miércoles, 8 de febrero de 2017

DE VUELTA AL REDIL - LOS TRADICIONALISTAS DEL PAPA FRANCISCO

Traducción de la portada del Catholic Herald: 
"¿De vuelta al redil? Por qué el Papa Francisco quiere lograr un acuerdo con la FSSPX, que eludió Benedicto. Por Damian Thompson"


Fuente (el énfasis mediante subrayado es de NP)


Catholic Herald es una importante revista católica que se publica en Gran Bretaña e Irlanda. Fundada en 1888, actualmente tiene una circulación de alrededor de 21.000 ejemplares por tirada, los que se distribuyen en Parroquias católicas, puntos de venta y suscriptores postales.

El artículo no agrega datos de mucho interés y resulta bastante cándido, pues -entre otras cosas- pretende que el reconocimiento de la FSSPX será incondicional, ignorando el autor que el solo hecho de aceptar que la Fraternidad sea constituida como prelatura personal, implica varias concesiones absolutamente inaceptables de la FSSPX ante Roma apóstata (uso del código de derecho canónico modernista con exclusión del código antiguo, Prelado elegido por el Papa modernista de turno, intromisión de los Ordinarios, etc.), e ignorando, igualmente, que Mons. Fellay antes ha estado dispuesto a ceder en puntos que atañen gravemente a la doctrina (ver artículos sobre la "Declaración Doctrinal" del 2012). 

El autor ha querido referirse a los miembros y fieles de la FSSPX como "los tradicionalistas del Papa Francisco". Nunca, en toda la historia de la Fraternidad San Pío X, se denominó a los lefevristas de modo más afrentoso. Qué lejanos están los tiempos en que los superiores mayores de la FSSPX tenían la hombría, el valor y la caridad ardiente que se necesita para decir públicamente que aspiraban a ser calificados de excomulgados y cismáticos por la Roma liberal y modernista"El ser asociados públicamente a la sanción que fulmina a los seis obispos católicos, defensores de la fe en su integridad y en su totalidad, sería para nosotros una distinción de honor y un signo de ortodoxia delante de los fieles. Estos, en efecto, tienen absoluto derecho de saber que los sacerdotes a los cuales se dirigen no están en comunión con una iglesia falsificada, evolutiva, pentecostal, y sincretista." (declaración de 6-7-88).



LOS TRADICIONALISTAS DEL PAPA FRANCISCO


Juan Pablo II no pudo alcanzar un acuerdo que satisficiera a la SSPX. Tampoco podría Benedicto. Entra el más improbable de los constructores de puentes.

En el fin de semana en que los carteles de un Papa Francisco ceñudo fueron pegados en Roma por los tradicionalistas protestando en contra de sus tácticas “intimidatorias”, se filtró la noticia de que Roma está a punto de firmar un acuerdo con la FSSPX. Este año, los Lefebvristas pueden estar completamente reconciliados con la Santa Sede. Por el pretendido abusador modernista de los carteles. Y prácticamente sin condiciones.

Esto es surrealista, pero todo en Roma es surrealista ahora. Es como si los guionistas del “El Joven Papa” hayan sido soltados en el pontificado de Bergoglio.

Las relaciones entre Francisco y los católicos conservadores son más tóxicas cada día. El Santo Padre acaba de destrozar la constitución de la Orden de Malta; es una disputa complicada, pero que claramente enfrenta al Papa y sus aliados contra el súper-ortodoxo Cardenal Burke, quien es el patrón de la orden, por el momento.

Recientemente Burke se comparó a él mismo y a otros cardenales horrorizados por Amoris Laetitia, con San Juan Fisher, que prefirió morir que reconocer al Rey de Inglaterra como cabeza de la iglesia inglesa. No es difícil darse cuenta quién es Enrique VIII en esta analogía.

A los ojos de los tradicionalistas, el catálogo de errores del Papa Francisco es tan grande que, citando a un sacerdote en el Vaticano, “muchos de nosotros somos emocionalmente, si no intelectualmente, sedevacantistas”.

