« No es bueno, no es moral, no es legal que tal
hombre permanezca mucho tiempo a la cabeza de la Tradición”.
LA SAPINIÈRE
CONFERENCIA DEL PADRE OLIVIER RIOULT –MAYO DE 2013
El Padre Jean Michel Faure, uno de los capitulantes del Capítulo del 2012, no pudiendo venir a mi conferencia, me hizo llegar unas palabras diciendo:“Transmítanle mis felicitaciones y mi apoyo. Yo entré a Ecône en 1972 y conocí muy bien a Monseñor Lefebvre. No dudo que él aprobaría la decisión del padre Rioult que también es la mía. En unión de oraciones. Padre Jean Michel Faure”.
Estimados amigos:
Quisiera explicarles hoy el sufrimiento de los sacerdotes de la Fraternidad. Les expondré hechos penosos, no se me acuse de ser violento, son las cosas que les voy a describir las que lo son. Es la situación que nosotros vivimos en la Fraternidad que es violenta; yo no tengo nada que ver, pero la veo, la denuncio, la rechazo y la sufro.
¿Por qué regresar a estos eventos penosos que sucedieron y no dejar que la herida se cierre ya que Monseñor Fellay no firmó nada? Porque estos acontecimientos que sucedieron son gravísimos y sobre todo porque todavía perduran. Pero antes de abordar el tema les ofrezco dos preciosos comentarios sobre la caridad de la verdad de Don Félix Sardá y Salvany de su libro El liberalismo es un pecado (¡Hay que leerlo!!! Si debemos retener algo de esta conferencia es esta: leer este libro)
1) « No hay, pues, falta de caridad en llamar a lo malo, malo; a los autores, fautores y seguidores de lo malo, malvados; y al conjunto de todos sus actos, palabras y escritos, iniquidad, maldad, perversidad. El lobo fue llamado siempre lobo a secas, y nunca se creyó hacer mala obra al rebaño ni a su dueño con llamarle y apostrofarle así”.
2) « Las ideas no se sostienen por sí propias en el aire, ni por sí propias se difunden y propagan (…) Los autores y los propagadores de doctrinas heréticas son soldados. Sus armas son el libro, el periódico, el discurso público, la influencia personal. (…) lo primero y más eficaz es desarmar al tirador. Así, conviene desautorizar y desacreditar su libro, periódico o discurso; y no sólo esto, sino desautorizar y desacreditar en algunos casos su persona. Sí, su persona, que este es el elemento principal del combate. Se le pueden, pues, en ciertos casos sacar en público sus infamias, ridiculizar sus costumbres, cubrir de ignominia su nombre y apellido. Sí, señor; y se puede hacer en prosa, en verso, en serio y en broma, en grabado y por todas las artes y por todos los procedimientos que en adelante se puedan inventar. Sólo debe tenerse en cuenta que no se ponga la mentira al servicio de la justicia”.
« Pero Monseñor Fellay y vuestros cofrades acuerdistas no son heréticos!” No, por supuesto, pero escuchad estas reflexiones del papa Pio IX:
« En estos tiempos de confusión y de desorden, no es raro ver a cristianos, católicos, hasta hay en el clero secular, hay en los monasterios, que tienen siempre sobre los labios las palabras de medios-términos, de conciliación, de transacción. ¡Pues bien! No vacilo en declararlo: estos hombres están equivocados, y no los veo como los enemigos menos peligrosos de la Iglesia. Vivimos en una atmósfera corrompida y pestífera; sepamos preservarnos de eso; no nos dejemos envenenar por doctrinas falsas que pierden todo, so pretexto de salvar todo”. Pio IX
Los liberales, gente de conciliación, son enemigos de la Iglesia que pierden todo, bajo pretexto de salvar todo. ¡Retengámoslo!!!
Para poner en evidencia la violencia que reina actualmente en la Fraternidad, será necesario hacer análisis de texto y un poco de material es indispensable: dos ojos para leer, oídos para escuchar, una inteligencia para comprender el sentido de las palabras y sobre todo un par de anteojos rosas un par de anteojos negros y un par de anteojos normales…
Comencemos:
“Respecto a la respuesta que envié el 17 de abril a Roma… lo que deduzco de fuentes privadas, tengo la impresión de que es conveniente. Entre nosotros, pienso que será necesario explicar adecuadamente porque hay (en este documento) expresiones o declaraciones que están en la cuerda floja, que si no se tiene una mente positiva o según si se pone anteojos negros o rosados, las verá en un sentido o en el otro. Entonces, será necesario que se les explique bien que esa carta no cambia absolutamente en nada nuestra posición (ustedes fieles y profesoras dominicas que no saben leer lo que ustedes leen, no quiere decir lo que ustedes leen sino lo que quiero que ustedes piensen). Pero que, si se quiere leer de manera torcida, se comprenderá en el sentido equivocado” (¡es la confesión de haber hecho un documento ambiguo!!!???). (Monseñor Fellay, Brignoles, Nouvelles de Chretiente 4 de Mayo del 2012 nº135).
Es triste decirlo, pero este extracto del discurso de Monseñor Fellay en Brignoles el 4 de mayo de 2012, ilustra muy bien el drama que vivimos: ¡Monseñor Fellay tiene dos discursos! Y si lo retomamos, él se escandaliza y nos acusa de portar anteojos negros mientras que son los rosas los que se deben utilizar.
¡Monseñor Fellay tiene dos discursos!
Para separar lo verdadero de lo falso: vayamos al texto y demos ejemplos.
