“Ángeles
santos, que en cálices preciosos recibís la Sangre que brota de esas Llagas,
¡no los llenéis hasta los bordes! ¡Dejad lugar para la sangre nuestra!
¿Queremos, como el gran San Pablo, poner con las tribulaciones nuestras lo que
falta a la Pasión de Cristo, para que Méjico, el “hijito” mimado de María de
Guadalupe, sea también el soldado más valiente del Rey muerto que reina vivo!"
Palabras
finales del Congreso Eucarístico Mexicano celebrado en octubre de 1924.
LETANÍA DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO
SEÑOR JESUCRISTO
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo óyenos.
Cristo escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de
nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia
de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de
nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios, ten misericordia
de nosotros.
Sangre de Cristo, hijo único del Padre Eterno,
sálvanos.
Sangre de Cristo, Verno encarnado, sálvanos.
Sangre de Cristo, Nuevo y Antiguo Testamento,
sálvanos.
Sangre de Cristo, derramada sobre la tierra
durante su agonía, sálvanos.
Sangre de Cristo, vertida en la flagelación,
sálvanos.
Sangre de Cristo, que emanó de la corona de
espinas, sálvanos.
Sangre de Cristo, derramada sobre la Cruz,
sálvanos.
Sangre de Cristo, precio de nuestra salvación,
sálvanos.
Sangre de Cristo, sin la cual no puede haber
remisión, sálvanos.
Sangre de Cristo, alimento eucarístico y
purificación de las almas, sálvanos.
Sangre de Cristo, manantial de misericordia,
sálvanos.
Sangre de Cristo, victoria sobre los demonios,
sálvanos.
Sangre de Cristo, fuerza de los mártires,
sálvanos.
Sangre de Cristo, virtud de los confesores,
sálvanos.
Sangre de Cristo, fuente de virginidad,
sálvanos.
Sangre de Cristo, sostén de los que están en
peligro, sálvanos.
Sangre de Cristo, alivio de los que sufren,
sálvanos.
Sangre de Cristo, consolación en las penas,
sálvanos.
Sangre de Cristo, espíritu de los penitentes,
sálvanos.
Sangre de Cristo, auxilio de los moribundos,
sálvanos.
Sangre de Cristo, paz y dulzura de los
corazones, sálvanos.
Sangre de Cristo, prenda de la vida eterna,
sálvanos.
Sangre de Cristo, que libera a las almas del
Purgatorio, sálvanos.
Sangre de Cristo, digna de todo honor y de toda gloria,
sálvanos.
Cordero de Dios que quitas los pecados del
mundo, perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del
mundo, escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del
mundo, ten piedad de nosotros.
V. Nos rescataste, Señor, por tu Sangre.
R. E hiciste nuestro el reino de los cielos.
Oremos
Dios Eterno y Todopoderoso que constituiste a tu
hijo único Redentor del mundo, y que quisiste ser apaciguado por su sangre, haz
que venerando el precio de nuestra salvación y estando protegidos por él sobre
la tierra contra los males de esta vida, recojamos la recompensa eterna en el
Cielo. Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
Tomadas de aquí.