Un sedevacantista, como implica el nombre, cree que la sede de Pedro está vacante y que el hombre sentado allí es un impostor. Este sacerdote conservador no lo cree. Pero el pensamiento lo acecha, mientras observa que la prohibición para la comunión de los divorciados-vueltos-a-casar desaparece en Malta y Alemania con la aprobación tácita del Vicario de Cristo.

La FSSPX nunca ha sido sedevacantista. Ellos aceptan que los pontífices post Vaticano II son papas verdaderos. Pero durante muchos de sus 47 años de historia se han comportado como una secta, aunque bien dotada y exitosa, con alrededor de 600 sacerdotes en 37 países y un enorme seminario nuevo en Virginia. Ellos son más conservadores que Burke; rechazan documentos cruciales del concilio Vaticano II y particularmente aquellos que tratan de los no católicos. Unos pocos de ellos, especialmente en Francia, han sido vinculados a la extrema derecha.

En 1976, su difunto fundador, el Arzobispo Marcel Lefebvre, fue suspendido del ejercicio de las órdenes sagradas después de que ordenó sacerdotes ilícitamente en su seminario en Econe, Suiza. En 1988 ordenó cuatro obispos, incluyendo el actual Superior General, Mons. Bernard Fellay. Debido a esto Lefebvre fue excomulgado por Juan Pablo II, junto con los cuatro obispos, uno de los cuales, Richard Williamson, resultó ser un negador del holocausto. (Desde entonces fue expulsado de la Fraternidad).

En 2008, Benedicto XVI levantó esas excomuniones. El camino parecía claro para un acercamiento con la FSSPX. Nunca sucedió. Si bien se les ofreció a los Lefebvristas la independencia bajo la forma de una prelatura personal, que respondería solamente al Papa, Fellay no estaba preparado para cumplir la única condición de Roma: la aceptación nominal de los documentos del Vaticano II. (Se rumoreaba que Benedicto quería quitar esta condición, pero fue disuadido por sus consejeros).

Entonces, la semana pasada, justo cuando la rabia tradicionalista con el Papa Francisco estaba en ebullición, Fellay el el Vaticano informaron que estaban cerca de un acuerdo sobre la prelatura personal.
¿Qué tan cerca? Roma incluso está esbozando fechas: Mayo 13, el centenario de las apariciones de Fatima, y el 7 de julio, el décimo aniversario de Summorum Pontificum, en el cual Benedicto retiró las restricciones para la celebración de la Misa Antigua.

Los tradicionalistas de la Iglesia están desconcertados. ¿Por qué la FSSPX rechazó la oferta de Benedicto, quien rehabilitó su liturgia y sus obispos, solo para aceptarla de Francisco, a quien parece disgustarle todo acerca de la Iglesia preconciliar y -en opinión de varios cardenales- está llamando a los adúlteros al comulgatorio?

La última entrevista de Fellay apunta a una respuesta posible: Roma está preparada para comprometer la aceptación del concilio Vaticano II. Indica que el Arzobispo Guido Pozzo, jefe de Ecclesia Dei -el departamento del Vaticano responsable por las relaciones con la FSSPX- dice ahora que “ciertos textos del concilio no constituyen un criterio de Catolicidad”.

El argumento sobre estos textos -y el grado de reconocimiento que la FSSPX necesita darles- son endiabladamente técnicos. Pero tal vez no es necesario entrar en detalles aquí porque, para ponerlo diplomáticamente, Francisco no está interesado en la letra pequeña.

O bien, como una fuente de la FSSPX lo expresó: “él tiene cero interés en teología, y por lo tanto no le importa mucho si nosotros continuamos rechazando el Vaticano II. Él es mucho más autoritario que Benedicto, y si él decide que quiere este acuerdo entonces quitará todos los obstáculos del camino. Nadie se atreverá a contradecirlo”.