Más recientemente, en la “Carta a los amigos y benefactores n°80 de marzo de 2013”:
Monseñor Fellay escribe: “En el plano doctrinal seguimos estando en el punto de partida, tal como estaba en los años 70’. Lamentablemente no podemos hacer más que reconocer la actualidad del análisis de Mons. Lefebvre, fundador de nuestra Fraternidad, que no ha variado en las décadas que siguieron al Concilio hasta su muerte. (…) reconociendo que la crisis que sacude la Iglesia también tiene causas exteriores, el Concilio mismo es el agente principal de su autodestrucción. (…) Estamos, pues, en Pascua de 2013 y la situación de la Iglesia está prácticamente sin cambios.”
Está claro ¿no? Ya no hay más inquietud: ¡Monseñor Fellay piensa rectamente! ¡No! Esta bella proclamación llega tarde y no vale nada porque:
En junio de 2012 : DICI-Lorans le da la palabra a “Monseñor Bernard Fellay para saber del mismo Superior general cómo juzga él una solución canónica que ocurriría antes (no sin) una solución doctrinal… Sus respuestas, inspiradas por la prudencia sobrenatural, nos dan un análisis de la situación arraigado en la realidad”. (El Padre Alain Lorans: campeón de la manipulación mediática con estilo periodístico de la peor especie, cuanto más grande, pasa mejor).
Monseñor Fellay: « Lo que ha cambiado es que Roma ya no hace de una plena aceptación del Concilio Vaticano II una condición para la solución canónica. Hoy en día, en Roma, algunos consideran que la Iglesia no es solo el Concilio. Esta toma de conciencia puede ayudarnos a entender lo que realmente está sucediendo: estamos llamados a ayudar a llevar a los demás el tesoro de la Tradición. Así pues, es la actitud de la Iglesia oficial la que ha cambiado, nosotros no. Podemos pues preguntarnos el porqué de este cambio. ¡Todavía no estamos de acuerdo doctrinalmente, y sin embargo el Papa quiere reconocernos! ¿Por qué?(Porque Monseñor Fellay firmó una declaración inaceptable donde se acepta no solamente el Concilio a la luz de la Tradición, sino también la Tradición a la luz del Concilio) Debemos dejar de lado los problemas secundarios y hacer frente a problemas mayores. Hay que leer entre líneas para entender (esto se hace complicado: rosa, negro, entre líneas) Las autoridades oficiales no quieren reconocer los errores del Concilio. Ellas no lo dirán nunca de manera explícita. Sin embargo, si leemos entre líneas, se puede ver que quieren remediar a algunos de estos errores”.
En 2011 respecto a la beatificación de Juan Pablo II, Monseñor Fellay declaró que esta planteaba “un problema grave”. “El de un pontificado que avanzó a grandes pasos en el sentido errado, en la dirección del progresismo y de todo aquello que se llama “el espíritu del Vaticano II”. Por eso, no es sólo una consagración de la persona de Juan Pablo II sino también del Concilio y de todo el espíritu que lo acompañó.”
Está claro ¿no? No más inquietud: ¡Monseñor Fellay piensa rectamente! No. Él se contradice porque escribió que Benedicto XVI, quien va a beatificar a JP II es un papa que “¡regresa a las ideas tradicionales!!!” Esto fue en una entrevista con Les Nouvelles caléedoniennes donde Monseñor Fellay dijo:
« Y el balance (del Vaticano II) es devastador. (…Pero) el Papa vuelve a las ideas tradicionales. Él ve muy bien que hay una desviación que se debe corregir. Tal vez estamos mucho más cerca del Papa de lo que parece. (…) Además (…) Basta un acto de Roma para decir que ha terminado y que nosotros reingresamos en la Iglesia. Esto llegará. Soy muy optimista” (27 de diciembre 2010).
Todavía en el 2012, en la “Carta a los Amigos y Benefactores n° 76”, pensaba que:
« Desde el ascenso al pontificado del Papa Benedicto XVI, ha aparecido una nueva ola. “Que contra todo pronóstico aparenta ir en sentido opuesto a la primera. Los indicios son suficientemente variados y numerosos como para poder afirmar, que este nuevo movimiento de reforma o de restauración es efectivamente real.” (Carta a los Amigos y Benefactores n°76, 7 de mayo de 2010).
Aquí está el retrato de Benedicto XVI que Monseñor Fellay erigió en el 2010 en Brasil:
« Benedicto XVI es una mezcla de bueno y de malo. Lo que es malo, es lacabeza que es modernista. Por ejemplo, el ecumenismo, las relaciones con los judíos. Ha dicho cosas increíbles, por ejemplo, sobre el infierno. Este lado de Benedicto XVI es muy moderno (no católico, herético: la palabra no la dijo, la verdad está disminuida). Pero también hay otro lado, que es conservador: su cabeza es moderna, su corazón es conservador pero ignoro como una y otra van juntas”.
Para darnos cuenta de lo ridículo de esta declaración, hay que dejar el discurso por los hechos. Estos son los principales actos de este corazón conservador entre 2007 (fecha del Motu proprio sobre la misa) y 2011:
Reunión interreligiosa en Nápoles, visita a la sinagoga de New York, JM de Sídney con su liturgia de inculturación de rituales paganos, visita a la mezquita del Domo de Jerusalén, Ritual judío en el Muro de las lamentaciones, visita a la sinagoga de Roma, participación activa en un culto luterano en Roma, beatificación de Juan Pablo II, reiteración del escándalo de Asís.
El pensamiento es confuso, el lenguaje es doble, oportunista e incluso manipulador.
