Traducción de la portada del Catholic Herald:
"¿De vuelta al redil? Por qué el Papa Francisco quiere lograr un acuerdo con la FSSPX, que eludió Benedicto. Por Damian Thompson"
Fuente (el énfasis mediante subrayado es de NP)
Catholic Herald es una importante revista católica que se publica en Gran Bretaña e Irlanda. Fundada en 1888, actualmente tiene una circulación de alrededor de 21.000 ejemplares por tirada, los que se distribuyen en Parroquias católicas, puntos de venta y suscriptores postales.
El artículo no agrega datos de mucho interés y resulta bastante cándido, pues -entre otras cosas- pretende que el reconocimiento de la FSSPX será incondicional, ignorando el autor que el solo hecho de aceptar que la Fraternidad sea constituida como prelatura personal, implica varias concesiones absolutamente inaceptables de la FSSPX ante Roma apóstata (uso del código de derecho canónico modernista con exclusión del código antiguo, Prelado elegido por el Papa modernista de turno, intromisión de los Ordinarios, etc.), e ignorando, igualmente, que Mons. Fellay antes ha estado dispuesto a ceder en puntos que atañen gravemente a la doctrina (ver artículos sobre la "Declaración Doctrinal" del 2012).
El autor ha querido referirse a los miembros y fieles de la FSSPX como "los tradicionalistas del Papa Francisco". Nunca, en toda la historia de la Fraternidad San Pío X, se denominó a los lefevristas de modo más afrentoso. Qué lejanos están los tiempos en que los superiores mayores de la FSSPX tenían la hombría, el valor y la caridad ardiente que se necesita para decir públicamente que aspiraban a ser calificados de excomulgados y cismáticos por la Roma liberal y modernista: "El ser asociados públicamente a la sanción que fulmina a los seis obispos católicos, defensores de la fe en su integridad y en su totalidad, sería para nosotros una distinción de honor y un signo de ortodoxia delante de los fieles. Estos, en efecto, tienen absoluto derecho de saber que los sacerdotes a los cuales se dirigen no están en comunión con una iglesia falsificada, evolutiva, pentecostal, y sincretista." (declaración de 6-7-88).
LOS TRADICIONALISTAS DEL PAPA FRANCISCO
Juan
Pablo II no pudo alcanzar un acuerdo que satisficiera a la SSPX. Tampoco podría
Benedicto. Entra el más improbable de los constructores de puentes.
En
el fin de semana en que los carteles de un Papa Francisco ceñudo fueron pegados
en Roma por los tradicionalistas protestando en contra de sus tácticas
“intimidatorias”, se filtró la noticia de que Roma está a punto de firmar un
acuerdo con la FSSPX. Este año, los Lefebvristas pueden estar completamente
reconciliados con la Santa Sede. Por el pretendido abusador modernista de los
carteles. Y prácticamente sin condiciones.
Esto
es surrealista, pero todo en Roma es surrealista ahora. Es como si los guionistas
del “El Joven Papa” hayan sido soltados en el pontificado de Bergoglio.
Las
relaciones entre Francisco y los católicos conservadores son más tóxicas cada
día. El Santo Padre acaba de destrozar la constitución de la Orden de Malta; es
una disputa complicada, pero que claramente enfrenta al Papa y sus aliados
contra el súper-ortodoxo Cardenal Burke, quien es el patrón de la orden, por el
momento.
Recientemente
Burke se comparó a él mismo y a otros cardenales horrorizados por Amoris
Laetitia, con San Juan Fisher, que prefirió morir que reconocer al Rey de
Inglaterra como cabeza de la iglesia inglesa. No es difícil darse cuenta quién
es Enrique VIII en esta analogía.
A
los ojos de los tradicionalistas, el catálogo de errores del Papa Francisco es
tan grande que, citando a un sacerdote en el Vaticano, “muchos de nosotros
somos emocionalmente, si no intelectualmente, sedevacantistas”.
