"Es necesario que esto sea evidente para nosotros: un acuerdo puramente práctico es imposible.
Para tener un punto de partida, para entendernos es necesario un fundamento esencial. Y además ¿cómo podríamos nosotros ponernos bajo la autoridad de aquellos que demuelen la Iglesia y que no quieren cambiar?
¡Es la cuadratura del círculo! ¡Querer conservar la Tradición y obedecer a aquellos que no quieren cambiar de dirección, que están en el sentido de ruptura con la Tradición, la demolición de todo!
Esto es una utopía, una quimera, es tomar los deseos por la realidad. Mientras que no haya un retorno de la más alta autoridad de la Iglesia, no podemos hacer un acuerdo puramente práctico. Esto no es posible en este momento. Y en su momento, este acuerdo no será puramente práctico.
Eso sería duplicidad. Hay todavía un aspecto muy importante, y es que todo acuerdo puramente práctico supondría una contradicción de nuestra parte, una disociación de la fe que tenemos en el corazón y la fe que tenemos en los labios. Dicho de otro modo, entre la fe católica y la confesión de la fe católica. Eso nos pondría en una duplicidad, eso es astucia y no prudencia. Porque habría que -al menos públicamente- hacer creer que nosotros admitimos lo que pasa actualmente en la Iglesia, en Roma.
Aquí, yo digo que no podemos cooperar con aquellos que van contra la fe católica, es lo que dice el apóstol San Pablo: ¿Qué acuerdo puede haber entre la luz y las tinieblas, entre la justicia y la injusticia?. No portéis el mismo yugo con los infieles. Yo creo que podemos aplicar esto muy bien aquí. Pues no se trata solamente de rehusar una confusión desde el punto de vista doctrinal, desde el punto de vista teológico de la fe, desde el punto de vista del culto, sino incluso desde el punto de vista práctico de la acción, nosotros no podemos trabajar juntos porque nosotros vamos en sentido contrario, absolutamente contrario y se trata de la fe. Porque la condición implícita de un acuerdo con nosotros -e incluso a veces condición explícita, pero como lo que se escribe en pequeños caracteres en un contrato- es que nosotros reconozcamos el pluralismo, que reconozcamos el ecumenismo. Esto equivaldría a decir: la Tradición se admite como un carisma particular. Pero si nosotros admitimos eso, nosotros ponemos la verdad católica al nivel de las opiniones, y estamos en pleno pluralismo, ecumenismo, relativismo, indiferentismo.
Hay un problema esencial. Es evidente que cada vez se nos propone lo que podríamos llamar: la Tradición libre en la iglesia conciliar libre. (...) Nuestra posición atañería a la libertad de conciencia, y podríamos muy bien llevarla a “la unidad en la diversidad”.
El cardenal (Castrillón) dijo que no hay ningún problema a que haya contrarios con tal que se haga referencia a esta nueva unidad que está fundada exclusivamente sobre el papa. Por supuesto, porque se trata de un papa modernista. Su enfoque es claro, lo que nos proponen: les reconocemos una particularidad, pero ustedes reconocen todo lo demás. Ustedes reconocen el principio que demuele la fe, que está demoliendo la fe y también al mundo. Asistimos verdaderamente al establecimiento de otra fe, de otra religión por lo que debemos ser muy prudentes.
Quizá ustedes dirán: este panorama es muy triste, es desolador. Yo creo que nuestra consolación no puede venir de la situación que vivimos. No debemos buscar la consolación donde ella no está. Lo que nos consuela, no es verdaderamente la situación que vamos a vivir, ella viene de arriba, viene primeramente de Dios, de la Providencia. San Pablo nos recuerda que todas las cosas cooperan al bien de aquellos que aman a Dios. Es una frase de un alcance enorme. Todo coopera al bien de los que aman a Dios, no solamente los bienes sino que también los males, las adversidades, los sufrimientos, las tribulaciones. Esto quiere decir que todo está ordenado para el bien de la parte más noble del universo que es el Cuerpo Místico de Nuestro Señor Jesucristo, la Iglesia. Todo lo que nos sucede está ordenado para nuestro bien siempre y cuando permanezcamos en el amor de Dios, porque todo coopera al bien de los que aman a Dios. Y san Agustín tiene una bella frase, dice: La tribulación será lo que tú quieras que sea, o bien una prueba o bien una condenación. Si te encuentra como el oro, te purifica, te quita las escorias; si te encuentra como la paja, te consume. Es por eso que el Apóstol agrega: Si Dios está a nuestro favor, ¿quién está contra nosotros? Si Dios está con nosotros, si estamos con Dios, ¿quién está contra nosotros. Y esto debe darnos una tranquilidad profunda, una esperanza sobrenatural, que vale mucho más que cualquier esperanza terrestre".
(Extractos tomados de Le Sel de la Terre n° 50. Otoño de 2004, páginas 223, 224, 225).
(Extractos tomados de Le Sel de la Terre n° 50. Otoño de 2004, páginas 223, 224, 225).
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Pregunta obvia pero sin respuesta: ¿qué hizo a Mons. de Galarreta dar un giro en 180°?
Relacionado: "La trampa consistía y sigue consistiendo en el hecho de que unirse a los conciliares en la práctica, se terminará necesariamente por aceptar en los principios, los errores del Concilio. Así no se podrá seguir llevando el combate de la Fe... No hay que dejarse engañar. Si Roma no pide aparentemente nada, es porque sabe que la inercia del Concilio hace lo demás". (P. Jesús Mestre FSSPX. Ver acá).