El redactor en jefe del blog Osservatore Vaticano, Vini Ganimara, publicó un artículo titulado “Fuerzas y debilidades de la diplomacia de Monseñor Fellay”. Leemos allí:
“Monseñor Fellay ha sabido adoptar progresivamente un lenguaje mesurado, que hace olvidar sus declaraciones en todo sentido del pasado, así como también los discursos agresivos de los otros obispos de la FSSPX (…) no hay negociación sin dame y te doy- (Monseñor Fellay) muestra sus capacidades diplomáticas al mismo tiempo que la debilidad de su margen de maniobra. Pongo un ejemplo: después del levantamiento de las excomuniones, envió por fax a todos los prioratos del mundo una “Carta a los fieles” (24 de enero 2009), conteniendo la cita de su propia carta al cardenal Castrillón (de 15 de diciembre de 2008) que permitió el levantamiento de las censuras:
(Nosotros estamos listos a escribir con nuestra sangre el Credo, a firmar el juramento anti-modernista, la profesión de fe de Pio IV; nosotros aceptamos y hacemos nuestros todos los concilios hasta el Vaticano II, respecto al cual emitimos reservas” (…) Esta formulación provocó tal oposición, que unos días más tarde, una nueva versión de esta carta del 24 de enero citó así la carta al cardenal “Aceptamos y hacemos nuestros todos los concilios hasta Vaticano I. Pero no podemos sino emitir reservas respecto al Concilio Vaticano II que quiso ser un concilio diferente de los otros” (…) Queda claro que fue la primera versión la que recibió el Cardenal Castrillón. La segunda versión no es propiamente una falsificación: es una traducción para servir a la opinión pública de la FSSPX” (jueves 29 de octubre de 2009).
En esa época, Monseñor Fellay dijo a los priores que se trataba de un error por parte del Secretario General, el cual había trabajado toda la noche y cometió un error. Se trafica con los textos, se adaptan al público: a veces a la derecha, a veces a la izquierda, a veces “sí”, a veces “no”. Un golpe “rosa”, otro “negro”. Esta confusión es insoportable e inaceptable por parte de un jefe. Este mismo esquema se reproduce desde hace varios años y continúa:
-Las cosas han cambiado en Roma, PERO la situación de la Iglesia está prácticamente sin cambios.
-Nosotros no hemos buscado un acuerdo práctico, PERO no hemos rechazado a priori el considerar la oferta del papa.
-Tengo toda la intención de continuar haciendo todos mis esfuerzos para proseguir por este camino…PERO de ninguna manera aventurarse hacia la normalización canónica en tanto que la parte doctrinal no se arregle…
-Roma acepta poner sus errores al nivel de una opinión, PERO Roma, al consagrar la persona de Juan Pablo II consagra el Concilio.
-El principio del 2006 (ningún acuerdo práctico hasta que Roma se convierta) es claro, PERO no es claro porque ¿qué entendemos por la conversión de Roma?
-El papa nos escribió por vía oficial PERO de hecho lo que él desea es lo que no escribió porque no puede escribirlo…
-En marzo de 2013 en la Fraternidad: “no se trata absolutamente de un acuerdo con la Roma modernista” PERO en octubre de 2012, en Bruselas, dirigiéndose a sacerdotes diocesanos respecto a para cuándo sería un acuerdo entre Roma y la Fraternidad: “Se hará muy pronto”.
Declaraciones tan vagas, ambiguas, contradictorias, que uno pierde la cabeza.
Sofismas graves.
Un sofisma es un falso razonamiento que tiene alguna apariencia de verdad. Dos son particularmente graves. Monseñor Fellay presentó como victorias de la Tradición lo que en el fondo no eran más que maniobras modernistas. No hay que olvidar jamás que la Revolución está lista para hacer muchas concesiones aparentes y superficiales para salvar lo esencial: conservar su principio revolucionario: la libertad religiosa de los derechos del hombre: principio masónico.
En el 2007 se nos dijo que la misa tridentina no había sido “abrogada jamás” (en tanto rito extraordinario, igualdad de santidad con el rito bastardo que es el ordinario). En el 2009 las “excomuniones” fueron retiradas (levantadas). Se mintió por omisión, se ignoró la estrategia revolucionaria.
1) Se puede apoyar la misa extraordinaria mientras que la misa bastarda permanece como norma ordinaria y principal. (Influencia nefasta de ese motu proprio se hizo sentir entre nosotros: invitación de boda anunciando la misa en rito extraordinario…).
2) Se puede intentar un gesto de misericordia hacia los lefebvristas si eso puede debilitarlos mientras que el Vaticano II continúa siendo la brújula de la Iglesia para el siglo XXI.
El mismo Benedicto XVI explicó su estrategia a los modernistas idiotas:
“¿Puede ser totalmente desacertado el comprometerse en la disolución de las rigideces y restricciones, para dar espacio a lo que haya de positivo y recuperable para el conjunto? Yo mismo he visto en los años posteriores a 1988 cómo, mediante el regreso de comunidades separadas anteriormente de Roma, ha cambiado su clima interior; cómo el regreso a la gran y amplia Iglesia común ha hecho superar posiciones unilaterales y ablandado rigideces, de modo que luego han surgido fuerzas positivas para el conjunto” (Carta de Benedicto XVI a los obispos con motivo del levantamiento de excomuniones del 10 de marzo de 2009).
