21
de mayo de 2013
Estimado
Padre Morgan, Estimados Padres,
Les suplicamos en el nombre de
Nuestro Señor Jesucristo, Sumo Sacerdote y amante de las almas, en el nombre de
su Santísima Madre, en el nombre de Monseñor Lefebvre, y en el nombre de todos los
santos ideales que los llevaron a convertirse en Pastores de almas, ayuden a
nuestras almas ahora, en este momento de necesidad.
La Subversión de la FSSPX
Desde
hace algún tiempo, nos hemos sentido traicionados por una porción de la FSSPX y
dejados y abandonados por la falta de respuesta de la otra porción. La
dirección de la Fraternidad San Pío X está siguiendo voluntariamente una nueva
dirección y una nueva agenda: rehacer la Fraternidad a su propia imagen y con
temerario desprecio por las almas que la divina Providencia ha puesto a su
cuidado. Cada mes, algunas veces cada semana, nuevas evidencias surgen del
liberalismo en la cabeza de la Fraternidad, el cual desciende desde ésta hasta
los miembros de menor rango y los fieles de la Fraternidad. No hemos escuchado
ni siquiera una sola explicación convincente, nada que ponga en descanso a
nuestras mentes, aunque no es raro que Menzingen o DICI saquen “aclaraciones”
clamando que Monseñor Fellay fue malinterpretado de algún modo.
Lo
que nos preocupa especialmente es que vemos que la nueva dirección está ahora
oficialmente arraigada en la FSSPX. Recientemente comprobamos el liberalismo de
Monseñor Fellay en la forma de una “Declaración Doctrinal” modernista, una
declaración de su propia posición doctrinal presentada a Roma con su firma y
supuestamente también representándonos a nosotros. Entre otras cosas, ahora
podemos ver que Monseñor Fellay acepta la legitimidad de la nueva misa, la cual
Monseñor Lefebvre y la FSSPX siempre tuvieron como ilegítima; acepta la idea de
la colegialidad, contra la cual Monseñor Lefebve siempre luchó desde el
concilio porque socava la noción del Magisterio de la Iglesia, reemplazándolo
con una suerte de “democracia docente” realizada por los obispos modernos;
acepta la “hermenéutica de la continuidad” y la idea de que la Tradición y la
Revolución pueden ser consideradas como consistentes entre sí; acepta todo el
Código de derecho canónico de 1983, del cual Juan Pablo II dijo que era el
Vaticano II transformado en ley y que incluye el canon 844 el cual prevé el
darles los sacramentos a no-católicos; él declara explícitamente que las
modernas ideas diabólicas como el ecumenismo y la libertad religiosa son
reconciliables con la verdadera enseñanza de la Iglesia y con la Tradición; y
finalmente declara explícitamente que el Vaticano II “ilumina y profundiza… la
vida y doctrina de la Iglesia”.
Padres, ustedes pueden ver tan
claramente como nosotros que esta declaración doctrinal es un serio insulto a
Dios Altísimo, una traición total a la misión de la Fraternidad fundada por
Monseñor Lefebvre. También es una traición personal a cada una de las almas que
han puesto su confianza en la FSSPX y que trabajaron para levantarla y
fortalecerla, y por supuesto, un insulto personal al Arzobispo quien, lejos de
aceptar la nueva religión de la iglesia conciliar, declaró que: “Empieza en
herejía y termina en herejía, incluso si no todos sus actos son formalmente heréticos”.
Permítanos recordarle, Padre, que este documento en cuestión no es una
declaración desechable, una mala traducción, o una desafortunada elección de
palabras hechas en el calor del momento –tomó meses prepararla, y una vez
entregada, se esperó dos meses para ver si había sido aceptada o no. Este
documento, además, es una Declaración Doctrinal: su propósito es declarar la
doctrina. Si uno declara algo, por supuesto que lo declara en público y no en
secreto. ¿Cómo se puede tener una “doctrina secreta”?
Además, ya que es una declaración de
doctrina, es decir, es la declaración de lo que cree Monseñor Fellay, es una
perfecta tontería que él diga que la “retiró” –¿cómo es posible que se pueda “retirar”
la doctrina? Si Monseñor Fellay estaba preparado para creer esas cosas recientemente,
pero ahora dice que “retiró” su documento secreto ya que salió a la luz,
entonces podemos tomarlo como que él todavía cree en él. Como fue pillado
traicionando a la Fraternidad, sería muy “optimista” hasta el punto de la
irresponsabilidad temeraria, creer que él es uno de nosotros otra vez. Ni él ni
sus aliados son confiables y pensamos que si ustedes son honestos con ustedes
mismos, deben de admitirlo.
