Durante su vida, Mons. Lefebvre valientemente proclamó la apostasía de
Roma en todas partes. También declaró que no podía haber acuerdo con la iglesia
conciliar hasta que Roma se convirtiera a la verdadera fe.
Apenas un mes en el 2017 y los católicos tradicionalistas están siendo
inundados con todavía más rumores de un acuerdo (un acuerdo con el diablo sin
duda) entre la FSSPX y la Roma modernista.
Antes de que alguien pueda hacer un
acuerdo con el diablo, esa persona primero debe negar a Nuestro Señor.
Primera negación de Nuestro Señor –
Silencio
El pontificado de Francisco ha sido
el más destructivo de todos los papas desde el Vaticano II, y muy posiblemente
el más destructivo en la historia de la Iglesia. ¿Donde está Mons. Fellay en
medio de todo esto? En silencio. No hay declaraciones valientes. No se
confronta a Francisco. No hay reproches a Francisco. No hay condenaciones.
Aunque los artículos que de algún
modo critican las cosas que el papa Francisco ha hecho aparecen de vez en
cuando en el sitio web de la Fraternidad, ellos citan a Cardenales y Obispos
que están “en el interior” de la iglesia conciliar. En esencia, la Fraternidad
expresa su crítica por medio de otros. Mons. Fellay jamás es citado
directamente. Mientras que Cristo gritaba “sepulcros blanqueados” a los
enemigos de Dios, Mons. Fellay nerviosamente pregunta: “Hey chicos, ¿les
importa si uno de mis asistentes cita el desacuerdo de tal o cual cardenal con
ustedes?”
Cuando se le pregunta “¿acaso sois
uno de Sus discípulos? El silencio de Mons. Fellay dice “no lo soy”.
Segunda negación de Nuestro Señor –
Politiquería
“Pero ahora vosotros queréis matarme,
a quien les ha dicho la verdad... Vos tenéis por padre al diablo... Él fue
homicida desde el principio, y no permaneció en la verdad; porque la verdad no
está en él”.
Estas son las palabras de Nuestro Señor. ¿Trató El de ganar favores de los
Fariseos? ¿Se atemorizó o trató de lograr un acuerdo mientras ellos
procuraban matarlo? No. Nuestro Señor hablaba con la verdad. De manera clara y
sencilla. Condenó el respeto humano, lo primero era agradar a Dios. No puede
decirse lo mismo de Mons. Fellay.
Si el mejor y más noble destino
que un hombre puede tener es seguir los pasos de Cristo hacia el martirio, ¿por
qué entonces Mons. Fellay no habla la verdad y defiende a Nuestro Señor y a su
Iglesia? Lo hizo en cierto tiempo, pero ya no más. Por otra parte, ¿por qué
vemos a Mons. Fellay politiqueando, constantemente, una y otra vez durante los
pasados años? Apretón de manos con Benedicto. Sonrisas con Francisco.
Encuentros con Ecclesia Dei. La politización inteligente y las sutiles
maniobras se oponen radicalmente a la manera en que Nuestro Señor llevó a cabo
su misión divina.
El mundo pregunta de nuevo a Mons.
Fellay, “¿Acaso no sois uno de Sus discípulos?” A lo que responde por segunda
vez: “No lo soy”.
Tercera negación de Nuestro Señor
–Supervivencia
La Escritura nos dice que “quien desea salvar su vida la perderá, quien
pierde su vida por Cristo la encontrará”. Esto llevó a los discípulos a dar sus
vidas de la misma manera que Nuestro Señor. Hoy, viviendo en una especie de
persecución de Diocleciano espiritual, escuchamos de la boca de Mons. Fellay:
"Un cierto número de condiciones son necesarias para llegar a un
acuerdo... y para nosotros la condición esencial es nuestra
supervivencia".
Este es el clavo en el ataúd de la
FSSPX. Con esta declaración simplemente "para sobrevivir",
Mons. Fellay y la Fraternidad seguramente perecerán. Jesús nos
advirtió en el Evangelio de Mateo de "perseverar hasta el fin". Él no
dijo nada acerca de tratar de sobrevivir para salvar la propia vida.
Una tercera vez se le pregunta a
Mons. Fellay: “¿No sois uno de Sus discípulos? A lo que responde: “No lo soy”.
Muerte cierta
Cristo dijo a sus discípulos que
serían entregados y condenados a muerte. También dijo que serían “odiados por
todas las naciones por mi nombre”.
¿Y cómo describe el Papa Francisco a
Mons. Fellay? Como a un amigo cercano:
“Mons. Fellay es un hombre con el
que se puede dialogar. Este no es el caso para otros elementos que son un poco
extraños, como Mons. Williamson u otros que se han radicalizado”.
Judas dialogó con los Fariseos y
permaneció en silencio mientras ellos juzgaban a Nuestro Señor. Hizo política.
Hizo un acuerdo a cambio de la Verdad. Y de hecho perdió su vida. Estas
acciones de su traición a Nuestro Señor contenían también una negación
implícita de Nuestro Señor, una negación de Su Reinado y Sus derechos divinos.
Mientras que la triple negación de
San Pedro fue más explícita, la pregunta permanece: ¿Tomará Mons. Fellay el
camino de San Pedro, el del arrepentimiento y vida, o el de Judas, de
impenitencia y muerte cierta?
El gallo canta...