En 1988, Monseñor Lefebvre denunció esta estrategia vaticana y sus peligros:
« El ambiente de estos contactos y de los coloquios nos manifiesta claramente que el deseo de la Santa Sede es de acercarnos al Concilio y sus reformas, y de ponernos también en el seno de la Iglesia Conciliar (…) Nuestra reintegración parece ser una ventaja política, diplomática, para poner en equilibrio a los excesos de los otros” (30 mayo de 1988 en Notre-Dame du Pointet).
Benedicto XVI que es un modernista inteligente no ha hecho nada por nosotros. ¡No hizo sus Motu proprio por nosotros! Sino para salvar al Vaticano II; como buen modernista, comprendió que tenía necesidad de nosotros en la gran Iglesia para salvar al Vaticano II. La Fraternidad legítimamente integrada podría aportar a la iglesia moderna su carisma de Tradición, porque de facto, ella aceptaría el pluralismo del pensamiento conciliar. Es para salvar su “hermenéutica de la continuidad” que Benedicto XVI nos necesita, nosotros que manifestamos la ruptura doctrinal del Vaticano II. El simple vivir juntos manifestará la continuidad de la Tradición viva en la vasta Iglesia. Por la misma razón, él debía aceptar la existencia de la misa tradicional (pero en segundo lugar) para salvar la misa de Paulo VI y su pretendida continuidad litúrgica.
Pero el bien de la Iglesia exige el rechazo del Concilio y no solamente su crítica. No nos podemos contentar con el “dejadnos hacer la experiencia de la Tradición, aceptadnos tal como somos”, porque eso sería hacerle el juego a la lógica modernista y salvar el Concilio Vaticano II. Monseñor Lefebvre lo comprendió:
« Yo acuso al Concilio » me parece la respuesta necesaria al “yo excuso al Concilio” del cardenal Ratzinger”. “Es darle a la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo y a la salvación de las almas un inmenso servicio al denunciar públicamente las actuaciones de los hombres de Iglesia que quisieron hacer con este concilio la paz de Yalta de la Iglesia con sus peores enemigos, siendo en realidad una nueva traición a Nuestro Señor Jesucristo y a su Iglesia”. (Monseñor Lefebvre, le destronaron, pág. 233, Fideliter)
Lo que dice Monseñor Fellay contradice el combate de la fe de Monseñor Lefebvre.
« DICI-LORANS: 2012 no es 1988, año de su consagración episcopal… ¿El rechazo a priori de un reconocimiento canónico se debe a 40 años de una situación excepcional que resulta de una mala interpretación de la sumisión a la autoridad?”
Monseñor Fellay: “Lo que está pasando en estos días muestra claramente algunos de nuestros puntos débiles frente a los peligros que se han creado por la situación en la que estamos. (…) Algunos argumentan que para trabajar “con seguridad” en la Iglesia, en primer lugar, ésta debe limpiarse de todo error. Esto es lo que se dice cuando se afirma que Roma debe convertirse antes de cualquier acuerdo, o que los errores deben ser primero removidos para que podamos trabajar. Pero esta no es la realidad. (…) los santos reformadores no la abandonaron para luchar contra estos errores”. (Monseñor Fellay ¿se da cuenta que esta frase condena a Monseñor Lefebvre y a todos los otros, Padres Coache, Calmel, Barbara, Guillou… quienes para no dejar la Iglesia Católica se separaron de la Iglesia conciliar?).
Monseñor Fellay inventó un nuevo principio que permitirá justificar los arreglos comprometedores: “nosotros no podemos aceptar ser acusados injustamente de una ruptura con Roma”. Pero Monseñor Lefebvre, en 1976 y en 1988, aceptó, dos veces, ser condenado para continuar el combate de la fe.
Monseñor Fellay describe a la Fraternidad como « carente » de alguna cosa fundamental en relación con la “visibilidad” de la Iglesia. Habla frecuentemente de la Fraternidad como estando en una situación “irregular”, “anormal”, “ilegal” mientras que Monseñor Lefebvre afirmó: “Lo que nos interesa por principio, es mantener la fe católica. Ese es nuestro combate. En cuanto a la cuestión canónica, puramente exterior, pública en la Iglesia, es secundaria” Y ahora no se habla más que de eso.
Porque para Monseñor Fellay, sus asistentes y otros, esto no es secundario, es tan importante que se permitieron trabajar en un acuerdo práctico sin acuerdo doctrinal, contraviniendo así lo que Monseñor Lefebvre afirmó explícitamente, sobre todo después de 1988, y esto es lo que el Capítulo General (quien tiene más autoridad que el Superior) decidió en 2006.
Y estos sofismas son dichos bajo la apariencia de un más grande bien (táctica clásica para hacer perder un verdadero bien): “En la iglesia visible” se podría convertir la iglesia conciliar a la Tradición… Esto es contradecir a Monseñor Lefebvre:
“Estas son cosas que son fáciles de decir. Meterse al interior de la Iglesia ¿qué quiere decir? Y por principio, ¿de qué Iglesia hablamos? Si es de la Iglesia conciliar, haría falta que nosotros, que hemos luchado contra ella durante veinte años porque queremos a la Iglesia católica, entremos en esta Iglesia conciliar supuestamente para volverla católica. Es una ilusión total. No son los sujetos que hacen los superiores, sino los superiores que hacen a los inferiores”. (Monseñor Lefebvre, Fideliter n°70, p.6).
Todos estos graves errores y estos sofismas han sido mantenidos, al precio de un lenguaje doble y contra toda prudencia y se justifican por nuevos sofismas: ¡es culpa de las autoridades romanas que nos han engañado!
