa de uno de
los miembros del Capítulo General de 2006, la idea fue ratificada por el
capítulo completo.
Estoy segura que esto es del todo cierto. Pero de
nuevo, yo no reclamaría ninguna de las cruzadas realizadas por la FSSPX porque
ninguna de ellas se hizo como lo pidió Nuestra Señora, incluso si Ella bendijo
la primera.
Con su pedido vinieron sus instrucciones y su
advertencia.
Ella fue muy clara, concisa y nunca cambió su
mensaje. Esencialmente era este:
Lanzar una cruzada de rosarios por la consagración
de Rusia
NO usar la cruzada del Rosario para pedir el retiro
de las (falsas) excomuniones.
Lo que sucedería a la Fraternidad si la cruzada del Rosario
FUERA usada para esta intención.
Y finalmente la orden o instrucción de no acercarse
más a Roma, más cerca de lo que Su Excelencia ya estaba.
Para concluir solo quisiera agregar que nunca he
tratado de ganar ni he ganado nada al tomar esta cruz que son los mensajes. La
dura realidad es que yo perdí todo lo que era querido para mí e incluso cosas
que yo nunca consideré. La pérdida más importante fue la negación de los
Sacramentos de Confesión, Misa, Comunión y visitas al Santísimo Sacramento por
parte de Su Excelencia por medio del P. Markus Heggenberger. Temporalmente
perdí mi casa, mi empleo, mis amigos católicos, la parroquia a la que
pertenecía. Y finalmente he tenido que soportar mucha humillación, la pérdida
de mi buen nombre debido a las mentiras y calumnias y la pérdida de mi buena
reputación por lo mismo.
Hago esta aclaración no como queja, sino simplemente
para mostrar que nunca gané nada de todo esto, sólo tuve pérdidas. Pero sin
embargo, yo continúo peleando por Nuestra Señora todos los días de todas las
formas que puedo.
Sra. Anderson
5 de septiembre de 2015
English
RESPONSE TO BISHOP FELLAY AND FATHERS CONCERNING THE LETTER DATED NOVEMBER 12 2014.
In response to the letter
sent out by Bp. Fellay to the priests of the SSPX dated November 12th
2014.
It was with sorrow that I
learned the contents of this letter, mostly because it reflected not the truth,
but a sad science of playing at words.
The letter begins with an
unsubstantiated accusation that I am a “self-styled
American visionary”.
The definition of
self-styled is self-styled----self-styled-using
a description or title that one has given oneself.
Such a description is anything but accurate. I do not give myself the title of an American
visionary. The Church has made no
decision on this matter; therefore one cannot by rights make any such claim.
The problem with this is, if one, in these times of mass
apostasy, both in the world and within the Church itself finds oneself in the
uncomfortable position of having to act upon that which seems to be coming from
Heaven one finds oneself in most difficult circumstances. The only option a person has is to find a
spiritual director who can look into the matter and decide whether or not such
a message is coming from Heaven, Hell or the person themselves, either by that
person being a liar or by being delusional.
Having no other recourse and being quite skeptical or
perhaps quite unwilling to think these messages were in fact coming from Our
Lady as one can be so easily deceived I did seek out a spiritual director who
remained so for the next 9 years of my life.
I did nothing and acted upon none of these messages without first
disclosing them to my spiritual director and then obtaining his permission and
guidance as to whether or not they should be acted upon at all.
It took a long time for me to accept that this was not some
delusion on my part or some diabolical vision.
What I wanted was for my director to find proof that it was not from God
so that I may be free to pay no heed to this call. But as much as this was what I hoped would
happen it is not the decision the director took. According to his knowledge and judgement both
of my person and the messages themselves he could only conclude that to his
ability to judge them insofar as the Church allows they were from Heaven. This was not a decision he made in a year or
two or three but after many years.
That which was given my person to relay to His Excellency
Bp. Fellay was not a message one wishes to carry. Too often the message is not well received
and the messenger takes the hits, the rejection and the suffering which
accompanies it. In this case the message
in particular would not sit well with either His Excellency or with Rome,
because the message did not coincide with the plans laid out by either party in
dealing with either the crisis in Rome or the reconciliation process laid out
by His Excellency Bp. Fellay for the Society of Saint Pius the X; a plan which
at that time I knew nothing of and would not learn of in particular until many
years later.
At first I gave only a half-hearted response in doing what
Our Lady was asking of me but Heaven would not permit that I give only some, it
was apparent that I was being asked to pick up the cross and carry it. I only did so only after an incident which
happened that caused me to act without hesitation or complaint. This incident can be found in the documents
which are in Bp. Williamson’s care.