Un
sedevacantista, como implica el nombre, cree que la sede de Pedro está vacante
y que el hombre sentado allí es un impostor. Este sacerdote conservador no lo
cree. Pero el pensamiento lo acecha, mientras observa que la prohibición para
la comunión de los divorciados-vueltos-a-casar desaparece en Malta y Alemania con
la aprobación tácita del Vicario de Cristo.
La
FSSPX nunca ha sido sedevacantista. Ellos aceptan que los pontífices post Vaticano
II son papas verdaderos. Pero durante muchos de sus 47 años de historia se han
comportado como una secta, aunque bien dotada y exitosa, con alrededor de 600
sacerdotes en 37 países y un enorme seminario nuevo en Virginia. Ellos son más
conservadores que Burke; rechazan documentos cruciales del concilio Vaticano II
y particularmente aquellos que tratan de los no católicos. Unos pocos de ellos,
especialmente en Francia, han sido vinculados a la extrema derecha.
En
1976, su difunto fundador, el Arzobispo Marcel Lefebvre, fue suspendido del
ejercicio de las órdenes sagradas después de que ordenó sacerdotes ilícitamente
en su seminario en Econe, Suiza. En 1988 ordenó cuatro obispos, incluyendo el
actual Superior General, Mons. Bernard Fellay. Debido a esto Lefebvre fue
excomulgado por Juan Pablo II, junto con los cuatro obispos, uno de los cuales,
Richard Williamson, resultó ser un negador del holocausto. (Desde
entonces fue expulsado de la Fraternidad).
En
2008, Benedicto XVI levantó esas excomuniones. El camino parecía claro para un
acercamiento con la FSSPX. Nunca sucedió. Si bien se les ofreció a los
Lefebvristas la independencia bajo la forma de una prelatura personal, que
respondería solamente al Papa, Fellay no estaba preparado para cumplir la única
condición de Roma: la aceptación nominal de los documentos del Vaticano II. (Se
rumoreaba que Benedicto quería quitar esta condición, pero fue disuadido por
sus consejeros).
Entonces,
la semana pasada, justo cuando la rabia tradicionalista con el Papa Francisco
estaba en ebullición, Fellay el el Vaticano informaron que estaban cerca de un
acuerdo sobre la prelatura personal.
¿Qué
tan cerca? Roma incluso está esbozando fechas: Mayo 13, el centenario de las
apariciones de Fatima, y el 7 de julio, el décimo aniversario de Summorum
Pontificum, en el cual Benedicto retiró las restricciones para la celebración de
la Misa Antigua.
Los
tradicionalistas de la Iglesia están desconcertados. ¿Por qué la FSSPX rechazó
la oferta de Benedicto, quien rehabilitó su liturgia y sus obispos, solo para
aceptarla de Francisco, a quien parece disgustarle todo acerca de la Iglesia
preconciliar y -en opinión de varios cardenales- está llamando a los adúlteros al
comulgatorio?
La
última entrevista de Fellay apunta a una respuesta posible: Roma está preparada
para comprometer la aceptación del concilio Vaticano II. Indica que el
Arzobispo Guido Pozzo, jefe de Ecclesia Dei -el departamento del Vaticano
responsable por las relaciones con la FSSPX- dice ahora que “ciertos textos del
concilio no constituyen un criterio de Catolicidad”.
El
argumento sobre estos textos -y el grado de reconocimiento que la FSSPX necesita
darles- son endiabladamente técnicos. Pero tal vez no es necesario entrar en
detalles aquí porque, para ponerlo diplomáticamente, Francisco no está
interesado en la letra pequeña.
O
bien, como una fuente de la FSSPX lo expresó: “él tiene cero interés en
teología, y por lo tanto no le importa mucho si nosotros continuamos rechazando
el Vaticano II. Él es mucho más autoritario que Benedicto, y si él decide que
quiere este acuerdo entonces quitará todos los obstáculos del camino. Nadie se
atreverá a contradecirlo”.
El
Cardenal Gerhard Müller, jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe,
pudiera objetar que Roma hace vista gorda sobre el rechazo de la FSSPX de las
enseñanzas del concilio. Pero es un secreto a voces en Roma que al Papa no
valora mucho sus opiniones.