¿Cómo permaneceremos fieles a la Tradición?
Juntando
esto con todos los otros signos del año pasado, especialmente el Capítulo
General y sus escandalosas “tres condiciones” (y las tres “condiciones
deseables” –que en realidad son “tres cosas por las cuales no estamos
preparados para luchar y por lo tanto estamos felices de perder”),
establecieron la revolución en la FSSPX, y con la desobediencia del Superior
general al Capítulo de 2006, se legitimó la revolución y ahora es la posición
oficial de la Fraternidad –esto es lo que nosotros vemos ahora: la revolución
dentro de la FSSPX establecida completamente en el poder.
Las ideas y no las personas son las que nos
preocupan más. Y en la persona de Monseñor Fellay, del Padre Pfluger y en un
gran número de Superiores y miembros del Capítulo General, vemos nuevas ideas,
mismas que aborrecemos y con las cuales no queremos tener nada que ver.
No
queremos estar bajo la influencia de estos clérigos cuyas ideas y posiciones
doctrinales son tan diferentes a las nuestras, además no queremos que haya
ningún riesgo o peligro para la Fe al continuar bajo estos sacerdotes con los
cuales no estamos de acuerdo. No podemos dejar de recordar estas simples pero perspicaces
palabras de Monseñor Lefebvre: Son los superiores quienes forman a los
inferiores, no los inferiores quienes forman a los superiores.
Para
nosotros está claro que la FSSPX es ahora un barco que se hunde. Los hombres
que tienen la autoridad sobre ella son el problema, y no pueden ser removidos
de sus posiciones (la única oportunidad real para hacerlo fue el último
Capítulo general). Lo que atrajo las bendiciones de Dios hacia la FSSPX fue su
adhesión fiel a la Tradición y su determinación a no comprometerse con el
modernismo. Ahora esto ha sido echado por la borda oficialmente, estos
atributos ya se han ido. Su ausencia es la diferencia esencial entre la FSSPX
de ayer y la de hoy. Los buenos sacerdotes que se oponen al compromiso pero que
permanecen dentro de la Fraternidad, son buenos a pesar de estar en ella y no
por ella. Como ustedes no pueden servir a dos señores, deben de preguntarse: ¿A
cuál FSSPX desean permanecer fieles? Aunque ustedes han permanecido sin ser
molestados por Menzingen a comparación de otros, tienen que estar al tanto de
lo que pasa en todo el mundo en la Fraternidad. Siendo este el caso, ahora es
solo cuestión de tiempo: mas tarde o más temprano si ustedes no eligieron
permanecer fieles a la Tradición a costa de su membrecía de la FSSPX, ustedes encontrarán que escogieron permanecer miembros
de la FSSPX a costa de su fidelidad a la Tradición.
Padres,
por favor consideren : en su juicio, Dios no juzgará como servidores
fieles por lo que ustedes dijeron o pensaron en secreto, sino por lo que
ustedes hablaron abiertamente y por las acciones que emprendieron públicamente.
Nosotros fieles suyos hemos esperado desde hace un año a que el liberalismo se
hiciera patente. No quisimos actuar precipitadamente. Les hemos pedido que nos
dirijan. Sin embargo, si ustedes no lo harán, nosotros partiremos con gran
pesar. Está claro que la situación solamente puede volverse peor, y bajo tales
circunstancias, no vemos otra alternativa que empezar de nuevo. Podemos tener
confianza en el futuro, ya que lo único que empezará de nuevo serían las
estructuras administrativas. La Fe permanece, y eso es lo único que importa.
Si
nosotros hacemos lo correcto, Dios nos ayudará, pues Dios ayuda a quienes se
ayudan a sí mismos, como dice el refrán. Les suplicamos y les imploramos venir
a nuestra ayuda y no abandonar a las almas que los necesitan por una falsa
obediencia a los superiores quienes los ven como un problema, en el mejor de
los casos, y con quienes ustedes tendrán cada vez menos en común.
Dios
los bendiga y los premie por los años de trabajo cuidando nuestras almas.
Gregory Taylor
Waltraud Taylor
Olivia Bevan
Jeremy Bevan
Susan Warren
Alun Rowland
Anna Thompson
Waltraud Taylor
Olivia Bevan
Jeremy Bevan
Susan Warren
Alun Rowland
Anna Thompson