The next part of the letter states “Bp. Williamson attempts to show, first, that the initiatives for the
crusades come from the Blessed Virgin through the agency of this woman, and
secondly, Bp. Fellay preferred to alter Heavens request for personal
ends".
Bp. Williamson does not attempt to show anything of what is
implied by the above mentioned quote from the letter, he simply states the
facts as they occurred; he does not attempt to show anything other than what
happened. What happened, happened, such
facts cannot be altered no matter what kind of reflection they may give. If the facts as they occurred give the impression
that Bp. Fellay was seeking to alter Heavens request by following his own
course which was laid out, it is not the fault of the author of the EC’s. that
is simply put-the way it unfolded.
I must concur with the letter that the crusades launched by
His Excellency Bp. Fellay in no way came from the Blessed Virgin Mary because
Bp. Fellay never did what she requested.
The only crusade which she said she would bless in spite of the fact that Bp. Fellay was launching a crusade which was
not what she asked for was the first one dated July 16th 2006.
That she was going to bless this effort surprised even me
because it was not what she requested, but that is what she said she would
do.
The second crusade was certainly
also not from Our Lady as she expressly warned that she did not wish His
Excellency to use the crusade of the rosary for the purpose of the lifting of
the (false) excommunications to which she followed with a warning as to what
would happen if he did; a warning which several years later has objectively
come to fruition.
The next part of the letter states “ Bp. Williamson supports his story with a certain number of
allegations, Cardinal […]Hoyos never asked Bp. Fellay to travel directly to
Rome from Hawaii (or from any other place); the Cardinal never threatened Bp.
Fellay, nor did he demand that he stop the rosary crusades for the consecration
of Russia;”
This part is a play at words. According to no heavenly revelation, but
simply according to the priests who were discussing this matter at the time, it
was stated that Bp. Fellay was ordered to Rome by Cardinal Hoyos supposedly
while he was in Hawaii preparing to give the Sacrament of Confirmations. It was said that he had to delay or possibly
postpone the ceremony citing to those who had scheduled this event that he had
to return home as it was an emergency because his mother was ill. When I questioned why or how Bp. Fellay could
give an obvious lie to the people I was told that he could use a certain
“mental reservation” because in fact his Mother-Holy Mother Church-was
ill. He simply didn’t say which mother.
If Bp. Fellay wishes to refute that Cardinal Hoyos ordered
him back to Rome he can as it suits him.
We relay this event as it was understood within the SSPX at the time it
happened. If now he says it did not
happen exactly in this manner, then he does.
He was ordered back to Rome by Cardinal Hoyos who demanded
that he sign the “mysterious 5 ultimatums” which at the time seemed to leave
everyone baffled.
I cite the sermon given by His Excellency Bp. Fellay August
15th 2008.
---Concerning the Ultimatum from Cardinal
Castrillon Hoyos
I would like to take advantage of the occasion to give you some news about what is going on presently in Rome with regard to the Society. You probably heard that there was a question of an ultimatum? Where do we stand now? First of all, this ultimatum is strange, because, usually when this type of action is taken, there is an object. In our case, we really wonder what the point was. At the beginning of the month of June, I was summoned by Cardinal Castrillon Hoyos because the latest Letters to Friends and Benefactors of the Society of Saint Pius X was reviewing the situation and clearly stated that we were not ready to swallow the poison found in the Council. The Roman authorities did not like this. What displeased them was the fact that we said that we would not change; that we would resist, and that we would not drink the poison. Consequently, I was summoned to Rome, and there, I was handed a typed sheet. The meeting took place in the offices of the Ecclesia Dei Commission — as a side note, it was the first and only time I went to these offices. So, in the room were present the Cardinal, the vice-president of the Commission, Bishop Perl, the secretary Msgr Marini, and the Cardinal’s private secretary. I was accompanied by Father Nély.
We were handed a written note, and the cardinal asked me to read it aloud in front of everybody. In this letter which really sounded like an ultimatum, it basically said: “Up to now, I stated that you were not schismatics, but henceforth I will no longer be able to say so. Today, you must accept the clear conditions which we are going to impose upon you.” After having read it, I asked the cardinal what were the clear conditions, since they were not written. The cardinal answered nothing at all. So I asked the question again, saying: “What do you expect of me?”; at that moment, almost under his breath, he answered: “If, in conscience, you think you must tell this to your faithful, do so! But you must respect the person of the pope.” To this I retorted that I had no problem with this. And the meeting ended upon this. How can I affirm that the reason for the meeting was truly the latest Letter to Friends and Benefactors? Because I asked him, since he was referring to it. I said: “Could you tell me what is wrong in this letter?” He read it over in front of me, and the only reproach he could come up with was the fact that I had written that convents and seminaries were empty. He told me: “This is not true.” That was the one and only reproach.