“Como ustedes saben, la Fraternidad se halló en una posición delicada durante gran parte del año 2012, a resultas del último movimiento hecho por Benedicto XVI que intentaba normalizar nuestra situación. Las dificultades provenían, (…) de una falta de claridad de parte de la Santa Sede que no permitía conocer exactamente la voluntad del Santo Padre, ni qué estaba dispuesto a concedernos. El problema causado por esta incertidumbre se disipó desde el 13 de junio de 2012…”, “Carta a los amigos y benefactores n° 80” de marzo de 2013.
Una vez más, Monseñor Fellay engaña a su gente.
Monseñor Fellay acusa a ciertos sacerdotes, bajo el pretexto de “preservar a la Fraternidad de un dizque acuerdo suicida con la Iglesia conciliar”, de ser subversivos y revolucionarios.
“Detrás de esta cortina de humo, se ha establecido que el objetivo que se persigue es la dimisión del Superior general, (no el objetivo sino la consecuencia, él mismo, por sus contradicciones, ha reducido su autoridad a cero) y tal parece que todo les está permitido para llegar a esta meta (pero Monseñor Fellay, para favorecer su acuerdo ha estado dispuesto a falsificar los comunicados, a desobedecer las decisiones del capítulo de 2006, a considerar sin escrúpulo una ruptura). Poco importan las declaraciones, los sermones y las conferencias que afirman lo contrario (sí, porque otras declaraciones, sermones y conferencias… dicen lo contrario de lo contrario), se buscará con lupa (otro problema óptico) todo lo que podría comprenderse al revés para, en un increíble juicio de intención (las palabras son las palabras y tienen un sentido que manifiesta la intención), desacreditar a la autoridad (ella misma se ha desacreditado) y hacerla pasar por mentirosa y astuta (por lo tanto mintió frente a los priores de Francia diciendo que el 13 de junio no fue para firmar…)”
En el mismo Cor Unum, se encuentra la prueba de la intención de Monseñor Fellay: la carta de Monseñor Fellay a Benedicto XVI del 17 de junio de 2012.
Leo sin lupa:
“En efecto, el miércoles 13 de junio por la tarde, el Cardenal Levada me entregó, durante un encuentro que fue cordial, una declaración doctrinal que yo no podré firmar. No tomando en cuenta la súplica de no retocar la proposición que yo había entregado, a causa de las consecuencias que esto acarrearía, el nuevo texto retoma casi todos los puntos del Preámbulo de septiembre de 2011 que planteaba dificultades y que me vi forzado a descartar (¡no a corregir!).Desgraciadamente, en el contexto actual de la Fraternidad, la nueva declaración no pasará.(Releer en rosa y en negro: ¡mismo sentido! ¿Quién es el astuto? ¿Quién está escondido y disimulado?) Creí comprender que usted estaba dispuesto a dar largas la resolución de los desacuerdos (eufemismo) todavía en curso sobre ciertos puntos del Concilio y de la reforma litúrgica (…) para llegar a pesar de todo a la unión, y yo me comprometí en esta perspectiva (acuerdo práctico sin acuerdo doctrinal) a pesar de la oposición bastante fuerte en los rangos de la Fraternidad y al precio de trastornos importantes. Y tengo toda la intención de continuar haciendo todos mis esfuerzos para proseguir por este camino con el fin de llegar a las clarificaciones necesarias. (Releer en rosa y en negro: ¿mismo sentido? Sin lupa ni el increíble juicio de intención. Su intención está allí, escrita, negro sobre blanco).
Otra confesión de talla en este Cor Unum: Monseñor Fellay asume su declaración doctrinal. Para él, está bien y no es para nada escandalosa, así la justifica:
1) ella sería “como la de Monseñor Lefebvre de 1988”.
2) ella ha sido modificada el 13 de junio por los romanos y se volvió inaceptable.
Estas dos justificaciones son falsas y mentirosas:
1) ella sería « como la de Monseñor Lefebvre de 1988 »
Por principio, la de Monseñor Lefebvre es la que llamó “operación suicidio”. Por lo tanto, no es laudable haber retomado lo que Monseñor Lefebvre censuró. El mismo reconoció haber ido demasiado lejos.
Monseñor Fellay pretende que:
-La Declaración doctrinal no fue la expresión exhaustiva de su manera de pensar sobre el concilio… (Poco importa si hay cosas inaceptables: ella es mala aunque no exhaustiva).
- Era clara pero « miembros eminentes de la Fraternidad no la han comprendido » (Monseñor Tissier, el padre de Cacqueray… ¡qué inquietante que Roma comprenda mejor que los miembros de la Fraternidad! Incluso el padre Laisney la encontró ambigua).
El Cor Unum presenta esta declaración así:
« Este texto quiere significar a las autoridades romanas que nosotros reconocemos los principios católicos relativos al magisterio de la Iglesia, de suerte que una condenación de cisma sería injusta e inoperante”.
Se burlan de nosotros: « ¡Este texto quiere significar ! » Pero no es una cuestión de intención subjetiva sino de significación objetiva: ¡qué es lo que dice este texto! ¿Qué diría un profesor a un alumno que llega a quejarse por un cero en su redacción diciendo “lo que quería decir…”? “¡Probablemente eso es lo que usted quiso decir, pero eso no es lo que leo aquí! Por lo tanto, cero, a su lugar, señor”.
