Jean Marie Guénois, de Le Figaro, el cual por cierto ha sido muy acertado en sus últimos artículos referentes a la Fraternidad, nos da más información sobre el ultimátum de Roma a Monseñor Fellay.
En su artículo, se resaltan cuatro puntos:
-Las
discusiones finales están en curso entre Roma y Ecône… Hasta el último momento
el Papa intenta encontrar un acuerdo.
-Roma le
propone, antes de que la renuncia de Benedicto XVI sea efectiva el 28 de
febrero, firmar un último acuerdo y convertirse en una prelatura que la daría
una dependencia de Roma pero una independencia respecto a los obispos.
-Otra increíble apertura contenida en la carta de Monseñor Di Noia, permite a los Lefebvristas continuar su exámen teológico-crítico del Concilio Vaticano II en el marco previsto por la Congregación para la Doctrina de la Fe, pero a condición de no exponerlo todas las mañanas en la plaza pública. Y además, la libertad de una prelatura para ejercitar este carisma particular del sacerdote, como dijo Monseñor Di Noia. Un estatus muy bien establecido canónicamente.
-Monseñor Fellay no esperaba la renuncia del Papa y pensó que tenía tiempo, pero ya no lo
hay. Ni siquiera para consultar el capítulo de su congregación cuando se había
prometido no entrar en un acuerdo con el Papa sin consultarle. Monseñor Fellay
sabe que la oportunidad es única.