So, what is the point of the ultimatum? What is its object? After the meeting, I told Father Nély that I felt very much frustrated, because I had witnessed a stage rehearsal. They had put on a very emotional show with the cardinal declaring: “That is the end of it! I call a press conference. I give it all up!” As to what they were really expecting of me, I had not the faintest idea. Consequently, I sent Father Nély back the next day to ask the question once again: “What do you want?” That is when they had him wait for half an hour, enough time for them to write the famous five points which were broadcasted on the Internet. End of quote----
The fact of the matter
was a letter was sent by me to Rome seeking the blessing of the Holy Father
upon a Crusade of Rosaries for the consecration of Russia. Bp. Fellay was aware of this letter and its
contents before it had been sent.
His Excellency was
unwilling to risk launching such a crusade at that time because he feared it
would be taken as an act not in accordance with the will of Pope Benedict and
that it might cause anger with Rome and consequently cause them to, in their
anger, shut the door on the plans that had been already laid out for a
reconciliation.
The letter was written at
the request of Our Lady with some words coming directly from her and the rest
having been given in their essence without it being directly worded to me but
rather written as I understood her on what she wished to be addressed.
This letter to the Holy
Father which is also in Bp. Williamson’s possession landed not in the Holy
Father’s hands but rather on the desk of Cardinal Hoyos who misunderstood the
letter completely.
It was his understanding,
an incorrect understanding; that Bp. Fellay was behind the letter and the
possible launching of a crusade for the consecration of Russia.
His incorrect understanding that this letter
was sent with the news of this possible crusade was in order to strong arm the
Holy Father into lifting the false excommunications and using one of Bp.
Fellay’s mindless followers to send it.
Cardinal Hoyos saw this possible
launching of a crusade for the consecration of Russia as an act of arrogance
and as a sign of going against the authority of Rome on the matter who had
declared Fatima a dead issue. i.e. no
longer of significance. To the Cardinal
it reeked of an act which would have caused the Pontiff humiliation and looked
to him rather like a threat instead of what it was actually saying which was of
course in no way the way the Cardinal misunderstood it.
The letter then states “The supposed letter dated October 26th
does not exist etc. ---to mention only the most important examples”
To this I have no answer
because none of us know what is being referred to here. We see no citing of any letter dated October
26th.
This part remains a
mystery----perhaps a clarification would be helpful. We can think of nothing pertaining to a
letter of October 26th. The
only substance for that date was the launching of the second crusade for the
lifting of the excommunications. I
assume the author is maybe confused or meant to say something else?
The letter then states “Bp. Fellay has been informed of these so
called private revelations and, after analyzing the facts, the person, and the
messages he concluded that there was nothing supernatural about the supposed
visions of that seer”.
Once again, whether
intentional or otherwise this statement could give the impression that the
messages relayed to His Excellency were somehow distant or aloof from his
person; as if he had been given them second or third hand possibly. Naturally it does not say this but one can be
left with that impression.
In any event this is not
the case.
His Excellency had been
informed over the course of time, by me, via email, letters, phone
conversations and meetings in person beginning in January of 2006 and
communications not concluding until many years later.
At one point we had
planned a meeting in which I would fly to Switzerland in order to meet with his
Excellency Bp. Fellay.
During the course of this
meeting which lasted several hours His Excellency had disclosed that the talks
had failed. He was visibly frustrated by
this. He then asked me if Our Lady had
given me anything further to relay to him which he could do to accomplish his
goal. My response was of course no, she
had not. He had not as of yet even done
what she had asked from the beginning.
I then told him that Bp.
Williamson had been interviewing me, asking many questions and looking into the
matter with Our Lady. His Excellency
responded favorably.
I asked him “Do you, in
your heart and soul believe them?” He
answered, “Yes I do”.
I then asked him why he
did what he did in not heeding Our Lady’s warning to not launch a crusade for
the lifting of the false excommunications.
He said “It was a matter
of justice (with a clenched fist) and a determined look. I could only answer “ Your will does not work
the justice of God”. (at least as I understood what was shown to me).
He then asked me what
else he could do. At that point I
realized he was not comprehending me at all, because his sight had been clouded
over by his incredible will to make things work with Rome even if he had to
force it and clearly I could see he wanted to accomplish this goal of breaking
through with Rome at any cost. He wanted
in, and that was it.
I answered “The only
thing you can do at this point is to perhaps make reparation (for what he had
already done which was not in accordance with the will of God as it had been
revealed).
To this he gave no
answer.
The letter then states “For a long time now this woman has been
trying to take credit for initiating the Society’s Rosary Crusades. In one crusade after another, this same
visionary keeps coming back”.