Además, esta declaración si es « como la de Monseñor Lefebvre de 1988 », se desvía gravemente en tres puntos:
a) II: referencia inaudita a la profesión de fe de Ratzinger de 1989:
Para Monseñor Lefebvre: « Es un hecho muy grave. Porque pide a todos aquellos que se han adherido a Roma o que podrían hacerlo, hacer una profesión de fe en los documentos del Concilio y en las reformas posconciliares. Para nosotros, es imposible” (Entrevista a Monseñor Lefebvre, Fideliter de enero de 1991, n°79, pág. 4) “Tal como es, esta fórmula es peligrosa. Ella demuestra perfectamente el espíritu de estas personas con las cuales es imposible entenderse” (Fideliter n°70, pág. 16, julio de 1989; también cf. Fideliter n°73, pág. 12 y n° 76 pág. 11).
b) III, 4: aceptación pura y simple, incluso en los términos de « la hermenéutica de la reforma en la continuidad ».
¡Muy importante : éste párrafo no fue modificado por los romanos!!!
Monseñor Fellay : « La completa Tradición de la fe católica debe ser el criterio y la guía para la comprensión de las enseñanzas del Concilio Vaticano II, el cual a su vez, ilumina –es decir profundiza y explica ulteriormente- ciertos aspectos de la vida y de la doctrina de la Iglesia, implícitamente presentes en ella, y aún no formulados conceptualmente”.
Es el Concilio a la luz de la Tradición con la Tradición a la luz del Concilio.
Mons. Lefebvre: “nos es imposible entrar en esta conjuración, aun cuando habría textos satisfactorios en este Concilio. Porque los textos buenos sirvieron para hacer aceptar los textos equívocos, minados, llenos de trampas. Nos queda una sola solución: abandonar estos textos peligrosos para atarnos firmemente a la Tradición y al Magisterio oficial de la Iglesia durante veinte siglos." (Monseñor Marcel Lefebvre, Ecône, 18 agosto 1976, 1era Carta introductoria & Paris, 27 agosto 1976, 2a Carta introductoria a «Yo acuso al concilio »).
c) III, 7: misa y sacramentos « legítimamente » promulgados por Paulo VI, Juan Pablo II…
¡Término gravísimo!!!
2) fue modificada el 13 de junio por los romanos y se volvió inaceptable.
En realidad, lo que los romanos añadieron no cambia la declaración al punto de volverla substancialmente diferente, porque ellos no hicieron más que explicar lo que Monseñor Fellay ya había concedido en el mortal párrafo III, 4: El Concilio a la luz de la Tradición con la Tradición a la luz del concilio y la palabra “legítimamente”. El mismo Monseñor Fellay ha minimizado, en sus discursos, los errores conciliares para preparar los espíritus a la reconciliación conciliar. Fue Monseñor Fellay quien ordenó cantar los Te Deum después del Motu Proprio estableciendo el rito ordinario y extraordinario. Hay que ser lógico con el sentido de las palabras y de las acciones, ¿no?
Una vez más el Cor Unum engaña a los miembros: porque la prueba de que la declaración corregida por los romanos era en el fondo semejante a la de Monseñor Fellay, es que sin la oposición interna, él la hubiera firmado. Monseñor Fellay se lo confiesa a Benedicto XVI:
« Desgraciadamente, en el contexto actual de la Fraternidad, la nueva declaración no pasará” (Pero a los miembros les dice: “nosotros no podíamos más que rechazar un texto promoviendo la hermenéutica de la continuidad”) a pesar de la oposición tan fuerte en los rangos de la Fraternidad (…) tengo la intención de continuar haciendo todos mis esfuerzos para continuar por este camino…” (nosotros no hacemos un “increíble juicio de intención”, él mismo da a conocer su pensamiento. En el lenguaje militar esto se llama: inteligencia con el enemigo, ¡es la Alta Traición!).
¿Y las tres condiciones del Capítulo de 2012?
Algunos dirán: « Carlos VI está loco, pero su entorno vela ». Las condiciones fijadas por el último Capítulo general de julio de 2012, son insuficientes. Ellas no nos protegen y no nos impiden caer como lo hicieron las comunidades que acordaron con Roma.
El Capítulo general omitió las dos condiciones más importantes, pedidas claramente por Monseñor Lefebvre: La conversión de las autoridades oficiales que se manifestaría claramente por la condenación explícita de los errores conciliares y de estar exentos del nuevo código de derecho canónico.
1) La primera « condición sine qua non »: La Fraternidad le pide a los traidores permiso para decir la Verdad y de criticar a los responsables de los errores del modernismo, del liberalismo y del Vaticano II. Cuando vemos cómo la Fraternidad denuncia los errores y escándalos desde el 2000, esto no compromete gran cosa.(El IBP tuvo esta libertad de crítica constructiva y ahora vemos el resultado).
2) La segunda condición exige la utilización exclusiva de la liturgia de 1962. (Le Barroux la tuvo, la abadía de Flavigny también. Resultado: ¡venden estatuas del “beato” Juan Pablo II!!! Estas congregaciones cayeron pero nosotros en la Fraternidad ¿no tememos nada?).
3) La tercera condición exige la garantía de al menos un obispo. ¿Quién lo escogerá? En 1988 Roma rechazó los tres candidatos propuestos por Monseñor Lefebvre. (Campos tuvo su obispo, al cual ¡hemos visto alabar al Vaticano II y concelebrar!!!).
¿Conclusión?
Si en el 2008 alguien hubiera predicho que en el 2012 Monseñor Fellay estaría dispuesto a sacrificar “El bien común de la Fraternidad” porque “Roma ya no lo tolera más” (14 de abril 2012), o que en caso de un acuerdo con Roma, él no excluiría “que haya una división (en la Fraternidad)” (CNS, 11 de mayo de 2012), esta persona hubiera sido tratada como un loco. Pero esto fue dicho. Se atrevió a decirlo y estuvo dispuesto a hacerlo. Incluso se atrevió hacer lo peor que hubiéramos podido imaginar: esta declaración corregida por los romanos.