El Cardenal Gerhard Müller, jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe, pudiera objetar que Roma hace vista gorda sobre el rechazo de la FSSPX de las enseñanzas del concilio. Pero es un secreto a voces en Roma que al Papa no valora mucho sus opiniones.

Aún así, ¿por qué un papa de tendencia izquierdista, que interpreta los documentos conciliares con espíritu radical estaría dispuesto a tomar atajos para acomodar a los Lefebvristas, de entre todos los demás?

Necesitamos voltear hacia Argentina, donde el antiguo Cardenal Bergoglio entró en una improbable alianza con el entonces superior de distrito de la FSSPX, el P. Christian Bouchacourt. El gobierno de izquierda quería negar a la Fraternidad la residencia permanente en el país alegando que los Lefebvristas no eran católicos. Bouchacourt apeló a Bergoglio, quien le dijo: “ustedes son católicos, eso es evidente. Les ayudaré”. El gobierno continuó hostigando a la FSSPX, pero desde que el Arzobispo de Buenos Aires se convirtió en papa, insistió en el reconocimiento de la Fraternidad como católica.

“Francisco nos vio como marginados, y a él le gusta identificarse con la periferia”, dijo la fuente de la FSSPX. “Es por eso que es más amistoso con nosotros que con los tradicionalistas bajo su control, a quienes maltrata sin misericordia. Mire lo que sucedió a esos Franciscanos”.

Él se refiere a los Frailes Franciscanos de la Inmaculada, a quienes Francisco prohibió usar la Forma Extraordinaria y cuyos seminarios cerró luego de una disputa interna. Los tradicionalistas dentro de la Iglesia han estado advirtiendo a la FSSPX que la misma cosa puede pasarles a ellos si se someten al Papa, y ahora también pueden señalar el tratamiento despiadado de la Orden de Malta.

Sin duda ese golpe de estado ha asustado a la FSSPX: la amenaza a su independencia y sus valiosos bienes inmuebles los preocupan más que Amoris Laetitia, a la que simplemente ignorarán.

Fellay ha dicho a sus amigos que está muy preocupado por lo que pasó a la Orden de Malta. Esto podría ahuyentarlo. Además, miembros de la FSSPX están diciéndose unos a otros en voz baja que, hasta este momento, ellos tienen lo mejor de los dos mundos.

El Papa Francisco reconoció sus confesiones como lícitas cuando le dio a los sacerdotes de la FSSPX, junto a todos los sacerdotes católicos, autoridad especial para absolver pecados graves durante el Año de la Misericordia. Este permiso ha sido extendido indefinidamente. Ahora, dice Fellay, se le ha dicho que él y sus cofrades obispos de la FSSPX “pueden ordenar lícitamente los sacerdotes de la Fraternidad sin recibir ninguna aprobación explícita del obispo local”. (Roma parece confundida respecto a este punto).

Para muchos, ya se les ha dado a los Lefebvristas casi todo lo que quieren. ¿Por qué no permanecer en este confortable limbo?

Nadie en la Fraternidad se sorprendería si llegamos al final del 2017 sin que se forme la prelatura personal. La FSSPX tiene historial de retirar acuerdos en el último minuto.

Por otro lado, a este Papa le gusta hacer las cosas a su manera. Ni remotamente se preocupará por los gritos de angustia que saldrá de sus partidarios liberales si los Lefebvristas son llevados al altar mayor de la Iglesia.

Una prelatura personal permitiría a la FSSPX celebrar los sacramentos y dirigir seminarios exactamente como lo hacen en la actualidad; Fellay no firmará lo contrario. Ellos permanecerían como tradicionalistas sin compromiso porque aparentemente Francisco decidió no pedirles hacer ningún compromiso significante (y con seguridad entiende que debe garantizar sus derechos de propiedad).

Entonces, en cierto sentido, ellos serían sus tradicionalistas. Y si eso crea tensiones con otros “Tradis” que o han permanecido fieles al Vaticano o ya se han reconciliado con él, entonces -desde el punto de vista del Papa- tanto mejor.