I am not sure why His
Excellency would say this as the only one who can take any credit for
initiating the Society’s Rosary Crusades would be His Excellency. If he had done what Our Lady asked then one
could say they originated with Our Lady but not with me.
What credit can be given
to any individual who simply does what is their duty?
If I was seeking
recognition or wishing to “take credit” why then was nothing ever said by me
privately or publicly from 2006 when His Excellency launched the first crusade?
In 2006 Louis Toffarri
wanted to write an article in the Regina Coeli Report wishing to say that the
idea of the crusade had originated with me.
Menzingen strongly opposed this idea as did I. There was no way I wanted my name to be
involved publicly with this endeavor. I
had nothing in it except to relay what had been given me. There was no rightful credit to be given for
any of it to me because the crusade of the rosary did not belong to me in any
way whatsoever. It belonged to Our
Lady. If any credit should ever be given
(at any point) she is the one to whom all credit must go. One does not give credit to the paper or pen
which writes a beautiful poem, for example, that is tantamount to
insanity. One gives credit to the author
who writes the poem, not the instrument they use. In fact no one in their right
minds would even think twice of the pen that is used or the paper it is written
on as if it had any significance or importance at all. Again this would be insane. Likewise do I feel about my part in any of
this.
I repeatedly came back to
His Excellency Bishop Fellay at the behest of Our Lady continually asking him
to do what she asked. This part is
correct.
In 2012 I found out that
all that I had struggled so hard to keep silent concerning myself and these
messages had gotten out to many of the faithful and others in the SSPX. One cannot possibly imagine the horror I felt
at this news.
When it became clear that
the SSPX ship was about to split in two and be damaged forever in sheer
desperation and lacking any decent spiritual guidance at the time I agreed to
allow a gentlemen who I had not known personally to write an article giving
some of the details all in the hope that somehow people would understand and
maybe things would be clear and perhaps in knowing it might help abate the
disaster about to befall the SSPX at the time.
I was very wrong. Because it was all clear to me I wrongly
assumed it would be clear to others and they would somehow pray once seeing the
problem and perhaps this might help the situation. I had no desire to say anything publicly or
to allow anything to be said publicly but I loved the Society a great deal and
did not want to see her destroyed. I put
my neck on the line and did allow for the article to be written. But it was met with rejection lies cruelty
calumny against my person and every other manner of evil. In no way did it help, it only served to
cause me (more) suffering and Our Lady’s message seemed lost in all the
wickedness being thrown at it.
I was wrong to allow any
lay person to write anything in its regard, but I did so with hope of seeing
the Society saved from its perilous circumstance.
It was not meant for any
show of self as I tried desperately to be sure my name was not involved with
the article. Unfortunately I did not realize how cruel people could be and it
was not long before my name was attached to it, no matter how hard I tried that
it not be.
I didn’t want to see any
harm come to Bp. Fellay nor Bp. Williamson but that was what the course of
events unfolding in the SSPX at that time was doing.
Somehow in the naiveté of
my mind I thought it would help because I understood Our Lady’s warning, I just
assumed others would as well. Again I
was wrong.
The letter then states “In reality during the years 2002-2006,
several people had asked the Society to hold a rosary crusade. At the initiative of one of the members of
the General Chapter of 2006, this idea was finally ratified by the entire
chapter.
I’m sure this is all
true. But again I lay no claim to any of
the crusades that were done by the SSPX because none of them were done as was
requested by Our Lady even though she did bless the first one.
With her request came her
instruction and her warning.
She was clear, concise
and never changed her message. It
amounted essentially to this:
To launch a crusade of
rosaries for the consecration of Russia.
To NOT use the crusade of
the rosary for the lifting of the (false) excommunications.
What would happen to the
Society if the rosary crusade WAS used for this intention.
And lastly the order or
instruction to not move any closer to Rome then His Excellency already was.
To conclude I would only
like to add that I have never stood to gain nor have I ever gained anything in
taking up this cross which are these messages.
The hard reality is I have lost all that was dear to me and things which
I never even considered. The most
important loss was being denied the Sacraments of Confession, Holy Mass,
Communion and visits to the Blessed Sacrament by His Excellency at the hands of
Fr. Markus Heggenberger. Temporally I
lost my home, my job, my treasured Catholic friends, the parish I belonged
to. And lastly I have had to endure much
humiliation, the loss of my good name due to lies and calumnies and the loss of
my good reputation for the same.
I make this point not in
any measure of complaint but simply to show that I have never gained anything
from all of this, I have only lost. But
nevertheless I stay and fight for Our Lady every day and in every way that I
can.
Mrs. Anderson
September 5th,
2015