Ciertamente el puesto de Mons. Fellay es delicado y difícil. La situación geopolítica insostenible y la crisis religiosa desconcertante. Pero esto no puede justificar el lenguaje doble. Cuando un jefe está dispuesto a decir todo y su contrario, ¿no podemos temer que esté dispuesto a ejercer su poder hacia y contra todo? Ciertamente le debemos respeto al superior pero no hasta el punto de pisotear la verdad. Un colega me escribía la última semana:
« Hay una discordancia que por momentos parece aterrorizante entre su proclamación de inocencia y la realidad de los hechos. Uno puede preguntarse si es el orgullo, una incapacidad de ver y de comprender, o una ceguera que Dios permite, como le sucedió al faraón o al sumo sacerdote, para mejor manifestar su poder y su gloria en un futuro que deseamos esté próximo”.
Podemos temer lo peor cuando se constata la duplicidad en el pasado. Monseñor Fellay está muerto moralmente y él mismo ha destruido su legitimidad. Para parafrasear a Jean Bastien Thiry, se puede decir:
« No es bueno, no es moral, no es legal que tal hombre permanezca mucho tiempo a la cabeza de la Tradición”.
No es bueno: Como lo dijo a un cofrade uno de nuestros tres teólogos que discutieron con Roma: “La cabeza de Monseñor Fellay está podrida”; sus textos están efectivamente llenos de compromisos.
No es moral: El doble lenguaje frecuente, las mentiras oficiales y solemnes.
No es legal: su desobediencia grave a las decisiones del Capítulo de 2006, echando a la basura, en marzo de 2012, el principio: no al acuerdo puramente práctico.
Esta idea de la dimisión del superior general no es nuestra sino de Monseñor Lefebvre quien señaló, respecto a los monjes y monjas que habían entrado a Barroux para permanecer en la Tradición y huir de la Iglesia conciliar pero que su Abad los sometió a la autoridad de la iglesia conciliar:
« Los ponen bajo la autoridad de la Iglesia conciliar. Estamos verdaderamente estupefactos de pensar que, a pesar de las constataciones que deben hacer y que ellos bien saben… no… se quedan. No toman el partido de irse de allí y fundar otro monasterio, o de pedir a Dom Gérard su dimisión y reemplazarlo… no, nada… obedecen. (…) es lamentable ver con qué facilidad un monasterio que está en la Tradición pasa a la autoridad conciliar y modernista. Y todos se quedan. Es una lástima y es muy triste constatarlo… (…) Esta transferencia de autoridad, eso es grave, eso es excesivamente es grave. No basta con decir: no cambiamos nada en la práctica… Es la transferencia que es muy grave porque la intención de estas autoridades, es destruir la Tradición”. (Conferencia en Ecône: La situación después de las consagraciones, 8 de octubre de 1988, 126-A).
¡Pero no firmó! Sea. Pero qué quiere decir firmar y firmar qué: un acuerdo práctico es suicida y mortal. Reemplacemos el verbo firmar por matar. “El no pudo firmar pero quería firmar y tiene toda la intención de firmar”. Se convierte en: “No pudo matar pero quería matar y tiene toda la intención de matar”.
Si su dimisión es necesaria, no será suficiente.
Porque el problema es más vasto que el de Monseñor Fellay: El liberalismo ha socavado la Fraternidad. Incluso si la mayoría de sus miembros todavía son valiosos, un proceso de podredumbre por la cabeza ha comenzado.
Un prior, durante una sesión de teología, subrayó que él no podía decir: Benedicto XVI es un modernista. Este prior confió también a un cofrade, que ya no podía, en conciencia, poner a rezar a sus fieles por la conversión de Roma y sus obispos, intención que forma parte de aquellas de la Fraternidad (Cor Unum 35). En Chartres, un prior, para justificar la política de Monseñor Fellay, trató de convencerme de que la beatificación de Juan Pablo II no era tan grave porque es al hombre que se exaltó y no su doctrina, y que la iniciativa de Asís III no era tan escandalosa porque el hecho que Benedicto XVI haya invitado ateos, manifiesta que no se trata de una reunión religiosa.
¡Ellos todavía son priores en Francia, a pesar de la excelencia del padre de Cacqueray!
¿Por qué después de 200 años de revolución, 100 de modernismo, nuestras pequeñas cabezas y nuestras voluntades no serían deformadas y paralizadas por el liberalismo? Los Tradis, ¿serán inmunes de las consecuencias del pecado original? El liberalismo ha destruido la civilización cristiana, pero la Fraternidad sería indemne a este pecado moderno ¿por qué milagro? ¿En el nombre de cuál mérito? La Iglesia está en crisis: sí; ¿pero la Fraternidad no, nunca? ¡Tontería presuntuosa insoportable!
« El liberalismo católico, es el mismo miedo, embozado ora en el manto de la caridad, ora con el de la prudencia. El liberalismo católico es esclavo de una cruel tiranía, la tiranía de la opinión » (Obispos del Ecuador)
¿Este veneno no existiría en la Fraternidad? Nuestros ancestros han debido sufrir en su parroquia y dar testimonio de una Iglesia minada por el modernismo. Es fácil alabarlos ahora, pero debemos imitarlos. Nosotros debemos sufrir en nuestros prioratos y dar testimonio de una Iglesia minada por el liberalismo. Nuestro mejor ejemplo seguirá siendo Monseñor Lefebvre y Monseñor de Castro Mayer. De 4000 obispos, solamente 300 vieron claro, de estos 300, solamente 2 actuaron eficazmente. ¡Qué soledad!!!