Aún
así, ¿por qué un papa de tendencia izquierdista, que interpreta los documentos
conciliares con espíritu radical estaría dispuesto a tomar atajos para acomodar
a los Lefebvristas, de entre todos los demás?
Necesitamos
voltear hacia Argentina, donde el antiguo Cardenal Bergoglio entró en una
improbable alianza con el entonces superior de distrito de la FSSPX, el P.
Christian Bouchacourt. El gobierno de izquierda quería negar a la Fraternidad
la residencia permanente en el país alegando que los Lefebvristas no eran
católicos. Bouchacourt apeló a Bergoglio, quien le dijo: “ustedes son
católicos, eso es evidente. Les ayudaré”. El gobierno continuó hostigando a la
FSSPX, pero desde que el Arzobispo de Buenos Aires se convirtió en papa,
insistió en el reconocimiento de la Fraternidad como católica.
“Francisco
nos vio como marginados, y a él le gusta identificarse con la periferia”, dijo
la fuente de la FSSPX. “Es por eso que es más amistoso con nosotros que con los
tradicionalistas bajo su control, a quienes maltrata sin misericordia. Mire lo
que sucedió a esos Franciscanos”.
Él
se refiere a los Frailes Franciscanos de la Inmaculada, a quienes Francisco
prohibió usar la Forma Extraordinaria y cuyos seminarios cerró luego de una
disputa interna. Los tradicionalistas dentro de la Iglesia han estado
advirtiendo a la FSSPX que la misma cosa puede pasarles a ellos si se someten
al Papa, y ahora también pueden señalar el tratamiento despiadado de la Orden
de Malta.
Sin
duda ese golpe de estado ha asustado a la FSSPX: la amenaza a su
independencia y sus valiosos bienes inmuebles los preocupan más que Amoris
Laetitia, a la que simplemente ignorarán.
Fellay
ha dicho a sus amigos que está muy preocupado por lo que pasó a la Orden de
Malta. Esto podría ahuyentarlo. Además, miembros de la FSSPX están diciéndose
unos a otros en voz baja que, hasta este momento, ellos tienen lo mejor de los
dos mundos.
El
Papa Francisco reconoció sus confesiones como lícitas cuando le dio a los
sacerdotes de la FSSPX, junto a todos los sacerdotes católicos, autoridad
especial para absolver pecados graves durante el Año de la Misericordia. Este
permiso ha sido extendido indefinidamente. Ahora, dice Fellay, se le ha dicho
que él y sus cofrades obispos de la FSSPX “pueden ordenar lícitamente los
sacerdotes de la Fraternidad sin recibir ninguna aprobación explícita del
obispo local”. (Roma parece confundida respecto a este punto).
Para
muchos, ya se les ha dado a los Lefebvristas casi todo lo que quieren. ¿Por qué
no permanecer en este confortable limbo?
Nadie
en la Fraternidad se sorprendería si llegamos al final del 2017 sin que se
forme la prelatura personal. La FSSPX tiene historial de retirar acuerdos en el
último minuto.
Por
otro lado, a este Papa le gusta hacer las cosas a su manera. Ni remotamente se
preocupará por los gritos de angustia que saldrá de sus partidarios liberales
si los Lefebvristas son llevados al altar mayor de la Iglesia.
Una
prelatura personal permitiría a la FSSPX celebrar los sacramentos y dirigir
seminarios exactamente como lo hacen en la actualidad; Fellay no firmará lo
contrario. Ellos permanecerían como tradicionalistas sin compromiso porque
aparentemente Francisco decidió no pedirles hacer ningún compromiso
significante (y con seguridad entiende que debe garantizar sus derechos de
propiedad).
Entonces,
en cierto sentido, ellos serían sus tradicionalistas. Y si eso crea tensiones
con otros “Tradis” que o han permanecido fieles al Vaticano o ya se han
reconciliado con él, entonces -desde el punto de vista del Papa- tanto mejor.