Contra todo pronóstico, el enfoque
pastoral de Francisco rompió el punto muerto entre el Vaticano y la FSSPX
"Sólo falta el "timbre de
goma" para el un acuerdo." Esta pequeña frase del obispo
Bernard Fellay, entrevistado el 29 de enero en la cadena de Internet
TVLibertés, sirvió para sugerir que el Vaticano y la Fraternidad San Pío X
estaban a punto de firmar un acuerdo histórico de reconciliación tras una
ruptura de casi tres décadas. Salvo por el hecho de que el sucesor de Monseñor
Lefebvre añadió, en la conclusión de esta entrevista, una precisión a la que no
se puso suficiente atención. Él aceptará a condición de una "declaración
clara y neta" de la Santa Sede respecto de que sean "respetadas"
las "garantías" para la autonomía de la vida de la Fraternidad San
Pío X.
Interrogado por Le Figaro, el obispo Fellay confirma que efectivamente "las cosas avanzan" hacia un acercamiento con Roma, pero que " todavía faltan algunos elementos." Él los detalla: "el arzobispo Marcel Lefebvre, nuestro fundador, había puesto como conditio sine qua non para cualquier acuerdo, que seamos recibidos en la Iglesia (!) tal como somos, a saber, como sacerdotes católicos que viven de acuerdo disciplina que estaba en vigor en la Iglesia antes del Concilio Vaticano II".
Sin embargo, Le Figaro se ha enterado de que esta autonomía pastoral que permitiría a 613 sacerdotes, 117 hermanos religiosos, 80 seminaristas y 215 oblatos de esta fraternidad a vivir como antes del Vaticano II, ha superado con creces la etapa teórica. La comisión Ecclesia Dei, nombrado por la Santa Sede para gestionar las relaciones con la FSSPX, está terminando actualmente una fórmula jurídica específica que permita efectivamente conceder esa esperada autonomía. "Antes de someter el proyecto final al Santo Padre, dice una fuente muy autorizada, estamos comprobando todavía diferentes puntos canónicos que permitirán preservar la identidad específica de la FSSPX en el marco jurídico de una prelatura personal".
La idea de crear una prelatura personal de la Fraternidad San Pío X no es nueva. Ella ha estado en el aire durante hace mucho tiempo, inspirada en el único modelo existente, el Opus Dei (con sus 2015 sacerdotes), que se beneficia de este status excepcional. Su principal ventaja es el poder desarrollar una pastoral en todo el mundo sin tener que remitirse o dar cuenta a los obispos locales, sino directamente al Papa, a través de un "prelado", que es el superior general. Preguntado por Le Figaro, el obispo Fellay confirma que esta prelatura proyecto no es una ficción. Y que esta fórmula "conviene bien" a la Fraternidad de la que es responsable.
"Aceptar un acuerdo con Roma - a pesar de todo lo que está sucediendo y que confunde a mucha gente - no significa que la Fraternidad se acomoda..." Obispo Fellay. (!)
¿Qué falta, por lo tanto, para que el acuerdo soñado por el Papa Benedicto XVI, que tomó parte en esto personalmente sin éxito, pueda llegar esta vez a resultar? Más aún, bajo el pontificado de Francisco... Mons. Fellay no oculta su perplejidad a sobre esto. Él considera, en la misma entrevista de televisión, que la situación de la Iglesia es "tan grave que algunos Obispos y Cardenales creen en conciencia que deben decir «es suficiente»". Mientras que indica a Le Fígaro: "Aceptar un acuerdo con Roma - a pesar de todo lo que está sucediendo y que confunde a mucha gente - no significa que la Fraternidad se acomoda ..."
De hecho, y contra todo pronóstico, es más bien Roma la que ha cambiado bajo la influencia del Papa Francisco con respecto a la FSSPX, mientras que esta no ha cambiado ni un ápice. (!) Resulta que el cardenal Bergoglio, cuando estaba en la Argentina, nunca su tuvo que quejar del trabajo pastoral lefebvrista en el terreno. Con el respaldo de esta experiencia, el año pasado se ha concedido a los sacerdotes de la Fraternidad, por ejemplo, la posibilidad de confesar - como todo sacerdote católico - durante el Jubileo de la Misericordia. Medida que Francisco, pastor de terreno (!), ha prolongado a finales de 2016.
Benedicto XVI, Papa teólogo, había el mismo sometido la reconciliación con la FSSPX a una escrupulosa confrontación teológica respecto del Concilio Vaticano II. Pero entonces un gran malentendido fue consagrado o establecido... Hoy en día, pragmáticamente, Francisco cree que tales discrepancias teológicas pueden coexistir en la Iglesia sin dañar la comunión. (!)
Tres condiciones
Resultado, una fuente muy autorizada sobre
este asunto en Roma asegura: "Ya no se trata de aceptar o rechazar en
bloque el Concilio Vaticano II, sino de leer a la luz de la tradición perenne y
en el marco del magisterio constante. (!) De hecho, algunos aspectos pastorales del
Vaticano II no son materia de fe. Ellos pueden ser discutidos - incluso después
de sellar un acuerdo - como el ecumenismo, el diálogo interreligioso, la
liturgia; que son rechazados por la Fraternidad de San Pío X. El reconocimiento
de la catolicidad de una obra más bien depende de tres factores: que ella
admita el Credo católico, la validez de los sacramentos y que ella esté en
comunión con el Papa." Tres condiciones no son problemas para la FSSPX,
según el Obispo Fellay. (!)
La firma está cerca? "No es una cuestión de calendario", sino de "madurez del expediente", insisten los protagonistas. Dos fechas simbólicas, sin embargo, circulan en Roma: el 7 de julio de 2017, décimo aniversario del motu proprio de Benedicto XVI que rehabilitó la Misa según el Misal de 1962, la llamada misa en latín, como rito extraordinario en la Iglesia Católica. O el 13 mayo de 2017, centenario de las apariciones de Nuestra Señora de Fátima, en Portugal. Francisco se encontrará, ese día, ahí, en peregrinación.