Para terminar, una nota de esperanza.
1) « El socialismo hace progresos considerables, pero con todo el poder de la masonería actual que está por todas partes, por todas partes, que está en Roma, que está en todas partes. La masonería está en todas partes y dirige todo. Muy pronto seremos fichados con las computadoras, todos tendremos nuestro número y no podremos hacer nada sin que sea indicado en la ficha que tendremos en la computadora. Nosotros estaremos en una peor situación que en los países soviéticos. (…) es espantoso, uno no se imagina hacia dónde vamos actualmente, hacia una socialización que, aparentemente, no parece tan dura como la comunista y que por lo tanto, en definitiva, será simplemente una imagen del comunismo, pero realizada por medios científicos en lugar de ser realizada por la fuerza, como lo han hecho los comunistas: pero será lo mismo. Entonces se eliminará de la sociedad a todos aquellos que no quieren someterse a este orden (…) Los eliminarán. Siempre habrá medios para eliminarlos. (…) Vamos verdaderamente hacia una sociedad espantosa que se dice libre y que no tendrá ninguna, ninguna libertad » (Monseñor Lefebvre, conferencia del 22 de agosto de 1979, priorato San Pio X)
2) « En el sentido místico, la higuera es la figura de la sinagoga. Una vez que empiece a reverdecer y a cubrirse con el orgullo de sus pecados, como las hojas que reverdecen, entonces el verano está cerca (el calor de la persecución está cerca). El tiempo del Anticristo es llamado abominación, porque él está en contra de Dios, para usurpar el honor que no se debe más que a Dios. Los judíos lo recibirán para que se siente en el lugar más sagrado del templo, y que los infieles le rindan los honores divinos. Y como el carácter particular del error de los judíos después de haber rechazado la verdad, será abrazar la mentira, el Salvador ordena a sus discípulos abandonar la Judea y huir a las montañas, huid de este pueblo que debe creer en el anticristo » (San Hilario en 380, respecto del Evangelio del fin de los tiempos, citado por Santo Tomás).
3) « En la medida que el mundo se acerque a su fin, los malos y los seductores tendrán cada vez más ventaja. Casi no se encontrará la fe sobre la tierra, es decir, ella habrá casi desaparecido completamente de todas las instituciones terrestres. Los mismos creyentes apenas se atreverán a hacer una profesión pública de sus creencias. La Iglesia, sociedad sin duda siempre visible, cada vez estará más reducida a proporciones simplemente individuales y domésticas. Habrá para la Iglesia en la tierra como una verdadera derrota: « Y se le dará a la bestia hacerle guerra a los santos y vencerlos » (Apoc. XIII-7) » (Discurso de Monseñor Pie de Nantes el 8 de noviembre de 1859).
4) « Alguien me acusa de ser rígida y de inquietar los espíritus. En los procesos revolucionarios que desarman, esta acusación es normal (…) Nos imponen un absoluto provisorio y engañador: la tranquilidad de las personas. Inquietar al advertir de un peligro mortal, inquietar diciendo: "La inundación va a llevarle", o: " he aquí el incendio", es rígido. Es falta de flexibilidad. Como si el choque, el despertar, la sorpresa, la emoción no fueran los avisadores naturales. ¿Decir que hay que saltar, nadar, resistir, ese es el mal? ¿Y no el naufragio y el ahogamiento? Esta paz engañosa que es el sueño en el desorden, Nuestro Señor la maldijo cuando dijo:”no vine a traer la paz, sino la espada”.- « Mi paz no es de este mundo ». Pero al decir « rígido », desarman. No se osa responder: « En la revolución, solamente las almas firmes son preservadas, son los que están afianzados al Absoluto, los que el viento revolucionario no se llevará » (…) Algunos lectores deploran que la herejía no sea tan clara como en el siglo XVI. En ese tiempo, se dice, se sabía a qué atenerse. Esto es una ingenuidad –la herejía no aparece de inmediato más que a los ojos más perspicaces…al principio no había « creyentes » e « incrédulos » sino « estrechos » (negro) y amplios (rosa) » (Srita. Luce Quenette mayo 1970 Itinéraire n° 143).
Yo prefiero mil veces mi lugar de perseguido, pero en paz, que el de aquellos que han enturbiado y desfigurado a nuestra Fraternidad. Mi objetivo es difundir la paz defendiendo la verdad burlada. Y esta paz es la de Cristo y no la del mundo.
La Fraternidad está cambiando por culpa de sus malos jefes. Sus imposturas y prevaricaciones han sido suficientemente comprobadas. Ya no es tiempo de escribir sino de actuar. La política de Menzingen es deshonesta y liberal. Esta situación ha durado demasiado, debe cesar y cesará.
Para cualquier sacerdote de la Fraternidad, su derecho de ejercer el ministerio viene de los fieles: es un derecho de suplencia. Yo soy sacerdote para difundir a Cristo y combatir sus enemigos. Mi priorato es Francia. Ustedes pueden contar con mi disponibilidad. Donde quiera que estén en Francia, llamen para pedir nuestros servicios y los visitaremos. Los ayudaremos a prevenirlos del liberalismo que nos mina. Contacten a los sitios amigos: La Sapiniere, Avec l’Immaculée, Un eveque s’est levée… y tendrán mis coordenadas.
Recen por mí y que Dios los bendiga.