miércoles, 8 de mayo de 2013

MONSEÑOR LEFEBVRE: UN OBISPO CENSURADO POR LA GREC-FSSPX

SYLLABUS



“MONS. LEFEBVRE. UN OBISPO EN LA TORMENTA”

Película de Jacques-Régis du Cray (2012)



La Internet nos ha traído la posibilidad de ver esta tan anunciada película sobre Monseñor Marcel Lefebvre. Desde hace tiempo se venían leyendo o escuchando encomiásticas palabras sobre esta obra, estrenada con bombos y platillos en el cine Grand Rex de París el 29 de septiembre del año pasado.

Pero, desgraciadamente y en nuestra opinión, ha venido a confirmarse lo que tanto temíamos.

Digamos en principio, para ubicar al espectador, algo sobre quién escribió y realizó esta película. Se trata del francés Jacques-Régis du Cray, un joven historiador liberal acuerdista devenido en teólogo de Internet, miembro del GREC, que bajo diversos seudónimos escribió en muchos sitios: Fideliter,  Nouvelles de Chretienté(revista de la casa general de la FSSPX), y en diversos foros como FecitForum CatholiqueSi scires, etc. Los Padres de la Fraternidad responsables de La Sapiniere lo han "excomulgado" por el pecado público de liberalismo, detallando contundentemente todos sus graves antecedentes (http://www.lasapiniere.info/catalogue-des-etrangetes-de-m-jacques-regis-du-cray-suivi-du-decret-de-son-excommunication/#more-422).

Yendo a esta película, supuestamente “inspirada” en la biografía escrita por Mons. Tissier de Mallerais, cabría decir que, más allá de su valor documental, de los testimonios y el archivo fotográfico rescatado, se trata de una película del género diplomático antes que del documental. ¿Por qué decimos esto?

La película está concebida para no resultar chocante, para no enervar a los modernistas de Roma y para mantener en una confortable blandura a los sacerdotes y fieles de la actual GREC-FSSPX. Su tibieza empequeñece la magnitud de la misión de Monseñor, porque reduce considerablemente el poder de sus enemigos. Se nos vende una versión light y desdibujada del modernismo, casi sin personificar. ¡El drama de Nuestro Señor frente a los fariseos, reducido a un telefilm de Hallmark! ¡El alma aguerrida y azotada de Monseñor Lefebvre tamizada por el History Channel!

Llama la atención –pero no sorprende- la ausencia casi total en la narración de las obras escritas de Monseñor Lefebvre, de sus declaraciones duras para con el modernismo, incluso de por qué quiso denominar con el nombre de San Pío X a su congregación. Tampoco se incluyen testimonios –a excepción de pocas, breves y nada significativas intervenciones de Mons. Tissier de Mallerais- de los obispos de la Fraternidad. Aquí probablemente se deja de lado a Mons. Fellay para no aparecer abiertamente como “tendenciosos”, en una película que por momentos parece realizada de forma neutral, sin involucrarse a fondo con la causa de Mons. Lefebvre en la Fraternidad. Pero lo cierto es que abundan testimonios de personajes ajenos a la Fraternidad y no comprometidos con ella. Tal vez para evitar que el espectador tenga la sensación de que en la FSSPX reina un espíritu de secta o “ghetto”.

Por estas cosas es que no se entiende muy bien eso del modernismo –repetimos, no se menciona la lucha de San Pío X contra éste y la continuidad que le dio Mons. Lefebvre como su heredero en el combate-; no se recurre a ningún teólogo de valía de la Fraternidad para explicar claramente la tragedia del Vaticano II; tampoco se habla de la Iglesia de los años ‘50 y parece que de golpe en los años ‘60 y con el Concilio de pronto algo empezó a funcionar mal. El problema gravísimo de la nueva misa no está resaltado como se debe (no se menciona siquiera a los responsables de la misma, con el masón Bunigni a la cabeza) y, por supuesto, no se mencionan aquellas palabras de Mons. Lefebvre sobre el liberalismo de Pablo VI o de los anticristos de Roma. La única mención al Cardenal Ratzinger lo define como “un fino teólogo alemán” (sic). En cambio, ese gran luchador y amigo de Monseñor que fue Mons. De Castro Mayer apenas se menciona al pasar en el momento del Concilio, para ser luego devorado por el olvido.

Por supuesto, el que ve este film creerá que jamás hubo ninguna crisis dentro de la FSSPX, parece que todo ha marchado bien desde entonces. ¡Somos todos amigos!

Termina el P. Schmidberger (actualmente en el Seminario de Zeitkofen y muy deseoso de un regreso a la Roma que sigue siendo modernista) afirmando tan optimista como podría serlo Maximilian Krah: “La Fraternidad perdura, va a seguir expandiéndose, va a proseguir con la renovación del sacerdocio católico y va a obrar por la cristianización de toda esta sociedad descristianizada. Eso es lo que quería Monseñor”. Sin dudas, y por eso se mantuvo aparte del liberalismo de la iglesia conciliar y por eso acerca del futuro afirmó sin ambiguedad una de las tantísimas cosas que la película se cuida de no citar: “No puedo hablar mucho del futuro, ya que el mío está detrás de mí. Pero si vivo un poco aún y suponiendo que de aquí a un determinado tiempo Roma haga un llamado, que quiera volver a vernos, reanudar el diálogo, en ese momento sería yo quien impondría las condiciones. No aceptaré más estar en la situación en la que nos encontramos durante los coloquios. Esto se terminó.

Plantearía la cuestión a nivel doctrinal: “¿Están de acuerdo con las grandes encíclicas de todos los papas que los precedieron? ¿Están de acuerdo con Quanta Cura de Pío IX, Immortale Dei, Libertas de León XIII, Pascendi de Pío X, Quas Primas de Pío XI, Humani Generis de Pío XII? ¿Están en plena comunión con estos papas y con sus afirmaciones? ¿Aceptan aún el juramento antimodernista? ¿Están a favor del reinado social de Nuestro Señor Jesucristo?”
Si no aceptan la doctrina de sus antecesores, es inútil hablar. Mientras no hayan aceptado reformar el Concilio considerando la doctrina de estos papas que los precedieron, no hay diálogo posible. Es inútil.” (Entrevista concedida a Fideliter Nº 66, 1988)

En definitiva, podemos decir que el más grave error y afrenta que compromete a esta costosa película, es que sustituye la palabra de Monseñor Lefebvre, quien ha sido lo suficientemente explícito y en abundancia en sus escritos, sermones, entrevistas y conferencias, y se lo reemplaza por apenas algunos tibios comentarios de ciertos sacerdotes y algunas personas que no han conocido por dentro la Fraternidad. Insistimos: ni siquiera los obispos de la Fraternidad tienen derecho al habla en este film. ¿Tal vez para no abundar en el tema de las consagraciones episcopales, tema que aún le duele a los modernistas?

Desde luego, dos leyendas cierran el espectáculo, para tranquilidad del anestesiado espectador, resaltando la bondadosa actitud de Benedicto XVI para “reintegrar” la Tradición al lugar que le corresponde en la iglesia conciliar. Todo va bien.

“Si la Fraternidad es de Dios, seguirá adelante, y si no es de Dios, desaparecerá”, cuenta una hermana de Monseñor que éste le dijo hacia el final de su vida. Muy cierto. Por eso hoy la Fraternidad según el espíritu de su Fundador, la FSSPX continúa en el obispo, los sacerdotes y los fieles de la Resistencia que se oponen al liberalismo de la actual GREC-FSSPX, cuyas autoridades, que han traicionado a Mons. Lefebvre, están volviendo sobre el camino que éste realizó.