MONS. RIFÁN: "la causa principal que nos empujó a arreglar
nuestra situación: el problema de conciencia ante la irregularidad de nuestra
situación y el peligro de cisma en el que nos encontrábamos."
MONS. FELLAY: ..."hay un riesgo de cisma, de
establecimiento de una Iglesia paralela. Yo he evocado este problema con el
mismo papa, el papa Francisco, y los dos estamos de acuerdo... He aquí entonces
actos planteados, actos jurídicos que son canónicos y que ya están en su sitio
y que en mi opinión suprimen la posibilidad de cisma." Fuente
EN
SÍNTESIS, PARA MONS. RIFÁN Y MONS. FELLAY, LOS QUE SE OPONEN A ROMA MODERNISTA
CORREN EL PELIGRO SE HACERSE CISMÁTICOS, Y POR ESO DEBEN ACEPTAR SER
REGULARIZADOS POR ROMA.
MONS. LEFEBVRE: En la medida en que el papa se aleje de
esta tradición, se harácismático, el rompería con la Iglesia... Nosotros
creemos poder afirmar, ateniéndonos a la crítica externa e interna del Vaticano
II, es decir, analizando... este Concilio, que éste, dando la espalda a la
Tradición y rompiendo con la Iglesia del pasado, es un concilio cismático...
¿Cómo podríamos nosotros, por una obediencia servil y ciega, seguir el juego de
estos cismáticos que nos piden colaborar a su empresa de
destrucción de la Iglesia? Fuente
"Evidentemente, es más normal y agradable estar en armonía con las autoridades que estar en conflicto con ellas, sobre todo cuando estas dificultades pueden terminar en sanciones. La Fraternidad será entonces acusada de exagerar los errores del Concilio Vaticano II, de criticar de forma abusiva los escritos y los actos del papa y de los obispos, de apegarse con una rigidez excesiva a los ritos tradicionales y, en definitiva, de presentar una tendencia al sectarismo que la conducirá un día al cisma. Fuente
EN SÍNTESIS, PARA MONS. LEFEBVRE ES ROMA MODERNISTA LA QUE SE HA HECHO CISMÁTICA, NO LOS QUE LA COMBATEN.
"Evidentemente, es más normal y agradable estar en armonía con las autoridades que estar en conflicto con ellas, sobre todo cuando estas dificultades pueden terminar en sanciones. La Fraternidad será entonces acusada de exagerar los errores del Concilio Vaticano II, de criticar de forma abusiva los escritos y los actos del papa y de los obispos, de apegarse con una rigidez excesiva a los ritos tradicionales y, en definitiva, de presentar una tendencia al sectarismo que la conducirá un día al cisma. Fuente
EN SÍNTESIS, PARA MONS. LEFEBVRE ES ROMA MODERNISTA LA QUE SE HA HECHO CISMÁTICA, NO LOS QUE LA COMBATEN.
MÁS CITAS DE MONS.
RIFÁN:
Pregunta - Hace ahora más de un año
que su administración fue erigida por Roma: ¿cuál es el primer balance que saca
usted?
MONS. RIFÁN: La crisis en la
Iglesia continúa y, en este contexto donde todas las experiencias son
intentadas, Mons. Lefebvre pidió al papa poder hacer “la experiencia de
la tradición”: eso es lo que hacemos con la Administración Apostólica, en
plena comunión con Roma, y mucho más que eso. Por lo tanto el balance es muy
positivo.
__________________________________
Pregunta - Mons. Rifán, después de casi dos años de experiencia, el instrumento jurídico que ustedes adoptaron y que podríamos calificar de “diócesis San Pio V”, ¿ha permitido un desarrollo de su acción al servicio de la liturgia y la catequesis tradicionales? En concreto, ¿llegan ustedes hoy a los fieles que no frecuentaban ayer sus parroquias cuando éstas eran consideradas como “salvajes”?
MONS. RIFÁN: (..) En el
contexto de la crisis actual, Mons. Lefebvre pidió al papa poder hacer “entre
todas las experiencias que se hacen en la Iglesia, la experiencia de la
Tradición”. Lo que nosotros hemos ganado con la creación de esta
Administración Apostólica es mucho más que eso. Ganamos una circunscripción
eclesiástica oficial, normal, independiente, con su obispo, su propia curia, su
propio seminario, sus propias congregaciones religiosas, sus parroquias
personales, sus iglesias propias, su propia catedral, y todo teniendo como rito
propio la liturgia y disciplina romana tradicional. Y nos esforzamos por
mantener la fe y la vida de la gracia entre nuestros fieles, lo que es ya una
gran cosa. En una de nuestras parroquias, por ejemplo, hemos escuchado casi 900
confesiones cada primer viernes del mes y, durante la misa de medianoche en
Navidad, hubo 1000 comuniones en esta misma iglesia parroquial. Es necesario
antes que todo mantener la vida espiritual y sacramental de los 30,000 fieles
de nuestras parroquias, en nuestras 150 iglesias. Y así, poco a poco, ellos se
propagan porque muchos fieles que antes no venían, ahora, desde nuestro
reconocimiento canónico, vienen sin temor y nos piden socorro. Lo que
nos importa, es la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas.
Pregunta - ¿Por qué razones aceptaron
ustedes la proposición del cardenal Hoyos?
MONS. RIFÁN: Todos estos
beneficios de nuestro reconocimiento canónico, es decir, la Administración
Apostólica, nuestra expansión, la facilidad del apostolado, etc. son
secundarias y solamente consecuencias, respecto a la causa principal
que nos empujó a arreglar nuestra situación: el problema de conciencia ante la
irregularidad de nuestra situación y el peligro de cisma en el que nos
encontrábamos. Ese era el quid de la cuestión. Me explico. La
irregularidad de nuestra situación no residía en nuestra resistencia al
modernismo en la Iglesia, ni en la conservación de la misa tradicional, ni
tampoco el hecho de procurar asistencia espiritual a los fieles; sino que
podían decirnos que la irregularidad estaba en tener un obispo consagrado
contra la voluntad expresa del Papa. Nosotros estimamos que estábamos en un
estado de necesidad que justificaba esta actitud, pero, incluso así era una
situación anormal que no podía durar siempre. No podía continuar después de la
oferta de la Santa Sede de una regularización. Mons. Rangel declaró, cuando
recibió el episcopado, que esperaba que las circunstancias cambiaran y entonces
él restituiría al Papa su episcopado para que dispusiera de él como quisiera. Y las
circunstancias han cambiado, pues la Santa Sede nos ha ofrecido una
regularización en una Administración apostólica que, en conciencia, no podíamos
rechazar. Si miramos a la Iglesia como una simple sociedad humana, podríamos
decir que, estratégicamente hablando, nuestro acercamiento era una locura. Pero
si la miramos con los ojos de la fe, la divinidad de la Iglesia, muy por encima
de los juegos humanos, las consideraciones cambian. No es por comodidad o
porque estábamos cansados del combate o por una cuestión solamente práctica que
hemos aceptado esta regularización canónica. Es un verdadero sensus de
la Iglesia y nuestra consciencia que exigieron que tomáramos esta
posición.
Fuente
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